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P. Álvaro Bernal De Francisco
+ Medellín 14 de septiembre de 2015
Don Joaquín Bernal y doña Alicia De Francisco fueron los padres de Álvaro, quien nació en Soacha (Cundinamarca) el 26 de octubre de 1932; su familia la conformaron, además, tres hermanos y una hermana. Ingresó en el Noviciado de Santa Rosa de Viterbo el 12 de noviembre de 1949 y, después de emitir los votos del bienio el 13 de noviembre de 1951, realizó en esa misma casa tres años de Juniorado. En Bogotá, durante los años 1956 a 1958, estudió la Filosofía en las Facultades Eclesiásticas, y posteriormente hizo su Magisterio en Pasto (1959-1960). Los estudios de Teología los realizó de nuevo en Bogotá entre 1961 y 1965, siendo ordenado sacerdote el 3 de diciembre de 1963, en esa misma ciudad. En 1965 viajó a España para realizar la Tercera Probación. Se incorporó definitivamente en la Compañía el 2 de febrero de 1979. Fue formador de los hermanos juniores entre 1966 y 1968 en Santa Rosa, y ministro del Colegio Máximo de Chapinero entre 1969 y 1979.
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Luego, su vida apostólica se concentró principalmente en el ámbito pastoral de las parroquias y como ministro de varias comunidades en Bogotá, Buga, Cali, Cartagena, Barrancabermeja y Medellín. Sin embargo, hubo dos lugares en los cuales la presencia de Álvaro dejó huella en la gente a la que consagró su ministerio. De una parte, la Residencia y Templo de San Pedro Claver en Cartagena, así como la misión que lleva el mismo nombre. Allí estuvo entre 1988 y el año 2000 animando la misión entre la gente pobre de las poblaciones cercanas a Cartagena, y en el Santuario de San Pedro Claver estuvo como vicario. De otra parte, en Barrancabermeja también su presencia apostólica dejó gratos recuerdos entre la gente; allí fue párroco del Sagrado Corazón, administrador y ecónomo de la Comunidad jesuítica en dos períodos entre 2004 y 2015 que suman seis años. En
el intermedio (2009-2014) fue superior de la Casa Pedro Arrupe al servicio de nuestros hermanos enfermos. Durante los largos años en que prestó su servicio como superior y ministro de varias comunidades se distinguió por su bondad y servicialidad con sus hermanos jesuitas. Dos de sus amigos en Barrancabermeja (Yulewinson y Viviana) expresaron, en sencillas y cortas palabras de homenaje póstumo, lo que significó la figura de Álvaro para ellos: “El padre Álvaro fue un sacerdote amigo, especial, con quien se podía contar siempre. Un hombre amante de la oración y con una gran sabiduría. Era cercano a todo aquel que lo necesitaba, paciente, encantador con sus palabras y cumplió, vivió y nos trasmitió con su vida que en todo [debemos] Amar y Servir”. Álvaro falleció en Medellín el 14 de septiembre de 2015.
Referencia: Noticias de Provincia, N° 9, septiembre 2015, pg. 7-9.