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La contratación por temporadas, el pago a destajo y la pandemia

La contratación por temporadas, el pago a destajo y la pandemia

La Secretaría Distrital de Desarrollo Económico, en el estudio “La industria de la fabricación de calzado en el Restrepo” del 2015, planteó cómo los términos de contratación por temporadas pueden ser un detonante de inestabilidad para quienes laboran en el ámbito del calzado en el Restrepo:

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los niveles de contratación en temporadas bajas, se reduce notablemente hasta una tercera parte. […] Para los empleados de este sector la dificultad está en las épocas de picos bajos y parada de la producción, en las cuales se quedan sin trabajo y tienen que buscar en otros sectores donde emplearse. Esta circunstancia es la que genera una alta informalidad en las condiciones de empleo.

La inestabilidad se manifiesta en dos tipos de contratos que se realizan entre empleado y empleador, los cuales en la mayoría de los casos (80%), se realizan de manera verbal y son mayoritariamente por labor realizada en términos de número de pares de zapatos hechos. Dada la inestabilidad laboral que se presenta atada a la estacionalidad de la producción, se preguntó a los empresarios sobre los niveles de rotación de personal, frente a la cual el 58% considera que no hay alta rotación porque a pesar de los periodos en que los empleados quedan cesantes, estos van y generalmente regresan a la misma empresa.[222]

Otro elemento importante que afecta la estabilidad laboral dentro del sistema de producción de calzado obedece a una forma histórica de remuneración: el trabajo a destajo. Este acuerdo de pago evidencia una práctica cultural y social que se mantiene entre la comunidad trabajadora del calzado en el barrio Restrepo:

A los operarios se le pagaba a destajo todos los sábados después del mediodía. Mi padre hacía la liquidación en un cuaderno Iberia. Al final del año les liquidaba una prima de acuerdo a lo producido en el año y concedía unas vacaciones desde más o menos el 20 de diciem-

calzado”. 222 Secretaría Distrital de Desarrollo Económico, Dirección de Estudios Socioeconómicos y Regulatorios, Subdirección de Estudios Estratégicos, “La industria de la fabricación”, 61.

bre hasta casi finales de enero. En esa época no existía contratos de trabajo ni mucho menos aportes a la seguridad social, sobre todo en ese tipo de trabajos.[223]

Desafortunadamente, la precarización laboral para los trabajadores es una problemática que afecta las condiciones de vida, ya que no solo disminuye el sustento semanal, sino que impide realizar aportes a seguridad social (salud y pensión), debido a que la mayoría de operarios/as trabaja por contratos temporales. “Para el obrero su situación es peor, gana a destajo, se le paga lo que haga por semana generalmente […] las tareas que haga en la semana. Además, depende de la demanda del calzado, hay momentos que no le dan tarea porque no hay pedido o hay algún retraso[224]”.

Adicionalmente, el pago varía de acuerdo con la etapa del proceso. Por ejemplo, la guarnición, que implica más tiempo para hacer las tareas asignadas, es mejor pagada. Si este proceso no se realiza por pedido en satélite, “la máquina la pone la fábrica y las herramientas para trabajar (martillo, destornilladores, planchas, fistos, alicates, tijera) eso lo lleva uno […] uno dice: ‘Voy con mi herramienta’, uno la lleva una vez y allá la dejó […] cuando me tenga que ir entonces empaco mi herramienta”[225] .

Por otro lado, en el contexto actual, los efectos económicos de la pandemia han sido uno de los agravantes más significativos en términos de producción, comercialización y sostenimiento económico de estos talleres, fábricas y almacenes; y, ante todo, ha sido la causa principal de desempleo que afecta el sustento familiar de quienes viven de su trabajo en los oficios del arte de la zapatería. Carlos Díaz señala que en el taller donde él trabaja hay tres operarios. Allí “todo es manual. Antes de la pandemia se hacían cincuenta o sesenta parcitos al día, nos pagan a destajo, si yo trabajo gano”[226]. Igualmente, Silvio Acevedo quien antes de la pandemia hacía entre veinte y veinticinco pares semanales, resalta que ahora solo hace cinco o seis pares por mucho[227] .

223 Alfredo Espinel Bernal, “Breve ensayo sobre sobre la zapatería artesanal familiar”, Bogotá, 2020. Inédito. 224 G. Espinel Bernal, “El calzado desde la distancia”. 225 Daneyi Vásquez, entrevista telefónica. 226 Oscar Arturo Díaz, entrevista. 227 Silvio Acevedo, entrevista.

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