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P. Sergio Bernal Restrepo
+ Bogotá, 27 de enero de 2017
Por P. José de Jesús Prieto, SJ
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Al final de una vida de servicio, generosamente entregada en obediencia y fidelidad a la Compañía y a la Iglesia, el Señor ha llamado al eterno descanso a nuestro querido Sergio. Nació en Medellín el 28 de agosto de 1933 del hogar formado por el Dr. Alberto Bernal Nicholls y su esposa Mercedes Restrepo. Sus hermanos: Alberto Eduardo y Mauricio. Los estudios de primaria los realizó en el Ateneo Antioqueño de Medellín y la secundaria en los Colegios San Ignacio, Medellín, y San Bartolomé La Merced, Bogotá. Ingresó a la Compañía de Jesús en Santa Rosa de Viterbo, el 30 de julio de 1953, donde hizo los votos del bienio el 28 de agosto de 1955. En la misma casa realizó el Juniorado entre 1955 y 1956, para luego ir a Chapinero a estudiar la Filosofía (1957-1959). Hizo la Teología en Frankfurt y Roma (1962-1965); recibió la ordenación sacerdotal el 18 de julio de 1964 en Roma. Hizo la Tercera Probación en La Ceja en 1966, e hizo los últimos votos en Bogotá el 15 de agosto de 1973. Realizó estudios de sociología en la Universidad Gregoriana y en Estados Unidos.
Trabajó en el CESDE de Medellín en los años 1967-1968 y 1971-1972. De 1974 a 1983 prestó sus servicios en la Provincia como socio, superior de la Residencia San Pedro Canisio, rector del Juniorado y rector del Colegio de Manizales. De 1983 al 2006 fue destinado como profesor de Sociología en la Gregoriana, luego como Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la misma Universidad por dos períodos, y Prefecto de Estudios del Colegio Pio Latinoamericano. Veinticuatro años de eminente trabajo en la Gregoriana que lo hicieron merecedor de ser profesor emérito. A su vuelta a Colombia, inicia un período de notable vinculación a la Universidad Javeriana. Trabajó como Decano Académico de
la Facultad de Educación, Decano del Medio de la Facultad de Ingeniería, Decano del Medio de la Facultad de Enfermería, y finalmente, Decano del Medio de la Facultad de Medicina.
También fue consultor del Pontificio Consejo de Justicia y Paz del Vaticano, miembro del Comité Científico del Instituto Internacional Jacques Maritain y miembro del Comité de Investigación y Ética de la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana y del Hospital San Ignacio. Sergio fue un jesuita entregado totalmente a los demás. En sus diversas actividades y misiones apostólicas, fue ofreciendo su sabiduría, su testimonio de vida y de generoso servicio sacerdotal. Vivió sus últimos días confiado en las manos del Señor, a Quien le entregó su vida el 27 de enero de 2017.
Agradecimiento por la vida y presencia del P. Sergio Bernal, SJ en la Facultad de Medicina de la Javeriana (apartes)
Por Dra. Mary Bermúdez Decana Académica
Hoy es un día muy triste para la Facultad de Medicina, pero lo es también para la Universidad. Nos reúne un sentimiento de dolor, de vacío, de soledad por su partida, pero más que eso, nos convoca un profundo sentimiento de gratitud a Dios por su vida, por su presencia entre nosotros, por tantos momentos compartidos, por las experiencias vividas en su compañía, por todo lo que nos enseñó y por el privilegio de haberlo conocido. El P. Sergio llegó a la facultad de Medicina en 2009 cuando aún era Decano del Medio de la Facultad de Ingeniería, y en poco tiempo logró entender y compenetrarse con nuestro día a día, con nuestra particularidad y con nuestro mundo complejo. Aunque los ingenieros ocupaban parte de su corazón, y siempre estuvieron en sus afectos, poco a poco logramos ganarnos un espacio y compartir ese gran corazón donde había lugar para todos.
Si quisiera resumir el gran trabajo del P. Sergio en la Facultad tendría que comenzar por su liderazgo y su carisma, por su compromiso y su ejemplo de vida. El padre era un gran trabajador, dinámico, activo, incansable, siempre listo y siempre dispuesto a recibir a aquel que necesitara de su apoyo y orientación. Su mente abierta, su capacidad de escucha, su visión clara y profunda del mundo universitario y del entorno, y su gran sabiduría le permitían ejercer su papel de líder, ser un crítico siempre positivo y constructivo, pero intolerante con la mediocridad y la ineficiencia. Su ecuanimidad, sentido de justicia y equidad, su preocupación constante por el otro le permitían orientarnos y guiarnos en medio de la complejidad de las personas, las tareas y de los retos. Fue siempre cálido y amable, siempre abierto y comprensivo. Capaz de combatir mil tareas diversas en la Universidad, en la comunidad jesuita, con sus viajes para asesorías, dictar cursos, dirigir retiros. Una entrega a su misión a toda prueba. Su vida era una lección de fe y confianza en la Providencia Divina y en la ayuda de la “Madona” como él siempre llamaba afec-
tuosamente a la Virgen; en cada acción, en cada actividad siempre nos invitaba a creer, a confiar y a poner las cosas en manos de Dios y de la Virgen, habiendo hecho nuestra parte juiciosa y responsablemente.
El trabajo con los estudiantes fue su principal y más significativa obra. Logró motivarlos, convocarlos, enseñarles y convertirlos en replicadores de estos valores. Inició con pocos, pero a lo largo de los años, la lista de estudiantes que querían ser parte de todas las actividades promovidas y lideradas por él fue creciendo y hoy la Facultad tiene muchos estudiantes comprometidos con formación en liderazgo ignaciano, trabajadores incansables como él en proyectos sociales, que han entendido la importancia y el significado de la formación integral, más allá de la ciencia médica.
La segunda gran tarea del P. Sergio fue su trabajo con los profesores, buscando estrategias para abrir espacios que permitieran convocar al mayor número de ellos, sin reñir con su tarea asistencial, ni con el trabajo en el aula, encontrando la forma de atraerlos y llevarlos a pensar y reflexionar sobre su rol, sobre el significado de ser profesores, de ser maestros, su compromiso y responsabilidad en la formación, su actuar dentro del marco de la misión, la visión y el proyecto educativo de la Universidad. Fue un crítico de su tarea, pero siempre abriendo espacios para la construcción, la reflexión y el mejoramiento, buscando un mayor acercamiento entre el Medio Universitario y los profesores, llevándolos a entender de una mejor manera el significado de la formación integral y del cuidado del otro. Su presencia, participación y sus aportes en el comité de ética junto con el Hospital fue muy significativo y orientador en situaciones de difícil manejo médico, y de conflicto ético o moral. Igualmente, en el comité de investigación, fue un garante de los principios de la Universidad.
Como sacerdote, como Decano del Medio y como directivo trabajó por mejorar los canales de comunicación al interior de la Facultad, nuestra capacidad de trabajo en equipo, nuestra capacidad de entender, respetar y acompañar al otro, cómo articularnos mejor, cómo aportar a la tarea conjunta y cómo reconocer el trabajo del otro. Trabajó muy de cerca con el grupo de administrativos; siempre preocupado por el bienestar y los logros de cada uno de ellos, por impulsar y potenciar sus talentos, por comprometerlos con la búsqueda de oportunidades de mejoramiento a través de la formación y capacitación. No podría dejar de mencionar su gran compromiso social, su capacidad de ayudar y de tender una mano a los más necesitados, tarea en la cual nos involucró y nos impulsó a trabajar desde la Facultad, con el mismo entusiasmo y compromiso que teníamos con las demás tareas académicas y de investigación. Damos gracias por sus enseñanzas, por toda su entrega, por haber sido tan especial, por ese amor tan profundo por los estudiantes y por la Facultad.
Homilía en las exequias del P. Sergio Bernal Restrepo, SJ (apartes)
Por P. Jorge Humberto Peláez, SJ
Las palabras que San Pablo dirigía a los Filipenses las pongo hoy en la boca de Sergio. En esta Eucaristía de despedida, Sergio nos dice: “Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense! Que todos los conozcan a ustedes javerianos como personas bondadosas. El Señor está cerca. No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.” Este texto de San Pablo, que ponemos en la boca de Sergio, sintetiza el clima de esta celebración litúrgica: alegría, oración de acción de gracias, paz.
A continuación, San Pablo tiene unas palabras muy emotivas, que suenan a despedida: “Sigan practicando lo que les enseñé y las instrucciones que les di, lo que me oyeron decir y lo que me vieron hacer: háganlo así y el Dios de paz estará con ustedes.” Tomando en préstamo estas palabras de San Pablo podemos decir: sigamos practicando las lecciones de vida que nos dio Sergio: profundo amor a la Iglesia, honda sensibilidad por la justicia social, preocupación constante por la salvaguarda de la identidad católica y jesuítica de la Javeriana, cura personalis de los miembros de la comunidad educativa, austeridad de vida, dedicación total al trabajo hasta el último aliento.
El segundo texto es la parábola del sembrador, que constituye una hermosa figura para describir el trabajo de los anunciadores del Evangelio y de los educadores. Sergio pasó por la vida sembrando, arrojando semillas: en sus brillantes clases en la Universidad Gregoriana de Roma; en sus conferencias internacionales sobre Doctrina Social; en sus diálogos con los estudiantes y demás miembros de la comunidad educativa; en sus intervenciones en los cuerpos colegiados de gobierno de la Universidad Javeriana. Ahora el Padre del cielo le recompensa su trabajo de sembrador de fe, esperanza y amor.
Referencia: Noticias de Provincia, N° 2, febrero de 2017, pg. 11-15.