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39. El quehacer docente y su incidencia en la planificación regional

Liliana Coromoto Urraya Blanco

Licenciatura en Matemáticas y Computación Código: 0360504 Lilianacoromotoubfps.edu.co

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Vine al mundo por el año 1.979, un día viernes 11 de agosto, en el portón de la frontera, mi bello Municipio de San José de Cúcuta. Soy la tercera de 10 hermanos. Cursé mis estudios primarios en la Escuela Urbana de Niñas #5 Cristo Rey y adquirí mis bases como docente en la Escuela Normal Nacional María Auxiliadora, obteniendo el título de bachiller pedagógico en el año 1.996, todo en el municipio de mi nacimiento. Ingresé a la Universidad Francisco de Paula Santander, sede Cúcuta, a la Facultad de Educación, Artes y Humanidades, programa Licenciatura en Matemáticas y Computación en el año 1.997. A partir de este año ejercí como docente en diferentes establecimientos educativos, cada uno más exigente que el anterior, siendo consecuente con la formación superior que venía adquiriendo, pasando desde enseñar a grupos de niños en edad preescolar, primaria, secundaria en todas las áreas y culminando esta experiencia ejerciendo el quehacer docente solo en el área de matemáticas. Durante los años 2.001 al 2.003, alternando mi profesión con la práctica de la danza como parte de las actividades que me apasionan. En el año 2.003 perdí a mi madre, pilar de mi familia y consecuencia de ello abandoné mi carrera, cursando el último semestre de esta. A pesar de ello y gracias a la experiencia ganada pude explorar otros campos como el trabajo en formación de grupos de participación ciudadana, liderazgo comunal y comunitario, construcción de proyectos de inversión, accediendo a formación con agencias de cooperación internacional como GIZ y entidades nacionales como el DNP. Esta experiencia me llevó a laborar actualmente en la Alcaldía del Municipio de San José de Cúcuta como Líder del equipo de Banco de Proyectos en el Departamento Administrativo de Planeación Municipal, intentando aportar un granito de arena para el desarrollo del Municipio. Hoy en día lucho por enseñarle a mis dos hijos a aprovechar las oportunidades que la vida te ofrece, procurando ser mejor que el día anterior y apoyando la idea de construir una sociedad participativa e incluyente.

39. El quehacer docente y su incidencia en la planificación regional.

Adoptar la construcción de proyectos de vida como eje integrador del componente curricular y acción transversal en el proceso educativo, fomenta la participación activa del individuo en la evolución integral de su comunidad con visión de desarrollo regional. Proponer un modelo pedagógico innovador, motivador e integrador, que fomente el crecimiento del ser humano en todas sus dimensiones, adaptado a la demanda de la toma de decisiones y ejecución de acciones consientes en la transformación de nuestros entornos resulta en un reto constante para los docentes, los cuales estamos obligados a proponer herramientas metodológicas propicias para el fomento de análisis permanente, adopción de posturas y emisión de conceptos constructivos por parte de los integrantes de una comunidad, quienes finalmente son responsables de la herencia territorial de las futuras generaciones. Por lo anterior, el presente

ensayo pretende invitar a mis compañeros docentes a llevar a cabo un ejercicio pedagógico acorde con las necesidades de nuestros educandos, propendiendo por su desarrollo atado al desarrollo de la comunidad en el que habitan.

El hombre y su dimensión social

Según el filósofo Aristóteles (384-322, a. de C.) "El hombre es un ser social por naturaleza", lo que significa que la dimensión social del ser humano es inherente a su existencia, por lo que siempre permanecerá la necesidad de convivir con los “otros” para alcanzar la sobrevivencia; sin embargo, la individualidad del hombre imprime un sello personal en su desarrollo, sus habilidades y destrezas que hacen parte de su ser como individuo, pueden establecer en algún momento cómo asimilar el alcance efectivo de su dimensión social. Reconocernos como entes sociales con características individuales, puede facilitar el desarrollo integral de las competencias necesarias para participar activamente en el crecimiento de las comunidades, ejerciendo liderazgos proactivos y beneficiosos que conlleven a destacar ciertos talentos que aportan al desarrollo de la sociedad. Incidir de manera positiva en nuestros entornos implica llevar a cabo un proceso de sociabilización que permita que el hombre se relacione con autonomía, autorrealización y autorregulación dentro de una sociedad, pero este proceso solo es posible a través del cúmulo de experiencias que se adquieren a lo largo de los años, derivadas de la convivencia en familia y en comunidad. Siendo la familia y la comunidad educativa el nicho generador de las experiencias más significativas que vive el ser humano en los primeros años de su vida, este proceso implica abarcar todas sus dimensiones garantizando un proceso integral que conlleve a una participación efectiva del individuo en el desarrollo de la sociedad, considerando que la toma de decisiones personales genera un impacto social en la misma, por lo anterior, es un compromiso del individuo como ser social, identificar aquellas experiencias que contribuyen a su desarrollo individual, asumiendo su rol como transformador de su entorno de manera crítica y positiva.

El proceso educativo como generador de cambio

Proyectarse como agente generador de cambios positivos, es producto de un desarrollo integral atado a un proceso educativo eficiente, pensar en el futuro como el mundo ideal que dejamos como herencia a las generaciones venideras, obliga al educando a plantear proyectos de vida con visión global, que en articulación con diferentes actores, posibiliten ambientes más sanos para el desarrollo de ciudadanos, conscientes de su responsabilidad frente al crecimiento no en número pero si en empatía con la humanidad. De acuerdo a lo anterior, el proceso educativo, debe ser agente generador de experiencias racionales que faciliten la integración del individuo con su entorno, y más aún, teniendo en cuenta la responsabilidad que recae sobre los diferentes actores que intervienen en la formación del hombre como ente social, es necesario evaluar el rol que cumple el docente en el aula y en los diferentes escenarios que contribuyen a la constitución de una sociedad incluyente, conformada por individuos capaces, competentes y con habilidades y destrezas propias de quién entiende la importancia de aportar cada día al crecimiento progresivo de la misma; alcanzar esta meta, propone establecer acciones innovadoras en el aula de clase, analizando las bases de soportan nuestro sistema educativo, incorporando al quehacer docente la orientación en la construcción de proyectos de vida en los educandos.

El proyecto de vida es “un plan que una persona se traza para conseguir objetivos en la vida, es un camino para alcanzar metas” (Arboccó, 2014). Es decir, la planificación o planeación hace parte de la previsión de posibles experiencias futuras que enriquezcan la formación del individuo y que le permitan trazar un camino exitoso durante su existencia. Según D´Angelo, 2003, en su artículo Proyecto de vida y desarrollo integral humano, “cuando nos referimos a los Proyectos de vida autorrealizadores, estamos ubicando al individuo en el contexto de sus relaciones sociales cotidianas como entes transformadores”, el pensar a diario en el mañana, fomentando una mejora en la calidad de vida individual y social, exige adoptar una postura autocorrectiva, lo cual debería ser una actividad cotidiana, inherente al desarrollo del ser humano. Según el Ministerio de Educación Nacional-MEN el currículo articula, planes de estudio, programas, metodologías, y procesos que aportan a la formación integral y la construcción de la identidad cultural nacional, regional y local; de acuerdo a esta definición, el papel orientador del docente, debe proponerse como el camino hacia la integralidad de la formación con enfoque de desarrollo regional, un enfoque previsto desde la misma experiencia en el aula, donde se promueven actividades propias para la construcción de un proyecto de vida que facilite la adopción de posturas propias de un individuo identificado con su comunidad. De las insistentes afirmaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura-UNESCO, (Ciret-UNESCO 1997, 2000, UNESCO 1979, 1998a, 1998b) en las últimas dos décadas, resaltamos la invitación a no seguir parcelando el saber; es necesario aplicar un enfoque transdisciplinario, se requiere rehacer los Planes de Estudio y utilizar el diálogo como método. El proceso educativo exige el análisis del método con fines de desarrollar en el individuo habilidades para la vida, definidas por WHO (1997, p.1) como las habilidades para un comportamiento positivo y de adaptación, permitiendo lidiar con los retos de todos los días. Dichas habilidades se traducen en la toma de decisiones, la resolución de problemas, el pensamiento creativo y crítico, la comunicación efectiva, las habilidades para las relaciones interpersonales, la empatía, el manejo de las emociones, y del estrés y la auto consciencia; pensar en las habilidades para la vida como parte de la generación de proyectos de vida consistentes con el medio en el que se desarrolla el individuo, garantiza la articulación del éxito del ser humano y su incidencia en el entorno.

El desarrollo regional, consecuencia de la articulación de proyectos de vida

El desarrollo territorial implica la identificación de iniciativas colectivas y la articulación de los diferentes actores que la componen; cuando el individuo participa de un proceso educativo eficiente, es capaz de integrarse a ese desarrollo proponiendo alternativas de solución efectivas a problemáticas que afectan a su comunidad, participando de manera proactiva, dando a conocer juicios de valor sin desestimar las sugerencia de sus aliados en la tarea que es común a todos: el crecimiento productivo, ambiental y social de la región. Entendiendo el proceso educativo como la integración de componentes curriculares, administrativos y comunitarios, donde el sujeto en formación requiere participar en espacios que demuestren planificación consiente con proyección de gran impacto, es deber del docente quien lidera este proceso, proponer herramientas sólidas de índole pedagógico, metodológico y didáctico que faciliten la apropiación no solo de conocimientos sino de experiencias, en aras de promover el intercambio de saberes que fortalezcan el desarrollo del individuo. Con el docente como guía y orientador del desarrollo de las potencialidades del estudiante, se requiere adoptar

una postura crítica frente a las acciones que se proponen en el ejercicio de la docencia, ya que dichas acciones deben propender por el goce efectivo del proceso por parte de los educandos y además por la transformación en los diferentes sectores del territorio. El Instituto Normal Superior Católico "Sedes Sapientiae" (INSCSS) de Cuba, llevó a cabo una investigación pretendiendo demostrar los alcances y límites del proyecto de vida como recurso de aprendizaje, de donde se concluyó que el proyecto de vida resulta ser un recurso educativo que contribuye a la formación del estudiante con propósitos definidos que orientan su propia educación, conformado por elementos significativos como la visión, que es lo que se desea hacer en la vida, los objetivos, como propósitos para alcanzar la misión y las actividades, que son las tareas a realizar para alcanzar los objetivos. Entender la articulación de estos elementos transforman al proyecto de vida en una estrategia de aprendizaje. Por otra parte, Mayet Wilson (2011) en una publicación denominada Trabajo Educativo y Proyecto de Vida: Una Relación Necesaria, manifiesta que existe una necesaria relación entre trabajo educativo y proyecto de vida, facilitando el autoperfeccionamiento de la personalidad y de la manera de actuar profesional de los estudiantes. En Colombia en la Universidad de Ibagué cuyo lema es “comprometidos con el desarrollo regional”, creó en 2011 el Semestre Paz y Región, constituyéndose como un requisito de grado para todos los alumnos, en cual consiste en integrar equipos de estudiantes de último semestre de distintas profesiones, quienes durante un semestre académico e trasladan a los municipios del Tolima, para participar en la formulación y desarrollo de proyectos con la participación de actores locales y se articulan al plan de desarrollo municipal, promoviendo espacios reales que permiten contribuir en la transformación del entorno, articulando el cumplimiento de las funciones tradicionales de la Universidad con la solución de problemas específicos de la comunidad. De esta propuesta, se destaca que alrededor de 100 estudiantes por año, en el Tolima, construyen cerca de 300 proyectos de desarrollo local con la participación de las comunidades y los estudiantes, a través del programa Paz y Región el cual se realiza de manera gratuita. Además de estas cifras, es importante mencionar la oportunidad que generó el programa de articular a la Universidad con la Alcaldía Municipal, hospitales, instituciones educativas, emisoras comunitarias, juntas de acción comunal, asociaciones productivas y microempresas rurales, debido al papel tan importante que juegan estos actores en la transformación de la realidad local.

El quehacer docente y la transformación regional

Siendo el aula, el espacio propicio para fomentar el desarrollo autocrítico del ser humano, este debería proponerse como escenario de análisis de realidades y entornos, que generen diagnósticos de las problemáticas más sentidas de nuestras comunidades, y la medición del impacto negativo que producen en la población que la habita en términos de focalización y territorialización, con posibilidades de plantear alternativas de solución, siendo conscientes de nuestras limitaciones y fortalezas y conociendo las rutas y caminos trazados para el desarrollo regional, articulando claramente los proyectos de vida individuales construidos por personas responsables de las decisiones que toman; esta visión del aula solo es posible asumiendo esto como una tarea impuesta desde el mismo quehacer docente y el establecimiento de currículos más acordes a las necesidades de nuestros territorios. Es así, como la práctica de la docencia, se propone como el medio para transformar las realidades de nuestros niños, niñas, jóvenes y adolescentes, intentando visionar nuestra comunidad como el conjunto de actores que interactúan en espacios de manera positiva e inciden

en un desarrollo regional de gran impacto, promoviendo el ejercicio de liderazgos ciudadanos como parte del éxito de la puesta en marcha de esta estrategia educativa.

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