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La participación de la multitud en la historia

EL PROtAGONISMO DE LAS MASAS SE HIzO PRESENtE DURANtE LAS AGItADAS ELECCIONES DE 1872. MáS QUE UNA SIMPLE OPOSICIÓN ENtRE “CIvILISMO” Y “MILItARISMO”, LA MULtItUD ACtUÓ MOvIDA POR INtERESES PROPIOS QUE COINCIDIERON tEMPORALMENtE CON LOS DE MANUEL PARDO Y SUS PARtIDARIOS, COMO AfIRMA MARGARItA GIESECkE EN EL fRAGMENtO QUE REPRODUCIMOS A CONtINUACIÓN.

“Desde el punto de vista económico, el Perú de 1872 mostró un deterioro interno que se reflejó en una fuerte situación inflacionaria y en serias dificultades en el frente externo. Esta situación se agravó por la política de importaciones libres existente y por la recurrencia irracional al crédito externo, que hipotecó la principal riqueza nacional, el guano, cuya explotación fue entregada casi en su totalidad a consorcios extranjeros, generando fuertes tensiones en la élite económica nacional. Esta élite no se limitó a reclamar por sus derechos, sino que buscó una salida política organizando su partido y lanzándose a la toma del poder en el proceso electoral de 18711872 (…).

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La historia demuestra que el partido pardista no se opuso a los militares como bloque, ya que en su constitución mostró importantes alianzas con ellos no solo a nivel de individuos aislados, sino de instituciones que estos formaron para apoyar la candidatura de Pardo. Se opuso, sí, a un tipo particular de política controlista llevada a cabo por un gobierno cuyo titular era un militar: José Balta.

La organización del partido pardista demostró tácticas políticas modernas, entre las que distinguimos la aproximación física de los líderes a un pueblo no votante y, por tanto, distinto al ‘pueblo ilustrado’, con la utilización de un lenguaje dirigido a las aspiraciones de constitucionalidad, legalidad y derecho popular, e instando a la rebelión contra el gobierno inconstitucional.

Esta “democratización” habría, sin embargo, contribuido a la aparentemente “paradójica alianza” del pueblo y la élite, que en realidad era una alianza natural dado el carácter paternalista de la sociedad. Por otro lado, esta alianza fue (y no podría haber sido de otro modo) claramente coyuntural al no darse una identificación plena y duradera del pueblo con la aristocracia. En estas condiciones, el partido pardista supo aprovechar la situación de violencia fruto de la crisis económicosocial y canalizarla hacia el derrocamiento de los Gutiérrez.

La alianza mencionada pudo viabilizarse por varias razones. Una de ellas es que Lima era una ciudad típicamente preindustrial con una simbiosis habitacional que generaba una relación paternalista entre las élites y el pueblo. Otra es que existieron problemas estructurales muy serios en materia laboral que generaron descontento por el crecimiento cuantitativo de la población limeña, con el consiguiente aumento de mano de obra no especializada y en competencia con las ocupaciones tradicionales de los gremios artesanos urbanos”.

En: Margarita Giesecke, Masas urbanas y rebelión en la historia. Golpe de Estado: Lima 1872, Lima: Centro de Divulgación de Historia Popular, 1978, pp. 143144.

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