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ace un año, el 6 de septiembre de 2020, desapareció uno de los poetas italianos más sensibles e interesantes de este nuevo milenio. Gabriele Galloni nació en 1995 en Roma, donde vivió y donde desapareció en 2020. Sus poemarios son: “Deslizamientos” (Alter Ego-Augh! Edizioni, 2017, nota introductoria de Antonio Veneziani), “En qué luz caerán” (RPlibri, 2018), “Criatura corta” (Ediciones Ensemble, 2018), “El verano del mundo” (Marco Saya, 2019). Autor y creador, para la revista “Pangea”, de la columna Cronache dalla Fine - doce conversaciones con otros tantos enfermos terminales. Sus poemas, además de estar traducidos al español y al rumano, han aparecido en las principales revistas italianas.
Gabriel
Me gusta recordarlo más que con mis palabras a través la lectura de sus intensos poemas. Cielo, no tengo nada que mostrarte. Aquí: sorpréndeme en Fiumicino, entre los Dioscuri y los suburbios; déjame recoger la última concha de verano, ojos claros; y guárdala durante años en un bolsillo tan profundo que me olvide de ella. Ma non ho nulla, cielo, da mostrarti. Ecco: sorprendimi giù a Fiumicino, tra i Dioscuri e le case popolari; fa’ ch’io raccolga l’ultima conchiglia dell’estate, occhi chiari; e la conservi agli anni in una tasca così profonda da dimenticarmene. ´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´ La luna, esta noche, es la sombra de un insecto que va y viene, pasa por las habitaciones vacías de un chalet en Focene. Intentamos, en la oscuridad, rasparla. La Luna, questa sera, è l’ombra di un insetto che avanti e indietro e avanti va per le stanze vuote di una villa a Focene. Tentiamo, al buio, di raschiarla via.
´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´ En la noche pasaba que ibamos hurgando, niños, entre las rocas; buscando el Hilo que acercara las estrellas entre sí. Alcanzar el espacio desde la orilla del mar; mientras atrapábamos una luciérnaga desde la misma y, sorprendidos, saber que aún estaba viva. Capitava la notte che si andasse a frugare, bambini, tra gli scogli; cercando il Filo che riavvicinasse le stelle l’una all’altra. Raggiungere lo spazio dalla riva del mare; intanto cogliere una lucciola dal bagnasciuga e saperla sorpresi ancora viva.