6 minute read

El antiimperialismo, el Apra y el gobierno militar

Next Article
bibliografía

bibliografía

40 años. Tenemos el ejemplo de Cuba para atestiguar en América la acción de ese nuevo y más terrible imperialismo» (Carneiro1964: 19-23).

Mientras la administración Kennedy daba el pase libre a los planes iniciados durante el gobierno de Eisenhower para la invasión a Cuba, Haya fundamentaba el «derecho» de los Estados Unidos de intervenir. Además, proponía el Tratado de Asistencia Recíproca, suscrito en Río en 1947 —a través del cual Estados Unidos alineó a las fuerzas armadas latinoamericanas en su enfrentamiento con el bloque soviético—, como el instrumento que legitimaría la intervención. sostenía que debía «considerarse agresión la imposición de ideas ajenas al hemisferio» (Carneiro 1964: 19-23)17. Es en ese contexto que el político brasileño Assis Chateaubriand invitó a Haya al Brasil, «tan necesitado de buenos ejemplos democráticos». Aparentemente la intención de su interlocutor era halagar a Haya cuando, «refiriéndose a la presencia del eminente peruano, dijo en su lenguaje pintoresco: “Hemos tenido aquí a varios y peligrosos osos blancos y rojos. Haya de la Torre es el primer oso manso que nos aparece dentro de la jaula democrática. No hemos hecho más que hacer pasear por Brasil a ese oso domesticado”» (Carneiro 1964: 19-23).

Advertisement

En todas las entrevistas que respondió en adelante, Haya se ratificó en la idea de la existencia del lado bueno y el lado malo del imperialismo y en la necesidad de que América Latina se unificara para negociar y así aprovechar los aspectos positivos de la presencia de los capitales imperialistas18 .

el antiimperialismo, el apra y el gobierno militar

A inicios de los años setenta en el Perú se vivía un período de radicalización, gracias a las reformas que implementaba la Junta Militar de Gobierno presidida por el general Juan Velasco Alvarado. Los velasquistas se habían desmarcado del alineamiento servil de la oligarquía con los Estados Unidos y habían abierto relaciones diplomáticas con todo el mundo. se había retirado de los pasaportes el sello que hasta entonces prohibía expresamente a los ciudadanos peruanos viajar a los países socialistas. Poco después romperían la dependencia militar con los norteamericanos y renovarían todo su armamento con equipos soviéticos.

La acción revolucionaria de los militares nacionalistas obligaba a Haya a radicalizar su discurso. En una entrevista concedida en marzo de 1971, afirmaba:

17 Naturalmente, no se refería a las ideas de Hegel, Einstein o Toynbee, de quienes se declaraba seguidor, sino a las del comunismo internacional. 18 Véase, por ejemplo, Arenas, Arana Freire y Tord 1970: 42-47, Hildebrandt y Lévano 1971a: 6-11, 46 y 48, Tarazona 1977: 10-15, Resumen 1977: 18-25, Volsky 1977: 84-89, Baeza Flores 1962, La Prensa 1974, Troiane 1974.

«seamos sinceros: todo esto va en transición hacia un futuro de socialismo; pero mientras tanto los capitalistas tienen derechos. Me dicen que la nueva Constitución china va a reconocer muchos más derechos a la propiedad, muchos más» (Hildebrandt y Lévano 1971a)19 . sin embargo, hablando luego sobre la guerra de Vietnam, no condenó la intervención norteamericana y redujo más bien el conflicto de Indochina a una motivación tan trivial como una necesidad de la China de disponer del arroz de Indochina, especulando sobre las consecuencias de una eventual derrota norteamericana: «si en la guerra triunfan los norvietnameses, se van sobre Tailandia. Tailandia es el gran reservorio de arroz del Asia […] Tailandia es el objetivo porque los chinos necesitan arroz» (Hildebrandt y Lévano 1971b)20. Aparentemente, no tenía ni idea de los conflictos históricos que a lo largo de un milenio habían enfrentado a Vietnam con China, y que desembocarían en una nueva guerra sino-vietnamita pocos años después.

En 1977, respondiendo a una revista de Miami, Haya sostenía que los Estados Unidos estaban «realizando operaciones de carácter integracionista, desde el punto de vista de las empresas, las transnacionales y todo esto». El problema eran los países subdesarrollados, «porque en nuestros estadistas falta la preparación necesaria para que el ensayo se cumpla» (Volsky 1977). su entusiasmo por las compañías multinacionales era grande, y consideraba que América Latina estaba desperdiciando las oportunidades de su presencia:

[...] las multinacionales, desde el punto de vista de los poderes del mundo desarrollado, están cubriendo una función que en gran parte deberían cumplirlas (sic) los Estados dependientes, ¿no es cierto? Los estados dependientes no saben responder a la política multinacional, que debería tomar ventaja del lado bueno de esas compañías multinacionales y de otro lado, resistir lo que tengan de nocivo para nuestros países. Esto es todo nuestro problema con lo que nosotros llamamos el imperialismo (Volsky 1977).

su anticomunismo proseguía lozano y su aversión por Fidel Castro, ante quien cualquier pose antiimperialista de Haya resultaba patética, también: «La imagen de Castro ha pasado a ser la imagen de un líder que pretendió ser líder latinoamericano y se convirtió en un procónsul del imperialismo soviético. Nada más» (Volsky 1977).

19 Aún en 1979, Armando Villanueva, quien sería el candidato presidencial del Apra para las elecciones generales de 1980, afirmaba: «Yo creo que hay que ir a la abolición del capitalismo en el mundo. Y esta abolición será producto de las propias contradicciones internas del sistema de la insurgencia de los pueblos orientados al control de su propio sistema de producción» (Hildebrandt 1979a). 20 Un año después, en 1972, los soldados norteamericanos abandonaron Vietnam y tres años después los revolucionarios vietnamitas tomaron saigón, rebautizándola como Ciudad Ho Chi Minh.

Hacia el final de su vida, Haya se ratificaba en estas posiciones. En una entrevista concedida a una revista chilena, un año antes de su muerte, afirmaba haber derrotado nada menos que al propio Lenin en un debate sobre la naturaleza del imperialismo21:

Fue en 1927 [explica Haya], en un Congreso Antimperialista que se realizó en Bruselas. Cuando Lenin dijo que el imperialismo era la etapa superior del capitalismo, yo le rebatí su teoría. Le dije: “No, señor. Eso no ocurre siempre. El imperialismo es la etapa superior en los países donde el capitalismo está desarrollado como en el occidente europeo, pero en nuestros países subdesarrollados el capitalismo está en su etapa inicial”.

Haya agrega que le ganó la discusión amparándose en un librito que escribió Marx acerca del colonialismo (X-semanario del Pueblo Peruano 1978).

Cuando Lenin murió, en enero de 1924, Haya de la Torre tenía veintiocho años de edad, no había salido del país, era apenas el presidente de la Federación de Estudiantes del Perú y estaba al inicio de su carrera política. Cuando se realizó el Congreso Antiimperialista de Bruselas, en 1927, Lenin llevaba ya tres años muerto. ¿se le confundieron a Haya los recuerdos? Puede ser; en 1978 tenía 83 años, y aunque dos semanas después asumió la presidencia del Congreso Constituyente22, es posible que sus facultades se hubieran deteriorado. Pero los delirios de un anciano no son arbitrarios. su fantasía de haber derrotado en una polémica a Lenin —el más importante teórico del imperialismo— es comprensible si se considera la adoración de la que estuvo rodeado a lo largo de su vida por parte de sus seguidores. Estos, muy expresivamente, en agosto de 1980, pusieron como epitafio en su tumba: «Aquí yace la luz».

Recién en 1970 se publicó la tercera edición de El antimperialismo y el Apra. El gobierno del general Juan Velasco Alvarado había emprendido un conjunto de audaces reformas, dirigidas contra la oligarquía y el imperialismo, las dos fuerzas con las que el Apra se había aliado durante la década anterior, y había quedado descolocado con un gobierno militar que emprendía las reformas radicales que el aprismo había prometido en los años treinta y a las cuales se opuso a partir de los cincuenta: «el Apra, ubicada ya a la derecha de los militares, vio mermar su

21 Con justificada admiración, el periodista que entrevistó a Haya apuntaba: «Quizá nadie en el resto del continente pueda sostener que tuvo una controversia con Lenin». 22 Fue el único cargo público que llegó a ocupar en toda una vida luchando por conquistar el poder. Alcanzó a poner la firma a la Constitución en su lecho de agonía, poco antes de su muerte, que acaeció en agosto de 1979.

This article is from: