La tragedia se apodera de la familia más poderosa del valle. quella noche de luna llena el pánico se apodero de todo, los perros latían,
A
las gallinas cacareaban, las vacas mugían, los pájaros… y las mujeres rezaban para que la tragedia no se apoderara del poblado que hasta ese día era como el paraíso terrenal.
El coronel que sabía lo que había sucedido no podía quedarse tranquilo, llego a su casa, desensillo sus bestias, las llevo al potrero y se regresó a casa, tomó una hamaca y se sentó a esperar la cena, que con mucho esmero hacia doña Tona en la cocina, quien tenía como costumbre llevársela en una batea a la hamaca, donde solía comer y descansar.
Pero como era hombre desconfiado, su pistola y machete envainado siempre los llevaba consigo, aun cuando estaba durmiendo o comiendo, entre sorbo de café y bocado disfrutaba de su cena, con mucha tranquilidad, pero en sus ojos se podía notar con sutileza, que las cosas no estaban bien.
Terminada la cena pidió a doña Tona encerrarse y prepararse por si eventualmente la familia del difunto, decidía perseguirle, capturarle o matarle, puesto que, para él, no había más Autoridad que la que le había conferido el gobierno cuando se presentara voluntariamente al ejército para servir a la patria.
Siempre decía, un soldado nunca debe dormir con los dos ojos cerrados, esa noche se quedó bajo la galera donde guardaba todos los pertrechos de la carreta y las bestias a esperar lo que podía venir, alerto a sus trabajadores quienes y montaban guardia alrededor de su rancho.
Al otro lado de la aldea, el dolor pudo más que la sed de venganza de la familia agredida y el padre adolorido por lo ocurrido decidió, no atacar a su enemigo esa
[Fecha]
10