Día 4
Un Dios de pactos Pero la misericordia del Señor es desde la eternidad hasta la eternidad […] Para los que guardan Su pacto Y se acuerdan de Sus preceptos para cumplirlos. Salmo 103:17‑18
Cuando la infidelidad nos ha marcado de una manera u otra, entender que Dios es fiel se nos hace difícil. El corazón se rehúsa a confiar. Sin embargo, la Escritura nos habla de un Dios de pactos, que guarda y cumple Su Palabra. El concepto de pacto es un poco ajeno a nosotras porque somos producto de un mundo caído que, en la mayoría de los casos, no es fiel a su palabra, que rompe los compromisos y no honra los acuerdos. Nuestro corazón pecaminoso es por naturaleza infiel. Y cuando hablo de infiel no me estoy refiriendo solamente a la infidelidad matrimonial, sino a cualquier tipo de situación en la que no cumplimos con lo que dijimos o con lo que deberíamos cumplir.
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