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2. La teoría de los estilos de enseñanza – aprendizaje hacia el futuro de la educacion

Jesus Ángel Tamayo Sánchez

Licenciatura en matemáticas Código 1360040 jesusangelts@ufps.edu.co

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Cucuteño de nacimiento, cursé la primaria en Venezuela y, por eventos adversos familiares y de frontera, la secundaria en Colombia, en donde encontré la vocación por la docencia gracias a la profesora Aida Páez quien fue mi titular y otra madre en mis dos últimos años de educacion básica media, a quien le debo mucho del amor que hoy le pongo a la vida y a la docencia. Desde que inicié mis estudios de pregrado he pensado que el sistema educativo tiene mucho por desarrollar antes de consagrarse como el lugar al que el ser humano escapa para crecer y reintegrarse a la sociedad siendo una persona nueva; pero aun así, no dejo de maravillarme con la idea de que hemos logrado mucho como raza en este campo y tengo esperanzas a futuro de colaborar con este ambicioso sueño de mejorarla con mi granito de arena. Creo firmemente en que todos somos cristales que necesitan pulirse con amor, empeño y ejemplo. Somos la vida, la más grande coincidencia cósmica manifestándose, como dijo Carl Sagan: “estamos hechos de materia estelar, somos el universo contemplándose a sí mismo”.

2. La teoría de los estilos de enseñanza – aprendizaje hacia el futuro de la educacion.

Son muchas las áreas del conocimiento que soportan y enriquecen el mundo de la educación, la psicología, desde 1950, le ha dado giro tremendo a lo que se tenía planteado educativamente por líneas como la escuela tradicional o el conductismo, planteando (entre otras cosas) los estilos de aprendizaje. Varios autores aportaron importantes teorías e investigaciones buscando descubrir y darle al mundo un abanico de herramientas para el aula que hoy por hoy son foco de mucha atención, puesto que fue un punto de inflexión importante desde el cual se empezó a valorar la identidad individual de cada ser perteneciente a un proceso de enseñanza y aprendizaje, y como no se hizo esperar, la docencia se ha visto enriquecida de todo este derrotero de ideas. Siendo una de línea de estos aportes, la que pone de manifiesto que cada ser humano tiene en su poder herramientas cognitivas diferentes que le permiten conectar con el mundo que le rodea e interiorizarlo a su modo, para que posteriormente, sea el mundo el que se enriquezca con su presencia en él. Estamos hablando concretamente de los estilos de aprendizaje y enseñanza, que es todo un marco de trabajo digno de admirar y que sin duda alguna es la puerta para que la educación dé un tremendo salto incalculable hacia la realización del sistema educativo que soñamos.

Los estilos de aprendizaje, según Keefe (1982) citado en García y Sachica (2016), se entienden como los rasgos cognitivos, afectivos y físicos que funcionan para señalar cómo y bajo qué aspectos y condiciones aprende mejor una persona; a partir de tal reconocimiento, se logra alcanzar cierta comprensión de las dominancias, factores y formas preferidas que podrían caracterizar a los sujetos en un proceso específico de aprendizaje. Esta definición resulta de mucho interés, porque logra relacionar los desarrollos históricos y evolución conceptual alrededor de los estudios sobre el aprendizaje. Desde una mirada histórica, los estilos de aprendizaje tienen sus inicios

en el campo de la psicología. Fue hace más de 50 años que los llamados psicólogos cognitivos dieron luz a la investigación enfocada en los problemas de aprendizaje, en especial las dinámicas relacionadas con los estilos o formas en las que las personas aprenden.

Sobre los cimientos teóricos de Jean Piaget, el Doctorado en Psicología Social David Kolb desde Harvard, construyó para el año de 1975 el afamado modelo experiencial, en el cual el aprendizaje es visto como una ruta de cuatro etapas que gira como un vórtice continuo: podríamos empezar por la experiencia concreta, donde las personas tratan con el objeto a estudiarse con la finalidad de conocerlo vivencialmente, luego en segundo lugar podemos mencionar a la observación reflexiva, que le permite a la persona construir ideas y cavilar sobre las mismas con base en los hechos que se pudieron observar en el objeto de estudio, seguidamente se puede situar en tercer lugar a la conceptualización abstracta, donde los estudiantes comparan lo visto con datos sobre el tema que puedan venir de un libro, de un artículo, de una revista, de un video, de la explicación del maestro, entre otros, incluso combinando fuentes, lo cual, dada la contrastación les ayuda a definir al objeto a partir de sus particularidades y concebir definiciones, para finalizar en cuarto lugar, los estudiantes se van manos a la obra con lo aprendido y lo transmiten a otros entornos a través la experimentación activa. Estas cuatro etapas encajaron perfectamente con lo dicho por Witkin (1977) citado en García y Sáchica (2016), quien hablando desde lo cognitivo, señaló que los estilos de aprendizaje son las formas únicas como los individuos reciben e interiorizan la información, siendo así la experimentación concreta y la conceptualización abstracta los caminos para percibir la información, y la observación reflexiva junto a la experimentación activa los caminos para procesarla.

Hasta hace no más de 100 años el mundo de la educación era diferente, por no decir que peor, enfilando a todos los individuos a ser analizados bajo el mismo estándar de rendimiento escolar: la memorización. Al sistema educativo tradicional le debemos muchos avances, la escuela hoy por hoy tiene sus soportes en ella aún, aunque con miras hacia adelante integrando nuevos aportes y desarrollando nuevas teorías que se están decantando por darle a cada individuo su rol en el mundo y no ser objetivo de una desensibilización tan cruda como se sabe que lo fue en algún momento. Es interesante ver como todo este camino de aportes científicos y pedagógicos nos ha hecho normalizar la idea de que sin duda alguna, respetando la individualidad de cada ser, podemos descubrir el potencial que tenemos, todo esto se ve favorecido por el hecho de que primero entendamos como aprendemos y tengamos un sistema educativo que integre personas que sepan explotar esas capacidades únicas del individuo.

En algún momento de la historia el conductismo se hizo un espacio en la filosofía pedagógica dando lugar a un nuevo objetivo de estudio: el comportamiento humano. Teniendo como base la dimensión sensorial del individuo, esto es, los estímulos y su relación con las respuestas que posteriormente se evidencian. En su libro “Sobre el conductismo” B.F. Skinner (1974) dice lo siguiente: “… El objetivo de la educación se puede formular en términos comportamentales: el maestro prepara las contingencias bajo las cuales el estudiante adquiere el comportamiento que le será útil bajo otras contingencias más tarde”, dicha conclusión no solo nos contextualiza con la relación vertical del maestro-estudiante que siempre se ha desarrollado en la escuela conductista y tradicional, sino que también nos lleva a hablar del rol del docente en dicho escenario, como preparador de situaciones de la vida. No se puede decir a ciencia cierta si a lo mejor, dentro de sus ideas, Skinner proyectaba un futuro en el que la educación se iba a diferenciar como lo plantean los estilos enseñanza y aprendizaje, pero se acercaba a la idea del rol docente como constructor de los estímulos, característica que tendría en común con lo planteado por Kolb donde los ciclos de

aprendizaje se construirían por el profesor para llamar la atención del estudiantado abarcando sus aptitudes y experiencias.

Mi generación, los nacidos en los años 90 en Colombia, creció con un elemento nuevo en su idiosincrasia: que debemos estudiar aquello por lo que nos inclinamos, buscar en nuestras capacidades algo que coincida con lo que nos gusta, algo que nos haga felices y libres, valorando más el vivir que el trabajar; que podemos ser los mejores en algo que no necesariamente nos tiene que dar réditos, todo esto, a causa de que nuestros padres, madres, abuelos, abuelas, después de haber vivido sus vidas, nos aconsejan sabiamente, de que no todo es trabajar por trabajar, nos invitan a probar y crear un nuevo mundo, y por supuesto, esta actitud con la que la generación pasada nos entrega un razonar acerca del entorno educativo, es una reacción contraria al sistema que los formó, que quizás no les ofreció esas herramientas que hoy en día los estilos de aprendizaje y enseñanza han venido entregando al aula de clase y que nos llevan a reflexionar sobre el currículo.

En este orden de ideas, las nuevas generaciones verán mejor recibidas las singularidades de cada quien en el entorno escolar, que se verá enriquecido no solo por la reformulación del currículo sino también por la inclinación cultural por la que se viene inclinando la sociedad toda, sin embargo, no podemos decir que en la actualidad el sistema educativo de Colombia o de Latinoamérica esté adoptando metodologías revolucionarias en el campo de la enseñanza, es un secreto a voces de que a pesar de los esfuerzos por integrar los conocimientos aplicados de Norteamérica y Europa, Latinoamérica se encuentra muy por detrás en organización e infraestructura, también de talento humano que respalde un sistema educativo que promueva la explotación de los potenciales individuales, es por esto que los esfuerzos que se dan en pos de la reestructuración de la educación se ven disminuidos por elementos transversales del contexto en que vivimos, como la corrupción o la explotación laboral, pero así como el agua rompe la roca, así también se proyecta a futuro un nuevo horizonte a partir de la integración teórico-práctica de los planes de clase, con docentes capacitados en el diseño de estrategias flexibles y estilos de enseñanza variados para la juventud.

Para 1999, el psicólogo estadounidense Robert Sternberg presenta los “estilos de pensamiento”. Con estos, hace referencia a la forma preferida por cada sujeto para hacer uso de sus aptitudes. “Aptitud se refiere a lo bien que alguien puede hacer algo. Estilo se refiere a cómo le gusta a alguien hacer algo” (Sternberg, 1999, citado en Diaz, 2012). Claramente, nos está invitando a la construcción de estrategias metodológicas variadas para los tipos de pensamiento diferentes en la sociedad, el docente debe ser enriquecido del conocimiento necesario para ser apto en la aplicación de dichas estrategias, para ello, la inversión de tiempo y dinero no se haría esperar con la intención de aumentar las filas de los recursos humanos en temas de pedagogías nuevas, acorde a los estilos de enseñanza propuestos por el aprendizaje experiencial que no solo hace aportes para el aprendizaje, sino también sus posibles mejores respuestas por parte del docente en el aula.

Si se va a contemplar la otra cara de la moneda, los estilos de enseñanza, no se quedan atrás con su abanico de posibilidades, Kolb (citado por Malacaria, 2010) aporta también un desarrollo teórico acerca de los estilos de enseñanza que tienen los docentes, que pueden sugerirle como transformar su rol y complementarse con elementos de los otros estilos. Para responder a la experiencia concreta, Kolb propone que el papel del instructor sea un ayudante, modelo a seguir y colega, que desarrolle el conocimiento y entendimiento personal, para la observación reflexiva corresponde un docente facilitador de procesos y especialista en tareas que enseñe a apreciar y entender el cómo y el porqué de las cosas, para la conceptualización abstracta podemos utilizar al

docente como un intérprete de un campo específico de conocimiento y comunicador de información que ayude al estudiantado a dominar el conocimiento y actitudes, por último, para el estudiante que se inclina por la experimentación activa, el profesor adquiere una postura de entrenador y asesor, que aplique activamente lo aprendido en situaciones reales. Con todo esto por delante, se puede visualizar en el panorama un amplio espectro en cuanto a cobertura de las diferentes inclinaciones individuales del estudiantado, que inclusive, nos hace pensar en cómo quisiéramos que se nos enseñara.

La complejidad de estos aportes suponen un arduo trabajo si se le ve desde la perspectiva simplista del aula de clase actual, que está soportada en el conductismo y el tradicionalismo, García y Sáchica (2016) desarrollaron una investigación en la I.E Santa María Goretti de Montenegro Quindío, Colombia, en la que se buscó “inferir si existían modificaciones o reforzamientos en los estilos predominantes de aprendizaje”, en un grupo de cuarenta y nueve (49) estudiantes de grado cuarto, en donde llegan a una importante conclusión, en la que nos demuestra la efectividad del modelo de Kolb para la enseñanza y aprendizaje, donde a través del desarrollo del tópico de “la noticia” atravesando las 4 etapas de la enseñanza, encontró que los estudiantes manifestaban una preferencia por el estilo reflexivo, con ascendencia teórica, pero que no parecía una inclinación general de los jóvenes, sino más bien, una adaptación al estilo tradicional, sustentado por el contexto educacional de Colombia. Los investigadores llegaron a la conclusión de que la educación está soportada en procesos de homogeneización y estandarización del aprendizaje, de allí que las preferencias fueran reflexivas y teóricas no sean necesariamente auténticas sino más bien un modelo que se impone como único factor de formación.

En conclusión, me nace decir que la humanidad hizo lo que tuvo a su alcance para construir un modelo educacional que tuvo éxito consiguiendo abaratar de muchas maneras la ardua misión de entregarle el conocimiento a la gran mayoría de la población, a excepción de aquellas épocas donde solo la alta sociedad podía darse el privilegio de educar a sus hijos e hijas con tutores y sabios. He de admitir que aunque los modelos pedagógicos antiguos no llenan mis expectativas, se hicieron un estándar porque así fue menester, aún hoy en día prevalecen debido a razones cuya explicación sobrepasa el objetivo de este escrito, sin embargo, si bien llegamos a un alto nivel de cobertura, no se puede decir que alcanzamos el mismo nivel de calidad, mientras que el mundo avanza, el aula de clase moderna lleva siendo muy similar a su nacimiento en 1773 en Prusia, por todo esto, los estilos de aprendizaje y enseñanza son la reacción por parte de aquellos que se encaminaron en buscar hacer las cosas mejor para los que vienen, y los mismos son el primer pilar sobre el cual se va a soportar el futuro de una educación revolucionaria que traerá un nuevo renacimiento como en el siglo XVI, sueño con ese día, a pesar de saber sin duda, que aunque siembre semillas por él, no viviré para verlo.

Referencias

Gómez Pawelek, J. (2011). EL APRENDIZAJE EXPERIENCIAL [Archivo PDF]. http://www.ecominga.uqam.ca/ECOMINGA_2011/PDF/BIBLIOGRAPHIE/GUIDE_LECT URE_5/1/3.Gomez_Pawelek.pdf García Zuluaga, C. L. y Sáchica Navarro, R. A. (2016). El modelo de aprendizaje experiencial de Kolb en el aula: Una propuesta de intervención y modificación de los estilos de aprendizaje -en un grupo de estudiantes de grado cuarto de la I.E Santa María Goretti de Montenegro Quindío [Archivo PDF].

https://repositorio.ucm.edu.co/bitstream/10839/1271/3/Claudia%20Lorena%20Garcia%20Z uluaga.pdf Skinner, B. F. (1974). SOBRE EL CONDUCTISMO [Archivo PDF]. http://www.robertexto.com/archivo15/sobre_el_conductismo.pdf Diaz, H. (2012). Estilos de Aprendizaje. https://www.researchgate.net/publication/320967309_Estilos_de_Aprendizaje Malacaria, M. I. (2010). “Estilos de Enseñanza, Estilos de Aprendizaje y desempeño académico” [Archivo PDF]. http://redi.ufasta.edu.ar:8082/jspui/bitstream/123456789/1490/2/2009_P_007.pdf

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