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UNA PÉRDIDA INESPERADA, por José

María Bernal Jiménez

1.º Bachillerato

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Todo comienza en el mes de abril del año 2022 cuando una familia, constituida por un matrimonio y tres hijos, estaba en un momento feliz y tranquilo después de pasar muchas desgracias en los anteriores años. Dos de sus hijos ya son mayores y llevan su vida aparte, pero el tercer hijo, que era el pequeño de la familia, y sus padres iban juntos a todos los sitios.

Es una familia humilde con una vida bastante normal y a la que le gustaba mucho ir a pasar los fines de semana a la casa de la playa, la cual está en La Manga del Mar Menor, ya que estar cerca del mar era lo que más les gustaba, sobre todo a María, la madre. Cada viernes por la noche, cuando llegaban los tres, María, David, el padre, y Javier, el hijo, tenían la costumbre de ir a cenar al bar que había abajo, al lado de la playa, para que mientras cenaban y hablaban pudiesen sentir la brisa del mar.

Todas las mañanas María se levantaba pronto para preparar su vela y sus cosas para bajar a la playa y meterse al agua con su tabla a dar una vuelta por el mar hasta que llegaba la hora de comer, y cuando ya había ido a la isla, que estaba muy lejos, daba la vuelta y volvía para llegar a casa y hacer de comer.

Durante varios fines de semana iguales, llegó el momento en el cual Javier, un viernes, cenando, se dio cuenta de que a María le costaba mucho terminarse la cena, y eso que no cenaban mucha cantidad, pero era una sensación extraña. Esa misma historia se repitió durante varias semanas y Javier se lo seguía diciendo a su madre: “Estás comiendo muy poco, deberías de ir al médico a ver si te pasa algo”, a lo que ella le contestaba que no sería nada raro, que simplemente no tenía apetito.

Llegó el momento en el que, un día entre semana, María empezó a encontrarse mal, con el típico dolor de barriga que todos hemos tenido alguna vez y por el que hemos ido al médico y nos han dicho que era gastroenteritis o las cosas más comunes que suelen ocurrir, como le dijeron a ella. Al cabo de una semana tomándose los medicamentos que le recetaron, iba a peor. Entonces, siguieron yendo al médico, reclamando que le hiciesen más pruebas, ya que lo que le estaba ocurriendo no era normal.

Un día como otro cualquiera, después de estar exigiendo esas pruebas y pasarse días en el médico, Javier llega a casa y le dan la noticia de que María estaba ingresada porque le estaban haciendo más pruebas para saber qué le ocurría. Hasta que llega el día donde los médicos se dan cuenta de que es algo mucho más grave de lo que parecía: María tenía un cáncer, pero por dentro del estómago, por eso no se lo detectaron, y ya estaba tan avanzado que era irremediable; por esto, los médicos le daban dos meses de vida.

Así es como una familia pasa de estar tranquila y viviendo una vida normal a, de repente, ver que un pilar fundamental iba a despedirse de ellos en tan poco tiempo y tan repentinamente. Esos dos meses fueron bastante duros, ya que María, por culpa de su enfermedad, se iba desvaneciendo poco a poco y su estado de salud cada vez iba a peor, hasta que llegó el punto donde ella estaba sufriendo de más. Llegó el día en el que, de madrugada, David se despierta y ve cómo su mujer ya no da señales de vida. Entonces da la noticia a sus hijos de que su madre, que hace dos meses estaba viviendo tan normal, les había dejado solos.

La única buena noticia de todo este calvario es que María era una mujer muy fuerte y dejó por escrito una nota a cada uno de sus familiares para que, aunque ya lo sepan, recuerden lo mucho que los quiere.

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