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Soluciones propuestas al problema del costo de vida

vv OCtUBRE vv 1871

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FALLECE vvvvvEN LIMA EL REPUtADO ESCRItOR MANUEL ASCENCIO SEGURA. RECONOCIDO PERIODIStA Y AUtOR DE OBRAS DE DIVULGACIÓN. SEGURA SE DEStACÓ ESPECIALMENtE EN EL GÉNERO DE LA COMEDIA COStUMBRIStA. SUS OBRAS, A DECIR DE LOS ENtENDIDOS, REVOLUCIONARON EL tEAtRO PERUANO E INFLUYERON GRANDEMENtE EN LOS AUtORES QUE LO SIGUIERON. ENtRE LAS MÁS CONOCIDAS, SE ENCUENtRAN: EL SARGENtO CANUtO (1839), LA SAYA Y EL MANtO (1812) Y LA MOZA MALA (1842), ASÍ COMO ñA CAtItA. EStA úLtIMA FUE EStRENADA ORIGINALMENtE EN 1845 Y MÁS tARDE, EN SU VERSIÓN DEFINItIVA, EN 1856.

tinuación algunas de las principales que señaló en 1870 una comisión presidida por Manuel Pardo y nombrada por el Gobierno para estudiar este problema.

El aumen to de la población de la capital era una de ellas. Lima, que había te nido unos 70 u 80 mil habitan tes en 1840 albergaba ya a unos 140 mil en 1869. El rápido ritmo de desa rrollo notábase al constatar que, desde 1854, esa di fe rencia ascendía acaso a la pro porción de un tercio.

La comisión anotó que paralelamente existía un relativo aumento de bienestar y una mejora en el modo de vivir. Si ello pa re cía obvio en lo concernien te a las altas clases, Pardo y sus colegas llama ron la atención general acerca de los cambios en la alimentación popular desde los tiempos de la esclavitud. “Hoy las fondas u hos te rías para el pueblo se han generalizado por to dos los ba rrios de la capital (decían) y es cu rioso para quien conserva vi vos los recuerdos de épocas no muy remotas ver en ellos sentados delan te de pequeñas mesas almorzando con el uso de los útiles de la civilización, pla tos de carne sustanciosa aun a indígenas que han sido siempre los más parcos por su naturaleza y por sus hábi tos". Las cifras an tes mencionadas en re lación con el Matadero venían a ser índice revelador del alto consumo de la carne en Lima.

Simultáneamente con estos dos fenómenos, el aumento de la población y la mejora relativa en los consumos, se produjo un hecho paradojal.

A consecuencia de la gue rra en Estados Unidos se generali zó hacia 1860 en la costa el cultivo del algodón. Al lado de este también aumen tó el del azúcar, iniciado en los grandes fundos años an tes y estimulado después por la re vo lución en la isla de Cu ba. 1871 se ría el año en el que comen zó el auge ma yor del culti vo de azúcar. Así las haciendas situadas entre los valles de Ca rabay llo y Chancay y Santa que an tes, casi en su to talidad, abas te cían a la capital con el culti vo de granos o median te la cría y ceba de ganados, fue ron dedicadas de pre fe rencia al azúcar y al algodón. Desaparecieron o se restringieron, en cambio, los cultivos de productos alimenticios o los te rrenos dedicados solamen te a pas tos, a la vez que aumentaba el valor de la pro piedad. La consecuencia fue que Lima tu vo que recibir esos artículos de mucho más lejos de la sie rra, o de los pueblos del li to ral, con lo cual aumenta ron necesa riamen te los precios con los gas tos de conducción y surgió, en algunos casos, el lucro de los intermediarios llamados "regatones".

Paralelamente hubo un encarecimiento de los medios de producción. La depreciación de la moneda boliviana resultó un factor coadyuvante en él. La escasez de brazos para toda clase de obras y principalmente para la agricultura, aumentada con las guerras civiles y las epidemias, llegó a una fase crí tica después de la abolición de la esclavitud; en el año de 1869, que sir ve aquí como referencia, las líneas férreas necesitaban abundante mano de obra y, como pagaban un jornal de 12 reales a 2 pesos, acrecentaban esta dificultad para el trabajo en el campo. Observadores de mentalidad conservadora afirmaban, además, que la abolición del tributo había disminuido la voluntad de trabajo de los indígenas.

El fiscal Jo sé Gre go rio Paz Soldán, en un dic ta men acerca de es te pro ble ma (sus cri to el 31 de marzo de 1870) llegó a expresar lo si guien te que, por desgracia, con ti núa te nien do vi gen cia: "Es pre ci so re co no cer una ver dad en que quizá se ha fi ja do muy poco la aten ción de nues tros con gresos y go bier nos. El Perú no pro du ce lo ne ce sa rio para la per ma nen te ali men ta ción de sus ha bi tan tes".

So lu cIo NES pRo puES taS al pRo BlE ma DEl coS to DE VI Da.- La comisión que

presidió Manuel Pardo (y que estuvo integrada además por Antonio Salinas, Francisco Rosas y Manuel Aro semena Quesada) no cre yó que el aumen to del cos to de vida fuese un mal en sí. Se gastaba más y se ganaba más, y las cosas subían en pro porción. La ca restía era inevitable, hasta cierto punto, y formaba parte de un fenómeno universal. Provenía, en algunas de sus modalidades saltan tes, del ma yor consumo, del ma yor valor del sala rio, del aumen to de la demanda de trabajo, de la consagración de la tierra a cultivos más provechosos. El sector verdaderamente

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