Xocolatl
Sabor mundial La historia afirma que con Hernán Cortés, el conquistador del imperio Azteca, viajaba un monje de la orden cisterciense llamado Fray Jerónimo de Aguilar, que a su vuelta a España trajo consigo las primeras semillas de cacao y la receta para elaborar el chocolate. Este fraile regaló el cacao al abad del monasterio de Piedra, y los monjes no tardaron en “pillarle el truco” a este nuevo alimento. Así, desde sus comienzos en tierras extrañas, el cacao encontró acomodo entre los religiosos españoles, expertos chocolateros que difundieron su receta entre las congregaciones. Los benedictinos de aquella época decían que: “No bebía del cacao, nadie que no fuese fraile, señor o valiente soldado”. Desde la conquista de América hasta el siglo XVII el chocolate fue una bebida esencialmente española y portuguesa, ya que eran estos países los que tenían colonias en zonas productoras. Era una bebida oscura,
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de sabor fuerte pero agradable y de textura áspera, que bebían los miembros de la alta burguesía, especialmente las mujeres. Poco a poco su consumo fue generalizándose: se extendió a las clases sociales inferiores y a los países al resto de Europa. Y aquí es cuando el consumo de chocolate empieza a despegar. Resulta curioso comprobar como otros alimentos que vinieron de las indias, como la patata o el tomate, no tuvieron tanta aceptación en la sociedad española de la época como la tuvo el cacao.
Imagen 1 Antiguo mapa político y administrativo de España y Portugal, 1775. Imagen 2 Expulsión de los jesuitas.