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H. Antonio María Araque Rojas
+ Bogotá, 20 de julio de 2014
Natural de Soatá (Boyacá), Antonio nació el 22 de junio de 1940 en el hogar de Andrés Araque y Librada Rojas, quienes tuvieron otros diez hijos, cuatro hombres y seis mujeres. Ingresó en el Noviciado de Santa Rosa de Viterbo el 20 de junio de 1961 y emitió los votos del bienio el 21 de junio de 1963. Hizo la Tercera Probación en Bogotá en 1976 y emitió los últimos votos el 16 de agosto de 1977. Su vida apostólica la inició en La Ceja en 1964 y después fue enviado a Chapinero (1965-66), donde fue cocinero y ayudante de compras, oficios que también desempeñó en Santa Rosa de Viterbo (1967). Regresó de nuevo a Bogotá para ayudar en la administración de la casa San Claver (1971) y después actuó como ministro del Juniorado (1972-73). También colaboró en el Círculo de Obreros y el Centro Loyola. De nuevo en Chapinero (1977-1978), ayudó en diversos oficios generales y administrativos en el Colegio Máximo, en el Colegio Mayor de San Bartolomé y en la Javeriana. Sirvió luego en la Casa Provincial (1979-1981), y dedicó varios años de servicio en el Colegio San Bartolomé La Merced (1982-1995). De allí fue destinado a Bucaramanga, donde permaneció hasta el año 2001, cuando se desplazó a Pasto a colaborar en el colegio. Realizó estudios en el SENA en Bogotá (2001-2003) y después fue encargado del mantenimiento del IMCA en Buga (2004-2010). De 2010 hasta su muerte, acaecida el 20 de julio de 2014, fue sotoministro de la Comunidad San Alonso Rodríguez.
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Pascua de nuestro querido Hermano “Toño” Araque, SJ
Por Silvio Cajiao, SJ
En medio de la Segunda Asamblea de Provincia, con motivo de los 200 años de restauración de la Compañía de Jesús, nos sorprendió la noticia de la Pascua de nues-
tro querido Hno. Antonio Araque, cariñosamente lo tratábamos como “Toño”. Él se le medía a todo lo que había que arreglar y a todos los servicios que los superiores le fueron solicitando con una gran disponibilidad en su variado itinerario de trabajos en la Provincia, tanto como ministro en varias comunidades y como encargado de fincas.
Ese domingo 20 de julio temprano, se sintió mal del corazón y él mismo tomó la iniciativa de ir a la Clínica Infantil de Colsubsidio, muy cercana de nuestra casa de Chapinero, e ingresó por urgencias. Lo siguió el H. Luis Alfonso Montenegro. Los médicos de turno hicieron todo lo posible por recuperar sus pulsaciones, pero no fue posible. Ya el H. Luis Alfonso me había llamado para indicarme la gravedad de Toño, alcancé a avisar a los que en ese momento nos encontrábamos desayunando que oráramos por él, a los pocos minutos llegó la llamada de nuevo del H. Luis Alfonso que me puso con el doctor quien me informaba que sus esfuerzos no habían logrado recuperar al H. Antonio y que ya había pasado el tiempo establecido para determinar su muerte cerebral. De inmediato, me trasladé a la clínica. Un infarto fulminante se lo llevó y el intento de recuperación había sido en vano. […] Quiso el Señor llamar a Toño en medio de sus 74 años y disfrutando, como lo vimos, del encuentro fraternal de la Asamblea de Provincia.
Su proveniencia de Soatá, Boyacá, su primera infancia y juventud en la vereda Los Molinos, lo pusieron en contacto con la tierra y con la realidad del campesinado. Conservó esta cercanía durante toda su vida. Estaba atento a las terapias naturistas y su paso por el Instituto Mayor Campesino puso en evidencia ese gusto. Durante su formación escolar adquirió una actitud de vivir en formación permanente. Los cursos en el Sena, de contabilidad y administración y, personalmente, su interés empírico por la electricidad y la electrónica lo mantenían actualizado aprendiendo y enseñando lo que sabía a quienes requerían de sus capacidades. Siempre disponible en todo lo que se le solicitaba concerniente con su campo. Cómo no mencionar su afición por la música y su capacitación e iniciativa personal autodidacta. Madrugaba y hecha su oración, dedicaba tiempo a practicar y ensayar con la organeta, el acordeón y la guitarra y acompañaba nuestras misas comunitarias, especialmente las fiestas, novenas de navidad y de manera especial los cumpleaños que nos amenizaba con música colombiana. […] Todo esto indicaba en Toño un alma alegre y feliz en su servicio generoso y desinteresado como un consagrado al Señor en la Compañía de Jesús.
Referencia: Noticias de Provincia, N° 7, agosto 2014, pg. 5-6.