literarios con las disciplinas del saber, y no obstante tenía algo nuevo que decir, y el medio apropiado era la poesía. La obra del filósofo jesuita es ciencia, metafísica y teología, pero es también la creación del poeta. El conocimiento del mundo lo busca mediante la poesía: “Piensa el sentimiento, siente el pensamiento / que tus cantos tengan nidos en la tierra / y que cuando en vuelo suban a los cielos / tras las nubes no se pierdan”, exclamaba Miguel de Unamuno en su “Credo Poético”. Dentro de la amplitud teórica del científico hallamos la complementariedad sintética pero no fragmentaria entre opuestos como materia y espíritu, ciencia y espiritualidad, y situaba esta síntesis en movimiento dentro de una evolución de creciente espiritualización en torno a Cristo. El hombre es el primer agonista en el proceso evolutivo. ** Antes de la aparición de la teoría de la evolución, predominaba la imagen de un universo estático, formado totalmente desde sus lejanos comienzos. Por el contrario, con la evolución aparece la dimensión “tiempo”, como un actor principal, ya que el cambio es lo esencial, y lo estático es lo inexistente. En su gran novela La montaña mágica, Thomas Mann ha dicho: “¿Qué es el tiempo? Un misterio sin realidad propia y omnipotente. Es una condición del mundo fenomenal, un movimiento mezclado y unido a la existencia de los cuerpos en el espacio y a su movimiento. Pero, ¿habría tiempo si no hubiese movimiento? ¿Habría movimiento si no hubiese tiempo?
Pág. 24 Como cristiano católico, para Teilhard el concepto de Dios se complementa en Cristo, Dios encarnado y símbolo postrero del destino del hombre. La peculiaridad del proceso evolutivo del filósofo Teilhard consiste en lo siguiente: Se ha afirmado en la ciencia la idea de la Entropía o ley de la degradación y tendencia a la uniformidad de la energía. A este principio científico de la Física se yuxtapone la teoría biológica, mediante la cual la ley de la conservación de la energía es válida no solamente en el terreno de la física, sino también en el marco del destino personal: nunca se destruirá por completo el fenómeno que construye y constituye la personalidad más allá de la realidad orgánica. Esta confrontación de fuerzas sostiene la complejidad de combinaciones; y esto ocurre por el movimiento que en vez de uniformar la materia y homogeneizar los elementos, se dirige hacia la personalización cada vez más elevada y definida. Es una ley según la cual los elementos se unen no para fundirse en lo homogéneo, sino para diferenciarse y constituirse en la persona. La finalidad está en la tendencia hacia el logro de mayores niveles de complejidad y, simultáneamente, al logro de mayores niveles de conciencia. La meta no es nuestra individualidad (que implica separación de los demás) sino nuestra personalización. Y así puede alcanzarse la síntesis: Solamente puede llegarse a ser persona cuando el individuo se universaliza, converge con el Otro que es todos y cada uno.
&& El Santo Oficio dictó en 1958 un decreto mediante el cual requirió a las congregaciones de la Compañía de Jesús La idea de la evolución ha sido en principio de natura- retirar de todas las bibliotecas las obras del Padre Teilhard. leza científica, y la doctrina del Catolicismo la ha combati- El documento dice que los textos del jesuita “representan do o aceptado con limitaciones. ambigüedades e incluso errores tan graves que ofenden a la doctrina católica” por lo que ‘alerta al clero para defenEn el universo todo evoluciona: El espacio y la ener- der los espíritus, en particular los de los jóvenes, de los gía, la materia, la vida, el hombre. Es éste el resultado de peligros de las obras de P. Teilhard de Chardin y sus disuna progresión a cuyo conocimiento Pierre Teilhard de cípulos’. Chardin contribuyó con su trabajo sobre una especie de prehombre de inmensa antigüedad que evoluciona en La Iglesia Católica ha considerado en el tiempo el valor la conciencia. La tesis del filósofo jesuita tuvo el mérito espiritual de las ideas de Pierre Teilhard de Chardin. Desde hacer comprender en el ambiente del Catolicismo, en de la aceptación implícita del Papa Pío XII en 1950, dicdonde prevalecía – y quizás prevalece todavía – el princi- tada en la Encíclica “Humani generis in rebus” (sobre los pio de que es posible admitir la evolución sin perder ne- errores de la llamada Teología nueva), se hizo posible encesariamente la fe religiosa, pero no sin antes modificarla: trar al estudio religioso ortodoxo de la teoría de la evoluElla también debe evolucionar. ción. No implicaba a priori la aceptación de la teoría en su conjunto, pero fue el primer paso dogmático de la Iglesia. Punto Omega fue el nombre que recibió la teoría de Pierre Teilhard de Chardin en su obra: “El fenómeno huEn octubre de 1996, el Papa Juan Pablo II fue el primemano.” Es la energía universal, superior y flotante, de la ro en aceptar expresamente la teoría evolucionista. En un cual emerge todo, en continuo tránsito evolutivo, hacia el mensaje a la Pontificia Academia de ciencias, se refirió a la cual se eleva la vida: DIOS. El nuevo espíritu es el Omega Encíclica de Pío XII admitiendo, con limitaciones, la tesis del mundo, es decir la personalización. Convergen lo per- propuesta por Pierre Teilhard de Chardin. sonal y el punto Omega.