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5.- Las Reducciones de Indios
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procede a enterrarla en la puerta de calle9" . Harry Tschopik no pudo encontrar estas costumbres en Chucuito, porque "la cría de ganado no es de primera importancia en la economía del pueblo. Sin embargo, en algunos ayllus vecinos está actividad es fundamental y en ellos se celebran a menudo dichas ceremonias10" .
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3.- El Mito de Yayancuri y Huari
Este relato sagrado no tiene lugar en Carampoma, sino en Japani, lugar de donde procedieron los naturales con motivo de las reducciones ordenadas por Toledo.
Los protagonistas son dos dioses que actualmente se cuentan entre los principales del pueblo. Narra la historia que los héroes civilizadores realizaron aquí y allá algunas acciones por cuya causa resultaron ser autores de accidentes de terreno hoy todavía observables; y añade el relato que se detuvieron en tal lugar y que actualmente se encuentran en otro determinado.
Su razón de ser dentro del contexto de la cultura está dada por su función, que no viene a ser una mera simbolización de fenómenos naturales, ni una simple relación de acontecimientos pasados, sino un rasgo cultural estrechamente ligado a la religión y que satisface profundas necesidades místicas, aspiraciones sociales, reivindicaciones, al mismo tiempo que consolida las convenciones y, al dotar de la continuidad necesaria a la tradición comunitaria, la legítima. De ahí, pues, que el estudio de este mito no puede limitarse a la mera lectura de las narraciones de los informantes; es necesario acudir al medio donde se desenvuelve el relato. Al respecto Malinowski afirma lo siguiente: "La reducción del estudio del mito al simple examen de los textos ha sido fatal para el conocimiento acertado de su índole. Las formas del mito que nos han transmitido la antigüedad clásica y
9. G. Escobar, "Sicaya, una Comunidad Mestiza". En Estudios Sobre la Cultura Actual del Perú. Urna, U.N.M.S.M., 1964, p. 205.
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los libros sagrados del Oriente, u otras fuentes similares, se nos ofrecen arrancados del seno de la fe viva, sin que podamos hacerlos comentar por los que fueron sus creyentes y sin el conocimiento paralelo de organización social, moralidad y costumbres populares; al menos, sin la amplia información que el investigador moderno puede obtener sobre el terrero11" .
Del mito de Yayancuri y Huari recogimos dos versiones, cuya transcripción textual ofrecemos a continuación. La de Gabino Villarroel es como sigue:
"Bueno, en el asunto de Yayancuri, eso sí es mucho tradicional; como repito, del tiempo del Incanato. Yayancure y Huare eran dos hombres, ¿no?, que disputaban por el tribu quién iba a ser el que iba a comandar al tribu; entonces se dentraron a un desafío. Yaya era el hombre político, pasivo. Entonces se sometieron a un desafío; en ese desafío Huare saca la cequia del sitio de Shunsha a la punta de Japani y formarse sus tanques la laguna. El Yaya saca la cequia de la laguna de Yayancure a regar los plantos de quinual.
"Sometieron, cuando menos, según historia, según anuncios antiguos, que Huare lo ganó ese apuesta, en veinticuatro horas. Le puso el agua del lugar de Shunsha al sitio de Japani. Entonces Yaya con su gente no pudo sacar la cequia. Lo manda a un, como una comisión, a un sitio que le llaman Sayhua y allí revisa él la comisión. A la madrugada ya estuvo el agua con sus tanques en el sitio de Japani. Entonces qué hace Yaya. Caliente viene, y antiguamente tenían esos porongos de cal, ¿no?, en que una shucuna con un que le llaman chupacal, era de oro. Entonces, con eso del sitio de Sayhua, le manda un shucunazo a la laguna que ha construido Huare en Japani, para destruir el pueblo de Japani y la laguna. ¡Revienta la tierra! Ahí está el vestigio claro. Revienta la tierra, se produce la inundación y forma un tremendo barranco y ese barranco lo llamamos Camachuanca. Camachuanca se llama ese barranco. En ese estado se quedó. En-
11. B. Malinowski, Estudios de Psicología Primitiva. Buenos Aires, Editorial Paidós, 1949. p. 30.
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tonces Yaya, en vista que perdió también, lo que no pudo acertar la destrucción, va y se entierra en la laguna de Yayancuri. Curi es la laguna, y Yaya es el nombre de la persona. Eso es todo. Precisamente él está enterrao ahí, en esa piedra. Tienen esta f e, tienen esa creencia de que esa piedra es Yaya enterrao ahí en la laguna. A esa piedra lo ofenden, en tiempo que no llueve lo van a ofenderle a esa piedra. Le llevan regalos, le llevan la coca, el cigarro, le llevan un perrito para darle de comer su sangre, una serie de cosas.
"La ceremonia ahí se arma frente a la piedra, ¿no?; este es la laguna, una poco al extremo, se comienzan a armar, se perdonan, la comisión local se perdonan. Se someten a'entro. A golpear a la piedra. Entonces, cuando está golpeado, se forma la nube. Se viene ya la lluvia."
Don Carlos Pascual refirió el mito de la siguiente manera:
"Había dos grandes caciques. El cacique que se llamaba Huari, y el otro Yayancuri. El de Huari se posesionaba en el pueblo bajo de Japani. El de Yayancuri, en el más alto. Entonces los dos grandes personajes convinieron en una apuesta, en sacar la acequia. Uno de ellos para regar la sembradura de papas, y el otro para regar tos montos de quinual. Convinieron la apuesta en unión de sus hijos, ambos personajes.
"Comenzaron los trabajos, tanto Huari como Yayancuri. Huari se esforzó tanto, que terminó de sacar la acequia del lugar de Shumsha hasta el lugar de Chupa, hicieron llegar el agua. En cambio Yayancuri no pudo hacer llegar el agua para regar todos los montes del quinual, porque se tropezaron con grandes rocas. Cuyas acequias existen hasta la actualidad, todavía hay indicios de Yayancuri; pero de Huari, actualmente corre el agua por ahí. Luego, la sentencia o el castigo; el premio era de que una vez el que ganara concluido la acequia, era dueño y señor. El que dominaba toda la tribu de Japani. Y el otro, el que perdía, tenía que someterse a su dominio. Entonces, como Huari había ganado, tenía Yayancuri que someterse forzosamente a su dominio de Huari, pero Yayancuri, no aceptando someterse a su dominio de Huari, se dentro a la laguna de Yayancuri, en unión de sus
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hijos. Y se cree que uno de sus hijos se fue a la laguna de Hualhuacocha y el otro se vino a la laguna de Huamash. Pero Yayancuri, en unión de su esposa, se encuentra actualmente en la laguna de Yayancuri; tan es así que existen dos piedras cerca a la compuerta de esa laguna. Dicen que esas piedras están representando a Yayancuri y su esposa. A esa piedra le invocan; cuando no hay lluvia, le piden, le ruegan.
"Huari, en cambio, después de haber triunfado, después de haberse declarado dueño y señor de toda la tribu de Japani, más tarde se sometió a la cueva de Huari; allí se le encontró a Huari mismo. Que después, harán unos treinta años que ha desaparecido de allí, todos los restos de Huari. Porque allí se encontraba Huari, todo exactamente, con toda su vestimenta. Era el cuerpo natural, diseco, pero desapareció; hará una cosa de treinta o treintaidós años que desapareció de allí Huari. Dicen que se lo ha llevado el Dr. Tello; porque precisamente aquí el Dr. Tello estuvo en su época política; tuvo sus partidarios, y esos partidarios creen que se han llevado a su museo del Dr. Tello. Ha quedado solamente la cueva vacía, sin Huari. Esa cueva está en el lugar de Huari; Huari mismo se llama ese sitio. De aquí será por lo menos dos horas de camino; a caballo, una hora y media. Después de muerto, allí lo colocaron a Huari, junto a la acequia, como si fuera su trono. Entonces como ya, más tarde como Carampoma o Japani, se vinieron aquí, en la época colonial; abandonaron ese pueblo de origen, así ha sido".
Estos hechos, que ocurrieron en tiempos muy remotos, tienen para ellos plena vigencia en la actualidad. Todo el escenario geográfico donde estos dioses realizaron sus hazañas, pueden ellos verlo y reconocerlo. Ahí está la acequia construida por Huari; el vestigio de la piedra que arrojó Yayancuri se encuentra a diez metros de la laguna; por aquel cerro se encontraron los héroes; Huari vivió en la cueva que lleva su nombre; Yayancuri y su mujer se encuentran convertidos en piedra, cerca de la compuerta de la laguna, pidiéndosele lluvia en época de sequía.
' Sobre el apego apasionado a la tierra natal que encontramos en estos lugares, Levi-Straus dice lo siguiente: "Las montañas, los ma-
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nantiales y estanques no son solamente para él (el indígena) aspectos del paisaje bellos o dignos de atención. Cada uno de ellos fue la obra de uno de los ancestros de los que desciende. En el paisaje que lo rodea, lee la historia de los hechos y de las hazañas de los seres inmortales que venera; seres que, por un breve instante, pueden todavía cobrar la forma humana; muchos de los cuales le son conocidos por experiencia directa, en cuanto padres, abuelos, hermanos, madres y hermanas. El país, por entero, es para él una suerte de árbol genealógico antiguo y vivo aún. Cada indígena concibe la historia de su ancestro totémico como una relación de sus propias acciones en los comienzos de los tiempos y en el alba misma de la vida, cuando el mundo, tal como lo conocemos hoy en día, estaba aún entregado a las manos todopoderosas que lo modelaban y lo formaban12" .
Por eso, según Coulthard, en los países rioplatenses, que en contraste con los de la llamada América india, poseen muy pocos indios, siendo su población en su gran mayoría descendientes de inmigrantes europeos, la búsqueda de sí mismo es un problema terrible y a veces trágico13 . Un escritor argentino afirma que es fácil advertir lo representativo en países como Perú, Bolivia o México; pero que es infinitamente arduo notarlo en su patria. Allí el hombre tiene contornos indecisos, complejos, variables, caóticos. Al enfocar la incertidumbre que existe en la identidad, escribe: "Y acaso el problema psicológico y metafísico más complejo es el descendiente de extranjeros, extraña criatura cuya sangre viene de Genova o de Toledo, pero cuya vida ha transcurrido en las pampas argentinas o en las calles de esta ciudad babilónica. ¿Cuál es la patria de esa criatura? ¿Cuál es mi patria? Crecimos bebiendo la nostalgia europea de nuestros padres, oyendo de la tierra lejana, de sus mitos y cuentos, viendo casi sus montañas y sus mares. Lágrimas de emoción nos han caído cuando por primera vez vimos
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12. C. Levi-Strauss, El Pensamiento Salvaje. México, Fondo de Cultura Económica, 1964, pp. 352-335.
13. Cf. G. R. Coulthard, "El Mito Indígena en la Literatura Hispanoamericana Contemporánea". Conferencia sustentada en la Casa de la Cultura del Perú, en el mes de diciembre de 1967.
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las piedras de Florencia y el azul del Mediterráneo, sintiendo de pronto que centenares de años y oscuros antepasados latían misteriosamente en el fondo de nuestra alma 14 " . No obstante, el mismo Coulthard aclara que los uruguayos y sus vecinos argentinos suelen despreciar al indio y al mestizo, y que entre ello existe el orgullo de no tener indios, de ser blancos.
Y retornemos ahora al mito de Carampoma. La historia de que existieron dos partes con sus respectivos jefes, Yaya de la parte alta y Huari de la baja, demostraría que Japani o antiguo Carampoma se dividía en la misma forma que es usual encontrar en toda el área andina. Tal fraccionamiento se mantiene hoy en día en Carampoma, que, como ya sabemos, es un pueblo cuya formación data de la época colonial. Mittma es la parcialidad de la parte alta y Carampoma de la parte baja; ambas están unidas políticamente, pero esencial y económicamente están separadas, habiendo mantenido las dos una permanente rivalidad a través del tiempo. El siguiente documento, que logramos ubicar en el archivo del Ministerio de Trabajo, constituye una de las tantas pruebas demostrativas de lo que afirmamos. Dice así: "Los indígenas de Carampoma constituyen dos grupo o barrios y se agrupan en la 'Comunidad de Carampoma' y en la 'Parcialidad de Mittma'. En época anterior, posiblemente con el espíritu de mejoramiento y progreso que produce la unión, trataron de fusionarse las dos agrupaciones, sin conseguir su objeto, teniendo que dividirse nuevamente y quedar a un acuerdo15" . Con estas palabras se expresaban los miembros de la parcialidad de Mittma en una comunicación dirigida ai Prefecto de Lima en 1938, el día 3 de mayo. Como se ve, este antagonismo histórico entre los de Mittma y los de Carampoma tiene su origen en un pasado mítico, o tal vez en el hecho de que los de Mittma eran de otro lugar (mitimaes), llegados allí durante la época incaica.
14. E. Sábato, El Escritor y sus Fantasmas. Buenos Aires, Aguilar, 1967, p. 35.
15. Archivo del Ministerio de Trabajo y Comunidades. Expediente de reconocimiento e inscripción oficial de la comunidad de indígenas de Mitta, del distrito de Carampoma, de la provincia de Huarochirí, del departamento de Lima. Iniciado el 11 de setiembre de 1936, p. 10.
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En otros sitios se encuentra el mismo tema general, aunque naturalmente con los matices diferenciales propios de cada región. En una de las historias recogidas por el Padre Avila, Pariacaca, el dios vencedor, es, al igual que Huari, el de las buena virtudes y se contenta con ofrendas humanitarias. En cambio su rival Huallallo Carhuincho, que al ser derrotado huye, pedía para su veneración sacrificios humanos. En Japani, Yayancuri, el héroe derrotado, antes de refugiarse en la laguna realiza una acción maligna: trata de matar a Huari. Sin embargo, un informante dijo si bien Yayancuri era el símbolo de la prepotencia y la maldad, no era l a n malo, porque si no no le pedirían también la lluvia".
En otra región de Huarochirí, Anchicara y su mujer Huayllama se encuentran convertidos en piedra en la laguna de Lliuya. Tiempo después, los huacasas de Allauca "fueron muchos o pocos, en cuanto llegaban a la laguna de Lliuya, soplando y tocando sus antaras, tomaban el agua de la superficie de la laguna; luego, iban a saludar al agua donde está Anchicara, y al tiempo de saludarlo, le ofrendaban un poco de coca. Volvían enseguida a la laguna, después de haber saludado a Anchicara, y adoraban a tos hijos de éste, en la misma laguna Lliuya Tutacocha, y a la propia laguna también la adoraban16" .
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4.- La Fiesta del Agua o Champería
Es una costumbre tradicional, que, considerada como una actividad folklórica, tiene un trasfondo mágico-religioso. Se realiza en el mes de abril y por duración tienen una semana, de lunes a domingo. Es la celebración más grandes y festejada, en la que realmente hay un espíritu de confraternidad, de acercamiento entre los pobladores. De ahí que para los indígenas ausentes, una de las máximas aspiraciones la constituya el regresar a su pueblo con motivo de la Champería.
En esta fiesta, dedicada a homenajear al agua, se trabaja limpiando la acequia por donde habrá de pasar el agua para irrigar tos terrenos de cultivo. Después de los trabajos diarios, se dedican a festejar esa
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"limpia de acequia". Se baila la "Hualina", que consiste en una serie de movimientos mediante tos que, hombres y mujeres, imitan tos movimientos y ondulaciones del agua. Para este baile, dos hombres, que hacen de cantores, están al centro de una rueda de mujeres. Simbolizan ellos el chorro de agua de un manantial, y la rueda de mujeres representa la onda de agua de dicho manantial. Los cantores, al compás de la música, al mismo tiempo que bailan cantan expresando su agradecimiento al agua. Luego las mujeres del ruedo contestan con la misma música y letra. Las flores que llevan éstas en el sombrero son los vegetales que crecen alrededor del manantial. Hay dos clases de cantos: en uno, el cantor, acompañado de la música, habla de las penas y éxitos, de los momentos más importantes para el pueblo, comunidad, región o país. El otro canto se emplea cuando se va a traer agua; la música especial que lo acompaña se llama Mayhua. Aquí el cantor describe minuciosamente el recorrido del agua, desde el momento en que sale de la toma hasta su llegada al pueblo. El día jueves, por la tarde, se hacen competencias de carreras de caballos. Estas celebraciones ecuestres persiguen, en su desenvolvimiento, equiparse la forma en que el agua, al correr por la acequia, va formando puntas.
El día sábado, una vez concluida la limpieza de la acequia, van a traer el agua. Los Campos convocan a tos pobladores a fin de que concurran a lo que ellos llaman la "Levantada del agua", que consiste en liberar la compuerta de la toma principal. Cumplido el acto, un grupo de hombres, conformado por uno que lleva una bandera y por cuatro más llamados "paladines", vienen por el borde de la acequia, junto con el agua, hasta el pueblo, cuyos habitantes tos reciben con gran regocijo. Luego hay una gran comilona, en la que se ofrecen platos típicos del lugar, frutas y abundante licor. En seguida los concurrentes bailan primero la mayhua y luego continúan con la
hualina.
El domingo, día anterior al inicio de la faena, los campos, acompañados de sus respectivas mujeres y al son de un instrumento del lugar que los naturales llaman chirimia, se dirigen a la casa comunal con el propósito de depositar la "vara". La "vara" carampomeña es un bastón de madera, de aproximadamente un metro veinte de longitud,
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que en el tercio superior presenta una cruz de plata, adornada con una cinta de seda. La vara, que simboliza la autoridad del campo, se deposita en el local hasta el día siguiente, en que es llevada a las faenas de limpieza de la acequia.
Existe otra champería, que se realiza en el mes de junio, dedicada a la acequia del dios Huari, en el antiguo pueblo de Japani. Para esta ceremonia se nombra, cada año, un campo especial.
5.- La "Ofensa" a la Laguna
El agua es fundamental para la vida; y en esta comunidad, como en la mayor parte del mundo, su provisión depende de la lluvia. Si faltara la lluvia, no se desarrollaría la vegetación y así los hombres como los animales morirían de inanición.
Los fenómenos de la naturaleza son concebidos por los creyentes como manifestaciones de entes divinos antropomórficos, a los que es posible influir por medio de acciones profanas. Para tener una idea de los ritos que se efectúan en Carampoma cuando el tiempo es de sequía, transcribiremos las declaraciones de dos informantes oriundos del sitio.
"En cuanto a la creencia sobre la ofensa de la laguna, ¿no? - n os manifiesta don Carlos Pascual-, cuando no hay lluvia, lo hace de la siguiente forma: los cuatro campos, que son los encargados de cuidar la acequia y el maizal, son los que van a las lagunas con el objeto de traer agua y ofender a la laguna. Lo ofende a la laguna tirándole piedras y sacando el agua de allí. Cuya agua lo traen y lo depositan en otra laguna junto al pueblo, la laguna de Moya. Y por coincidencia ciertos años comienzan a llover, unos tres o cuatro días. De allí la creencia, para que se invente la lluvia. Y a veces, cuando no hay esa coincidencia de lluvia, se repite; y de allí más antes quemaban perros en la capilla formada en la época del Virreinato; capilla católica. Cuando ordenara el Virrey Toledo. Quemaban el perro para dar esa idea de que había mucho verano. En verano no debe haber lluvia. Pero para que haya lluvia, quemaban el perro, para que se aleje el verano, para eso es. Para darle muestra que están sufriendo, que se están que-
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mando. Para eso quemaban el perro. Cogían cualquier perro. Entonces daban muestra que había mucho sol, mucho verano, y no había precisamente desarrollo de las sementeras. Para eso quemaban. Los encargados de eso eran los cuatro campos, nombrados por la comunidad para el cuidado de la acequia y para el cuidado del maizal.
"Cualquiera de la comunidad puede ser campo; pero que le corresponde. Para ser campo se requiere que sean miembros de la comunidad. El campo debe tener conocimientos especiales para poder realizar su función. Ellos son nombrados en forma ordenada, por edad; por ejemplo, ellos son cuatro: un regidor, un alcalde de campo, un juez de campo y un campo. Entre ellos el regidor es el que enseña porque es el más antiguo, porque ya ha pasado los cuatro cargos. Así es que comienza por campo, juez de campo, alcalde de campo, regidor. Entonces cuando ya pasa a regidor, ya él sabe para enseñar a los menores; así es. En ese sentido.
"Y como son tres lagunas, los que se cree que son bravas para ocasionar el invierno. Se dirigen a la laguna de Huayhuay (dos personas) y otras dos a la laguna de Yayancuri. Y los que pertenecen a la comunidad del barrio alto se van a la otra laguna, que se llama la laguna de Huamash, para traer el agua y ofender a la laguna. Van el regidor y el alcalde de campo. Esa costumbre viene desde tiempos inmemoriables, desde la época de la Conquista; quizá habrán traído desde más antes. Yo fui campo. Se van los campos en unión de una persona mayor, más viejo que todos, que conoce la laguna y sabe las costumbres; entonces se llega a la laguna, ¿no?, y allí se da como se dice la armada de coca. Chacchan la coca y llevan el fiambre, que dicen para lo que haya dentro de la laguna; es que es una creencia, que se encuentra allá algún personaje, ¿no?. Y para eso llevan fiambres, llevan papas asadas, llevan maíz tostado, llevan chicha y llevan huevo. Así que eso lo echan a la laguna y después de armarse bien ellos lo echan a la laguna y cogen el agua. Una vez que cogieron el agua, entonces tiran piedras a la laguna y se viene corriendo el agua".
El testimonio de don Juan Mendoza reza textualmente como sigue: "Cuando se opera una sequía larga y dañina para los pastos y sementeras, inmediatamente los campos se reúnen y preparan a salir e
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invocar a los dioses del aguacero. Se preparan a salir, a visitar esas tres lagunas: Yayancuri, Hualhuacocha y Huamash. Los campos de la parte baja van unos Hualhuacocha y otros a Yayancuri, y el campo de Mittma, que es de otra comunidad que está dentro de Carampoma, va a Huamash. Esos campos, una vez que llegan allá, inmediatamente se ponen a chacchar; en medio de la chaccha hacen sus invocaciones; inmediatamente se alejan a una parte dominante y elevado; de allí comienzan-a atacar a la laguna, lanzando con hondas. Dicen que cuando esas piedras llegan a la laguna, inmediatamente el dios del agua se molesta con esa ofensa y comienza a manifestarse esa cólera mediante truenos y posteriormente la lluvia. Claro que algunas veces, después de tres a cuatro días, siempre ha llegado la lluvia. Ellos creen que eso se debe a esa forma de solicitar la caída de la lluvia".
En la mayoría de los mitos encontrados en la región de Huarochirí, la lluvia aparece como una maldición de los dioses: "y es muy instructivo que en los mitos de Huarochirí, hasta con mayor frecuencia, se encuentre a la lluvia más bien como una maldición divina que como un beneficio excelso17" . Por eso se lanzan piedras ofensivas a la laguna, para que el dios de ésta, en respuesta del agravio, se enfurezca y envíe como maldición divina lluvia y truenos.
Esta costumbre de ofender o castigar a una divinidad en demanda de lluvia, prevaleció o prevalece en ciertas partes de Europa. "En Palermo tiraron a San José a una huerta para que viese por sí mismo el estado de las cosas y juraron los campesinos dejarle allí, abandonado al sol hasta que lloviese. Otros Santos, a la manera de chicos traviesos, fueron puestos cara a la pared o despojados de sus bellísimos trajes y desterrados de sus parroquias, insultando groseramente y zambullidos en los pilones de bañar las caballerías18" .
Para van der Leeuw, el fenómeno de la lluvia viene a ser un símbolo de la simiente de la divinidad que habrá de fecundar, que es
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17. H. Trimborn, El Motivo Explanatorioenlos Mitos de Huarochirí. Primer Congreso de Peruanistas. Bonn, 1950, p. 1.
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siempre femenina19 . Esto lo podemos relacionar, por lo que toca a las versiones de nuestros informantes, con la circunstancia de que los seres divinos a quienes se acude para que llueva, pertenecen al sexo masculino.
Como la lluvia participa de la significación del agua, es símbolo de fertilización, pero también de purificación, ya que procede del cielo. En este sentido, para los antiguos alquimistas la lluvia tenía también cierta afinidad con la luz.
En Chucuito (Puno) se ha encontrado que para el ritual de la lluvia no se cuenta con personal en la comunidad, sino que se contrata a un mago. "Después de tres meses en los que casi no llovió, los habitantes comenzaron a clamar por la celebración de un rito; pero como para una cosa así no hay persona que sea oficialmente responsable de tales asuntos, y como hacía tiempo que esta situación no se presentaba, nada se había hecho en este sentido. Por último, en Diciembre, Pascual Paredes, un hombre muy conocido y a menudo llamado p'equeña ("uno con cabeza" o "jefe"), tomó la iniciativa y en una colecta hecha puerta a puerta reunió el dinero necesario. Cuando lo tuvo en su poder, viajó a la península de Chucuito y contrató a un mago20" .
Al respecto, un informante de Santiago de Carampoma declaró: "Había un mago; se le consideraba como brujo, y precisamente se llamaba Fernando Curi, a quien lo conocí un poco ancianito. Yo recuerdo más o menos cuando tuve ocho o diez años (alrededor de 1920). Esos magos eran como directores de esas ceremonias folklóricas. Entonces ellos sabían cómo debería abrirse, cómo debería desarrollarse, cómo debería terminarse. Esa ceremonia, por ejemplo, presidir la limpia de acequia, presidir las faenas grandes, presidir los momentos de invocación para la caída de la lluvia.
"Siempre, para todas estas actividades, los campos apelaban a estos señores, que tenían mayores conocimientos y que a través del
19. Cf. van der Leeuw, o. c, p. 62.
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tiempo lo habían aprendido y lo transmitían a las generaciones posteriores. Pero siempre, hasta ahora, para todas esas actividades apelan a la asesoría u orientación de esas personas mayores, que son como una especie de magos". Como se recuerda, líneas más arriba don Carlos Pascual había manifestado que los campos se iban en compañía de una persona mayor, "más viejo que todos, que conoce la laguna y sabe las costumbres".
Que el mago sea, a la vez que sacerdote, un personaje anciano, es un hecho bastante común, según lo demuestran los estudios de etnología religiosa. En Carampoma, si bien todo comunero puede ser campo, sólo algunos, lo de más edad, llegan a ser maestros o esa "especie de magos" a los que se refería el informante cuyo testimonio acabamos de citar. Estos hombres dotados de prestigios mágicoreligiosos, vale decir, los chamanes, los hombres-médicos, los hechiceros o magos, gozan de general y público reconocimiento en todas las sociedades primitivas. Entre los yakutas de Siberia, a la persona que muestra algún síntoma de haber tenido entrada a una zona de lo sagrado, inaccesible a los demás miembros de la comunidad, sus familiares lo llevan "a un viejo chamán, que comienza a instruir al joven extraviado acerca de las diversas especies de espíritus y del modo de llamarlos y dominarlos21" .
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Entre los Yurak-Samoyedos, cuando un joven empieza a tener visiones, cuando canta mientras duerme y se retrae y gusta de pasear solitario, cuando se arroja al fuego y al agua, sabe entonces que está próximo a madurar, y, por lo tanto, acude a un viejo chamán para que lo instruya22 .
6.- Otras Creencias y Prácticas
Caramppna tiene fama, especialmente en ciertos lugares de la sierra central, de ser un pueblo de brujos y curanderos. Ello se debe a que
21. Eliade, El Chamanismo, p. 30.
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hace muchos años viajaba por las serranías, curando males, un brujo carampomeño.
En la actualidad, la mayor parte de las creencias y prácticas sobrenaturales son patrimonio exclusivo de adultos y ancianos. El permanente contacto con las zonas urbanas de Lima y Chosica, y la instrucción occidental y cristiana que se imparte a la juventud en los centros de enseñanza, torna a las nuevas generaciones más escéptica respecto a estas cosas.
Cuando alguien se enferma de "susto", dos o tres personas se dirigen fuera de la población, a eso de las once o doce de la noche, con los vestidos del enfermo y llevando coca, licor y cigarros. Una vez en el sitio adecuado, tienden una manta en el suelo y colocan en ellas hojas de coca y una prenda del "asustado". Después, para armarse de valor, coquean y beben licor; acto seguido llaman al enfermo por su nombre. Esto se repite hasta que aparezca un animal o se le escuche gritar, con lo que se cree que el espíritu ha venido.
En el folklore peruano, abundan las referencias a esta creencia popular del "susto". Mac-Lean la ha documentado convenientemente y a continuación ofrecemos las informaciones que dicho sociólogo ha recogido.
"En la provincia de Jauja, 'Manchasrra' o susto es, a decir de 'zampinjayaj' (curandero llamador), huida o separación del 'Wawa' de esa tercera alma, que para la creencia regnícola existe, a modo de una trinidad espiritual, en los infantes o menores de edad. Este estado patológico, psicofísico, se manifiesta por una expresión de tristeza, melancolía, inapetencia, llanto inmotivado, sueño intranquilo y con sobresaltos, desnutrición progresiva, los ojos encajados y los párpados caídos. Estos síntomas se presentan comúnmente en los niños, algunas veces en los adolescentes y pocas veces en los adultos y ancianos.
"Son varias las causas y los sitios que, según la creencia popular indígena, originan el susto. Entre las principales que tienen como origen una fuerte impresión o conmoción psíquica, están: la caída