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DESTRUCCIÓN, por Juan Antonio Pérez Fuentes

1.º Bachillerato

La guerra vuelve estúpido al vencedor y rencoroso al vencido.

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Friedrich Nietzsche

Volvía de trabajar cuando paré en el único bar de todo Múnich que permitía la entrada a personas que tuvieran aquella estúpida estrella bordada en el pecho de la bata negra que siempre llevábamos.

¿Qué tal todo, Thomas? dijo mi gran amigo Joseph. Estoy muy cansado, hoy me han obligado a trabajar dieciocho horas porque, según dicen, faltaba personal contesté . Ponme un carajillo le dije al camarero sentado detrás de la barra.

Mientras el camarero llenaba hasta arriba la copa con coñac, me regalé unos minutos para pensar en lo que podría haber sido mi familia si los nazis no hubieran llegado al poder.

Aquel septiembre de 1941 se convirtió en un antes y un después en mi vida.

Llegué a mi casa después de un día duro de trabajo en el banco, tenía unas ganas inmensas de ver a mi mujer y a mis dos hijos, ya que llevaba dos días sin verlos. Al subir las escaleras de mi bloque de pisos me percaté de unas manchas rojizas similares a la sangre en el suelo, pero no les di importancia, podría haber sido un niño que se cayó mientras jugaba con su hermano porque la Gestapo no podía ser… ¿Verdad? Comencé a tener miedo cuando llegué al segundo piso y no encontré a Mark jugando con su pelota de fútbol, normalmente a esa hora siempre estaba jugando. Al llegar al tercer piso, donde estaba mi casa, me di cuenta de que la puerta estaba entreabierta, haciendo que las bisagras chirriaran como cuando están matando a un cerdo. Simplemente fue dar un paso dentro de mi casa y darme cuenta de lo que había pasado: mis dos niñas en el suelo con la cabeza abierta y mi mujer con un cuchillo clavado en el pecho, los sofás destrozados, los armarios saqueados y en el suelo, cortinas rotas y, finalmente, indicios de bala en la pared de mi salón. Sabía quiénes habían sido, pero no podía hacer nada para remediarlo. ¿Así está bien o te echo un poco más? dijo el camarero. Con esto me conformo, gracias dije. Hayrumores de que Alemania estáperdiendo laguerra, ¿tú qué opinas? Sinceramente creo que eso no se va a dar, el poderío militar de Alemania está por encima de cualquier otra potencia que te puedes imaginar dijo Joseph.

No sé lo que pasará, pero lo que sí tengo claro es que moriría simplemente por ver a esos mamarrachos morir, lo que le hicieron a mi familia no tiene olvido ni perdón alguno dije.

La mía se exilió a Francia y mira, muertos y enterrados en fosas comunes como cervatillos dijo Joseph.

En ese momento sentí un gran dolor de estómago debido a la cantidad ingente que había bebido de alcohol.

¡Aaaaaaahhhhhh! Joseph, creo que me voy a ir a casa, no aguanto este dolor dije yo.

Lleva cuidado me dijo.

Salí de aquel bar en medio de Múnich y lo primero que escuché fue un sonido horroroso, casi me estallan los tímpanos, le siguió otro y otro, yo corría sin parar para salvar mi vida pero… en un instante me paré a pensar y me pregunté:

¿Merece la pena vivir sabiendo que no vas a ver nunca más a tus seres queridos? Yo creo que no.

En aquel momento paré de correr y fui en dirección al sonido de las bombas. Pasé por delante del bar y encontré lo que me esperaba: todos muertos. Intenté entrar, pero una bomba cayó justo enfrente de mi cara, llevándome consigo. Lo último que vi fue la mano de mi amigo Joseph pidiendo ayuda mientras yo me iba a jugar con mis dos hijos y mi mujer al parque.

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