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12. Las catástrofes, las epidemias y la economía rural
PoblaCión, ProduCCión agraria y MerCado interno, 1700-1824 | 81
Se aprecia en el cuadro 26 que el espacio agrícola del obispado de Lima mostró signos de estancamiento, mientras que Trujillo y Arequipa presentaron signos decisivos de crecimiento. Hacia la década de 1750, el área cuzqueña pareció encontrar un rumbo hacia el crecimiento, pero este no se sostuvo y mostró signos de decadencia ya al finalizar el siglo. De todos modos, hacia el fin del siglo XVIII, el cuadro permite apreciar una tendencia al equilibrio en la contribución del diezmo entre las grandes zonas del virreinato. Lima siguió siendo muy importante cuantitativamente, pero ni Arequipa ni Trujillo estuvieron tan a la zaga como solían estarlo a comienzos del siglo. Por ello, se habla de una “desconcentración regional del crecimiento”.83 No es posible determinar si esta situación representó, a su vez, un aumento del ingreso per cápita, dada la incertidumbre de los datos demográficos ya señalada en el primer apartado; sin embargo, existen indicios que sugieren un aumento del consumo en la capital del virreinato en el último tercio del siglo XVIII, mismo que fue favorecido por la caída de los precios de los bienes importados y por la expansión de la minería.
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Un análisis más localizado, pero de mayor aliento temporal, pues abarca las primeras décadas del siglo XIX, indica que, en general, las hortalizas y legumbres se beneficiaron de una tendencia alcista de los precios en el ámbito del arzobispado de Lima, donde la tasa simple de crecimiento promedio de los precios de panllevar al por mayor (gallinas, papas, arroz, zapallos y manteca de cerdo) llegó a un 0,66 por año entre 1799 y 1819. Las cifras del diezmo del arzobispado de Lima sugieren un aumento de la producción de panllevar propiciada por el dinámico mercado de la ciudad de Lima que favoreció, sobre todo, a los medianos y pequeños propietarios.84
En contraste con la producción de panllevar, la producción de artículos “agroindustriales”, como el azúcar y el aguardiente, muestra una evolución muy diferente. El índice de precios del azúcar se redujo a una tasa promedio anual de 0,62% entre 1790 y 1819; si bien hubo una recuperación hacia 1800, en 1803, la caída fue muy pronunciada. Su recuperación se produjo recién en la década de 1820, cuando incluso el precio llegó a duplicarse. Un patrón parecido se observa en lo que respecta al aguardiente y, aun más bajo, que el azúcar (aunque se recupera antes, en 1819). Se considera que esta tendencia negativa que afecta a estos dos productos se debió a que se trataba de artículos de exportación no solo limitados al mercado interior. El mercado del azúcar comenzó a sufrir con la fuerte competencia de Brasil y la temprana independencia de Chile en 1810. La respuesta de los productores de azúcar peruanos fue aumentar la cantidad de azúcar, pero esto tuvo el efecto de rebajar aún más los precios. Igualmente, el
83. Newland y Coastworth 2000: 387. 84. Haitin 1986: 287-289.
82 | Magdalena ChoCano
aguardiente se vio afectado por un nuevo impuesto y por la política de estancos, a la par que el mercado del Alto Perú limitaba su demanda. De esta manera, Lima no pudo absorber la producción de aguardiente y azúcar que dejaba de dirigirse a ese espacio.85
12. Las catástrofes, las epidemias y la economía rural
Aunque no existe una aproximación sistemática al impacto del medio ambiente en la economía rural colonial, se puede citar un elenco de opiniones de cronistas y viajeros de la época que señalan los efectos devastadores de fenómenos como los sismos e inundaciones, aunque muchas veces el ámbito geográfico de sus observaciones no está claramente definido, ni el alcance temporal de las mismas. El efecto obvio de los desastres fue la pérdida inmediata de cosechas, la ruina de canales de regadío y la interrupción de las vías de comunicación. Efectos de más largo plazo pueden haber sido la pérdida de capitales con la caída del precio de la propiedad inmueble rural y urbana. Estas pérdidas podían significar ganancias para otro grupo: a raíz del terremoto de 1687, muchos mercaderes pudieron adquirir, con el capital que habían acumulado, una serie de propiedades por un precio bajísimo.86 Igualmente, el terremoto de 1746 que afectó la costa central propició la aprobación de la reducción de los pagos de censos del 4 al 2%. No existían seguros para esta eventualidad.
Una de las grandes cuestiones de la historia agraria peruana del siglo XVIII ha sido la decadencia de la producción de trigo en los valles aledaños a la ciudad de Lima. Dicha situación fue atribuida a los efectos de largo alcance del terremoto de 1687, el cual habría causado la esterilidad de los campos, razón por la cual se pasó al cultivo intensivo de caña de azúcar y alfalfa. No existe una explicación desde el punto de vista estrictamente agrícola y ambiental de tal transformación, es decir, en términos de cómo se modificaron las cualidades del terreno para que este cambio fuera posible. Se ha explicado esta transformación fundamentalmente por el surgimiento del predominio social de la clase mercantil de los “navieros”, mercaderes que controlaban la ruta marítima entre el Callao y Valparaíso, quienes lograron infundir la idea de la mejor calidad del trigo chileno frente al “criollo” o limeño y el gran beneficio que implicaba el intercambio del trigo chileno por el azúcar peruana.
El correlato social de esta opción fue el aumento de la esclavitud y la formación de algunas haciendas bastante extensas; y en cuanto al sistema económico, se optó por una agricultura de exportación antes que orientada al mercado
85. Haitin 1986: 288-290. 86. febres 1964: 155.