BOCADOS CON ORIGEN
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Kaki Persimon, la perla naranja
u exotismo, jugosidad y dulzura hacen del kaki un misterio frutal que, según cuenta una leyenda japonesa, surgió de una grieta abierta por la caída de un gigante derrotado por un samurái. Pero su épico origen –asiático, eso seguro– no es la única curiosidad que rodea a este fruto otoñal: el nombre de su linaje, Diospyros (kaki), engloba un género de árboles que los dioses consideraban el fruto/fuego –no hay unanimidad en las traducciones– del mismísimo Zeus. Así que el árbol del kaki (también llamado palosanto) comparte raíces con el ébano –forman parte de la familia de las ebenáceas–, y su madera también es oscura, densa y muy apreciada en ebanistería; aunque, sin duda, lo más valioso es su carnoso fruto anaranjado. En España contamos con una Denominación de Origen Protegida, la del Kaki Ribera del Xúquer (¡ningún otro kaki del mundo está reconocido con una D.O.!), con una historia única: la mutación espontánea a mediados de los cincuenta de la variedad local Cristalino originó de forma natural el kaki Rojo Brillante: "A finales de los años noventa se empezaron a utilizar técnicas naturales para eliminar su astringencia logrando una nueva forma de consumo que comercialmente se conoce como Persimon®, marca registrada de la D.O.", según detallan en su página web. Este kaki, dulce y crujiente, nace en un entorno muy fértil que se conoce como el Jardín de España, y guarda en su interior interesantes propiedades nutricionales: es una fuente de fibra, potasio, hierro, provitamina A y vitamina C, y sus carotenoides tienen poderes antioxidantes. Aunque solo está delicioso, se puede utilizar para preparar tapas, ensaladas, postres... o platos tan originales como unos Makis con escamas de kaki persimon. Redacción