Los curacas hechiceros de Jauja
He ensayado hasta aquí una presentación panorámica de la provincia de Jauja en los siglos XVI y XVII, buscando incidir en algunos aspectos fundamentales para la comprensión de los temas que se desarrollan en los capítulos siguientes. Trazado el escenario, ha llegado el momento de concentrar la mirada en los curacazgos del valle de Jauja y en la elite que los gobernaba, en su organización interna y en los recursos materiales y humanos que tenía a su disposición. La existencia de españoles y mestizos en el valle y el carácter de este como lugar de confluencia cultural no debe hacernos perder de vista la presencia sólida —pero también la fragilidad política— de la organización nativa del poder, ni la relevancia más que notable de los grandes curacas de la zona, verdaderos protagonistas de esta investigación. 2. Jerarquías de la autoridad nativa En el estado actual de las investigaciones sobre el valle de Jauja en los siglos XVI y XVII, no es posible aún ofrecer una visión concluyente acerca de la organización interna de los curacazgos más importantes del valle, aquellos gobernados por personajes que usaban el cargo y título de «cacique principal y gobernador» de repartimiento. La historia colonial de estos curacas y sus cacicazgos se ha construido a partir de dos trabajos centrales. El primero es el pionero y muy citado artículo de Ella Dunbar Temple (1942). En él, gracias al análisis de un pleito de sucesión curacal correspondiente al siglo XVIII, la autora trazó una genealogía de los Apoalaya, familia de caciques principales del repartimiento de Ananguanca, desde el siglo XVI hasta el XVIII. El segundo trabajo sobre el que se han apoyado los investigadores son las impactantes Probanzas huancas del siglo XVI que Waldemar Espinoza Soriano publicara a inicios de la década de 1970.35 Casi sin excepción, los trabajos posteriores que se han ocupado de los curacas del valle —monografías regionales,36 libros y artículos en general— se han basado en los datos recopilados por Temple y por Espinoza Soriano hace ya varias décadas. Muy poca investigación adicional se ha llevado a cabo. Dado que los trabajos ya aludidos de Temple y Espinoza Soriano se concentraron en los siglos XVI y XVIII, el siglo XVII es el periodo menos conocido de la historia del valle. La Enciclopedia 35 El aporte de Waldemar Espinoza al conocimiento de la historia antigua y reciente del departamento de Junín va mucho más allá de esta publicación y es innegable. Al respecto, véase el número de homenaje que le dedicó la revista Antarki, en especial, la colaboración de López López y Ulloa Ninahuamán (2001), que incluye una extensa bio-bibliografía. Una nueva transcripción de las probanzas se puede consultar en Pärssinen y Kiviharju 2004: 155-246. 36 Véase Berroa 1934; Sanabria Santiváñez 1943: 43; Espinoza Bravo 1944; Cerrón Astucuri 1955; Ordaya Espejo 1957; Romo Lizárraga 1957; Tello Devoto 1971; Sánchez Maraví 1988; 1994; Castro Vásquez 1992; 2000; Peñaloza Jarrín 1995; Cárdenas Canturín 2000; Aguirre 2001; Poma Espinoza 2001; y, Maldonado Palacios 2003.
108