
16 minute read
4.- Los Extirpadores
86 José Gushiken
creencia, rindiendo cuitó únicamente al Dios verdadero que es Nuestro Señor Jesucristo. Se le culpaba de concurrir a la casa de don Francisco Juica Rirpo para adorar unas piedras, y de habérsele encontrado en su poder una talega que contenía tres piedras y hojas de coca.
Advertisement
El día 31 de diciembre de 1730 se procedió a quemar todos los objetos sagrados que pertenecían a don Francisco Juica Rirpo, su mujer doña Petronila de Apulibia, Manuel Champi y Francisca De Oria, quienes estaban presos por el delito de idolatría. Dicha ceremonia se realizó en presencia de todos los habitantes de Carampoma, a los que previamente se había citado para que la pública quema les serviese de escarmiento. El acto finalizó con un largo discurso que el cura Luis Garrastegui dirigió a todos los indios 55 .
C A P I T U LO III
S A N T I A GO DE C A R A M P O M A, HOY
Según quedó dicho en la introducción de este trabajo, las primeras noticias sobre la religión propiamente indígena de la comunidad de Santiago de Carampoma, hube de encontrarlas en unos documentos del Archivo Arzobispal de Lima; e interesado en saber si aún supervivían las costumbres que mencionan dichos documentos, logré localizar en Lima al señor Juan Mendoza, natural de la comunidad y en contacto permanente con ella. El señor Mendoza nos aseguró que aún estaban vigentes algunas costumbres prehispánicas, si bien la adoración a los ídolos ya había desaparecido.
El 15 de abril de 1968 realicé mi primer viaje al lugar; y, en efecto, pude comprobar lo dicho por el informante, pues muchas de las creencias y prácticas autóctonas, las mismas que constaban en las noticias documentales del Archivo Arzobispal, mostraban una vitalidad indisminuida y mayor que la de las católicas.
Don Carlos Pascual, de 70 años, manifetó lo siguiente: "Los adoraban hasta actualmente; eso lo tienen cada persona en su casa, como señal, como más o menos buen agüero; para ser ganadero. Lo daban hasta sangre de animales; le ponen la cola de vaca, la sangre
88 José Gushiken
de cuy, la sangre de la señal de la misma vaca, lo daban allí. Existe hasta actualmente. Son imágenes idénticos a una vaca, idéntico a un toro; tienen idéntico a un ternero y aun hasta mazorca de piedras tienen. Eso lo heredan de padre a hijo. Tienen hasta ahora. Oiga usted, ¿quién lo va a mostrar eso? Eso no lo hace ver a nadie. Es solamente entre la familia, van a visitar esos maicos. Aquí hay una viejita. Hasta le pueden a uno insultar si lo va a pedir eso. ¡Qué le va a mostrar! Eso, nunca. Por eso nomás entre la familia. Sacan y entierran".
A pesar del gran secreto con que esconden estos maicos o idolillos, logré que la señora Juan Petrona accediera a mostrarme los que tenía en su casa.

En la primera habitación había un pequeño altar con la imagen de Jesucristo, y al pie de ella cinco piedras grandes y tres pequeñas; medían las primeras aproximadamente 12 por 7 centímetros, y las pequeñas unos 4 centímetros. En la misma pieza, al costado derecho de la puerta de salida, encontrábanse enterrados dos idolillos de unos 10 centímetros por 4; tenían la forma de un carnerito. Estaban en un cantarito, junto a coca masticada, pedazos de tela multicolor y monedas antiguas. El cantarito con los idolillos se hallaba debajo de tres botellas de cerveza y una de pisco, que estaban enterradas con el pico hacia abajo. Todo esto cubierto con tierra y a ras del suelo. Quien no conozca esta práctica del enterramiento, difícilmente podría percatarse, estando en la misma habitación, de su existencia.
1 .- ídolos
Los maicos o ídolos, a los que en otras regiones del Perú se les llama conopas, tienen por nombre en Tupe el de Inya. "Además de estas supervivencias del culto a la tierra, existen también las del culto a los ídolos o conopas -Inya-, que tiene un carácter mucho más secreto, ligadas a la ganadería1" .
1. C. Delgado de Thays, Religión y Magia en Tupe (Yauyos). Lima, Publicaciones del Museo Nacional de la Cultura Peruana, texto mimeografiado, 1955, p. 251.
Extirpación de la Idolatría en la Sierra de Lima
Existen dos tipos de maicos: unos relacionados con la agricultura y otros con la ganadería. A esto últimos parecen darle más importancia, ya que anualmente tienen una fecha a ellos dedicada, en la que se lleva a cabo una ceremonia llamada "rodeo".
Los que se relacionan con vegetales se parecen a las plantas que ellos cultivan: papa, maíz, haba. Estos, durante la mayor parte del año, están en los altares caseros. En la época de siembra se les lleva como ofrenda coca y cigarros. También sangre, especialmente de cuy. Los maicos de la ganadería son piedras zoomorfas.
Sin duda nos encontramos aquí con una aplicación del principio de la magia homeopática. Como se sabe, Frazer distinguía entre magia homeopática y magia contaminante, dos ramas constituyentes de lo que él donominaba magia simpatética. La homeopática se funda en la asociación de ideas por semejanza; la magia contaminante descansa en la asociación de ideas por contigüidad. "La magia homeopática cae en el error de suponer que la cosas que se parecen son la misma cosa; la magia contagiosa comete la equivocación de presumir que las cosas que estuvieron una vez en contacto siguen estándolo2" . Del principio que rige la magia imitativa u homeopática, o sea el principio o ley de semejanza, el mago deduce que puede producir el efecto que desea con sólo imitarlo; y del principio del contagio infiere que todo lo que haga con un determinado objeto, afectará de igual forma a quien haya estado en contacto con dicho objeto.
En general, estas son dos grandes ramas de la magia establecen, según Frazer, "que las cosas se actúan recíprocamente a distancia mediante una atracción secreta, una simpatía oculta, cuyo impulso es transmitido de una a la otra por intermedio de lo que podemos concebir como una clase de éter invisible no desemejante al postulado por la ciencia moderna con objeto parecido, precisamente para explicar cómo las cosas pueden afectarse entre sí a través de un espacio que parece estar vacío3" .
2. Frazer, o. c , p. 35.
90 José Gushiken
2.- El Rodeo
No pude asistir a esta ceremonia del rodeo, en la que se realizan ritos sagrados con aquellas piedras ya mencionadas, que encontramos registradas en el siglo XVIII, en los documentos del Archivo Arzobispal. "Preguntando si es verdad tenía en su poder una talega con tres piedrecitas salpicadas de sangre, un bollito de sebo y unos pelos de yaca de diversos colores, dixo que sí, y que el estar salpicadas de sangre dichas piedras devió de ser del cuy que murió quando le hicieron las friegas, y que el bollito de sebo y Pelos de Vacas eran de su madre que rezava por ellos y que eran desde el tiempo de su padre y responde4" .
Si bien no lo pude observar, por el carácter oculto y privado que reviste este acto, recogí acerca de él tres versiones diferentes, que a continuación transcribo.

La narración de don Carlos Pascual fue así: "Bueno, yo no puedo describir, porque nos han contado. Como nos han contado es que lo sacan al maico, y entonces lo ponen allí, lo hacen su ofrenda, a las señales de las vacas y de los cameros. Lo ponen en forma de collar, lo ponen en el pescuezo de la imagen y después le dan sangre, le dan el pucho de cigarro, el acho de la coca y el ron que le echan a menudo; lo entierran en unos cántaros. Y con toda la ofrenda, y junto a ello también entierran botellas de licor y chicha, para sacarlo el otro año, cuando hacen la herranza.
"En la fiesta de los animales, allí sacan ellos. Sacan solamente las personas bien familiarizadas, o el padre, o la madre, o el abuelo, quien es el dueño de los maicos; más, nadie. No entra allí cualquiera. Solamente ellos sacan eso. Los que hacen invocaciones son los que sacan; ellos saben ya, es como rito. En ese rito todos tienen que ponerse de rodillas, quitarse el sombrero y orar, pedir, rezar dos padrenuestros, dos avemarias y contestar a las preguntas que hace el que ha sacado el maico. Rendir fe a ese maico; creen que en ellos
Extirpación de la Idolatría en la Sierra de Lima
están la producción de los animales. La reproducción de su ganado. También mejor felicidad, mejor suerte; todo eso se ofrece en ese momento. Esto se hace en el mes de septiembre. Comienza desde el 8 de septiembre; en todo el mes de septiembre hacen la herranza. Desde agosto comienza; allí es cuando sacan los maicos.
"Nadie habla; solamente el que saca el maico. El tiene que orar y todos tenemos que imitar a lo que hace él. Ahora lo entierran al maico; si no es en la puerta de la casa, en un rincón de la casa lo entierran. El maico es como una cosa reservadísima de cada persona".
Concepción de la Cruz, de 35 años, describió la celebración de la siguiente manera: "Esto hace cuando se hace la señal de las vacas, en julio. La ceremonia de esto es que todos los visitantes vienen y sacamos el maico con sus ofrendas del año pasado, sacamos a la mesa; entonces se nombra un depositario; el depositario tiene que rendir cuenta al año; cuánto de limosna se ha recaudado; fuera de esto tiene que ver si está completo lo que se entierra, tanto en dinero, más los maicos que es del ganado, y según eso se da cuenta a la patrona, para después, el otro año, el señor depositario tiene que hacer la juntada de las vacas y ahí ver si hay aumento o no hay aumento. Hay muchos años que hay aumentos y hay años que no hay aumentos.
"La ceremonia es del rodeo. El rodeo se hace con la caja y bailan con los depositarios, la patrona y se mata un toro para el beneficio de ese día del rodeo. Se hace pachamanca; hay una comilona grande, una fiesta con banda de música o si no con cajita nomás, cuando no hay medios económicos. Pero más se hace con la banda de música, con la orquesta. La cajita es la tinya
"Para meter los ídolos (al agujero) el hombre debe estar embriagado. Entonces todos comienzan a bailar; después ya se ponen de rodillas. Acá la tiran a la patrona, para que lo tape, no con la mano sino con el cuerpo. Ella tirada, la patrona, el patrón, los hijos; todos ellos tienen que tapar con el cuerpo sin usar las manos.
92 José Gushiken
"Se le da mucha veneración a esto, porque es de creencia de nosotros, es de nuestros antepasados. Porque si nosotros no hacemos la costumbre, el ganado no aumenta al año. Es como Dios. Se le pide respeto. Lo veneramos por querer tener más ganado. Todas las casas tienen. Algunos no tienen; todos los que tienen ganado tienen. No se le echa sangre. Solamente a los de comida (ídolos relacionados con los vegetales: papa, maíz, haba). Cada año sacamos en 'el mes de septiembre.
"Para sacar estamos reunidos toda la familia. Juntamos todas las vacas, lo ponen en el corral. Después de haberse hecho la señal de los animales, todos los visitantes se reúnen acá, lo hacen la comilona; después de la comilona sacan los maicos. Todos tienen que estar borrachos, hombres y mujeres. El que lo saca es el depositario; él es el que reúne la plata, la moneda. El depositario es de la familia o ajena; se nombra dentro de la reunión. El depositario es el único llamado para la fiesta; él tiene que ver sobre gastos, comidas; él reclama a la patrona todo lo que falta en la reunión. Los maicos están desenterrados uno o dos horas; ahí tienen que chacchar, comer con el maico. Lo botan la coca anterior. Entonces lo que han chacchado en la reunión lo ponen junto con los ídolos; también pelo de vaca, los pedacitos de la oreja."
La de Pedro Osorio, de 28 años, fue una narración mucho más corta que la de los otros dos informantes. Dijo: "Para el rodeo hay ceremonia; llevan coca, cigarros, en el sitio donde está los maicos. Generalmente están en el campo, junto al ganado. Otros lo ponen en la puerta de su casa. La ceremonia para sacar los ídolos se hace con un tambor llamado tinya o caja, y una corneta. Una señora se pone una manta roja y empieza a cantar. Cantan y bailan al contorno. Antes hay comida. Un día antes de la marcación del ganado sacan los ídolos. Ponen una mesa, ponen coca, cigarrillos; allí cortan las cintas, para poner a las vacas y toros; a las vacas en la oreja y a los toros en la cola o en el lomo. El encargado de sacar los maicos es el dueño, o si no otro, según la costumbre. Le tienen mucho respeto. No le piden nada, ni piensa nada. Lo sacan y lo ponen en una mesita provisional; están hasta que terminan de señalar y matar a su ganado.

Extirpación de la Idolatría en la Sierra de Lima
Una vez que termina, al día siguiente, todos los pedacitos de orejas que cortaron lo junta con la cola de la vaca, la coca que ha chacchado, lo que ha sobrado de los cigarrillos; lo ponen encima de los maicos. Todo esto lo ponen en un cantarito. También lo echan un poco de licor. Lo meten en un agujero y lo tapan con tierra."
En 1723, un miembro de la comunidad de Santiago de Carampoma relató una costumbre que observó en su pueblo y que es similar a la recién descrita por los tres informantes citados. Dice uno de los pasajes más interesantes de la declaración: "muchos indios que estavan dansando a su uso alrededor de un agujero en que tenían muchos cuies, coca y otras inmundicias".
Los informantes revelan la gran fe y respeto que por esas piedras el pueblo siente. Como dice Pascual: "Rendir fe a ese maico, creen que en ellos está la producción de los animales. La reproducción de su ganado. También mejor felicidad, mejor suerte, todo eso se ofrece en ese momento". Y Concepción de la Cruz manifiesta: "Es como Dios. Se le pide respeto. Lo veneramos por querer más ganado". Y afirma Pedro Osorio: "Le tienen mucho respeto". Lo relacionan directamente con la producción económica, con el "aumento del ganado". Podemos también observar elementos de la religión católica, según se desprende de lo declarado por don Carlos Pascual: "En ese rito todos tienen que ponerse de rodillas, quitarse el sombrero y orar, pedir; rezar dos padrenuestros y dos avemarias..."
Don Francisco Quispe Huamalíes, de 71 años, describe a continuación la forma en que encontró un ídolo. Dice así: "Eso de los maicos, como le decía, cuando estaba durmiendo, para agarrar, para tirar una vaca, yo agarro la piedra, para tirarla. Entonces vi que estaba ahí, en forma de vaca. Yo estaba en el campo. Yo, pues, estaba juntando mi vaca. Reuniendo la vaca, lo que había.
"De casualidad agarré; entonces me di cuenta, era sus ojitos, todo estaba ahí. Entonces yo lo tuve, lo tenía; pero me lo robaron. He tenido, ahora no.
94 José Gushiken
decir que sea así, porque entonces tenía yo vaca, pero entonces me aumentó. Cuando me robaron, ahora ya no tengo. Me robaron, después la gente odiosa, me lo mataron también. Mataron trece reses.
"Cuando yo me encontré ese animal o esa piedra, aumentó mis vacas. Cuando me robaron, ya parece que no hay. Ahora no tengo; pocos, unos cuantos tengo".
La afirmación de Don Carlos, de que se le reza dos padrenuestros y dos avemarias, muestra que en ese rito hay también elementos constitutivos de procedencia católica. Sin embargo, don Juan Mendoza niega lo que declara el señor Pascual, quien parece como si quisiera prestigiar la costumbre autóctona introduciendo el elemento foráneo de la religión hispana. Además, don Carlos Pascual, que demostró ser el más culto de los tres, y don Pedro Osorio, que terminó su educación secundaria en un colegio particular de Lima, no se refirieron a aquella parte de la ceremonia en que los participantes del rodeo se tiran al suelo y tapan el agujero con tierra, usando sólo el cuerpo. Este detalle, que tan solamente Concepción de la Cruz menciona - q ue tiene instrucción primaria y que reveló ser el menos instruido de los informantes-, podrá parecerle a un hombre de la clase media de la costa, rasgo primitivo, atrasado y antiestético; y, sin embargo, un juicio de esta índole sería evidentemente tendencioso y unilateral.
Para desmentir lo que afirmó don Carlos Pascual, don Juan Mendoza hizo la siguiente declaración: "Yo he estado como en dos o tres rodeos, pero yo no he escuchado rezos. Hablan, invocan; lo agarran al maico, entonces el patrón de la majada inmediatamente le da de comer a su manera poniéndole a su lado coca, cigarros, algunas flores, etc. Al mismo tiempo le dice que estamos agradecidos. ¿Por qué? Porque mi ganado está bien, ha aumentado. O si no, si ha mermado, le dice porque ha sido esto, quiero que en adelante tu ganadería siga aumentando. Lo hablan a la piedra.
"He estado en rodeos, pero nunca he escuchado oraciones católicas. Son actos completamente profanos, muy lejos de la religión, hablándole con franqueza".

Extirpación de la Idolatría en la Sierra de Lima
El enterrar los ídolos empleando solamente el cuerpo, sin la ayuda de las manos, tendría su fundamento en la idea de que estos objetos sagrados, poseen cierta fuerza que lleva consigo un poder mágico o espiritual, que dañaría al que se ponga en contacto con ella5 . Una instancia polinésica, procedente de Tonga, nos puede servir para ilustrar este punto. "Durante el tiempo que un hombre está tabuado no debe comer con sus propias manos, sino ser alimentado por algún otro; no debe usar mondadientes por sí mismo, pero puede guiar a otra persona que mantenga el palillo. Si está hambriento y no hay nadie que le dé el alimento debe ponerse con las rodillas y las manos en el suelo y coger su vituallas con la boca. Si infringe alguna de estas reglas, está firmemente seguro de que se hinchará y morirá6" .
Por estudios realizados en otras regiones del Perú, donde hay predominio de la cultura oborigen, parece deducirse que este rito para el incremento reproductivo de los animales, existe en todos aquellos lugares donde la cría de ganado constituye una actividad de primera importancia7 .
En Yauyos, pueblo que al igual que el carampomeño pertenece al Departamento de Lima, existe también el culto a los ídolos o conopas (Inya), que reviste un carácter muy secreto y se encuentra directa y estrechamente vinculado a la ganadería8 .
La descripción que nos brinda Gabriel Escobar sobre el rodeo en Sicaya (Huancayo) nos lo presenta muy semejante al existente en Santiago de Carampoma. "Después - d i ce el autor-, a la ollita se añade guijarros de piedra en forma de los animales del dueño y se