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El ferrocarril de Tacna a la frontera boliviana

El FERRocaRRIl DE aREQuIpa a mollENDo

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El ferrocarril que unía la ciudad de arequipa con el puerto de mollendo fue inaugurado oficialmente el 1o de enero de 1871 por el presidente José Balta. En conmemoración de dicho acontecimiento, se celebraron grandes fiestas en la ciudad Blanca, en las que estuvieron presentes el constructor Enrique meiggs y la élite arequipeña. la medalla, cuyo anverso vemos aquí, fue acuñada para celebrar el hecho. En su reverso se lee: “Decretado en 30 de abril de 1868. Inaugurose en 1o de enero de 1871”. ellas fueron obras de empresas privadas y no tropezaron con dificultades por el plano terreno de la costa. Meiggs inauguró un género distinto de empresas: de colosales proporciones, vencedoras de obstáculos inmensos y con directa ingerencia del Estado.

Él mismo visitó muchas veces los distintos tramos entre Arequipa y Mollendo, tomó la dirección de las obras y llegó a las decisiones más importan tes en su ejecución. Diez mil a doce mil trabajadores laboraron por distintos lados, hombres devotos a él, muchos de ellos probados en Chile, a cuyo lado hubo obreros peruanos y bolivianos, todos bien pagados y bien tratados, porque Meiggs sabía alentar a los ap tos y a los leales con ascensos y sueldos sorprenden tes.

Los trabajadores vivían en campamentos provisionales o "faenas". Cada "faena" tenía un jefe, el cual dependía del principal que estaba en Mollendo. El número de trabajadores en una "faena" no era fijo sino con forme a las dificultades que presentara la sección de la zona en que estuvieran laborando. En unas había unos trescien tos hombres; en otras, mil o más. El sala rio pagado llegaba, a veces, a tres o cuatro soles al día; no bajaba de un sol cincuenta. Los trabajado res podían te ner a sus muje res y sus hijos en el campamen to. Al descri bir uno de ellos, Eugenio La rrabu re y Unanue decía en su opúsculo Un viaje en 1870 de Lima a Arequipa que en esas tiendas se hallaba "carne fresca, legumbres, conservas, tela, trajes hechos, buenos zapatos". Agregaba que había "barberías y cigarrerías y cocinería o restaurantes donde se sirve mate y la famosa cazuela chilena".

Muchas sombras oscu re cían, sin embargo, es te cuadro. No faltaban los juegos de azar, las bo rracheras, vicios, las peleas. La vida había encarecido grandemente. Las enfermedades abundaban. Se calcula que el fe rroca rril de Arequipa cos tó 2 mil muer tes. Muchas cosas hubo que importar del extranjero, aparte de gran número de trabajadores. Herramientas, tornillos, durmientes, rieles, armazones de máquinas, carros, vagones, parte de los explosivos, gran cantidad de alimentos y otros artículos llegaron de afuera. En la ceremonia de la inauguración de la línea, en Arequipa, Meiggs pudo decir con orgullo: "Es tos trabajos de construcción a su turno sir ven de base a los durmientes cortados de bosques de Oregón o de Valdivia por leñadores venidos quizás de las orillas de Alba (es decir de Italia) o de los campos de Ir landa y sobre ellos (los durmien tes) descansan rieles que nos envían los hornos de In gla te rra, mientras que las locomo to ras que acabamos de traer desde las costas del Pa cífico hasta las faldas del Misti, pro vienen de las fac to rías de Nueva Jersey".

Cinco meses an tes del pla zo señalado, el 1º de ene ro de 1871, fue inaugurado el fe rroca rril de Arequipa a Mollendo. Con el objeto de celebrar este acontecimiento se realizaron fiestas, más lujosas que el baile de la Vic to ria, entre el 27 de diciembre de 1870 y el 10 de ene ro de 1871. El Presidente de la República y su comitiva viajaron en un barco de guerra. Para sus invitados, Meiggs usó va rios barcos y alquiló el más grande que te nía la Compañía In glesa, el Pa na má. Fue una tra ve sía de noche arábiga, con lo mejor que Lima podía suministrar en comida y bebida (a pesar de que Meiggs era abs te mio) y con luces y música por las noches. A los banque tes y ce remonias siguieron ocho días de jolgorio en Arequipa.

El FE RRo ca RRIl DE tac Na a la FRoN tE Ra Bo lI VIa Na.- Cuando en 1868 el gobierno

de Diez Canseco decretó la construcción del ferrocarril de Mejía a Arequipa, el comercio de Tacna se alarmó, pues conside ró que la nueva línea causa ría un gra ve daño a sus in te re ses. Como medio para de fenderlos y para lo grar que "las cosas guardaran la pro porción en que se encontraban" surgió la idea de tender un ferrocarril entre Tacna y la frontera boliviana.

Para llevar a cabo tan ambiciosa iniciativa, dicho sector de opinión persuadió a un joven abogado, Emilio Forero Ara, para que exhibiese su candidatura a la senaduría por el departamento de Moquegua y co rrió con los gas tos de su campaña. Fo re ro Ara fue ele gi do senador unipersonalmen te e in gresó a su Cá mara en el mes de agos to de 1868.

Empezó entonces su lucha intensa con los representantes de Arequipa, Puno y Cusco, entre los cuales sobresalían el general Vivanco y el doctor Escobedo. Después de una tesonera, enér-

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