laS relacIoNeS eNtre perÚ Y eSpaña
carlos lissón (1823-1891) escribió la república en el perú y la cuestión peruano-española, obra publicada en lima en 1865. en ella, realiza un exhaustivo análisis sobre la relación que estableció el perú con españa tras la declaración de independencia de 1821, desde un punto de vista liberal. lissón, quien en 1886 publicó Breves apuntes sobre la sociología del perú, dejó inéditas dos piezas teatrales, tituladas Bolívar y Monteagudo, y cupo y viva el orden.
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PERÍODO 3
[ CAPÍTULO 23 ]
[ IV ] la repÚBlIca eN el perÚ de carloS lISSÓN.- En 1865 Carlos Lissón, firmando solo con sus iniciales, editó el opúsculo La república en el Perú y la cuestión peruano-española. Escrito bajo la impresión de amargura y humillación dejada por el Tratado Vivanco-Pareja (si bien Lissón consideraba que pudo haber sido peor y que el Perú se había salvado), quiso explicar cómo la historia había dado lugar al presente considerando por él tan infausto. Rápidamente trató primero de la condición de los indios bajo los incas y durante la Colonia, del surgimiento de la raza americana, y de la independencia en Hispanoamérica y en Estados Unidos (con un complejo de inferioridad ante ellos). De modo enfático negó que el Nuevo Mundo estuviera obligado a aceptar la civilización europea y afirmó, en cambio, que necesitaba formarse una especial, ya en trance de emerger y, de acuerdo con esta tesis, consideró como un sofisma la pretensión de hablar de la existencia de una América Latina. Sostuvo asimismo, contra los argumentos de los conservadores, lo oportuno y lo procedente de la empresa emancipadora y la conveniencia de la forma republicana de gobierno. Pero criticó a los autores de las Constituciones por sus errores y censuró, asimismo, la situación de hecho que surgió en el Perú con la hipertrofia del Poder Ejecutivo y con el mal endémico de las revoluciones. Su análisis lo llevó a una sintética revisión de la historia peruana a partir de San Martín y de Bolívar, desde un punto de vista liberal. Así Lissón puede ser incluido entre los principales críticos del acontecer republicano. Esta parte de su trabajo concluyó con el siguiente juicio sumario sobre el Perú: "Una farsa de República y una aglomeración de hombres divididos en dos clases: una formada de un pueblo inculto, indiferente a su suerte y a la de la patria y la otra de una cuadrilla de hombres regimentados para repartirse el guano con títulos que no merecen, que se lo comen holgadamente, confiados en que ya vendrá otra boya que lo reemplace y de los cuales se llama feliz el que puede darle una manotada y fugar con ella al extranjero. ¿Qué condiciones de duración tiene esta mentida República y sociedad? Desaparecerá con el guano el día en que se agoten los depósitos o aquel en que una mano extraña toque su cómica decoración". Los capítulos siguientes volvieron a la tesis de la necesaria e ineludible divergencia entre América y Europa, dedicaron abundantes páginas al desarrollo de la cuestión española y presentaron las conclusiones del ensayo. Joven cubierto de lepra era el Perú ante los ojos de Lissón. Había que curarlo para cuando sus enemigos europeos regresaran. La terapéutica no estaba en derrocar a un presidente y en poner a otro. El mal peor se ocultaba en la tiranía existente desde los días de los incas. Era estado necesario hacer retornar al pueblo a su primitivo, devolverle todos sus derechos, dar nueva organización a la República dentro del sistema de la federación, establecer la capital en la par te andina central. Castilla, Echenique, Vivanco o cualquier otro caudillo podían levantar esta insignia y convertirse en otro Tomás C. de Mosquera, con las bendiciones de la patria agradecida. Un breve apéndice anunció el estallido de la revolución de 1865, augurando días aciagos por la guerra civil e insistiendo en que era el momento de buscar una nueva fórmula nacional que era la federación. Gran parte de la obra de Lissón, tan feble en muchas de sus páginas, puede ser tomada como exponente de un estado de ánimo colectivo dentro de su generación a propósito de temas de gran vigencia en ese tiempo: no solo la disparidad sino la pugna inexorable entre América y Europa, el juicio adverso a la época colonial, el repudio de la monarquía y el disgusto ante la tramitación seguida en el conflicto con España. Desde otro punto de vista, representó una opinión aislada que vino a sumarse a las otras, en todo momento insólitas, que predicaron en el Perú el federalismo; Lissón estaba impresionado favorablemente con el experimento que entonces se efectuaba en Colombia. Lo más interesante de su ensayo vino a ser, sin embargo, su interpretación pesimista de la experiencia republicana desde un punto de vista liberal que vino a sumarse así a la que, desde un ángulo totalmente opuesto (con elogio del pasado virreinal, defensa de la monarquía y condena de la República), había efectuado Riva-Agüero en las memorias de Pruvonena.