Las mujeres del curaca
4. El destierro del cacique Al parecer, el enfrentamiento se entrampó hacia 1649. Aunque muchos de los capitu lantes del cacique entre 1635 y 1647 siguen figurando como empadronados a la cabeza de la parcialidad de los Alaya a fines de la década, los acompañan los caciques «puestos» por don Juan liderando sus respectivas parcialidades.57 Aunque el veredicto final de las autoridades del Arzobispado absolvía a don Juan Apoalaya, una sentencia fechada a 31 de agosto de 1648 ya lo había condenado a dos años de destierro y al pago de los elevados costos judiciales. Don Juan debió pedir dinero prestado y vender algunos topos de tierras para solventar los gastos.58 A esto habría que sumar que, al llegar en 1646 a enfrentar la causa judicial contra él abierta en Lima, se había declarado ya «pobre e ympussibilitado». Debía una buena cantidad de pesos para ese entonces.59 Pero, sin que se le diera una tregua, casi inmediatamente debió hacer frente a la causa por amancebamiento y al posterior encarcelamiento. La dimensión de estas causas ayuda a comprender bien el poder destructivo de la alianza entre los caballeros Alaya y su doctrinero, obstinados denunciantes del hatuncuraca don Juan. En 1653, un visitador de paso por el Mantaro aludía al único hijo legítimo de don Juan que vivía a la sazón, el famoso don Carlos Apoalaya, como a quien tenía en propiedad el cacicazgo y gobierno principal, por no haber otro de mejor derecho. Así, es probable que don Juan falleciera antes de 1653, quizá afectado por la causa de amancebamiento e incesto y la prolongada prisión que sufrió por la misma, circunstancias que pudieron haber influido en el desenlace de su vida.60 Pero fuera esto 57 Don Juan Yarolibias figuraba todavía como cacique del ayllu Pillo; de la misma forma que don Diego Puypullalli lo era del de Colcaruna Yauyos y don Diego Gucrapoma del de Yaucha. En el ayllu Omaca se empadronaron en primer lugar un don Juan Leandro Tacona [Tacana], casado con Juana Aguilar, y un don Juan Crisóstomo Tacana. Se había casado con María Regina y tenía cuatro hijos: Esteban Tacona y Pedro Ñañac Poma, muchachos; y Marçela Chasca y Verónica Yalomanco, muchachas. Véase AAL. Visitas Eclesiásticas (Junín), leg. 17, exp. 17 [1649], f. 12r. Constan en otros documentos un don Diego Tacona, alcalde de Huancayo en 1632, y un don Juan Tacona, escribano de cabildo de Mito en 1690. Véase, respectivamente, AAL. Visitas eclesiásticas (Junín), leg. 17, exp. 5 [1632], f. 1v; y AAL. Hechicerías e Idolatrías, leg. 8, exp. 6 [1690], f. 16v. 58 Se obligó a pagar a don Pedro Culcapusa, gobernador y cacique principal de la provincia de Angaraes, quinientos pesos que le había prestado. Huancayo, 27 de octubre de 1648. ARJ. Protocolos, t. 4 (Pedro de Carranza) [1648], f. 559r-559v. Vendió casi inmediatamente (1648) al alférez Francisco Ruiz de la Bastida cuatro topos de tierras de sembrar en el paraje de Guanca Guanca, términos del pueblo de Cochangara, en cien pesos, como suyas propias (f. 560r-561r). 59 El 10 de abril de 1646 don Juan se hallaba de vuelta en el valle del Mantaro. ARJ. Protocolos, t. 4 (Pedro de Carranza) [1646], f. 350r-351v. Regresó con deudas, pues debía al alférez Alonso de Esquivel, residente en Lima, 1.113 pesos y 6 reales, casi de seguro por las costas del proceso judicial que enfrentó (f. 355v-357r). 60 Para la visita de 1653, véase BNP. Mss., C 1332 [1771], 47v-48v. Lo único que resulta seguro es que don Juan ya había fallecido en abril de 1657. ARJ. Protocolos, t. 7 (Pedro de Carranza) [1657], f. 412r-414v.
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