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MORANTE, REGRESO AL PASADO

El par de la silla.

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La tijerilla.

El torero de ‘La Puebla’ recupera suertes y modos del toreo de otro tiempo en pleno siglo XXI

# José Enrique Moreno

La verónica a manos altas. El adorno del pañuelo.

Que la pandemia ha afectado al toreo es más que evidente. Mientras duró, limitó la celebración de festejos y la presencia de público en las plazas. Obligó a la gente del toro, organizadores y toreros, a adaptarse a las circunstancias, en muchos casos a hacer un esfuerzo común por no dejar pasar en blanco años realmente complicados.

Si atendemos a los toreros, Morante ha sido uno de los que mejor han sabido gestionar este tiempo convulso: no toreó cuando no había que torear y se echó el peso de la complicada temporada 2021 a sus espaldas, arrimando el hombro en todos aquellos lugares que querían dar todos y lo reclamaban, bajando incluso su caché en determinadas plazas para que a los empresarios les salieran las cuentas.

Pero es que además Morante mostró su mejor cara, dio lo mejor de sí mismo y mantuvo una regularidad inusitada en toreros de este tipo, de los llamados artistas, una catalogación que el de ‘La Puebla’ poco a poco se ha encargado de fulminar, demostrando lo que muchos teníamos claro desde hace tiempo: es el torero más capaz de todos los artistas (al menos los que mi generación ha conocido). La fórmula no falla: arte más capacidad más entrega, igual a torero para la historia.

Y eso es lo que es Morante después de 25 años de alternativa: un torero en plenitud y todavía con ganas de hacer historia. Cómo si no se explica que se haya planteado en esta temporada romper los números actuales del toreo -en los que una figura raramente pasa de las 50 corridas por temporada- y torear por encima de las 100. Morante lo justificaba así antes de que comenzara su periplo: “Me llaman de todas partes y me cuesta mucho trabajo decirle que no a esas empresas más modestas que me quieren tener en las ferias de sus pueblos”.

Pero por debajo de esa razón subyace otra más de fondo que vuelve a destapar la fijación que tiene este torero por el toreo de otro tiempo y, en especial, con la figura histórica e irrepetible de Joselito ‘El Gallo’. Recuerden si no quién fue el primer torero de la historia en superar las 100 tardes en una misma temporada, en concreto en la temporada de 1915. El mismo ‘Joselito’, no podía ser otro.

Suertes en desuso

Morante sigue esos pasos. En su casa de La Puebla está el despacho completo que utilizaba ‘Joselito’ en el cortijo de Pino Montano. Lo adquirió en 2015 en una subasta y sobre su mesa ha firmado contratos importantes como el que rubricó con Ramón Valencia para su vuelta a Sevilla en San Miguel del 2018, con Manolo Lozano como testigo, cuya foto acompaña a este texto. Imaginamos a Morante sentado en este despacho repasando viejos libros de Tauromaquia donde se asoma a un mundo apasionante que luego quiere llevar a la plaza. Porque Morante se ha convertido en un auténtico rescatador de estéticas y suertes antiguas del toreo. Un estudioso del pasado y recuperador de sus formas delante del toro.

Tanto es así que en la pasada Feria de Abril se dedicó a torear a la verónica con las manos altas, tal y como hacían los toreros de principios del siglo XX, entre ellos Joselito y Belmonte, y fue profundamente incomprendido a pesar de hacerlo ante la docta afición de Sevilla. El público no asimiló bien el homenaje al toreo pretérito que quiso hacer Morante esa tarde y algunos hasta le pitaron. Querían verónicas del siglo XXI.

Mayor sorpresa causó en 2019 que Morante desempolvara el galleo del Bú, al parecer inventado por Paco Frascuelo, hermano del famoso Salvador Frascuelo, granadino, con el capote colocado sobre la espalda a modo de capa de andar por la calle o de sábana, emulando a un fantasma, ya que

El famoso escritorio de Joselito, adquirido por Morante. El escritorio de Joselito.

lo de ‘bú’ viene del nombre que se le daba en aquella época a los fantasmas. ‘Paquiro’ y ‘Guerrita’ recogían este galleo en sus tratados sobre el toreo y ‘Gallito’ lo incorporó a su tauromaquia y lo ejecutó muchas tardes con la brillantez que caracterizaba a este privilegiado del toreo. Morante hizo lo propio mirándose en el espejo de ‘Gallito’.

Esa misma tarde nos dejó una imagen antigua, una auténtica estampa de La Lidia, al sacar un pañuelo de su chaquetilla y rozar con él la testuz del toro de Jandilla en un adorno lleno de torería. Sin embargo, el gesto sirvió para que los supuestos animalistas se lanzaran contra el torero en las redes sociales por su sadismo ante la muerte de un animal. Desconocimiento absoluto, una vez más, pues Morante no había hecho más que rescatar un adorno de Curro Cúchares que en su día también hizo Joselito.

También en Sevilla practicó la desusada suerte de las ‘tijerillas’, la ejecutó a modo de galleo para dejar al toro colocado en el caballo. Esta suerte, descrita por Pepe Hillo en su Tauromaquia, también es llamada ‘a lo chatre’ y en ella el torero cita al toro de frente, como en la verónica, pero con los brazos cruzados a modo de aspa. También en esa tarde del 1 de octubre de 2021 sorprendió recibiendo al toro con tres ‘cambios de rodillas’, suerte inventada por Fernando ‘El Gallo’, el padre de Rafael y ‘Joselito’, y que no hay que confundir con la larga cambiada o afarolada, ya que en el cambio no se suelta el capote y una de las manos pasa por el pecho del torero para resolver el lance como un recorte. El cambio de rodillas fue una suerte popular a principios del siglo XX y muy apegada a los Gallo.

Pero quizá la primera estampa antigua que nos regaló Morante fue la utilización de una silla para realizar distintas suertes, desde colocar un par de banderillas -como hizo en Ronda en 2013- hasta torear con la muleta en el inicio de una faena como lo hizo en Nimes y El Puerto de Santa María, entre otras plazas.

De otro tiempo

Tengo un amigo que repite constantemente que no se siente un hombre de este tiempo, que se identifica más con los usos y los comportamientos del pasado, cuando la honradez, la palabra, la rectitud y los principios eran normas no escritas de relacionarse entre las personas. Puede que a Morante le pase algo similar. No es un torero de este tiempo y quiere transportarse a otra época de oro del toreo. Quiere sentir las cosas que sentía ‘Joselito’.

Tanto es así que hasta incorpora detalles del torero de Gelves en su forma de vestir. De torero y de calle. Observen si no la nueva montera de Morante y compárenla con la de ‘Joselito’ cuando iba en la cuadrilla de los niños toreros. O las medias blancas que lució en Sevilla la pasada Feria. O incluso los últimos trajes cortos que se ha hecho. Vayan más al detalle y miren debajo del corbatín cuando va vestido de luces. La botonadura que usa es idéntica a la que ‘Joselito’ llevaba cuando vestía lujosamente de corto… Son muchos detalles que denotan el gusto por el pasado en el fondo y en las formas. Una manera de rendir homenaje a los toreros que le precedieron y que iniciaron el camino que ahora recorre el de La Puebla.

Pero hay más. En los últimos

Morante mirando al toro haciendo 'el cartucho'.

años, Morante ha encontrado una fórmula para crear expectación que al mismo tiempo es un tributo a toreros históricos. En la Feria de Abril de 2021 -que luego el virus obligó a pasar a septiembre- se apuntó a la corrida de Miura en Sevilla como homenaje a ‘Joselito’, torero que se prodigó con esta ganadería. Este año repite el gesto en Linares en un claro homenaje a ‘Manolete’, que perdió la vida en esta plaza con un toro de esta legendaria ganadería. Siempre con la historia del toreo en la mente.

La última incorporación decimonónica al repertorio morantista la vimos este año en Sevilla. La tarde del 29 de abril recuperó una suerte popularizada por el torero sevillano Antonio Reverte Jiménez en el siglo XIX. Con el capote doblado sobre su antebrazo, citó al toro y vació su embestida por alto en una especie de recorte al que se le dio en su día el nombre de ‘Revertina’. Este torero de Alcalá del Río llegó a enlazar esta suerte, ligando una con otra y convirtiéndola en un quite por revertinas, que en realidad eran como pases de pecho con el capote apoyado en el brazo del torero.

Y para rematar la lista de tributos morantistas no hay que olvidar el que el cigarrero dedicó a Pepe Luis Vázquez con motivo del centenario de su nacimiento. Andaba Sevilla de conmemoraciones recordando al rubio de San Bernardo en actos y exposiciones y Morante quiso poner su granito de arena el pasado 6 de mayo en el ruedo maestrante iniciando la faena de muleta con el ‘cartucho de pescao’, suerte que inmortalizó Pepe Luis y que es una imagen icónica del llamado toreo sevillano. Sin olvidar que Morante últimamente gusta de acudir a la plaza acompañado por su cuadrilla en una calesa tirada por dos mulos en la que no falta detalle, botijo incluido…

La mente de Morante viaja con facilidad a otros tiempos del toreo. El de La Puebla se alimenta del pasado al tiempo que escribe la que puede ser la página más gloriosa del toreo de nuestro tiempo. Ver a Morante es una continua sorpresa. También un privilegio que este año va a tener Murcia y toda su afición. Cuando vayan a verle, no pierdan detalle. En cualquier momento, Morante nos puede transportar al siglo XVIII, XIX o a la edad de Oro del toreo por arte de birlibirloque. Son las cosas del de La Puebla…

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