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6.- Supervivencia

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4.- La Colonia 7

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40 José Gushiken

generación de los que me odian, y hago misericordia hasta mil generaciones de los que me aman y guardan mis mandamientos23" .

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Para comprender el alcance de esta prohibición, debemos tener en cuenta el medio ambiente egipcio, de donde salían los israelitas. Los egipcios habían llegado a acentuar en demasía la adoración de los fenómenos naturales, de los astros y seres creados. La zoolatría tenía manifestaciones sin número. Entre los mesopotámicos, el culto astral prevalecía bajo diferentes formas.

En la historia de Israel, este precepto relativo a la prohibición de imágenes representativas de Yahvé fue muchas veces desobedecido. La propensión de los israelitas a copiar los cultos cananeos, fenicios y asirios fue la obsesión de la predicación profética. Ya en el Sinaí prevaricaron los hebreos al levantar el becerro de oro.

Moisés se encuentra con Yahvé en el Sinaí24 , y el pueblo, que había quedado encomendado a la dirección de Aarón y de Jur, cansado de esperar, pide a Aarón una imagen que represente al Señor para tributarle culto 25 . Sirviéndose de las alhajas ofrecidas por los israelitas, Aarón hizo un becerro de fundición, al que se ofrecieron sacrificios con alegría del pueblo. Esto constituía una abierta violación del precepto divino antes mencionado26 . Yahvé se lo comunica a Moisés, amenazando con aniquilar al pueblo prevaricador y con limitar a la sola familia de Moisés el cumplimiento de la promesa hecha a Abraham 27 . Moisés intercede ante Dios; luego baja del monte y encuentra al pueblo celebrando festejos en torno al becerro de oro. Ardiendo en una santa indignación destruye el becerro, y lo esparce convertido en polvo, y recriminando a Aarón castiga al pueblo, juntamente con los

23. Ex 20, 3-6.

24. Ex 24, 12-18.

25. Ex 32, 1-6.

26. Ex 20, 3-6.

Extirpación de la Idolatría en la Sierra de Lima

levitas, llegando casi a diezmarlo. Hubo cerca de 3,000 muertos28 . Luego reanuda su intercesión para aplacar al Señor y lograr de él que desista del propósito de separarse de su pueblo (separación representada en la colocación del tabernáculo fuera del campamento). Moisés consigue que el Señor vuelva a estar en medio de Israel y a guiarlo personalmente hasta la tierra prometida. En atención a tos méritos de las generaciones pasadas, el Señor no rescinde definitivamente la alianza con Israel, y se contenta por ahora con un castigo temporal y limitado, porque no hay nada que pase sin castigo, aun teniendo en cuenta el arrepentimiento del pueblo29 .

En cuanto al cristianismo, y respecto a este asunto de las imágenes, baste decir que el segundo Concilio de Nicea (787) juzgó necesario distinguir entre latría, adoración y dulía, honor o reverencia, y se determinó que sólo esta última forma de culto podía ofrecerse a las imágenes. Los católicos han mantenido esta actitud hasta hoy.

"Un decreto del Concilio de Trento afirma que las imágenes no son adoradas como ídolos por los católicos f c o mo si la Divinidad habitara en ellas, o pudiéramos pedirles alguna cosa, o confiar en ellas, como hacían los paganos con sus ídolos'). Durante la Reforma, el empleo de imágenes fue uno de los puntos de discrepancia entre tos moderados y los reformadores extremistas; los calvinistas las excluyeron tajantemente; los luteranos lo consideraron como un asunto más o menos indiferente, de tal suerte que pueden verse cruces, estatuas y cuadros en iglesias luteranas. La Iglesia de Inglaterra conservó las imágenes (si bien fueron rudamente tratadas por los puritanos del siglo XVII). En las tendencias anglicanas de tendencia anglocatólica las imágenes y las pinturas son tan numerosas como en las iglesias de la comunión romana30" .

28. Ex 32, 7-35.

29. Ex 33.

30. E. R. Pike, Diccionario de Religiones. México, Fondo de Cultura Económica, 1960, art. "Imágenes".

En tiempo de la Conquista, esta actitud judaico-cristiana tocante a las imágenes se tradujo en enérgicas medidas tendientes a destruir y erradicar toda manifestación religiosa autóctona, por considerarla como una "idolatría" relacionada con el demonio.

En Dioses y Hombres de Huarochirí, don Francisco de Avila presenta a Llocllayhuancu, un ser sagrado, hijo de Pachacámac, a quien se envía a proteger al pueblo de Checa, donde fue adorado y venerado durante muchos años. Pero líneas después nos encontramos con que este dios asume forma diabólico y se nos presenta como un ser maligno: " Y a, s í, hemos hablado del perverso Llocllayhuancu y de cómo era un demonio, y hemos oído la historia de la lucha victoriosa de Don Cristóbal en el sueño31" .

A juicio de Van der Leeuw, mayor antigüedad han tenido siempre y en todas partes los demonios que los dioses, "y sólo se hicieron malos al ponerse en contraposición con éstos. Los dioses, originalmente tan 'demoniacos' como ellos, se hacen entonces racionales y éticos. Los demonios, que primero no tienen ningún plan y son malignos, se trasforman en enemigos de los dioses, en diablos 32 " .

En un principio, se consideraba a los demonios como seres éticamente neutrales, ni buenos ni malos esencialmente. Conviene recordar en relación con esto que la palabra "demonio" procede de la griega daimon, que significa "genio" o "espíritu". El daimon griego o el genius latino es una personificación indeterminada de las fuerzas de la naturaleza o del alma humana. Ocupaba una posición intermedia entre los dioses y los hombres. "La filosofía griega se ha servido de este concepto para conciliar el deseo de guardar fidelidad a la religión tradicional con las tendencias especulativas de signo monoteísta

3 1. F. de Avila, Dioses y Hombres de Huarochirí. Edición bilingüe. Narración quechua recogida por F. de A. (1598). Traducción de J. M. Arguedas. Estudios bibliográficos de P. Duviols. Lima, Edición del Museo Nacional de Historia y del Instituto de Estudios Peruanos, 1966, cap. XXI, p. 121.

32. G. van der Leeuw, Fenomenología de la Religión. México, Fondo de Cultura Económica, 1964, p. 133.

Extirpación de la Idolatría en la Sierra de Lima

o monista. Constituye ésta la primera equiparación entre dioses y demonios que, aunque con un sentido completamente distinto, tiene también su paralelo en las religiones monoteístas. Entre los griegos y latinos la representación de un espíritu benéfico predominó sobre la de un espíritu maléfico. Esta categoría, bastante vaga, tiene su correspondencia en las religiones de los pueblos primitivos, empezando por los espíritus protectores y terminando con los héroes más o menos divinizados33" .

Con el correr del tiempo se fue trazando una distinción entre los buenos demonios o espíritus guardianes (recuérdese, por ejemplo, el caso del daimon cuya voz aconsejaba y guiaba a Sócrates) y los malos espíritus, a los que se considera como enviados de Satanás, que es el demonio por excelencia. De los primeros se dice que después aparecen en la religión como ángeles de la guarda y en el espiritismo como los espíritus guías de los "médiums". Esta distinción se remonta a la mitología zoroástrica, que influyó en las ideas judaicas y, consecuentemente, en la teología cristiana.

En el cristianismo, la personificación del mal es Satanás, el Príncipe de las Tinieblas y el Gran Enemigo de Dios. Satanás es un nombre hebraico cuyo significación original es la de "perseguidor" o "adversario"; diablo proviene del griego y significa "calumniador". La doctrina cristiana sostiene que Satanás consiguió el derecho a poseer las almas de los hombres a consecuencia del pecado de Adán en el Paraíso, y que éstas solamente pueden ser salvadas por el rescate que Cristo pagó derramando su sangre en el Calvario34 .

Es interesante anotar la relación entre los dioses y los demonios, relación amigable sobre la cual Eliade escribe lo siguiente: "Un número considerable de tradiciones míticas habla de fraternidad' entre dioses y demonios (p. ej., devas y asuras), de 'amistad' o de consanguinidad entre los héroes y sus antagonistas (tipo Indra y Namuci), entre santos y diablas (del tipo San Sisinius y su hermana, el demo-

33. J. Goetz, art. "Demonios". En Kónig, o. c , col. 350.

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