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Sabor mundial
from Libro Xocolatl
by Alan Puc
La historia afirma que con Hernán Cortés, el conquistador del imperio Azteca, viajaba un monje de la orden cisterciense llamado Fray Jerónimo de Aguilar, que a su vuelta a España trajo consigo las primeras semillas de cacao y la receta para elaborar el chocolate. Este fraile regaló el cacao al abad del monasterio de Piedra, y los monjes no tardaron en “pillarle el truco” a este nuevo alimento.
Así, desde sus comienzos en tierras extrañas, el cacao encontró acomodo entre los religiosos españoles, expertos chocolateros que difundieron su receta entre las congregaciones. Los benedictinos de aquella época decían que: “No bebía del cacao, nadie que no fuese fraile, señor o valiente soldado”.
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Desde la conquista de América hasta el siglo XVII el chocolate fue una bebida esencialmente española y portuguesa, ya que eran estos países los que tenían colonias en zonas productoras. Era una bebida oscura, de sabor fuerte pero agradable y de textura áspera, que bebían los miembros de la alta burguesía, especialmente las mujeres.
Poco a poco su consumo fue generalizándose: se extendió a las clases sociales inferiores y a los países al resto de Europa. Y aquí es cuando el consumo de chocolate empieza a despegar. Resulta curioso comprobar como otros alimentos que vinieron de las indias, como la patata o el tomate, no tuvieron tanta aceptación en la sociedad española de la época como la tuvo el cacao.
Imagen 1
Antiguo mapa político y administrativo de España y Portugal, 1775.
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Expulsión de los jesuitas.
En el siglo XIX en Holanda se desarrolla el proceso de desgrasado, que permitía hacer la bebida más digestible y alargar la vida útil del cacao una vez molido, ya que la semilla tiene mucha grasa y se enrancia con facilidad. Los suizos comenzaron a añadir leche en polvo al chocolate, lo que mejoraba su sabor y su consistencia. En este momento se crean también las primeras tabletas de chocolate sólido, aprovechando la grasa o manteca de cacao, que se obtenía con el desgrasado. Todos estos avances marcan el inicio de las grandes casas chocolateras europeas: Tobler, Suchard, Lindt y Nestlé. Eso sí, a partir de entonces la fórmula del chocolate, que es más o menos la que conocemos actualmente, se empobrece bastante: cacao, azúcar y leche.
¿ Sabías que el Monasterio de Piedra fue el primer lugar donde se elaboró el chocolate en Europa? Fue allá por el año 1524.
Imagen 1
Foto de una taza de chocolate.
Imagen 2
Foto de habas de cacao en la selva. Cuando a comienzos del siglo XVIII el chocolate empieza a ponerse de moda en Europa, el cacao se convierte en un bien económico y la zona de Mesoamérica no da a basto para cubrir la demanda que empieza a surgir.
Como el árbol del cacao no puede cultivarse en Europa, porque no tiene el clima necesario, los distintos países comienzan a buscar lugares para establecer nuevas plantaciones, ya sea en sus territorios coloniales o donde tenían relaciones comerciales. Españoles y portugueses son los primeros en llevar el cacao a África: la isla de Fernando Póo (donde se desarrolla la trama de la novela “Palmeras en la Nieve” de la que hablé en la entrada anterior), Santo Tomé y Ghana. De ahí, ya en los albores del siglo XX, las plantaciones se extienden a Nigeria (colonia inglesa) y Costa de Marfil (colonia francesa).
Los franceses tampoco perdieron el tiempo ya que mucho antes(1660) habían iniciado el cultivo de chocolate en las islas atlánticas de la Martinica y Guadalupe.
Los holandeses hacen lo propio en Surinam (América), y en Java y Sumatra (Indonesia). Los ingleses en Jamaica y Ceilán (actual Sri Lanka).
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Imágen Fotografía Chocolate derretido.