ALREDEDORES DE VENTOQUIPA Reingeniería de Pedro Páramo: El Padre Rentería Basilio del Muro Cuéllar
Pedro Paramo es para muchos, me incluyo, un libro genial, por decir lo menos. Sin embargo no es un libro fácil de leer. Yo lo leí por primera vez hace muchos años, aunque reconozco que con poca atención pues fue en un viaje en saturado autobús “de paso” de Morelia al entonces DF. Si bien me gustó, realmente fueron “flashazos” lo que me quedó más que la historia en sí. Esto me resultó evidente cuando a los pocos días me entere por la prensa de la muerte de Pedro Páramo; leí una reseña en el suplemento dominical, ¡a mí me pasó de largo! A partir de ahí se convirtió en una bendita maldición, pues lo he releído todo o en partes (sobre todo en partes) infinidad de veces, con harto placer. El mismo Juan Rulfo reconoce, en alguna de sus entrevistas y con una expresión enigmática entre seria y burlona, que es un libro difícil de leer. La complicada forma en que está presentado, puede ser parte de su genialidad, lo reconozco. Existe la leyenda de que Juan Rulfo se lo presentó a Juan José Arreola, hasta cierto punto desordenado, y ambos procedieron a estructurarlo y finalmente dijeron algo así como “al carajo, que se vaya así”. De ser esto verdad, sería el azar lo que le dio ese último toque. Cansado de leerlo y releerlo y encontrar aún detalles que me habían pasado desapercibidos decidí, con un espíritu hasta cierto punto ingenieril, “acomodarlo”. Sin saber hacia dónde me dirigía empecé a seccionarlo. En un inicio comencé a seleccionar las historias por personajes pero finalmente me encontré con un Pedro
Paramo reestructurado en cuatro historias cuyos nombres son naturales: •
El Padre Rentería
•
Susana San Juan
•
Don Pedro
•
Los Murmullos, o Juan Preciado
No agregué u omití ni siquiera una coma, salvo error de mi parte. Solo separé y agrupé párrafos. Obviamente las cuatro historias están íntimamente entrelazadas y es ahora el turno del lector unirlas en su imaginario. De hecho, las historias se pueden leer en cualquier orden. Quizá más de un lector se sienta ya horrorizado por lo que ha leído hasta aquí, pero el resultado en mi opinión es por lo menos aceptable: presento una nueva manera de ver esta Obra Maestra y creo que quizá al menos uno que otro fanático agradecerá esta excusa para acercarse de nuevo a la novela, en esta versión. Solo me resta dejarlos con la primera historia y despedirme con una broma, con el perdón de Jorge Luis Borges: espero que mi epitafio no diga, “Basilio del Muro, autor del Pedro Páramo”.