M A I NHA R D T - 8 2 / a g o s t d e 2 0 1 5
CÓMO TRABAJAR LA OBEDIENCIA DANIEL POSADAS JUÁREZ (*) El enfado es una emoción necesaria, natural de las personas, y una oportunidad para el desarrollo de la inteligencia emocional. A través de él aprenderemos a controlar nuestras emociones si sabemos: identificar, describir y expresar. El enfado es una forma de expresar el desacuerdo con algo, debemos de enseñarles a expresarlo de otra manera más madura. Mediante el enfado podemos desarrollar capacidades como la tolerancia al a frustración, la autoestima, la crítica, la empatía, la inteligencia emocional, la resolución de problemas, etc. Ser capaces de de controlar nuestra conducta cuando nos sobrepasa el enfado u otra emoción, es una competencia que se pude enseñar y aprender, y que se compone de tres capacidades o pasos: 1- Identificar que estoy enfado: en primer lugar se trata de señalar, darse cuenta de que uno está enfadado. Cuando vemos señales fisiológica de que el niño está enfadado, debemos decírselo par que sea consciente de su estado, y a partir de ahí poner los medios necesarios para solucionarlo. El niño puede no ser consciente, y puede no comunicarlo por razones de madurez. 2- Describir como está, cómo se siente: el niño debe conocer e identificar qué es lo que acompaña al sofoco, qué señales caracterizan al enfado: apretar los dientes, llorar, fruncir el ceño, los nervios, la rabia… par que así el pueda identificar y darse cuenta de cuando se siente así y seguidamente pueda frenar, controlarse antes de que su enfado vaya a más y su conducta se descontrole. 3- Expresar y controlarse: se trata de verbalizar porqué estoy enfadado a otra persona, sólo contándolo, con la empatía de la otra persona, el enfado se va pasando. Y seguidamente uno nota que se relaja y se siente mejor para pensar en cómo solucionarlo, para dejar de estar enfadada y no dejarme llevar por los sentimientos: puedo quitar importancia, hablar con la otra persona, disculparme, reconocer el enfado y dejarlo parar centrándome en otra cosa, etc. Este es buen momento de ofrecerle un comportamiento alternativo correcto para conseguir lo que quiere. “Entiendo que quieras una golosina, pero luego no comerás. Si te tranquilizas, después de comer podrás tomar una”. Hay que dejarle claro cuándo una de sus conductas nos enfada, para que sea consciente de las consecuencias de su conducta, para que sepa ponerse en el lugar del otro y medir sus comportamientos antes de realizarlos. 1- Hay que decirle qué conducta concreta es la que nos enfada: “me he enfadado porque te has levantado de la mesa antes de terminar y he tenido que ir a por ti”.
50
2- Hay que explicarle porqué esa conducta es inadecuada (criterio ético): “Es señal de respeto quedarse en la mesa para comer todos juntos, así todos lo pasamos bien”. 3- Hay que poner consecuencias si incumple una norma: “Si te levantas de la mesa, te ocuparás de recoger y fregar”. Por otro lado hay que evitar que el enfado y las regañinas sean la tónica dominante en la relación, pues el castigo no será efectivo, y el niño pensará que haga lo que haga estará mal, entonces para qué esforzarse en hacerlo de otra manera, en hacerlo bien. Para evitar esta situación: - Mantener un espacio para disfrutar haciendo una actividad con el niño. - Evitar dar largos sermones que no escuchan y no entienden. - No anticiparnos y culparlo por algo que todavía no ha hecho: ni se te ocurra pelearte. - Aplicar la regañina siempre como único castigo, sin entender primero el problema. - Hay que intentar dar las órdenes en positivo, para concretar la conducta que se espera. - Hay que dar la oportunidad de recuperar, de arreglar lo que hizo mal, para remendar su castigo, dándoles la oportunidad de realizar otra buena conducta: - Para recuperar los puntos que perdiste (el castigo), puedes: ordenar tu cartera, limpiar y ordenar la clase, organizar la biblioteca, jugar con los demás sin molestar, etc. - Intentar alabar aquellas conductas que sí hace bien. Es importante ejercer una autoridad positiva sin complejos sobre nuestros alumnos que combina equilibradamente afecto y exigencia, para que crezcan haciéndose responsables de sus cosas. Para aplicar este tipo de autoridad, necesitamos: - Normas claras y concretas en positivo: Al llegar a clase deja tus cosas y prepárate para empezar en silencio. - Normas justas y coherentes, adaptándolas a las necesidades y capacidades del niño: acuéstame a las diez si no mañana estarás cansado en el cole. - Anuncia la norma, explica y cumple las consecuencias de cumplir o no cumplirla. Me gusta que estés bien sentado y escuchando, así luego puedes ganar puntos y elegir la música del final de clase; Si entramos puntuales y en silencio, no perderemos tiempo del patio. - Introduce la excepción de la norma. Si el niño conoce y cumple las normas, puedes introducir una excepción para conseguir algo más o motivarle a seguir lo que ya ha conseguido. Si todos los días salimos y entramos a clase en fila, el viernes