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EXTRAÑO SUCESO, por Nazaret Blaya Martínez

1.º Bachillerato

¿Cómo te sentirías si de un día para otro tu vida da un giro radical, sin pararte a pensarlo?

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Maya era una chica muy carismática, de piel bronceada, pelo negro y unos ojos grandes de color verte. Ella era muy querida por todo su pueblo, ya que era una persona que sabía ganarse a la gente por su amabilidad y su alegre sonrisa, que siempre la caracterizaba.

Ella no tuvo una infancia ni adolescencia difícil, sino todo lo contrario, estaba rodeada de amor, por parte de sus padres y su grupo de amigos, aunque este no era muy grande, a ella le bastaba. Desdemuy pequeña siempre sela pasabaenvueltaen aventuras con su mejor amigo Marco, que era el hijo pequeño de la mejor amiga de su madre. A Maya, Marco siempre le transmitía un sentimiento de curiosidad por sus comportamientos y quejas, ya que siempre se la pasaba quejándose de sus dos hermanas mayores, y Maya no entendía el porqué, ya que ella siempre quiso tener muchos hermanos con los que jugar, pero no fue el caso, por lo menos tenía a Marco, que era unos meses mayor que ella. Ellos conectaron desde el primer día que se conocieron, ya que Marco tenía una personalidad única y sabía ganarse a la gente.

Aunque cuando crecieron no pertenecían al mismo grupo de amigos, su amistad nunca se dañó, todas las semanas sacaban un tiempo para hablar de sus locuras y de cómo le iba a cada uno en sus estudios. Maya no tenía motivo alguno para quejarse de su vida, ya que tenía a los amigos perfectos, la familia perfecta, e intentaba ser la mejor hija posible. Pero ¿cómo de rápido te puede cambiar la vida un día cualquiera?

Jueves 28 de junio a las 7:30 de la tarde. Maya recuerda este día y esta hora en bucle todos los días, desde que se levanta hasta que se va a dormir, porque ¿cómo iba a olvidar la fecha y hora en que su vida y la de su mejor amigo cambiaron para siempre?

Jueves 28 junio a las 10:30 de la mañana. Maya, como todas las mañanas desde que empezó las vacaciones, se levantó alrededor de las 10 de la mañana, e iba a sacar a pasear a su perro Coco por su pequeño vecindario. Esa mañana estabamuynerviosaporqueeraeldíaenqueledecíanasumejor amigo si había aprobado el examen de conducir o no. Cuando llegó a su casa y fue a buscar su móvil a la habitación, se lo encontró lleno de mensajes y llamadas de su mejor amigo: Marco: Mayaaaa!!!!, me acaban de publicar las notas del examen de conducir, adivina qué… ¡¡He aprobado!! Esta tarde te recojo para ir a celebrarlo, no me vale un no como respuesta.

Jueves 28 de junio a las 7:25 de la tarde.

Maya iba en el coche con Marco, los dos estaban muy concentrados en sus pensamientos, iban de camino al puerto de su ciudad, donde había un concierto de un cantante famoso que les gustaba a los dos. Ese día estaba pasando muy tranquilo, pero había algo que inquietaba a Maya, no sabía muy bien qué era, encontraba a su amigo raro, como que no era él mismo, sentía que algo le inquietaba. Maya intentaba preguntarle si iba todo bien, ya que este último año estaba teniendo problemas muy seguidos con sus padres, pero no entraba mucho en detalles del porqué. Maya estaba concentrada en su móvil mientras hablaba con su madre, cuando de repente escuchó un fuerte frenazo y cuando levantó la vista vio cómo el coche iba directo hacia un árbol fuera de la carretera. No tuvo tiempo de reaccionar y lo último que vio fue que eran las 7:30.

Dos días después.

Maya abrió los ojos y lo primero que vio fue a sus padres con lacaramuyseria,yleparecióextraño,yaquesiemprelarecibían con una sonrisa. Al girar la cabeza, vio una habitación totalmente blanca, estaba en el hospital, pensó. Rápidamente se levantóysintióunfuertedolorenlaespaldayensubrazoderecho, que tenía escayolado.

Al ver esa imagen de ella, rápidamente le vino a la cabeza su mejor amigo, empezó a preguntar a sus padres urgentemente por él, pero sus padres no le respondían, y mucho menos cambiaban su cara seria. Hasta que de tanto insistir le contaron que en la escena del accidente no había rastro de su mejor amigo, que lo más probable era que lo hubiese planeado todo. Pero todavía no sabían el porqué.

Maya no se lo podía creer, no le entraba en la cabeza, cómo su mejor amigo podía haber planeado eso, poniendo en peligro sus vidas. Ahora tenía ese deseo de averiguar los motivos de su fiel confidente para verse tentado de hacer esa locura.

Pasó casi un año desde la última vez que Maya había visto a su mejor amigo, seguía desaparecido y ni sus padres ni la policía sabían nada de él, tampoco el porqué de ese repentino accidente. Llegó un momento en el que Maya no quería saber nada más de nadie, había cambiado mucho desde ese 28 de junio. Ya no era la chica carismática que siempre iba con su caracterizadora sonrisa,yano,ahorasolosesentíacansadadetodo,nocomíamucho y solo dormía lo justo y necesario, estaba decaída. Sus padres ya no le hablaban más de Marco y ella lo agradecía, ya que no quería oír más comentarios desagradables sobre su amigo. Pero en ella solo despertaba el sentimiento de descubrir la verdad del porqué su amigo se sintió impulsado a planear aquel accidente.

Ella notaba que había gato encerrado, ya que sus padres dieron muy poca información sobre por qué creían que había hecho eso, y a Maya no le encajaba del todo, ya que no eran tan graves como para escapar así y de ese modo.

Un día, Maya se armó de valor y fue sin que nadie se enterara hasta el lugar donde ocurrió todo, empezó a examinar el sitio, no encontró nada fuera de lo normal, hasta que, cuando ya se iba a dar por vencida, vio algo verde fosforito que estaba tapado entre unas hojas, le sonaba familiar, y al destaparlo confirmó por qué le era familiar: era el móvil de su mejor amigo, con su funda verde fosforito que ella siempre le decía que era horrible. A Maya le entró un sentimiento de pánico, porque ¿cómo no se iba a dar cuenta la policía del móvil? Cuando habían venido durante dos meses y medio a investigar en esta zona y no encontraron nada sospechoso. También llegó a la conclusión de que el móvil estaba sin ningún daño, y tampoco estaba tan sucio como para haber pasado ya casi un año ahí tirado. Parecía como si lo hubieran puesto hacía poco porque sabían que ella vendría. Maya, presa del pánico, salió corriendo hasta su coche; cuando se paró delante de él por el cristal de la ventanilla se reflejó una figura alta con una sudadera negra y capucha, no supo de dónde sacó su valentía, pero rápidamente se metió en el coche y salió disparada.

Al llegar a su casa y después de una ducha para calmarse, decidió examinar el móvil, y efectivamente era el móvil de su mejor amigo. Al desbloquearlo se dio cuenta de que no había ninguna aplicación, solo una de notas, y al meterse en ella vio que estaba escrito:

Maya,sé que erestúla que ha encontrado mi móvil,si quieres saber el porqué de todo, reúnete conmigo, en el sitio donde más felices fuimos el día 28 de junio a las 7:30.

Continuará…

NUESTRO HILO ROJO, por Laura Cárcel Campos

2.º Bachillerato

A decir verdad, nunca he creído en el mito del hilo rojo. Para quien no lo sepa, este mito consiste en que siempre, desde el momento en el que naces, estás conectado de una forma trascendente a una determinada persona. Esta será el amor de tu vida y, por más que os alejéis o distanciéis, siempre volveréis a encontraros, pues sois el uno para el otro.

Aunque parezca mentira, desde que conocí a Jesús siento que me pasa algo muy parecido a esto, si no lo mismo. Es curioso, porque cuando yo lo conocí estaba en una relación amorosa con otro chico, que era su amigo. Aun así, Jesús me hacía reír más que el otro, pero no le di importancia. El tiempo me trajo el final de la relación con el amigo de Jesús y yo no volví por su pueblo, pero esto no me impidió mantener el contacto con él por redes sociales. Había épocas en las que hablábamos, otras en que no. Sin embargo, sentía en cada nuevo acercamiento como si el tiempo no hubiera pasado entre nosotros y todo siguiera igual, a pesar de que podrían haber pasado meses. Finalmente, comenzamos a quedar en persona y ocurrió lo inevitable. Su humor y personalidad se convirtieron, con el paso de los días, cada vez más compatibles conmigo, hasta que nos pedimos salir. Sinceramente, no tenía nada de fe en el progreso de la relación y, si empezamos en verano, no creí llegar a la Navidad de ese mismo año. Pero claro, nada nunca es lo que parece.

Cada llamada o momento que pasábamos juntos me hacía ver que en una misma persona puedes encontrar un mejor amigo, un protector, un confidente, un comediante y hasta a una “maruja” con quien compartir los cotilleos del pueblo. El tiempo seguía pasando y la sensación de estar en el mejor sitio que pudieras estar aumentaba por instantes en mí. A todo el mundo le hablaba de él, incluso creí llegar a ser pesada. Pero en realidad solo intentaba compartir con la gente que quería una milésima parte de lo que él me hacía sentir en todo su conjunto. Me daba igual lo que pensaran, sinceramente.

Un hito importante en nuestra historia fue cuando conocí a sus padres, a los dos meses de estar juntos. Al principio estaba supernerviosa, pues quería cumplir con los requisitos mínimos que mis suegros tendrían depositados en la futura novia de su hijo mayor. A día de hoy sé que ellos están muy a gusto conmigo, pues solo hay que apreciar el tipo de bromas y la poca seriedad que ellos tienen conmigo, en el buen sentido, por supuesto.

Me gustaría que todas las personas en el mundo, incluso mis mayores enemigos, experimentasen alguna vez lo que yo siento cada día cuando estoy con él, cuando nos tumbamosa descansar, cuando viajamos en su moto, cuando estoy con sus padres, cuandojugamosconsuperro,etc.Tesientesrealmentecompleto en el momento en que eres consciente de que esa persona te permite ser tú mismo al cien por cien; te acepta con todas tus tonterías;tequierepaseloquepase;tehacereírhastaqueelestómago te duele; te comparte sus gustos, sus miedos, sus inseguridades, sus inquietudes, sus sueños, sus problemas en familia, sus logros… También cuando os despertáis y admira tu belleza aún con los ojos llenos de legañas y el pelo revuelto, cuando compartís los gustos de comida, de juegos, de ocio… Son tantas cosas que podría escribir un libro entero hablando de cómo se siente al estar enamorado. Aun así, si tuviera que decir en unas cuantas palabras lo que es para mí estar enamorado, podría resumirlo diciendo que te das cuenta de que estás en ese trance, que estás empezando a enamorarte cuando necesitas de la otra persona, cuando no puedes pasar un día sin hablar con ella, cuando necesitas preguntarle sobre su rutina, cuando quieres verle aunque sean solo cinco minutos y sentir su olor, su luz, su aura brillando cerca de ti.

Será difícil de comprender para alguien que nunca haya sentido algo así, pero creo que por estas pequeñas (o más bien gigantes) cosas son por las que merece la pena seguir adelante e intentar vivir tu mejor vida junto a esa persona, dentro de lo que puedas permitirte.

Además, he de dejar claro que no todo es un camino fácil de color de rosas, sino que hubo, hay y habrá momentos en los que tendréis que compartir lo que sea eso que os perturba que no os deja disfrutar de la relación en su totalidad. Esto os servirá para aprender del otro y crecer como personas, y construir una relación desde el respeto, la confianza y el aprendizaje.

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