ARTE Y DEVOCIÓN
UNA BIOGRAFÍA “ESCRITA” EN SEDA Y ORO. SIMBOLISMO Y ESTÉTICA DE LAS TÚNICAS HISTÓRICAS DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO Santiago Espada Ruiz | Licenciado en Historia del Arte
Lo que vemos suscita nuestras emociones más que lo que oímos. San Buenaventura
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scribió Lope de Vega en una de sus comedias que “Las ricas túnicas de los Cristos por una parte acentúan su carácter de iconos sacros, pero por otra, con su movimiento sobre los pasos, crean la sensación de realidad hasta parecer que la escultura vive y camina por sí misma… Es el corazón del barroco: la sustitución de lo natural por un artefacto que lo transfigura. Lo fingido es lo verdadero”1. Este pensamiento define muy bien los logros de las esculturas denominada “de vestir” en el sentir devocional tras la aplicación de las pautas doctrinales emanadas del Concilio ecuménico de Trento (1545-1563). Los postulados tridentinos, que iban encaminados hacia una religión sensorial, propiciarían formas de culto y una escenografía ornamental con la finalidad de crear efectos 1 SÁNCHEZ LÓPEZ, J.A.: El alma de la madera. Cinco siglos de iconografía y escultura procesional en Málaga. Málaga. Edita Real y Excma. Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo Sulpicio, Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura, p.156.
que produjesen un profundo impacto en los fieles, algo que lograban las esculturas devocionales vestideras. Tengamos presente que, esta tipología escultórica, era el resultado de un largo proceso evolutivo dentro de la estatuaria religiosa, cuyo objetivo principal era la humanización de la divinidad a fin de conmover al fiel y hacerla más cercana al aquí y ahora. Esta eliminación de las fronteras separadoras entre el mundo real y el mundo celestial constituyó una divisa artística y un propósito clave y consustancial a la retórica iconográfica desarrollada por el universo simbólico de la estatuaria del Barroco, donde el recurso de la imagen sagrada como portadora de una fuerte emotividad conduce a la empatía entre los creyentes y Dios. Por ello, la escultura de la tipología de vestir podría considerarse la creación plástica en la que esa aspiración se cumplió por completo, más aun las que representan la Pasión de Cristo, cuyas interpretaciones conmovedoras hablaban al corazón y
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provocaban el llanto2. Nuestro Padre Jesús Nazareno pertenece a esa singular tipología escultórica non finita, y la labor de los encargados de su exorno, mediante elementos textiles y elementos de orfebrería salidos de distintos talleres y obradores, acabaría efímeramente la creación artística iniciada por el escultor, otorgándole el realismo que la caracteriza, quedando así compartido el mérito de la apariencia final de la imagen religiosa. Su indumentaria, y todo el arte textil que lo complementa, va a jugar un papel esencial, porque la Semana Santa, más allá de la conmemoración de la pasión y muerte de Jesús, mediante su liturgia y su teatro sacro pasionista, es una celebración en la que la comunidad cristiana pone de manifiesto la presencia corporal diaria del hijo de Dios entre nosotros. Por ello, se embellece, se viste, se cambia, se exorna con magnificencia por parte 2 CAÑESTRO DONOSO, A.: Arquitectura y programas artísticos. Madrid. CSIC, 2015, pp. 243-269. SÁNCHEZ LÓPEZ, J.A., op. cit., 1996, p. 43.