RLV 23

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Revista Letrónica de Ventoquipa Número 23

Contenido 5

EDITORIAL De pinta a Ventoquipa Qué Bonito es no hacer nada

8

Paco Olvera Hombres de Maíz o la visión mítica de la agricultura

15

Bernardo Marcellin Las lecciones de mis perritas

19

Paco Olvera Moby Dick o el afán destructivo del hombre

24

Bernardo Marcellin

ORILLAS DEL ARROYO Reingeniería de Pedro Páramo: Susana San Juan

29

Juan Rulfo/Basilio del Muro

La Sociedad de los Poetas Nonatos Regreso a Chetumal

43

Alex Hernández El Olvido de la Memoria

45

Paco Olvera

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AL VALLE DE LAS CALACAS Stephen Hawking, ¿mito o realidad?

49

Gonzálo Duchén

Desde dentro Eres el Bosque

52

Alex Hernández

Haciéndole al cuento Propósito. La semilla de una historia

64

Anónimo – recopilado por Paco Olvea

Músicos Trompa de Hule ABC de Rock

64

Alex Hernández, Gonzalo Duchén, Paco Olvera

La Vitrina de los Muñequitos de Azúcar El Quiote y el Xoconostle

66

Paco Olvera

WRITER HERO Siempre que veas un árbol

74

Padma Venkatraman

Contacto:

revistaletronicaventoquipa@yahoo.com.mx

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“Avándaro”, Agosto 2009, colección Paco Olvera

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EDITORIAL Esta es su casa. Ser buenos anfitriones siempre ha sido una enseñanza que muchos de nosotros recibimos desde nuestras edades tempranas en casa. Y en este encierro, no sólo estuvimos en nuestras casas donde llevamos nuestra vida diaria, sino que tuvimos más tiempo de meditar respecto a nuestro planeta como nuestro hogar. Las migraciones de pájaros gritones desde Cuernavaca hasta el sur de la ciudad de México, el cambio climático, las mañanas de menor contaminación en aquellos días donde pocos salíamos a la calle, eran cambios claros y agradables. Pues hablando de la Tierra, nuestro hogar la invitación a meditar sobre ello fue aceptada, primero por Bernardo que, De Pinta en Ventoquipa, nos habla del hombre ante la naturaleza en dos meditaciones: la visión mítica de la agricultura en nuestra América Latina, en Los “Hombres de Maíz”, y el afán destructivo del hombre en “Moby Dick”. Por su parte, en una meditación Desde Adentro, Alex nos comparte sus pensamientos e ideas de como nosotros somos la Tierra, cuando “Eres el Bosque”, y debemos vernos como entes inmersos en la ecología y el cambio climático. Y para completar la gama de visiones de los ecosistemas que son nuestro hogar, Paco nos hace una de sus remembranzas, para hablar de dos singulares frutos típicos de su tierra, pero estandartes de nuestra patria, como los son “El Quiote y el Xoconostle”, dentro de La Vitrina de los Muñequitos de Azúcar.

gana”. En la reciente sección de Los Músicos Trompa de Hule, los letrónicos aceptamos el reto de diversificar el “ABC del Rock”, proponiendo nombres alternativos de bandas y artísticas que completaran una entrada para cada letra del abecedario, en este caso con la colaboración de Alex, Gonzalo y Paco. Como parte de la Pinta en Ventoquipa, Paco nos habla de “La Sabiduría de mis perritas”, y en una verdadera disertación de vértigo, nos cuenta “Que Bonito es no hacer nada”, presentándola como una cuestión de referencia, o lo que es lo mismo, ¿qué es hacer algo? Basilio regresa a las Orillas de Arroyo, para compartirnos una sección más de la deconstrucción de “Pedro Páramo”, en este caso hablando de “Susana San Juan”. Como una semilla de lo que es andar Haciéndole al Cuento, Paco recoge (casi literalmente) un “Propósito” plasmado por un autor anónimo, que dejó en un cartel pegado en la puerta de un “excusado” capitalino. En las andanzas de Poetas Nonatos, Alex nos deja constancia de una huella de su alma universitaria en el “Regreso a Chetumal”, y Paco nos propone un oxímoron poético en “El Olvido de la Memoria”. Menos nutridas, pero siempre presentes, llegaron las citas a los nuevos habitantes del Valle de las Calacas, en esta ocasión para hablar de “Stephen Hawking: Mito o realidad”. Y así finaliza este número, sin antes dejar de invitarlos a la siguiente aventura, que nos propone la idea de describir algún lugar que nunca hayamos visitado, o cuando menos, que sólo hayamos recorrido en nuestra imaginación, que

Pero como es una costumbre en la Letrónica, no nos detuvimos en nuestro tema central, sino que dimos rienda suelta al desmadre intelectual, escribiendo acerca de los temas más variados, o dicho de otra forma: de lo que se “nos hinchó la -. 5 -


por esto podría ser ficticio o real, o que será real una vez que llegue a las páginas de nuestra siguiente edición. Nos leemos pronto. Equipo Editorial de la RLV

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Camino a la modernidad “Jovencitos caminando a la moderna Cartagena”, Julio 2008, colección Paco Olvera

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De

PInta a

Ventoquipa

Qué Bonito es no hacer nada. Paco Olvera

“Para luego descansar”, completaba una de esas máximas desmadrosas que alguna vez escuché en mi juventud, y que solía decir que era parte de mi filosofía de vida. Considero que es una gran lección, si se toma con mesura y balance. La verdad es que en ocasiones no me es tan fácil “llevármela tranquila” cuando siento que no utilicé el tiempo en forma correcta: constantemente aparece mi propia voz interior auto flagelante (que algunos denominan “el ego”), como por ejemplo los lunes, luego de un placentero fin de semana, me empieza a espolear y a chingar: “que por qué no hiciste esto, que por qué no aprovechaste para aquello otro, luego te andas preocupando por la falta de tiempo”, seguido de un nutrido etcétera. Pues resulta que una de estas ocasiones, luego de un fin de semana con “un exceso” de actividades lúdicas, para variar, tuve algunos pensamientos de perdón, de desmadre y de alegría que me impulsan a escribir estas sencillas líneas y compartirlas con mis amigos del alma, para combatir el auto castigo, o dicho de mejor forma para celebrar algo que don Peter ya había tocado en otro número de la Letrónica: la procrastinación, pero dándole énfasis como el arte de disfrutar la vida sin justificar como es que “aprovechamos” el tiempo, o dicho en buen mexicano, “echar la güeva” como Dios manda.

Durante dicho fin de semana, vi una película llamada “Comer, rezar, amar” A, que entiendo que a su vez está basada en un libro. Mi expectativa era verla de reojo mientras estaba haciendo otras cosas, considerando que tenía la idea preconcebida que resultaría un argumento cursi y poco interesante. La verdad es que me sorprendió, pues tiene mensajes valiosos, contados además en forma atractiva. De entre esas ideas, una de ellas llamó especialmente mi atención: en una escena en que se representa a unos italianos burlándose del “american way of life”, uno de los personajes dice que los americanos no pueden entender la filosofía italiana denominada “il dolce far niente”, que podría ser traducida como el “dulce placer de hacer nada”. Si bien no la conocía con ese nombre, a mí se me hizo de lo más natural, pues entre los mexicanos, o cuando menos entre mis familiares y amigos que me han acompañado en la vida, esto es cotidiano, es naturaleza, es -. 8 -


normalidad. Tomando en cuenta esto, decidí hace una breve recolección de recuerdos y pensamientos relacionados con lo que podemos denominar “el placer de hacer nada”.

“Carpe Diem” *, aprovecha el día, pero todo depende de que es a lo que entendemos por “sacar provecho”. Hace años, también en una película, “La sociedad de los poetas muertos” B, aprendimos esta máxima en latín invitándonos a que no se pase el día sin aprovecharlo, o con mayor profundidad, a que no se nos escape la vida. No veo contraposición con el placer de “hacer nada”, pues estar flojeando es el resultado de una acción premeditada, y tiene como resultado, un tesoro que en lo inmediato parece tener una recompensa muy reducida, pero que cuando lo podemos ver a largo plazo, esos días de “hacer nada”, en muchas ocasiones, son momentos de gran creatividad e inventiva, además de ser la mejor y más pura veta de recuerdos perdurables que nos alegran la vida y nos permiten seguir adelante. Esto lo relaciono con aquello que mi paisano el coach Neri gritaba a sus jugadores de futbol americano en la universidad: “aprovechen ahorita que están jóvenes, de viejos ya no van a poder hacer esto”. Podemos decir que “echar la güeva” es un concepto relativo, y depende de los objetivos y del gozo desde dos perspectivas: de quién la práctica y de quien observa. El “Carpe Diem” se debe transformar en “aprovecha el día, en lo que realmente te apasione hacer”.

Lo primero que quiero mencionar, es que “echar la güeva” requiere planeación, pues en las más de las ocasiones, es un acto deliberado. A quién no conozca este disfrute, le resultará difícil de entender que esto es un asunto que se debe abordar con seriedad, por ejemplo, en una jornada típica de “hacer nada”, habría que poner las cheves a enfriar, preparar una botana de chicharrón con aguacate para hacer tacos placeros, poner el teléfono celular “en modo avión”, buscar una película que hemos visto mil veces, y disponernos a verla la ocasión “mil más uno”. Claro que “ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”, esto debe hacerse guardando el equilibrio, pues las labores de preparación siempre deberán tomar mucho menos tiempo y esfuerzo que lo que tomará el acto mismo de “echar la flojera”, para que no se diluya este placer entre tanto “desgaste” inicial. Podemos decir que para “güevonear” en plenitud, se requiere la ilusión de la anticipación: esperar ese tiempo, disfrutar que no “haremos nada”, y que las pocas cosas que por necesidad extrema o insoslayable debamos hacer, deberán contribuir a maximizar el gozo o placer previamente planeado.

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Por cierto, que pensando que la siesta podría ser una de las manifestaciones más extremas del “hacer nada”, recordemos que grandes inspiraciones han venido a los creativos durante sus sueños: como por ejemplo la propuesta del anillo bencénico que Kekulé, luego de interpretar la imagen de una serpiente mordiendo su propia cola, o Medelev que estando en los brazos de Morfeo visualizó la estructura de tabla periódica, o Niels Bohr que soñó que la estructura del átomo se podría modelar al igual que el sistema solar. “La vida es sueño, y los sueños, sueños son”, como dijo don Pedro Calderón de la Barca (siempre recordado por el desmadroso chiste: “la vida es una barca; que hermosa frase, ¿quién la dijo?; Pedro Calderón de la Mierda”).

De hecho, podríamos decir que cuando en apariencia no estamos haciendo “nada de provecho”, pueden ser los momentos de mayor creatividad, logro y disfrute, lo cual se puede ilustrar con lo que dijo Mario Vargas Llosa en su discurso que dio al recibir el Nobel, al hablar de su esposa: “Ella hace todo y todo lo hace bien, administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: 'Mario, para lo único que tú sirves es para escribir’”1.

Por su puesto no se trata de hacer una apología a la inacción, en todo caso, dicha apología sería para el disfrute de dedicarnos a actividades interesantes que, para otros, podrían ser incluso “reprobables”, generalmente por ser incomprendidas: demasiado innovadoras, radicales, disruptivas, o rebeldes. Pero que en realidad son el vehículo que nos lleva a la creación de cosas más perdurables o valiosas, y que para quienes ignoran su valor o su belleza, podrían ser despreciadas o descalificadas tan solo por tener la cualidad de ser disfrutadas por sus creadores, o ser calificadas como meras formas de “perder el tiempo”, como en ocasiones lo son las bellas artes o nuevas áreas del conocimiento humano. En la

Otro ejemplo magnífico de la creatividad de los que “hacen nada”, nos lo obsequia Quino, lleno de su fino sentido del humor, en un cartón donde se ve a un cavernícola pintando escenas de una cacería de venados o de un mamut, evocando las perdurables pinturas rupestres como las de Altamira o Lascaux, lo más trascendente que de esta época ha podido llegar a la posteridad. Pero desatando el latigazo del humor, en el último cuadro, se hace una ampliación de la escena, y se ve a la esposa, que termina de cocinar una pequeña ave en la fogata al tiempo que le recrimina: “cena ya estar lista, ¡gordo inútil!”. -. 10 -


película y el libro homónimo de Umberto Eco 2, “El nombre de la Rosa” C, el argumento central ilustra este ánimo de destruir la exploración de lo desconocido o “excesivamente divertido”, mediante la prohibición de textos satíricos que provocaban risa, permitiendo así “evadir el temor de Dios”. Es justo mencionar ahora, que los ambientes de creatividad deben ser relajados, poco convencionales, para fomentar el pensamiento diferente, que muchas veces no se abraza de forma inmediata, justamente por su originalidad y disidencia pues, a fin de cuentas, resulta más fácil “pensar como la mayoría” y no “remar contra la corriente”. Visto de esta forma, podríamos decir que “hacer nada”, es un acto de preparación para tener el atrevimiento de tomar el riesgo de la creatividad, y no hacer únicamente “lo que se espera de nosotros”, sino “lo que deseamos de nosotros”.

juegos de beisbol o futbol, con nuestros amigos de la infancia, caminando mientras “echábamos netas”, y cuando había dinero, tomando un “chesco” en la tiendita de la esquina. Las tardes en los cubículos de la UAM Iztapalapa, haciendo planes de un futuro, siempre incierto, pero disfrutable por el deseo de compartirlo con nuevos hermanos por elección, que se integraron a nuestras vidas como nuestros amigos. Recuerdo justo de nuestros tiempos de profesores universitarios, que en ocasiones nos íbamos tumbar al pasto, luego de la comida y antes de ir a impartir nuestras clases, frente a una escultura metálica, en que una de sus componentes simulaba una diana de tiro al blanco y otra sección a una figura cónica que parecía la punta de cohete, que el querido Eduardo bautizo como “San Güeva”, y decía que estábamos allí para mostrar nuestro respeto y adoración al placer de “hacer nada”. Incluso recuerdo que hacíamos la broma de que teníamos los diez mandamientos de la güeva: el primero, “echarás la güeva sobre todas las cosas”, el segundo, “si ves a alguien echando la güeva, ayúdale”. Y cuando alguien preguntaba, “¿y el resto del decálogo?”, respondíamos con sorna: “¡nos dio güeva hacerlos!”.

Se trata pues de celebrar el disfrute del tiempo en el placer, donde en ocasiones, se puede “descansar haciendo adobes”, o en otro extremo, de simple y llanamente disfrutar la vida “evitando la fatiga”. Recuerdo el incomparable gusto de armar modelos a escala de avioncitos, incluso algunos de madera de balsa, que podían volar impulsados por una liga. Los regresos de los

También de esta primera época del aprecio a “hacer nada”, acuñé la frase que dice que “la aplicación del pasto por vía cutánea es medicinal”, -. 11 -


fueron un discurso sarcástico, que aún se escuchaba cuando yo era niño, en los años 70. La única exclusión que me atrevo a proponer de este enfoque es el hecho de la connotación específica al “hacerse pendejo” de ignorar a propósito temas éticos o moralmente reprobables, “haciéndose de la vista gorda” para acallar nuestra conciencia.

principio que luego aplicamos a raudales en nuestra época de trabajo común en la arrendadora, pues hubo un tiempo que luego de comer, nos íbamos al “Bosque de Tlalpan”, estacionábamos el coche allí, y buscábamos un buen prado, donde nos quitábamos el saco del traje y lo colgábamos en un árbol, para luego tomar una reparadora y mágica siesta. Quedábamos a merced de nuestra inspiración, como un grupo de jóvenes poetas que hablaban en el sueño con dioses, ninfas y faunos, para salir de allí contentos, somnolientos y dispuestos s resistir el resto de la jornada laboral.

Durante el desarrollo de este escrito, mientras “hacíamos nada” en una llamada telefónica, mi querido hermano de letras y del alma, Alex, me hizo referencia a un artículo muy interesante de Alex Soojung-Kim Pang, que hace una investigación amplia de la relación de las horas dedicadas al trabajo y aquellas dedicadas al descanso, dando así una base más formal a la utilidad de “hacer nada”. El título de dicho artículo se puede traducir algo así como “Darwin era un flojonazo y usted también debería serlo”3, en el cual se narra cómo es que Darwin, luego de ser naturalista en las expediciones exploratorias de la Royal Navy4, se tomaba la vida “con calmita”, haciendo largas caminatas para relajarse, seguidas de periodos muy específicos y acotados de trabajo, para luego dedicarse nuevamente a otros intereses personales. El autor describe también a grandes personajes en una diversidad de campos de la creatividad y en épocas diversas, como Charles Dickens, Henri Poincaré e Ingmar Bergman, como muy enfocados, apasionados por su trabajo y sobre todo con una gran ambición por triunfar, pero, al dar una mirada a su vida

Los intentos aquí descritos de dar estructura al arte de “hacer nada”, tienen como antecedente otros esfuerzos por institucionalizar o estructurar el oficio de “hacer nada” en México. Por ejemplo, la fundación de un hipotético partido político denominado PUP: “Partido Único de los Pendejos”, fundado por Hermenegildo L. Torres. Uno de sus principios que yo escuché en la juventud, era aquél que rezaba que: “para salvar el pellejo, en forma reglamentaria, debes hacerte pendejo, por lo menos una hora diaria”. ¡Allí lo tenemos! Un enunciado que invita a “hacer nada”, a “echar la güeva”, estructurado con base a navegar haciendo poco, o como se dice también en la cultura popular “con bandera de pendejo”. Recuerdo que incluso había discos de acetato y algunos libritos con los principios del PUP, que -. 12 -


cotidiana, sólo dedicaban unas pocas horas a las tareas que los hicieron famosos, y el resto, a actividades recreativas que les daban reposo de sus empeños. También menciona, el principio de “las diez mil horas de práctica”, que enuncia Malcom Gladwell en su libro “Fuera de Serie”5, en el cual enlista a varios practicantes de disciplinas igualmente diversas, como Bill Gates, Bobby Fischer o Los Beatles, quienes tienen como común denominador la práctica para lograr la maestría hasta sumar ese total de horas, pero el autor del artículo hace un colofón que establece el balance entre el trabajo y el descanso: “Así es como llegamos a creer que un ejecutante de clase mundial se logra luego de 10,000 horas de práctica. Pero eso es una equivocación. Esto se logra luego de 10,000 horas de práctica deliberada, 12,500 horas de descanso deliberado y 30,000 horas de sueño”3. Alex Soojung-Kim también es autor de un libro cuyo título es una síntesis de su propuesta: “Descanso. Porqué logra hacer más cuando trabaja menos ”6. Para ejemplificar la tesis del autor, me permito recordar una modesta vivencia personal: la anecdótica historia de como Alex y un servidor escribimos un compilador completo y funcional para pasar una materia en la maestría. Para lograrlo, durante unos cuatro días ideamos y ensoñamos la forma en que lo construiríamos, garrapateando trozos de seudocódigo, en breves espacios de tiempo que teníamos mientras hacíamos otros trabajos para otras asignaturas. Luego lo codificamos, lo unimos y lo probamos, todo esto durante 72 horas casi continuas de trabajo con escasos episodios de sueño, con dos amaneceres incluidos vistos desde el edificio “T” de la UAM Iztapalapa, para llegar a entregarlo a escasas dos horas previas del plazo final y por supuesto, aprobar con la nota máxima (luego nos fuimos a dormir no recuerdo cuantas horas seguidas). Vale la pena mencionar, como ejemplo

de los contrastes ya mencionados, que para aquellos miembros de intendencia que nos veían sentados escribe y escribe código, pudo haberles parecido que nomás estábamos perdiendo el tiempo en las “dichosas computadoras”.

Como coda de este viaje de ideas, diría bajo la influencia de Cantinflas: se trata de combatir la búsqueda forzosa del propósito de vivir la vida, y disfrutarla tan sólo por el hecho de vivirla, con base al maravilloso gusto de gozarla sin tener que justificarla. En fin, que bonito es “hacer nada”, con una “pequeña ayuda de mis amigos”7. Paco Olvera Septiembre 2021

*La referencia del “Carpe Diem” ya la había escrito, cuando en un nuevo ejemplo del pensamiento paralelo, don Juan Carlos envió una nota por WhatsApp, mencionando que esta frase era dicha por los legionarios romanos cada mañana. Mi intención era finalizar este escrito ese día, pero he disfrutado de varios periodos muy placenteros de “hacer nada”.

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1993, Drakontos

5

“Outliers. The story of Success”

Malcom Gladwell 2008, Back Bay Books

6

“Rest. Why you get more done when you work less”.

Alex Soojung-Kim Pang 2016, Basic Books. Bibliografía. 1

7

“Nobel de Literatura para Mario Vargas Llosa,”

“Whit a Little Help of my Friends”

John Lennon & Paul McCartney

Juan Cruz

1967, Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, The Beatles

8 de diciembre de 2010, El País Filmografía 2

“El Nombre de la Rosa”

A

Umberto Eco

“Eat, Pray, Love”

2010, Dir. Ryan Murphy

1993, RBA Editores B 3

“Darwin was a slacker and you shuld be too”

“Dead Poets Society”

1989, Dir. Peter Weir

Alex Soojung-Kim Pang 2021, Nautilus (revista en línea, plataforma Issue)

C

“The name of the Rose”

1986, Dir. Jean-Jacques Annaud 4

“Brontosaurus y la nalga del ministro. Reflexiones sobre historia Natural”

.

Stephen Jay Gould

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Hombres de Maíz o la visión mítica de la agricultura Bernardo Marcellin

A lo largo de los siglos, los hombres vieron la tierra con veneración, como una madre capaz de alimentar a sus hijos a quienes, generosa, brindaba sus frutos Las tradiciones y la forma de vida se basaban en una cosmovisión que mantenía indisolublemente unidos a los seres humanos con el medio ambiente. Por lo mismo, los pueblos originarios no requieren de investigaciones científicas ni de elaborados modelos probabilísticos para comprender lo que sucederá si se destruye el entorno. Poseen una conciencia ecológica mucho más desarrollada que los que habitamos en las ciudades debido a su contacto permanente con la naturaleza, lo que genera frecuentes conflictos con los valores de la sociedad contemporánea, donde la importancia que se da a los negocios parece justificar cualquier daño colateral. Principios como el crecimiento económico o el desarrollo, la promoción de las inversiones o el fomento a las exportaciones parecen convertir a la destrucción del planeta en una cuestión secundaria. El reconocimiento de problemas como el calentamiento global, el cambio climático, las emisiones de gases de efecto invernadero o las consecuencias de la contaminación producida por el uso de combustibles fósiles, tanto en la salud de las personas como en el equilibrio ambiental, es relativamente reciente, al menos en lo que se refiere a las políticas públicas.

El llamado de atención en contra de los excesos de la civilización industrial data en realidad de hace dos siglos. En los Estados Unidos, por ejemplo, los pueblos nativos se alarmaban ante la destrucción del entorno conforme avanzaban hacia el oeste los ferrocarriles y la industria, sabedores que, tarde o temprano, la naturaleza le cobraría la factura a quienes la despreciaban. Para europeos y estadounidenses, en cambio, los espacios poco poblados, los bosques y las montañas vírgenes, representaban una forma de vida primitiva que había que superar. Era imperativo “civilizar” todas esas regiones construyendo vías férreas, carreteras, puentes, fábricas, o bien derribando árboles para aprovechar su madera en procesos productivos y para despejar los terrenos para la agricultura (además de, eventualmente, exterminar a los pobladores de la zona). Así, la destrucción ecológica se convirtió de alguna forma en un símbolo de progreso. Aun así, también en Estados Unidos, hombres como Ralph Waldo Emerson (1803-1882), en su texto titulado La naturaleza, o David Henry Thoreau (1817-1862), quien es principalmente conocido por su obra Sobre el deber de la -. 15 -


desobediencia civil, reflexionaron sobre el asunto, aunque su influencia intelectual no bastó para convencer a sus contemporáneos de su importancia.

II El problema de la destrucción del medio ambiente aparece en el centro de la novela Hombres de Maíz, considerada generalmente como la obra maestra del escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1899-1974, Premio Nobel en 1967). En ella asistimos al enfrentamiento entre quienes consideran que el maíz sólo debe ser plantado para obtener de comer y los grupos con un enfoque “moderno” que pretenden ampliar la superficie cultivable, aun a costa de la pérdida del bosque, con el fin de aumentar la producción y poder comercializarla. A estos últimos poco les importa que el maíz sea una planta que agota el suelo y que, al cabo de unos años, el número creciente de terrenos que hayan quemado y cultivado queden inutilizables. Esta orientación hacia las ganancias a corto plazo terminará por volver imposibles tanto la agricultura en la zona como la recuperación del bosque. Si bien esta situación podría referirse a unos acontecimientos de principios del siglo XXI, la novela data en realidad de 1949, es decir que hace más setenta años los activistas ecológicos (aunque en el texto no se utiliza este término) ya se enfrentaban a quienes anteponían las utilidades al equilibrio ambiental y a la forma de vida tradicional, algo no muy diferente de las crónicas de conflictos agrarios y ambientales que leemos hoy en día en los periódicos.

De la misma forma que en el México de 2021, la acción se torna pronto violenta. Las comunidades indígenas se encuentran divididas sobre la cuestión y, desde el principio nos damos cuenta de que se trata de una guerra sin concesiones. Así, Gaspar Ilom, cacique de los que defienden el cultivo tradicional del maíz, resulta envenenado por personas a quienes consideraba sus amigos. (Este mismo nombre de Gaspar Ilom será luego asumido por el propio hijo de Miguel Ángel Asturias, cuando se convierta en guerrillero para luchar contra la serie de dictadores que oprimieron Guatemala por varias décadas). A su vez, los seguidores del cacique, en su intento por detener la roza del monte, tampoco dudan en matar a quienes siembran el cereal por dinero. Ninguna de las dos partes está dispuesta a negociar y cada quien está convencido de su derecho a utilizar la violencia para alcanzar sus fines. Los que piensan en comercializar el maíz consiguen el apoyo de la tropa para que reprima de forma sangrienta a sus rivales, en tanto ellos realizan sus estimaciones sobre el precio que podrán obtener al vender su producto. Los del bando opuesto contraatacan quemando los maizales, mientras que para el personaje del Curandero, cultivar maíz por negocio es como comer la carne de los propios hijos.

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que luego se reconcilió, llevando una vida feliz con sus numerosos hijos, cultivando su milpa sin miras a obtener ganancias comerciales y devolviendo a la agricultura su carácter mítico. Casi un happy end hollywoodense, sólo que se trata de humildes campesinos guatemaltecos y no de personajes a quienes se les abrieron las puertas del éxito y la riqueza.

III

Junto con El reino de este mundo del escritor cubano Alejo Carpentier (1904-1980), Hombres de Maíz es considerada una de las novelas precursoras del realismo mágico en América Latina. El título de la obra hace referencia al Popol Vuh, donde se relata cómo los seres humanos fueron hechos de maíz. Pese a una temática basada en un problema muy concreto que enfrentan los campesinos, el lector es llevado a un ámbito donde se entremezclan sucesos reales con acontecimientos mágicos y sobrenaturales. El mismo personaje que acude a la ciudad a realizar compras y presencia hechos tan cotidianos como el de un agente de tránsito buscando regular el flujo de automóviles, considera innegables la existencia de los nahuales y los poderes de los brujos, omnipresentes en los montes.

A diferencia de su trilogía sobre el plátano y los métodos empleados por la United Fruit –Viento fuerte, El papa verde y Los ojos de los enterrados-, en Hombres de Maíz Asturias no se enfoca en la explotación de los trabajadores ni en el análisis de los intereses corporativos que pudieran estar detrás de este nuevo enfoque para trabajar la tierra, sino en dos formas de vida contrapuestas. El enemigo aquí no es una compañía trasnacional o unos empresarios rapaces, sino el vecino, el amigo, la mitad de la gente de la comunidad. Esta situación se complica puesto que no se trata simplemente de un enfrentamiento entre la visión tradicionalista y la moderna, sino que se desborda hacia la cuestión ecológica. La mejora a corto plazo de su nivel de vida a la que aspiran quienes buscan comercializar el maíz terminará por llevar a la comunidad entera a su destrucción en pocos años, cuando la tierra agotada los condene a la migración, un problema que sigue siendo muy actual.

Son por cierto estos brujos quienes acechan a los promotores de la comercialización del maíz, maldiciendo en especial a los que participaron en el asesinato de Gaspar Ilom y, por medio de hechizos, cobran venganza de quienes están dispuestos a destruir los bosques para aumentar sus ganancias, castigando a unos con la muerte, a otros desapareciéndolos, a los últimos volviéndolos estériles.

El problema básico es así la relación entre el hombre y la naturaleza. La cultura tradicional está inevitablemente ligada al entorno ecológico y el poder de los brujos proviene precisamente de su conocimiento de las fuerzas tanto naturales como sobrenaturales que rigen el mundo. En este punto parecen converger con Emerson, quien subraya lo

Tras una acción violenta y compleja, vemos en el epílogo de la novela a dos de los personajes principales, una pareja largo tiempo distanciada -. 17 -


que él llama la maravillosa congruencia entre el ser humano y la naturaleza.

de agricultor. De esta forma, sólo se produciría el maíz requerido para alimentarse sin afectar el medio ambiente. Sin entrar en grandes discusiones al respecto, limitémonos a considerar la imposibilidad que tendrían los habitantes de la ciudad para implementar este esquema, en especial quienes viven en un departamento. Si el agricultor sólo produce lo que necesita para sí mismo, los citadinos quedan condenados a la hambruna. Asimismo, los campesinos no tendrían para qué tener otro oficio, puesto que quienes se dedican a producir otro tipo de bienes ya habrían muerto de inanición. La acción y el desenlace de la obra tal vez sirvan para ejemplificar las dificultades para resolver el problema ecológico. Es indudable que la búsqueda de mayores ganancias influye en gran medida en el desprecio por los temas ambientales, pero es también innegable que diseñar una solución viable para sociedades predominantemente urbanas, en un mundo poblado por cerca de ocho mil millones de personas, resulta extremadamente complejo. Parece ser que, en esto, ni los brujos evocados por Asturias serán capaces de brindarnos una buena alternativa a la excesiva explotación de la tierra.

Pero Hombres de Maíz, además, nos revela de forma involuntaria otra faceta del problema de la explotación comercial de los productos agrícolas. Está claro que los “buenos de la película” son quienes insisten que el maíz sólo se debe cultivar para alimentarse, lo que constituye una especie de estribillo que aparece a lo largo del texto. No obstante, la solución propuesta dista mucho de ser satisfactoria: se plantea que cada quien cultive el maíz que requiera para comer y que, para cubrir las demás necesidades, tenga otro oficio además del

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Las lecciones de mis perritas Paco Olvera

nuestras mascotas en la casa. Mis colegas de trabajo, que ahora me acompañan durante las reuniones virtuales, o mientras elaboro algún documento en la computadora. En esas actividades que comparto con ellas, recibo lecciones de resistencia y balance, aprendiendo a apreciar los milagros de lo común, de lo que se repite, pero nunca es exactamente igual.

Nada se aprecia tanto como cuando se ve perdido, solía decirme mi mamá. Por otro lado, parece que nada es más anormal que la normalidad. Yo digo que vivimos en una sucesión de hechos extraordinarios, a los cuales nos hemos acostumbrados a fuerza de la frecuencia, que los damos por sentados, hasta que los invisibles y ocultos engranes de la vida giran siguiendo una mecánica que casi nunca comprendemos, en dónde lo cotidiano y hasta aburrido desaparece, y nos quedamos añorando todo aquello que era constante y lo pensábamos inmutable, pero que ahora, se ha diluido.

“Nala” la maestra de los besos.

Nos cuentan que fue rescatada junto con su mamá y una hermanita en las inmediaciones del Cerro del Tepeyac, cuando tenía unos cuantos días de nacida. Luego de eso vivió en la casa de una joven que se dedica a la noble tarea de rescatar perritos. Conchita la ubicó en una página de Internet, y luego de pasar un arduo cuestionario, en el que fueron evaluados nuestros deseos de tenerla en casa y cuidara, la rescatadora en cuestión la trajo personalmente, como una última verificación de que éramos quienes decíamos ser. Llegó a la casa con un par de meses de edad, y prácticamente creció en casa. Luego de hacer jirones un par de sillones, y de comerse algunas prendas de ropa, se llegó a integrar a nuestra vida

Toda esta notoriedad de lo común la ha enfatizado el encierro por la pandemia. Actividades consideradas baladí como sacar la basura, o ir a comprar los víveres, son ahora apreciados por su rareza, pues los “calculamos” mucho, buscando evitar los contagios. Hemos generado un nuevo tipo de nostalgia, una que no añora lo remoto o anacrónico, sino lo cercano y vigente, pero que ha quedado del otro lado del cristal de los cuidados autoimpuestos ante la plaga que nos tocó vivir. Muchas de estas tareas cotidianas, en mi caso están relacionadas con las perritas que son -. 19 -


lección primera, la persistencia y un intenso amor por la vida.

cotidiana. Algo que “Nala” no escatima, es lamer las manos o lacara (si puede) de sus compañeros humanos, así muestra su emoción y su camino, no se ahorra un solo “beso”. Cuando subes la escalera y te ve, se coloca de tal forma que le hagas cariños en el pecho o en el vientre. Cuando está nerviosa da besos, cuando está contenta da besos, y cuando pasa una sensación de tensión, también da besos, esa es la principal lección de “Nala”. “Chompi” y el placer del sueño. “Chompi” llegó a nosotros rescatada de una azotea donde estaba “arrumbada”. Anita la descubrió al preguntar quién emitía esos ladridos, cuyo tono correspondía a un perro pequeño, pero cuya energía pertenecía a un celoso guardián. Llegó siguiendo a uno de los muchachos que trabajaban en la tienda donde habitó un par de años. Le comenzaron a dar de comer y de allí su primera adopción. Aunque no sabemos si esta fue la causa, pero estaba tan mugrosa que no se alcanzaba a distinguir, al menos en primera instancia su género, suponemos que primero le habrán puesto “el Chompiras”, pero tempo después habrán rectificado por “la Chompiras”. No sabemos su edad, pero haciendo cuentas, debe estar cerca de los doce o trece años, pese a lo cual, aún tiene una agilidad que le hace subir las escaleras a gran velocidad, para ir a ladrarle a otros perritos desde la parte más alta de la casa, que es inaccesible para cualquier otro ser viviente de los que aquí habitamos. Ese punto que a otros les causaría vértigo y hasta temor, a “Chompi” le da una sensación de dominio de las alturas y de su hogar, motivo por el cual, hemos bautizado ese punto como la “Roca del Orgullo”, como en la película de “El Rey Leon” de Disney. Ha sorteado un par de enfermedades que la habían puesto en estado de salud crítico, llevándola en una de tales ocasiones, varios días al hospital. Pero esa es su

Por otro lado, cuando estamos sentados en los sillones viendo la televisión o tratando de leer o escribir en la computadora, “Chompi” después de analizar la situación, bajo condiciones y factores que desconocemos, decide con quién de nosotros se irá a tomar una siesta. A pesar de que va a literalmente a dormir, demanda total atención: si tenemos la computadora en el regazo, o estamos revisando algún mensaje en el teléfono, nos da unos “zarpazos” cariñosos, o desplaza el objeto que nos distrae y se hace ovillo en nuestro vientre o a un lado de alguna de nuestras piernas. Y comienza a dormir profundamente, tanto que, en ocasiones, debemos observarla varios segundos, para observar como su vientre se expande y contrae, para verificar que está respirando, aunque en otras, da unos suspiros muy sonoros, y en otras, sus sueños de participar en una persecución se manifiestan moviendo sus patitas como si estuviera en plena carrera o dando algunos ladriditos, que, con todo, no la despiertan. Y esa es su lección segunda: el sueño y la siesta deben ser un placer verdadero Los paseos de enseñanza Durante casi toda la pandemia, comenzamos a -. 20 -


ritual de “hacer sus necesidades” (como nos enseñaron a decir cuando éramos niños), le da ciertas variantes, y un propósito fisiológico al paseo, evitando así que lo hagan dentro de la casa. Pero elegir el punto donde harán “pipí o popó”, si bien es esperado, nunca es exactamente igual. A veces eligen un punto que parece completamente aleatorio, olisqueando rastros de otras mascotas, pero en ocasiones, repiten lugares comunes, como si fuera parte de un calendario fijado con anticipación y que debe ser cumplido con celo. Cada una con su estilo. “Chompi” levanta la patita como si fuera un perrito, “Nala” se siente en un estilo más común de las hembras caninas, aunque levanta apenas del suelo, una de sus patitas que le tiembla mucho, pero evita que se moje cuando hace pipí. “Chompi” administra su dotación liquida, para marcar por completo el territorio, “Nala” sólo quiere deshacerse de la carga tan rápido como pueda. Se trata de cumplir la parte fisiológica, pero cada quién respetando sus gustos y manías, lo cual nos deja vernos retratados (con lectura o sin lectura, rápido o pausado, y un etcétera sin detalles incómodos).

hacer paseos cotidianos. Primero una única vez al día, y posteriormente una ocasión por la mañana y otra por la tarde. Aunque en ocasiones no quieren dejarse poner la pechera de donde fijamos las correas que nos auxilian a que no escapen durante el paseo, una vez que están ataviadas, brincan gustosas para salir. Diversos miembros humanos de la familia, completamos la partida que sale a dar el paseo. Lo primero que habrá que reconocer es que, aunque pregonamos que “lo hacemos por las perritas”, la salida ha llegado a ser muy dichosa también para nosotros. Cuando nos “brincamos” alguno de las salidas, ya sea que se hizo tarde, o por la lluvia, o porque hay “sobrepoblación” de otras mascotas poco amigables ejecutando su paseo, no estamos tranquilos, y proyectamos en las perritas la intranquilidad, y de aquí viene una gran lección: consistencia y repetibilidad, que nos da un gran consuelo.

El paseo consiste mayormente en completar uno o varios circuitos de la calle cerrada donde está la casa. La cantidad de vueltas depende de la disposición que tienen las perritas o nosotros: en ocasiones es muy temprano, está obscuro, aún tenemos sueño o se tuvo que hacer un pequeño engaño para que aceptaran salir (si Anita está despierta o disponible, es casi un milagro que “Chompi” acepte salir). Durante cada paseo, el

Cuando caminamos, a “Chompi” le encanta pasear sobre el pasto o sobre cualquier pequeño macizo de vegetación producido por plantas silvestres que logras crecer entre los escoyos y gritas del concreto y ladrillo que forman la calle, o en los espacios en torno a los árboles que adornan nuestra calle. En cambio, a “Nala” no le gusta esa sensación en sus patas, prefiera la -. 21 -


una variada flora que complementa la poco nutrida pero interesante fauna de nuestro paseo. Y así, aprendemos como los naturalistas observaban lo que los rodeaba que, a fuerza de repetición, desarrollaba el interés y en ocasiones, hasta la sabiduría

solidez y consistencia del concreto. Así cada una nos muestra lo que les causa gozo y seguridad, como resultado de su vida pasada: “Chompi” tal vez disfrutó mucho de prados y jardines de su tiempo de vagar en la calle, “Nala” que fue rescatada tan pequeñita que no entiendo o disfruta de esas texturas.

También se aprende de orden, de jerarquía y de interacción. “Chompi” siempre va al frente, y cuando “Nala” se adelanta un poco por descuido, esta situación es corregida con una aceleración del paso de la pequeña “capitana” que retoma el mando de la expedición. “Chompi” tiene sus archienemigos: una jauría de tres perros salchicha, con los que ya alguna vez hizo “chuza”, soltándose de la cadena y haciéndolos “volar” por todos lados, aunque no paso de gruñidos y un choque aparatoso. “Nala” se “pelea” a ladridos (y la distancia), con un enorme pitbull de los vecinos, que a decir de ellos es “muy cariñoso” y sólo quiere jugar: la única vez que dejé que “Chompi” se acercara, tuve que levantarla como “un papalote” jalando su correa, maniobra innecesaria a consideración de los dueños del pitbull, pero indispensable desde mi punto de vista. Lecciones de convivencia y de las batallas que se deben pelear, y desde que distancia.

En cada paseo, aún que se trate del mismo circuito, hay pequeños rincones que a veces son recorridos y otros no. Siempre con variantes que los hacen iguales para poder pronosticar su duración, pero suficientemente diferentes para tener una anécdota diaria: ladrarle a alguna de las otras especies mayores habitantes de nuestra calle como perros y gatos, o bien intentar perseguir a las ardillas que corretean en “el segundo piso” formado por cables, postes y la copa de los árboles, y en ocasiones, hasta perseguir un Cacomixtle o un Tlacuache. En ocasiones las perritas nos llevan a rincones donde podemos ver finas telarañas con algunas gotas de agua que forman hermosos candiles a la luz del sol, o pequeños gusanos que penden de largos hilos, que servirán para formar una crisálida. Los recorridos no están exentos de otras especies de insectos, como mariposas, caracoles o tlaconetes. Si bien no es tan cambiante, los árboles de limones, dientes de león, petunias, buganvilias y en su época, las maravillosas jacarandas, nos dan -. 22 -


“necesito nuevos compañeros humanos”. Él nos enseña de nuevo el agradecimiento, de las cosas simpes, como la comida frecuente, predecible y un techo que nos cubra. Se llama “Bolt”.

Nada extraordinario, pero todo disfrutable. Como dijo Sabina, “si quieren emociones fuertes, buscadlas en otra canción”. Pero como fue advertido al principio, la idea era tan sólo buscar lecciones y disfrute en los placeres de la normalidad. Espero que hallen placer en todos sus rituales, con todos aquellos compañeros, humanos o de otros géneros que los acompañen.

Epílogo 2. También durante la escritura de este testimonio, me enteré de que “Fito”, el perrito de mi gran amigo Javo, tuvo que ir a descansar de su cuerpo a otro plano, como el “Callejero” a quién le cantó Alberto Cortés, cuando “se bebió de golpe todas las estrellas”. Descansa ahora con “Duque”, “Jordan”, “Atenea”, “Carrie” y otros magníficos compañeros que nos han dado lecciones, y nos han acompañado en esta travesía.

Paco Olvera 20211017 Epílogo 1. Durante el periodo en el que escribí este texto, se integró a nuestra “jauría” un nuevo miembro, que se fue a sentar al lado de Anita antes de entrar al trabajo, como diciendo:

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Moby Dick o el afán destructivo del hombre Bernardo Marcellin

donde destaca la virilidad de quien combate contra las fieras. En las antiguas sociedades de guerreros, la caza era la actividad recreativa por excelencia. En los momentos en que no había conflictos con algún pueblo vecino, era una manera de mantener activa la agresividad. El lobo, el ciervo, el zorro, pagaban con su vida los tiempos de paz. Es cierto que a veces las cosas no salían conforme a lo planeado, siendo el cazador cazado más famoso de la historia el rey Favila de Asturias, devorado por un oso en el año 739.

El hombre depende de la naturaleza para subsistir. Convive además con los animales, que son parte de su entorno. Uno pensaría que esta interdependencia produciría por sí misma un respeto hacia el medio ambiente y hacia los demás seres vivos. Pero la razón no basta para abrirnos los ojos. El egoísmo, la visión a corto plazo, nos llevan a despreocuparnos de lo que sucede a nuestro alrededor, sin comprender que nos encaminamos hacia nuestra propia destrucción. Y no es sólo la indiferencia o la negligencia la que explica nuestro comportamiento. El ser humano es a la vez agresivo con sus semejantes y con el resto de la naturaleza. Destruye por destruir, o por alcanzar una satisfacción que proviene de sentirse poderoso, de que no existe rival al que no podamos someter, aunque esa lucha no redunde en ningún beneficio tangible para nosotros.

El mar siempre ha fascinado y, a la vez, atemorizado al hombre. Fuente de vida y alimento, es también el hogar de las fuerzas del mal, el ámbito donde se encuentran monstruos que pueden acabar de un momento a otro con quienes se atreven a navegarlo. Seres como el gigantesco y apacible tiburón ballena no hubieran cabido en la mente de los hombres de otros siglos, quienes sólo lograban concebir temibles enemigos a vencer, como si la naturaleza se hubiera empeñado en la ruina de la especie humana.

Frente a lo desconocido, el hombre tiende a reaccionar con violencia. Antes que descubrir a qué se enfrenta, prefiere aniquilar o, cuando menos, establecer una rivalidad. Así, a lo largo de los siglos, la cacería ha servido no sólo para obtener alimento, sino también como un deporte

En el ámbito de la literatura, uno de los mejores ejemplos de esta visión es la novela Moby Dick, del escritor norteamericano Hermann Melville (1819-1891). Hombre de mar, Melville construyó -. 24 -


gran parte de sus narraciones a partir de dramas que transcurren a bordo de navíos, como en Billy Budd, marinero o en Benito Cereno. Ninguno de estos textos, sin embargo, alcanza el nivel de tensión de Moby Dick, una larguísima novela que describe la lucha emprendida entre el capitán Ahab y una alucinante ballena blanca, en un duelo a muerte cuyo escenario son los océanos del mundo.

Melville aprovecha la narración para introducir digresiones relativas a las ballenas y su cacería, quejándose de que no se considere esta actividad como una profesión digna y afirmando que los cazadores de cetáceos han superado a los demás exploradores en lo que se refiere a descubrimientos geográficos. En varios puntos parece que el lector se encuentra enfrascado en un tratado de ciencias naturales. El autor ha decidido ampliar los conocimientos del público, describiendo los diferentes tipos de ballenas, entre las cuales se incluía entonces a los cachalotes, explicando las técnicas de caza y cómo se obtiene el preciado aceite. Moby Dick resulta ser realmente un cachalote, considerado entonces como la especie de cetáceos más grandes, dado que de la ballena azul sólo se tenían en esos años vagas noticias y su existencia aún no estaba confirmada. No obstante este derroche de erudición, hay datos que sorprenden al lector del siglo XXI por su inexactitud o su miopía, como cuando se nos informa que las ballenas carecen de voz o cuando se afirma que la cacería no acabará con ellas por tratarse de una especie inmortal.

Ahab quiere vengarse de la ballena que le arrancó una pierna durante un encuentro anterior. Desprovistos de voluntad, resignados frente al destino como personajes de una tragedia griega, los marineros que se encuentran a bordo del Pequod se preparan, aterrados, a enfrentar al cetáceo. Los breves episodios de rebeldía nunca van más allá de acaloradas e inocuas discusiones. A final de cuentas, Ahab impone su dominio sobre todos ellos a lo largo de una travesía que durará varios meses, en especial después que los obligó a jurar que lo seguirían hasta el final. Y para rubricar el compromiso que ha establecido con sus hombres, el capitán clava en el mástil un doblón de oro que será para el primero que aviste a Moby Dick.

Otro elemento notable en Moby Dick, con relación a la visión generalizada del siglo XIX, y más todavía en Estados Unidos, es la convivencia entre las distintas razas humanas. Melville describe cómo la cacería de ballenas atrae a hombres de todo el mundo, sin que haya necesariamente una división entre ellos debido a su origen étnico o a un desprecio entre pueblos. Así, Ismael, el narrador, un norteamericano blanco, se hace pronto amigo de Queequeg, proveniente de una de las islas del Pacífico sur, un intimidante caníbal cubierto de tatuajes, que adora un ídolo y vende las cabezas de sus enemigos muertos. Y, por si hubiera una duda sobre sus intenciones, Queequeg lleva consigo su arpón a dondequiera que vaya. Aun

Pese a la inmensidad del océano, el capitán sabe que, tarde o temprano, se encontrará con su enemigo, ese cetáceo que se encuentra en realidad presente en cada una de las páginas de la narración, como una obsesión que de la mente de Ahab hubiera invadido la de los marineros y la del mismo lector.

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En las últimas páginas, el desvarío parece adueñarse de los hombres. El capitán ordena al herrero del barco que forje un arpón especialmente diseñado para Moby Dick, arpón al que luego bautiza en el nombre del diablo. Poco después, durante un tifón que amenaza con hundir el barco, Ahab le pide a los vientos que le infundan su fuerza para enfrentar a la ballena, formulando entonces dos deseos: matar a Moby Dick y sobrevivir al encuentro, despreciando los malos presagios que aparecen de nuevo, como los ladridos de unas focas o la caída de un hombre al mar. Como un último aviso, un marino demente le advierte que se olvide de Moby Dick.

frente a este aspecto tan feroz, Ismael es capaz de descubrir la bondad y las cualidades propias del hombre. Esta convivencia entre razas aparece también en Benito Cereno, obra que para muchos de sus lectores aboga por la abolición de la esclavitud en Estados Unidos.

Conforme avanza la acción de la novela, el ambiente se torna cada vez más sofocante. Se multiplican los malos presagios, como la risa subterránea que estalla cuando Ahab exige de sus marineros que participen en su venganza, al tiempo que se van revelando una a una las profecías que giran en torno al capitán. Pero Ahab se considera inmortal e ignora todas las advertencias, provengan del sentido común o tengan su origen en visiones sobrenaturales. La más aterradora de estas profecías señala que morirá desmembrado, mientras que otro vaticinio afirma que sólo el cáñamo podrá matarlo.

Finalmente, el Pequod se encuentra con la ballena, en una cacería que se prolonga a lo largo de tres días. Enardecido, Ahab logra clavarle su arpón, pero es arrastrado por Moby Dick y muere ahorcado por una cuerda, cumpliéndose así la profecía de que sólo el cáñamo podía matarlo. El cetáceo no queda satisfecho con la muerte de su peor enemigo y, como dispuesto a dejar en claro que los hombres nada pueden contra él, destruye a golpes el barco, que succiona a los marineros al momento de hundirse, de la misma forma que Satanás arrastró consigo al infierno a los otros ángeles rebeldes.

Moby Dick es una ballena famosa en todo el orbe, al punto que muchos marineros, al reconocerla, renunciar a intentar cazarla, sabedores que quienes han osado atacarla lo pagaron con su vida. Asimismo, se cuentan numerosas leyendas sobre ella y se le atribuyen el don de ubicuidad y la inmortalidad, al punto que lleva varios arpones clavados en su cuerpo sin que hayan podido acabar con ella. Otros la consideran como una criatura del infierno, en tanto que para Ahab su enemigo es la representación del Mal.

Sólo Ismael sobrevivió para contar lo sucedido. Moby Dick no es la única novela que nos describe el combate entre un hombre y una gran bestia -. 26 -


consigo la muerte.

marina. Podemos citar también El viejo y el mar, de Ernest Hemingway (1899-1961), breve novela que le valió a su autor recibir el premio Nóbel de Literatura en 1954. Aquí no se trata de una ballena sino de un pez enorme que Santiago, un pobre pescador cubano, atrapa después de casi tres meses de intentos infructuosos por conseguirse algo de comer. Esta pesca se convierte en una lucha sin cuartel, sólo que aquí se carece del elemento infernal y alucinante de Moby Dick. Cuando el pez muere al fin, el viejo emprende orgulloso el regreso hacia la costa, pero unos tiburones devoran su presa. Al llegar a La Habana, Santiago, desesperado, descubre que sólo se salvaron los huesos, ahondando su sentimiento de derrota y frustración.

Esta novela fue muy popular en su época. Se publicó cuando Víctor Hugo gozaba de gran prestigio personal por haber resistido en el exilio los años del gobierno de Napoleón III y había vuelto a Francia poco antes. En los restaurantes parisinos más elegantes se incluyó el pulpo en el menú, mientras que se lanzó la moda de sombreros femeninos provistos de tentáculos. Empezó además a usarse la palabra pieuvre para designar a los octópodos, en vez de poulpe, conforme al término del dialecto anglo-normando de Jersey y Guernsey empleado en la narración y que sigue siendo utilizado preferentemente por la gente hoy en día. Se podrían encontrar muchas más obras literarias o leyendas que involucren seres malignos poblando los océanos, empezando por el Leviatán bíblico, eso sin olvidar también que el Anticristo es descrito en el Apocalipsis de san Juan como la Bestia que emerge del mar. A estos ejemplos se puede agregar el de Jonás, prisionero tres días dentro de la ballena como castigo por haber desobedecido a Yahveh.

No obstante, los demás pescadores admiran el tamaño del esqueleto y Manolín, el muchacho que usualmente ayuda a Santiago a pescar, es quien le revela que, pese a todo, él fue el vencedor de la refriega. Aunque se trata de un escenario muy distinto al de Moby Dick, dado que el pescador busca ante todo conseguir alimento, en este relato se conserva de cualquier forma la visión del antagonismo entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y los animales de su entorno. Por su parte, Víctor Hugo (1802-1885) también escenifica una lucha contra una bestia acuática en su novela Los trabajadores del mar, sólo que aquí no se trata de un gran pez o una ballena, sino de un pulpo inmenso. El octópodo vive dentro de una cueva submarina ubicada bajo unos arrecifes y es capaz de ahogar a un hombre al que luego devorará poco a poco durante los días siguientes. No es tanto como un kraken, ya que no es capaz de hundir un barco, pero es de cualquier forma un enemigo temible. No importa que sea el hombre quien haya invadido el ámbito del pulpo, es este el que aparece como un ser maligno que trae

La Edad Media tampoco escatimó temibles entes provenientes del fondo de las aguas, ya fueran krakens o serpientes marinas. En el siglo VII, en su biografía de san Columba, san Adamnán describe cómo el evangelizador de Escocia fue atacado por un monstruo que se le acercó rugiendo mientras -. 27 -


navegaba sobre un lago. Sin perder la calma, Columba le dio la orden de callarse y desaparecer, a lo que el ser obedeció sin replicar. Los hechos sucedieron en Loch Ness y se trata de la primera mención escrita de la mundialmente famosa, a la vez que escurridiza, Nessie. Desafortunadamente, ni la literatura ni la historia nos presentan muchos relatos como el del arca de Noé, donde se trata precisamente de preservar a las diferentes especies de animales. Parece que al hombre le resulta más atractivo enfocarse en la lucha por el dominio del mundo que en preservar su entorno natural y en lograr una convivencia pacífica con los demás animales que pueblan el planeta.

A final de cuentas, lo que nos interesa de los animales, ya sean terrestres o acuáticos, es lo que podemos obtener de ellos en el plazo inmediato, su carne desde luego, o bien su compañía en el caso de perros y gatos en las ciudades. Si no resultan útiles para los hombres, o si su presencia se interpone en nuestros proyectos, la suerte que corran es irrelevante. En Moby Dick no nos encontramos ante un simple cazador que busca divertirse a costa de la vida de algún animal, puesto que su odio particular hacia la ballena adquiere proporciones sobrenaturales. El hombre común y corriente no es, desde luego, tan aterrador como Ahab. No recorre el mundo para entablar un duelo a muerte contra un enemigo, humano, cetáceo o perteneciente a alguna otra especie, y seguramente reprueba la actitud del capitán. No obstante, debemos reconocer que Ahab refleja una de las facetas del ser humano, quien tantas veces se deja llevar por su egoísmo y su afán destructivo.

La extinción de especies animales y vegetales debido a la acción del hombre nos muestra la intensidad de este antagonismo. Los seres humanos nos parecemos más al capitán Ahab que a Noé. La pesca y la cacería deportivas siguen siendo consideradas como actividades aceptables, aunque sólo sea para tomarse una fotografía junto a un pez vela recién capturado para luego arrojar sus restos a la basura, sin sentir pena alguna por esa vida que se destruyó sin mayor motivo que el sentirse poderoso.

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Orillas DEL ARROYO Reingeniería de Pedro Páramo: Susana San Juan Basilio del Muro Cuéllar

“en Comala comprendí, qué al lugar done fuiste feliz, no debieras tratar de volver” Joaquín Sabina, Peces de Ciudad.

Existen en “Pedro Páramo” personajes tan interesantes y enigmáticos que cada uno de ellos valdría una novela aparte. Personajes que, aunque parecieran vivos, realmente no lo están; casi nadie está nunca vivo en la novela, a lo más, están vivos en sus recuerdos y sus pasiones; así Pedro niño añorando a Susana San Juan, o la misma Susana añorando a Florencio. Susana San Juan, el amor no correspondido de Pedro. Susana la mujer de Pedro porque él puede. Le cede ella su cuerpo porque su fantasma ya se echó a andar.

Estas breves líneas que siguen están dedicadas a Susana San Juan. ¿Fue alguna vez feliz en Comala Susana San Juan? No lo sabemos, quizá de niña cuando volaba papalotes con Pedro. Pero lo que sí sabemos es que ella no es de las que quiso volver, simplemente se dejó llevar. Cuando fue la mujer de Pedro, ella ya no estaba ahí. Va entonces la tercera y penúltima parte de esta versión de la novela.

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Susana San Juan Juan Rulfo

Fue Fulgor Sedano quien le dijo: -Patrón, ¿sabe quién anda por aquí? -¿Quién? -Bartolomé San Juan. -¿Y eso?

«Esperé treinta años a que regresaras, Susana. Esperé a tenerlo todo. No solamente algo, sino todo lo que se pudiera conseguir de modo que no nos quedara ningún deseo, sólo el tuyo, el deseo de ti. ¿Cuántas veces invité a tu padre a que viniera a vivir aquí nuevamente, diciéndole que yo lo necesitaba? Lo hice hasta con engaños.

-Eso es lo que yo me pregunto. ¿Qué vendrá a hacer? -¿No lo has investigado? -No. Vale decirlo. Y es que no ha buscado casa. Llegó directamente a la antigua casa de usted. Allí desmontó y apeó sus maletas, como si usted de antemano se la hubiera alquilado. Al menos le vi esa seguridad.

»Le ofrecí nombrarlo administrador, con tal de volverte a ver. ¿Y qué me contestó? "No hay respuesta -me decía siempre el mandadero-. El señor don Bartolomé rompe sus cartas cuando yo se las entrego." Pero por el muchacho supe que te habías casado y pronto me enteré que te habías quedado viuda y le hacías otra vez compañía a tu padre.»

-¿Y qué haces tú, Fulgor, que no averiguas lo que pasa? ¿No estás para eso? -Me desorienté un poco por lo que le dije. Pero mañana aclararé las cosas si usted lo cree necesario.

Luego el silencio.

-Lo de mañana déjamelo a mí. Yo me encargó de ellos. ¿Han venido los dos?

«El mandadero iba y venía y siempre regresaba diciéndome:

-Sí, él y su mujer. ¿Pero cómo lo sabe?

»-No los encuentro, don Pedro. Me dicen que salieron de Mascota. Y unos me dicen que para acá y otros que para allá.

-¿No será su hija? -Pues por el modo como la trata más bien parece su mujer.

»Y yo: »-No repares en gastos, búscalos. Ni que se los haya tragado la tierra.

-Vete a dormir, Fulgor. -Si usted me lo permite.

»Hasta que un día vino y me dijo: -. 30 -


trabajándola con método. ¿Y sabes qué me contestó? "No me interesa su mina, Bartolomé San Juan. Lo único que quiero de usted es a su hija. Ése ha sido su mejor trabajo."

»-He repasado toda la sierra indagando el rincón donde se esconde don Bartolomé San Juan, hasta que he dado con él, allá, perdido en un agujero de los montes, viviendo en una covacha hecha de troncos, en el mero lugar donde están las minas abandonadas de La Andrómeda. Ya para entonces soplaban vientos raros. Se decía que había gente levantada en armas. Nos llegaban rumores. Eso fue lo que aventó a tu padre por aquí. No por él, según me dijo en su carta, sino por tu seguridad, quería traerte a algún lugar viviente.

»Así que te quiere a ti, Susana. Dice que jugabas con él cuando eran niños. Que ya te conoce. Que llegaron a bañarse juntos en el río cuando eran niños. Yo no lo supe; de haberlo sabido te habría matado a cintarazos.

»Sentí que se abría el cielo. Tuve ánimos de correr hacia ti. De rodearte de alegría. De llorar. Y lloré, Susana, cuando supe que al fin regresarías.» -Hay pueblos que saben a desdicha. Se les conoce con sorber un poco de aire viejo y entumido, pobre y flaco como todo lo viejo. Éste es uno de esos pueblos, Susana.

-No lo dudo. -¿Fuiste tú la que dijiste: no lo dudo? -Yo lo dije.

»Allá, de donde venimos ahora, al menos te entretenías mirando el nacimiento de las cosas: nubes y pájaros, el musgo, ¿te acuerdas? Aquí en cambio no sentirás sino ese olor amarillo y acedo que parece destilar por todas partes. Y es que éste es un pueblo desdichado; untado todo de desdicha.

-¿De manera que estás dispuesta a acostarte con él? -Sí, Bartolomé. -¿No sabes que es casado y ,que ha tenido infinidad de mujeres? -Sí, Bartolomé.

» Él nos ha pedido que volvamos. Nos ha prestado su casa. Nos ha dado todo lo que podamos necesitar. Pero no debemos estarle agradecidos. Somos infortunados por estar aquí, porque aquí no tendremos salvación ninguna. Lo presiento.

-No me digas Bartolomé. ¡Soy tu padre! Bartolomé San Juan, un minero muerto. Susana San Juan, hija de un minero muerto en las minas de La Andrómeda. Veía claro. «Tendré que ir allá a morir», pensó. Luego dijo:

»¿Sabes qué me ha pedido Pedro Páramo? Yo ya me imaginaba que esto que nos daba no era gratuito. Y estaba dispuesto a que se cobrara con mi trabajo, ya que teníamos que pagar de algún modo. Le detallé todo lo referente a La Andrómeda y le hice ver que aquello tenía posibilidades,

-Le he dicho que tú, aunque viuda, sigues viviendo con tu marido, o al menos así te comportas; he tratado de disuadirlo, pero se le hace torva la mirada cuando yo le hablo, y en cuanto sale a -. 31 -


-No lo veo difícil.

relucir tu nombre, cierra los ojos. Es, según yo sé, la pura maldad. Eso es Pedro Páramo.

-Entonces andando, Fulgor, andando.

-¿Y yo quién soy?

-¿Y si ella lo llega a saber?

-Tú eres mi hija. Mía. Hija de Bartolomé San Juan.

-¿Quién se lo dirá? A ver, dime, aquí entre nosotros dos, ¿quién se lo dirá?

En la mente de Susana San Juan comenzaron a caminar las ideas, primero lentamente, luego se detuvieron, para después echar a correr de tal modo que no alcanzó sino a decir:

-Estoy seguro que nadie. -Quítale el «estoy seguro que». Quítaselo desde ahorita y ya verás como todo sale bien.

-No es cierto. No es cierto.

Acuérdate del trabajo que dio dar con La Andrómeda. Mándalo para allá a seguir trabajando. Que vaya y vuelva. Nada de que se le ocurra acarrear con la hija. Ésa aquí se la cuidamos. Allá estará su trabajo y aquí su casa adonde venga a reconocer. Díselo así, Fulgor.

-Este mundo, que lo aprieta a uno por todos lados, que va vaciando puños de nuestro polvo aquí y allá, deshaciéndonos en pedazos como si rociara la tierra con nuestra sangre. ¿Qué hemos hecho? ¿Por qué se nos ha podrido el alma? Tu madre decía que cuando menos nos queda la caridad de Dios. Y tú la niegas, Susana. ¿Por qué me niegas a mí como tu padre? ¿Estás loca?

-Me vuelve a gustar cómo acciona usted, patrón, como que se le están rejuveneciendo los ánimos.

-¿No lo sabías? -¿Estás loca? -Claro que sí, Bartolomé. ¿No lo sabías? -¿Sabías, Fulgor, que ésa es la mujer más hermosa que se ha dado sobre la tierra? Sobre los campos del valle de Comala está cayendo la lluvia. Una lluvia menuda, extraña para estas tierras que sólo saben de aguaceros. Es domingo. De Apango han bajado los indios con sus rosarios de manzanillas, su romero, sus manojos de tomillo. No han traído ocote porque el ocote está mojado, y ni tierra de encino porque también está mojada por el mucho llover. Tienden sus yerbas en el suelo, bajo los arcos del portal, y esperan.

Llegué a creer que la había perdido para siempre. Pero ahora no tengo ganas de volverla a perder. ¿Tú me entiendes, Fulgor? Dile a sú padre que vaya a seguir explotando sus minas. Y allá... me imagino que será fácil desaparecer al viejo en aquellas regiones adonde nadie va nunca. ¿No lo crees? -Puede ser. -Necesitamos que sea. Ella tiene que quedarse huérfana. Estamos obligados a amparar a alguien. ¿No crees tú?

La lluvia sigue cayendo sobre los charcos. Entre los surcos, donde está naciendo el maíz, -. 32 -


alcanzará ni siquiera para dar olor.»

corre el agua en ríos. Los hombres no han venido hoy al mercado, ocupados en romper los surcos para que el agua busque nuevos cauces y no arrastre la milpa tierna. Andan en grupos, navegando, en la tierra anegada, bajo la lluvia, quebrando con sus palas los blandos terrones, ligando con sus manos la milpa y tratando de protegerla para que crezca sin trabajo. Los indios esperan. Sienten que es un mal día. Quizá por eso tiemblan debajo de sus mojados «gabanes» de paja; no de frío, sino de temor. Y miran la lluvia desmenuzada y al cielo que no suelta sus nubes.

Los indios levantaron sus puestos al oscurecer. Entraron en la lluvia con sus pesados tercios a la espalda; pasaron por la iglesia para rezarle a la Virgen, dejándole un manojo de tomillo de limosna. Luego enderezaron hacia Apango, de donde habían venido. «Ahí será otro día», dijeron. Y por el camino iban contándose chistes y soltando la risa.

Nadie viene. El pueblo parece estar solo. La mujer les encargó un poco de hilo de remiendo y algo de azúcar, y de ser posible- y de haber, un cedazo para colar el atole. El «gabán» se les hace pesado de humedad conforme se acerca el mediodía. Platican, se cuentan chistes y sueltan la risa. Las manzanillas brillan salpicadas por el rocío. Piensan:

Justina Díaz entró en el dormitorio de Susana San Juan y puso el romero sobre la repisa. Las cortinas cerradas impedían el paso de la luz, así que en aquella oscuridad sólo veía las sombras, sólo adivinaba. Supuso que Susana San Juan estaría dormida; ella deseaba que siempre estuviera dormida. La sintió así y se alegró. Pero entonces oyó un suspiro lejano, como salido de algún rincón de aquella pieza oscura.

«Si al menos hubiéramos traído tantito pulque, no importaría; pero el cogollo de los magueyes está hecho un mar de agua. En fin, qué se le va a hacer». Justina Díaz, cubierta con paraguas, venía por la calle derecha que viene de la Media Luna, rodeando los chorros que borbotaban sobre las banquetas. Hizo la señal de la cruz y se persignó al pasar por la puerta de la iglesia mayor. Entró en el portal. Los indios voltearon a verla. Vio la mirada de todos como si la escudriñaran. Se detuvo en el primer puesto, compró diez centavos de hojas de romero, y regresó, seguida por las miradas en

-¡Justina! -le dijeron. Ella volvió la cabeza. No vio a nadie; pero sintió una mano sobre su hombro y la respiración en sus oídos. La voz en secreto: «Vete de aquí, Justina. Arregla tus enseres y vete. Ya no te necesitamos». -Ella sí me necesita -dijo, enderezando el cuerpo-. Está enferma y me necesita.

hilera de aquel montón de indios. «Lo caro que está todo en este tiempo -dijo, al tomar de nuevo el camino hacia la Media Luna-. Este triste ramito de romero por diez centavos. No

-Ya no, Justina. Yo me quedaré aquí a cuidarla. -¿Es usted, don Bartolomé? -y no esperó la respuesta. Lanzó aquel grito que bajó hasta los -. 33 -


estoy aquí para cuidarte. No importa que me hagas renegar, te cuidaré siempre.

hombres y las mujeres que regresaban de los campos y que los hizo decir: «Parece ser un aullido humano; pero no parece ser de ningún ser humano». La lluvia amortigua los ruidos. Se sigue oyendo aún después de todo, granizando sus gotas, hilvanando el hilo de la vida. -¿Qué te pasa, Justina? ¿Por qué gritas? -preguntó Susana San Juan. -Yo no he gritado. Has de haber estado soñando.

La había cuidado desde que nació. La había tenido en sus brazos. La había enseñado a andar. A dar aquellos pasos que a ella le parecían eternos. Había visto crecer su boca y sus ojos «como de. dulce». «El dulce de menta es azul. Amarillo y azul. Verde y azul.

-Ya te he dicho que yo no sueño nunca. No tienes consideración de mí. Estoy muy desvelada. Anoche no echaste fuera al gato y no me dejó dormir. -Durmió conmigo, entre mis piernas. Estaba ensopado y por lástima lo dejé quedarse en mi cama; pero no hizo ruido.

Revuelto con menta y yerbabuena.» Le mordía las piernas. La entretenía dándole de mamar sus senos, que no tenían nada, que eran como de juguete. «Juega -le decía-, juega con este juguetito tuyo.» La hubiera apachurrado y hecho pedazos.

-No, ruido ni hizo. Sólo se la pasó haciendo circo, brincando de mis pies a mi cabeza, y maullando quedito como si tuviera hambre. -Le di bien de comer y no se despegó de mí en toda la noche. Estás otra vez soñando mentiras, Susana.

Allá afuera se oía el caer de la lluvia sobre las hojas de los plátanos, se sentía como si el agua hirviera sobre el agua estancada en la tierra.

-Te digo que pasó la noche asustándome con sus brincos. Y aunque sea muy cariñoso tu gato, no lo quiero cuando estoy dormida.

Las sábanas estaban frías de humedad. Los caños borbotaban, hacían espuma, cansados de trabajar durante el día, durante la noche, durante el día. El agua seguía corriendo, diluviando en incesantes burbujas.

-Ves visiones, Susana. Eso es lo que pasa. Cuando venga Pedro Páramo le diré que ya no te aguanto. Le diré que me voy. No faltará gente buena que me dé trabajo. No todos son maniáticos como tú, ni se viven mortificándola a una como tú. Mañana me iré y me llevaré el gato y te quedarás tranquila.

Era la medianoche y allá afuera el ruido del agua apagaba todos los sonidos. Susana San Juan se levantó despacio. Enderezó el cuerpo lentamente y se alejó de la cama. Allí estaba otra vez el peso, en sus pies, caminando por la orilla de su cuerpo; tratando de encontrarle la cara:

-No te irás de aquí, maldita y condenada Justina. No te irás a ninguna parte porque nunca encontrarás quien re quiera como yo. -No, no me iré, Susana. No me iré. Bien sabes que -. 34 -


-¿Eres tú, Bartolomé? -preguntó.

-No veo nada, papá.

Le pareció oír rechinar la puerta, como cuando alguien entraba o salía. Y después sólo la lluvia, intermitente, fría, rodando sobre las hojas de los plátanos, hirviendo en su propio hervor.

-Busca bien, Susana. Haz por encontrar algo.

Se durmió y no despertó hasta que la luz alumbró los ladrillos rojos, asperjados de rocío entre la gris mañana de un nuevo día. Gritó:

-Te bajaré más. Avísame cuando estés en el suelo.

Y la alumbró con su lámpara. -No veo nada, papá.

-¡Justina! Y ella apareció en seguida, como si ya hubiera estado allí, envolviendo su cuerpo en una frazada. -¿Qué quieres, Susana? -El gato. Otra vez ha venido. Había entrado por un pequeño agujero abierto entre las tablas. Había caminado sobre tablones podridos, viejos, astillados y llenos de tierra pegajosa:

-Pobrecita de ti, Susana. Se recostó sobre su pecho, abrazándola, hasta que ella logró levantar aquella cabeza y le preguntó: -¿Por qué lloras? Le diré a Pedro Páramo que eres buena conmigo. No le contaré nada de los sustos que me da tu gato. No te pongas así, Justina.

-Baja más abajo, Susana, y encontrarás lo que te digo. Y ella bajó y bajó en columpio, meciéndose en la profundidad, con sus pies bamboleando en el «no encuentro dónde poner los pies».

-Tu padre ha muerto, Susana. Antenoche murió, y hoy han venido a decir que nada sepuede hacer; que ya lo enterraron; que no lo han podido traer aquí porque el camino eramuy largo. Te has quedado sola, Susana.

-Más abajo, Susana. Más abajo. Dime si ves algo. Y cuando encontró el apoyo allí permaneció, callada, porque se enmudeció de miedo.

-Entonces era él -y sonrió-. Viniste a despedirte de mí -dijo, y sonrió.

La lámpara circulaba y la luz pasaba de largo junto a ella. Y el grito de allá arriba la estremecía:

Muchos años antes, cuando ella era una niña, él le había dicho:

-¡Dame lo que está allí, Susana!

-Baja, Susana, y dime lo que ves.

Y ella agarró la calavera entre sus manos y cuando la luz le dio de lleno la soltó.

Estaba colgada de aquella soga que le lastimaba la cintura, que le sangraba sus manos; pero que no quería soltar: era como el único hilo que la sostenía al mundo de afuera.

-Es una calavera de muerto -dijo.

-. 35 -


-Debes encontrar algo más junto a ella. Dame todo lo que encuentres.

silencio por el cielo como si caminaran rozando la tierra.

El cadáver se deshizo en canillas; la quijada se desprendió como si fuera de azúcar. Le fue dando pedazo a pedazo hasta que llegó a los dedos de los pies y le entregó coyuntura tras coyuntura. Y la calavera primero; aquella bola redonda que se deshizo entre sus manos.

Susana San Juan oye el golpe del viento contra la ventana cerrada. Está acostada con los brazos detrás de la cabeza, pensando, oyendo los ruidos de la noche; cómo la noche va y viene arrastrada por el soplo del viento sin quietud. Luego el seco detenerse.

-Busca algo más, Susana. Dinero. Ruedas redondas de oro. Búscalas, Susana.

Han abierto la puerta. Una racha de aire apaga la lámpara. Ve la oscuridad y entonces deja de pensar. Siente pequeños susurros. En seguida oye el percutir de su corazón en palpitaciones desiguales. Al través de sus párpados cerrados entrevé la llama de la luz.

Entonces ella no supo de ella, sino muchos días después entre el hielo, entre las miradas llenas de hielo de su padre. Por eso reía ahora. -Supe que eras tú, Bartolomé.

No abre los ojos. El cabello está derramado sobre su cara. La luz enciende gotas de sudor en sus labios. Pregunta:

Y la pobre de Justina, que lloraba sobre su corazón, tuvo que levantarse al ver que ella reía y que su risa se convertía en carcajada.

-¿Eres tú, padre?

Afuera seguía lloviendo. Los indios se habían ido. Era lunes y el valle de Comala seguía anegándose en lluvia.

-Soy tu padre, hija mía. Entreabre los ojos. Mira como si cruzara sus cabellos una sombra sobre el techo, con la cabeza encima de su cara. Y la figura borrosa de aquí enfrente, detrás de la lluvia de sus pestañas. Una luz difusa; una luz en el lugar del corazón, en forma de corazón pequeño que palpita como llama parpadeante. «Se te está muriendo el corazón piensa-. Ya sé que vienes a contarme que murió Florencio; pero eso ya lo sé. No te aflijas por los demás; no te apures por mí. Yo tengo guardado mi dolor en un lugar seguro. No dejes que se te apague el corazón.»

Los vientos siguieron soplando todos esos días. Esos vientos que habían traído las lluvias. La lluvia se había ido; pero el viento se quedó. Allá en los campos la milpa oreó sus hojas y se acostó sobre los surcos para defenderse del viento. De día era pasadero; retorcía las yedras y hacía crujir las tejas en los tejados; pero de noche gemía, gemía largamente. Pabellones de nubes pasaban en

Enderezó el cuerpo y lo arrastró hasta donde estaba el padre Rentería. -¡Déjame consolarte con mi desconsuelo! --dijo, protegiendo la llama de la vela con sus manos. -. 36 -


dicho? ¿Florencio? ¿De cuál Florencio hablaba? ¿Del mío? ¡Oh!, por qué no lloré y me anegué entonces en lágrimas para enjuagar mi angustia.

El padre Rentería la dejó acercarse a él; la miró cercar con sus manos la vela encendida y luego juntar su cara al pabilo inflamado, hasta que el olor a carne chamuscada lo obligó a sacudirla, apagándola de un soplo.

¡Señor, tú no existes! Te pedí tu protección para él. Que me lo cuidaras. Eso te pedí. Pero tú te ocupas nada más de las almas. Y lo que yo quiero de él es su cuerpo. Desnudo y caliente de amor; hirviendo de deseos; estrujando el temblor de mis senos y de mis brazos. Mi cuerpo transparente suspendido del suyo. Mi cuerpo liviano sostenido y suelto a sus fuerzas. ¿Qué haré ahora con mis labios sin su boca para llenarlos? ¿Qué haré de mis adoloridos labios?»

Entonces volvió la oscuridad y ella corrió a refugiarse debajo de sus sábanas. El padre Rentería le dijo: -He venido a confortarte, hija. -Entonces adiós, padre -contestó ella-. No vuelvas. No te necesito. Y oyó cuando se alejaban los pasos que siempre le dejaban una sensación de frío, de temblor y miedo.

El padre Rentería cerró la puerta y salió al aire de la noche.

Mientras Susana San Juan se revolvía inquieta, de pie, junto a la puerta, Pedro Páramo la miraba y contaba los segundos de aquel nuevo sueño que ya duraba mucho. El aceite de la lámpara chisporroteaba y la llama hacía cada vez más débil su parpadeo.

El viento seguía soplando.

Pronto se apagaría.

-¿Para qué vienes a verme, si estás muerto?

Si al menos fuera dolor lo que sintiera ella, y no esos sueños sin sosiego, esos interminables y agotadores sueños, él podría buscarle algún consuelo. Así pensaba Pedro Páramo, fija la vista en Susana San Juan, siguiendo cada uno de sus movimientos. ¿Qué sucedería si ella también se apagara cuando se apagara la llama de aquella débil luz con que él la veía? Esa noche volvieron a sucederse los sueños. ¿Por qué ese recordar intenso de tantas cosas? ¿Por qué no simplemente la muerte y no esa música tierna del pasado?

Después salió cerrando la puerta sin hacer ruido. Afuera, el limpio aire de la noche despegó de Pedro Páramo la imagen de Susana San Juan. Ella despertó un poco antes del amanecer. Sudorosa. Tiró al suelo las pesadas cobijas y se deshizo hasta del calor de las sábanas. Entonces su cuerpo se quedó desnudo, refrescado por el viento de la madrugada. Suspiró y luego volvió a quedarse dormida.

-Florencio ha muerto, señora. ¡Qué largo era aquel hombre! ¡Qué alto! Y su voz era dura. Seca como la tierra más seca. Y su figura era borrosa, ¿o se hizo borrosa después?, como si entre ella y él se interpusiera la lluvia. «¿Qué había -. 37 -


pero le entró miedo y, más que miedo, curiosidad.

Así fue como la encontró horas después el padre Rentería; desnuda y dormida.

Se levantó del catre sin hacer ruido y se asomó a la ventana. Los campos estaban negros. Sin embargo, lo conocía tan bien, que vio cuándo el cuerpo enorme de Pedro Páramo se columpiaba sobre la ventana de la chacha Margarita. -¡Ah, qué don Pedro! -dijo Damiana-. No se le quita lo gatero. Lo que no entiendo es por qué le gusta hacer las cosas tan escondidas; con habérmelo avisado, yo le hubiera dicho a la Margarita que el patrón la necesitaba para esta noche, y él no hubiera tenido ni la molestia de levantarse de su cama.

Faltaba mucho para el amanecer. El cielo estaba lleno de estrellas, gordas, hinchadas de tanta noche. La luna había salido un rato y luego se había ido. Era una de esas lunas tristes que nadie mira, a las que nadie hace caso. Estuvo un rato allí desfigurada, sin dar ninguna luz, y después fue a esconderse detrás de los cerros.

Cerró la ventana al oír el bramido de los toros. Se echó sobre el catre cobijándose hasta las orejas, y luego se puso a pensar en lo que le estaría pasando a la chacha Margarita.

Lejos, perdido en la oscuridad, se oía el bramido de los toros.

Más tarde tuvo que quitarse el camisón porque la noche comenzó a ponerse calurosa...

«Esos animales nunca duermen -dijo Damiana Cisneros-. Nunca duermen. Son como el diablo, que siempre anda buscando almas para llevárselas al infierno.»

-¡Damiana! -oyó. Entonces ella era muchacha. -¡Ábreme la puerta, Damiana!

Se dio vuelta en la cama, acercando la cara a la pared. Entonces oyó los golpes.

Le temblaba el corazón como si fuera un sapo brincándole entre las costillas.

Detuvo la respiración y abrió los ojos. Volvió a oír tres golpes secos, como si alguien tocara con los nudos de la mano en la pared. No aquí, junto a ella, sino más lejos; pero en la misma pared.

-Pero ¿para qué, patrón? -¡Ábreme, Damiana! -Pero si ya estoy dormida, patrón.

«¡Válgame! Si no serán los tres toques de San Pascual Bailón, que viene a avisarle a algún devoto suyo que ha llegado la hora de su muerte.» Y como ella había perdido el novenario desde hacía tiempo, a causa de sus reumas, no se preocupó; -. 38 -


grillos; la noche quieta del tiempo de aguas. Luego volvió a oír los culatazos aporreando la puerta. Una lámpara regó su luz sobre la cara de algunos hombres. Después se apagó. «Son cosas que a mí no me interesan», dijo Damiana Cisneros, y cerró la ventana.

Después sintió que don Pedro se iba por los largos corredores, dando aquellos zapatazos que sabía dar cuando estaba corajudo. A la noche siguiente, ella, para evitar el disgusto, dejó la puerta entornada y hasta se desnudó para que él no encontrara dificultades.

En el comienzo del amanecer, el día va dándose vuelta, a pausas; casi se oyen los goznes de la tierra que giran enmohecidos; la vibración de esta tierra vieja que vuelca su oscuridad.

Pero Pedro Páramo jamás regresó con ella.

-¿Verdad que la noche está llena de pecados, Justina?

Por eso ahora, cuando era la caporala de todas las sirvientas de la Media Luna, por haberse dado a respetar, ahora, que estaba ya vieja, todavía pensaba en aquella noche cuando el patrón le dijo:

-Sí, Susana. -¿Y es verdad?

«¡Ábremela puerta, Damiana!»

-Debe serlo, Susana.

Y se acostó pensando en lo feliz que sería a estas horas la chacha Margarita.

-¿Y qué crees que es la vida, Justina, sino un pecado? ¿No oyes? ¿No oyes cómo rechina la tierra?

Después volvió a oír otros golpes; pero contra la puerta grande, como si la estuvieran aporreando a culatazos.

-No, Susana, no alcanzo a oír nada. Mi suerte no es tan grande como la tuya.

Otra vez abrió la ventana y se asomó a la noche. No veía nada; aunque le pareció que la tierra estaba llena de hervores, como cuando ha llovido y se enchina de gusanos.

-Te asombrarías. Te digo que te asombrarías de oír lo que yo oigo. Justina siguió poniendo orden en el cuarto. Repasó una y otra vez la jerga sobre los tablones húmedos del piso. Limpió el agua del florero roto. Recogió las flores. Puso los vidrios en el balde lleno de agua.

Sentía que se levantaba algo así como el calor de muchos hombres. Oyó el croar de las ranas; los -. 39 -


-¿Cuántos pájaros has matado en tu vida, Justina?

que lo haría a hora temprana, y ya ve usted, el sol ya está aquí y no ha venido. No debe estar en gracia.

-Muchos, Susana. -¿Y no has sentido tristeza?

-¿En gracia de quién?

-Sí, Susana.

-De Dios, señor.

-Entonces ¿qué esperas para morirte?

-No seas tonta, Justina.

-La muerte, Susana.

-Como usted lo diga, señor.

-Si es nada más eso, ya vendrá. No te preocupes.

Pedro Páramo abrió la puerta y se estuvo junto a ella, dejando que un rayo de luz cayera sobre Susana San Juan. Vio sus ojos apretados como cuando se siente un dolor interno; la boca humedecida, entreabierta, y las sábanas siendo recorridas por manos inconscientes hasta mostrar la desnudez de su cuerpo que comenzó a retorcerse en convulsiones.

Susana San Juan estaba incorporada sobre sus almohadas. Los ojos inquietos, mirando hacia todos lados. Las manos sobre el vientre, prendidas a su vientre como una concha protectora. Había ligeros zumbidos que cruzaban como alas por encima de su cabeza. Y el ruido de las poleas en la noria. El rumor que hace la gente al despertar. -¿Tú crees en el infierno, Justina? -Sí, Susana. Y también en el cielo. -Yo sólo creo en el infierno -dijo. Y cerró los ojos. Cuando salió Justina del cuarto, Susana San Juan estaba nuevamente dormida y afuera chisporroteaba el sol. Se encontró con Pedro Páramo en el camino.

Recorrió el pequeño espacio que lo separaba de la cama y cubrió el cuerpo desnudo, que siguió debatiéndose como un gusano en espasmos cada vez más violentos. Se acercó a su oído y le habló: «¡Susana!».

-¿Cómo está la señora? -Mal -le dijo agachando la cabeza. -¿Se queja?

Y volvió a repetir: «¡Susana!». -No, señor, no se queja de nada; pero dicen que los muertos ya no se quejan. La señora está perdida para todos.

Se abrió la puerta y entró el padre Rentería en silencio moviendo brevemente los labios:

-¿No ha venido el padre Rentería a verla?

-Te voy a dar la comunión, hija mía.

-Anoche vino y la confesó. Hoy debía de haber comulgado, pero no debe estar en gracia porque el padre Rentería no le ha traído la comunión. Dijo

Esperó a que Pedro Páramo la levantara recostándola contra el respaldo de la cama. -. 40 -


Luego se detuvo. Trató de ver si los labios de ella se movían. Y los vio balbucir, aunque sin dejar salir ningún sonido.

Susana San Juan, semidormida, estiró la lengua y se tragó la hostia. Después dijo: «Hemos pasado un rato muy feliz, Florencio». Y se volvió a hundir entre la sepultura de sus sábanas.

«Tengo la boca llena de ti, de tu boca. Tus labios apretados, duros como si mordieran oprimidos mis labios...»

-Tengo la boca llena de tierra. -sí, padre.

Se detuvo también. Miró de reojo al padre Rentería y lo vio lejos, como si estuviera detrás de un vidrio empañado.

-No digas: «Sí, padre». Repite conmigo lo que yo vaya diciendo.

Luego volvió a oír la voz calentando su oído: -Trago saliva espumosa; mastico terrones plagados de gusanos que se me anudan en la garganta y raspan la pared del paladar... Mi boca se hunde, retorciéndose en muecas, perforada por los dientes que la taladran y devoran. La nariz se reblandece. La gelatina de los ojos se derrite. Los cabellos arden en una sola llamarada...

-¿Qué va usted a decirme? ¿Me va a confesar otra vez? ¿Por qué otra vez? -Ésta no será una confesión, Susana. Sólo vine a platicar contigo. A prepararte para la muerte. -¿Ya me voy a morir? -Sí, hija. -¿Por qué entonces no me deja en paz? Tengo ganas de descansar. Le han de haber encargado que viniera a quitarme el sueño. Que se estuviera aquí conmigo hasta que se me fuera el sueño. ¿Qué haré después para encontrarlo? Nada, padre. ¿Por qué mejor no se va y me deja tranquila? -Te dejaré en paz, Susana. Conforme vayas repitiendo las palabras que yo diga, te irás quedando dormida. Sentirás como si tú misma te arrullaras. Y ya que. te duermas nadie te despertará... Nunca volverás a despertar.

Le extrañaba la quietud de Susana San Juan. Hubiera querido adivinar sus pensamientos y ver la batalla de aquel corazón por rechazar las imágenes que él estaba sembrando dentro de ella. Le miró los ojos y ella le devolvió la mirada. Y le pareció ver como si sus labios forzaran una sonrisa.

-Está bien, padre. Haré lo que usted diga. El padre Rentería, sentado en la orilla de la cama, puestas las manos sobre los hombros de Susana San Juan, con su boca casi pegada a la oreja de ella para no hablar fuerte, encajaba secretamente cada una de sus palabras: «Tengo la boca llena de tierra».

-Aún falta más. La visión de Dios. La luz suave de su cielo infinito. El gozo de los querubines y el canto de los serafines. La alegría de los ojos de Dios, última y fugaz visión de los condenados a la pena eterna. Y no sólo eso, sino todo conjugado con un dolor terrenal. El tuétano de nuestros huesos -. 41 -


convertido en lumbre y las venas de nuestra sangre en hilos de fuego, haciéndonos dar reparos de increíble dolor; no menguado nunca; atizado siempre por la ira del Señor.

Después sintió que la cabeza se le clavaba en el vientre. Trató de separar el vientre de su cabeza; de hacer a un lado aquel vientre que le apretaba los ojos y le cortaba la respiración; pero cada vez se volcaba más como si se hundiera en la noche.

«Él me cobijaba entre sus brazos. Me daba amor.» El padre Rentería repasó con la vista las figuras que estaban alrededor de él, esperando el último momento. Cerca de la puerta, Pedro Páramo aguardaba con los brazos cruzados; en seguida, el doctor Valencia, y junto a ellos otros señores. Más allá, en las sombras, un puño de mujeres a las que se les hacía tarde para comenzar a rezar la oración de difuntos.

Al alba, la gente fue despertada por el repique de las campanas. Era la mañana del 8 de diciembre. Una mañana gris. No fría, pero gris.

Tuvo intenciones de levantarse. Dar los santos óleos a la enferma y decir: «He terminado». Pero no, no había terminado todavía. No podía entregar los sacramentos a una mujer sin conocer la medida de su arrepentimiento. Le entraron dudas. Quizá ella no tenía nada de que arrepentirse. Tal vez él no tenía nada de que perdonarla. Se inclinó nuevamente sobre ella y, sacudiéndole los hombros, le dijo en voz baja: -Vas a ir a la presencia de Dios. Y su juicio es inhumano para los pecadores. Luego se acercó otra vez a su oído; pero ella sacudió la cabeza: -¡Ya váyase, padre! No se mortifique por mí. Estoy tranquila y tengo mucho sueño. Se oyó el sollozo de una de las mujeres escondidas en la sombra. Entonces Susana San Juan pareció recobrar vida. Se alzó en la cama y dijo: -¡Justina, hazme el favor de irte a llorar a otra parte! -. 42 -


La Sociedad de los poetas nonatos Regreso a Chetumal Alex Hernández

Me llevo mi libro de ecuaciones diferenciales y una Harley vieja, pero de marcha regular llevo pantalones blancos ajustados playera azul marino y soy el más hermoso joven que ha existido aunque ni yo mismo me doy cuenta. Al calor de la tarde la ciudad se muere no hay donde comer, tan sólo un bar donde nuestros padres acaban liados a golpes. Abro mi libro Boyce Di Prima aparecen las primeras integrales de la tarde pero al poco se atraviesa una morena frente a mi cama; sólo ante ella no hay más ciencias ni modelos ni teorías ni razones que un primer cuerpo fundación en soledad y desamparo. Ya antes supe de otros axis mundi -. 43 -


ya supe del diálogo de los centauros, fumé esa tarde, bebí la miel que tristes trópicos, me dice Levi-Strauss.

En un secreto escondite mi hermano oculta un tesoro que desaparece; es una extraña noche pasea la inocencia junto al sexo que vive su verdad de cabaretes.

Casas en llamas pirámides de sacrificio carros romanos centauros y axis mundi, ya lo he dicho. En noche estrellada, al fondo en la laguna es como ver tus ojos y caderas imposibles en la eminencia de las integrales que narran la vía láctea. ¿Qué fue lo que pasó en el avión? Aún me lo pregunto. Regreso a los gritos y terrores como un mandril enloquecido me subo a un árbol por tres días. Y bajo. Una vez más, el hambre me ha domesticado.

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El Olvido de la Memoria Paco Olvera

Es un reloj que maraca todas las horas al mismo tiempo En un lugar donde todo ocurre Es un sitio, que al tiempo es una playa, una habitación o un rincón en un salón de la escuela En el sitio donde todo convive, donde nada tiene sentido, donde primero pasa lo último y al final lo primero Crisol de rarezas, dónde la tristeza produce ganas de reír y la tristeza ganas de llorar Donde los objetos más raros toman valor Donde nada tiene sentido, hasta que se cuenta el entorno, y al contar el entorno se olvida de lo que se estaba hablando La memoria es donde viven los amigos Donde los que parecían enemigos se vuelven maestros Donde las novias son diosas, donde las diosas son enamoradas tímidas que nunca se acercaron por pena, y que nunca dimos cuenta La memoria, bendita, maldita, que siempre nos lleva a lugares que nunca fueron tal como decimos o que nunca decimos como fueron Donde lo que decimos es corpóreo, donde lo feo desaparece, o se torna hermoso, o es tan luminoso que sus bordes se desvanecen Dulce y temporal venganza contra el olvido -. 45 -


Éxtasis de bolsillo al acordarnos de los recuerdos y olvidarnos de la real realidad El lugar donde todos me quieren El sitio donde a todos quiero Convive el odio con el amor, como caras de la misma moneda El apodo, la anécdota adornada, la vida santificada, bautizada con las sagradas aguas de la mentira piadosa Tic, tac, ya va a ser la hora, hora de la memoria, hora del recuerdo, del olvido, de la piedad para el que va perdiendo todo El abismo de una pupila fija de un anciano que dejo de ser el mozalbete que se iba a devorar al mundo, o que lo engulló y no le supo a nada La piedad incomprendida del anciano amigo del Alzheimer, Destino inevitable, futuro previsible, realidad que invade poco a poco Recuerdo anticipado del paraíso desconocido Guía de la ruta ignota hacia la felicidad, que nos asalta todos los días Gema invaluable que sólo podemos apreciar con el análisis detenido y calmo frente a una copa de vino Experiencia tardía, alegría incomprendida, pero siempre latente, siempre potencial, siempre omnisciente Trozo de un mapa del tesoro, que se arma pieza a pieza con la confabulación de todos los corsarios que compartieron una épica aventura Tan venerada, tan maldecida -. 46 -


Fiel compañera Puente de plata para el enemigo aburrimiento Deseo que nunca te olvides de la memoria

Paco Olvera 20210719

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Al Valle de las calacas Stephen Hawking, ¿mito o realidad? Gonzalo Duchén

En este pequeño artículo se presenta una traduc-

Fue, tal vez, el físico más reconocido del siglo XX

ción y libre interpretación del artículo The Myth of

después de Albert Einstein, y ha sido colocado al

Stephen Hawking escrito por Seife en Scientific

mismo nivel que Newton, Galileo o Darwin gracias,

American y el prólogo al libro mencionado antes.

en gran medida, a la prensa y el público que lo

Al entrar a la sala, la audiencia enmudecía. “A veces

idolatraban, algo que nunca se tomó la molestia de

ocurría un silencio de 30 o 40 segundos” comenta

evitar. Al inicio de sus pláticas se producía un

Christophe Galfard (El universo en tu mano,

silencio de proporciones casi religiosas. Era típico

Penguin Random House Grupo Editorial, 2021)

que no cupiera un alma más en los recintos y si no

alumno de Hawking que también se volvió un

había equipos de seguridad las salidas y pasillos

divulgador de la ciencia. “Este silencio es lo que

estaban repletas de gente tratando de lograr al

hizo..., lo que despertó en mí el deseo de seguir ese

menos ver un instante a Hawking.

camino”.

Charles Seife es el autor del libro Hawking

Pocos en la audiencia asistían para aprender algo

Hawking: The Selling of a Scientific Celebrity, un

de su ciencia. Querían ver a la persona que había

libro en el que el autor intenta desmitificar a

recibido una muestra de los secretos del cosmos.

Hawking, no tanto en asuntos científicos (el autor

Hawking era un gran científico, pero al buscar

es un periodista), sino más bien en el plano

reconocimiento se rodeó de un aura de profeta,

humano.

oferta faústica que lo convirtió en el gran científico de nuestros tiempos, pero a un costo elevado. Cuando los profetas hablan, no son cuestionados, a diferencia de los científicos, cuyos cimientos están precisamente basados en la duda (“cogito ergo sum”), la incertidumbre y la poca precisión de la in-

-. 49 -


formación. Aún aquellos con egos muy grandes, sa-

por una marioneta?” (“Has Stephen Hawking Been

ben que mucho de su conocimiento construido du-

Replaced with a ‘Puppet’?”) era el título del ar-

rante años es tentativo, incompleto e incluso erró-

tículo.

neo. Mientras los profetas siempre tienen razón,

Tal vez lo más difícil de su transformación en una

los buenos científicos simplemente tratan de estar

celebridad fue estar atrapado en su terrible enfer-

un poco menos equivocados, esto los vuelve fáciles

medad (esclerosis lateral amiotrófica) casi al inicio

de ignorar pese a ser la única clase de autoridad

de ser conocido en el mundo académico. Siempre

plausible.

tuvo la sospecha de que su rápido ascenso, sus pre-

No era así con Hawking. Una vez que asumió su pa-

mios tempranos (miembro de la Royal Society a sus

pel de profeta a finales de los 80, no podía ser ig-

32 años), su elección a la Silla Lucasiana que New-

norado. Sus libros eran garantía de ventas exitosas,

ton tuvo cientos de años atrás, fueron el resultado

sus conferencias siempre eran éxitos de taquilla, su

de sus dolencias más que de sus logros en la física.

palabra era divina, aún sobre temas que no tuvie-

Estas dudas lo atormentaron toda la vida, Hawking

ran que ver con sus trabajos de cosmología o agu-

se daba cuenta de que su celebridad, no su física,

jeros negros, incluso en tópicos en los que no era

estaba más en sus disfuncionalidades más que en

experto, por ejemplo filosofía o los peligros de alie-

la ciencia. Pero al mismo tiempo aprovechó e in-

nígenas o máquinas inteligentes. Su arrogancia y

cluso ayudó a construir ese mito para aumentar su

testarudez le restaron respeto de parte de sus co-

reconocimiento. Puede ser que Hawking no fuese

legas, especialmente al final de su carrera.

el más grande científico de nuestro tiempo y solo fuese un físico importante cuyas contribuciones son poco entendidas; una persona que sufrió mucho y causó mucho sufrimiento; un científico célebre que rompió los moldes de sus antecesores y que fundamentalmente cambió el concepto de celebridad científica (algo que también hizo Richard Feynman). Para entender realmente a Hawking, así como para entender la ciencia, se debe rechazar el

El Daily Mail alguna vez publicó un artílo extenso

mito y examinar la confusa realidad interna. Dejar

sugiriendo que Stephen Hawking había sido reem-

de ver a Hawking como profeta y mejor hacerlo

plazado por un impostor (algo así como Paul

como un ser humano brillante y defectuoso.

McCartney), ya que había muerto a mediados de

Dice el autor del libro al final del prólogo:

los 80. “¿Stephen Hawking ha sido reemplazado -. 50 -


Hagamos marchar el reloj al revés y lo que emer-

Lo que emerge es Stephen Hawking.

gerá será un ser humano genuino: petulante, arrogante y rudo así como cálido, ingenioso y brillante. Complejo. Fascinante. Singular.

-. 51 -


Desde Dentro Eres el Bosque Alex Hernández

Allá adentro, en mi frente el árbol habla. Acércate, ¿lo oyes? Octavio Paz, Árbol adentro

I.

Observar y explicar

La primera vez que escuché acerca de árboles comunicándose entre sí fue durante una visita al puente suspendido de Capilano, que se encuentra en un paraje boscoso en las afueras de Vancouver. Ya ibamos de salida cuando escuché una conversación entre un par de jóvenes. Ella le explicaba a él de cierta teoría que postulaba la comunicación entre árboles, ya fuera intercambiando sustancias químicas, o bien manipulando mensajeros móviles, o aún más, mediante la transmisión de señales eléctricas de bajísima frecuencia. Fue el azar lo que me permitió escuchar esa conversación. Lo cierto es que volteé a ver el mismo bosque en el que estaba inmerso apenas hace unos minutos: todo pareció llenarse de una vida nueva, no porque hubiese cambiado el bosque, sino mi forma de apreciarlo. Tal y como si yo hubiera estado en Flatland y adquiriera repentinamente la intuición de una nueva dimensión espacial.

Puente suspendido de Capilano

Al regreso de la excursión, mientras esperábamos en el Lonsdale Quay Market al botecito que nos llevaría de nuevo al centro de la ciudad, curioseaba en un pequeño puesto de periódicos y me encontré con el libro “The Hidden Life of Trees”, de Peter Wohllenben, un experimentado guardabosques alemán que pasó por un proceso de conversión: de tener una perspectiva meramente utilitaria de los bosques como productores de madera, a ser su activo defensor a partir del conocimiento que fue adquiriendo de las intricadas complejidades y sutilezas de las relaciones entre los árboles y su entorno. Al final del libro se incluye un breve texto de Suzanne Simard, una científica forestal proveniente de una familia de leñadores de la Columbia Británica, quien al buscar la razón por la cual las plantaciones monocultivo de especies de coníferas resultaban menos productivas que los bosques antiguos, descubrió la red micelial, que -. 52 -


preparación previa de la milpa.

en términos llanos vendría a ser la intricada malla de múltiples nodos formada por las terminales de los hongos habitantes de las raíces de los árboles, y utilizada por éstos y otras plantas para intercambiar carbón y nutrientes. En escalas de tiempo muy distintas de las nuestras, los habitantes de los bosques intercambian información que resulta en la construcción de comportamientos sociales que podemos llamar, sin reservas, patrones culturales. Dado que las observaciones del guardabosque se corresponden con los experimentos de la científica, me parece que el concepto es extrapolable y podemos inferir que en las selvas, en las praderas y aún en las regiones desérticas con presencia de flora, existen versiones de estas asociaciones.

Múltiples estudios de especies animales refieren comportamientos culturales que van de los “lenguajes” o los sistemas simbólico-sonoros de comunicación, a los hábitos alimenticios, los rituales de apareamiento o la transmisión de conocimiento. Dan cuenta de ello varios de los textos del entomólogo holandés Frans de Waal, entre ellos el que nos cuestiona: “¿Tenemos la suficiente inteligencia para entender la inteligencia de los animales?”. El descubrimiento de mecanismos sociales y culturales en grupos de animales o plantas no solo supone la capacidad de almacenar, transmitir y utilizar información fuera de los límites del organismo biológico como una estrategia generalizada de supervivencia. Plantea también una cuestión necesariamente más profunda: que de forma implícita, el desarrollo de rasgos culturales implica la posibilidad de formas de consciencia, ya sea de individuos o de colectivos, que apenas empezamos a vislumbrar.

Es revelador que el monocultivo resulte ser una forma degradada, menos resistente a las adversidades e incluso menos productiva en términos de explotación forestal, comparado con el llamado “bosque viejo”. Existen varias razones para esto, pero destacan la acumulación de carbón y la transferencia de información de los árboles más longevos a los ejemplares más jóvenes, y el intercambio de información interespecies que, por definición, no existe en los monocultivos.

Frecuentemente se compara a la intrincada red micelial del bosque con una red neuronal. Se le ha dado el nombre de wood wide web. ¿Cabe pensar en la posibilidad de una consciencia de los bosques –o para el caso, de las selvas, los pastizales, las praderas…- que han creado una red tan compleja y especializada que permite una forma de consciencia única para cada microecosistema?

En esta perspectiva, resulta admirable el sistema de producción agrícola mesoamericano, la milpa, en el que conviven el maíz, el frijol, la calabaza, el chile y otras plantas y hierbas comestibles, en tanto que evita las limitaciones del monocultivo. Es posible que el verdadero futuro del desarrollo tecnológico de los cultivos sustentables requiera del estudio serio de la interacción comunitaria de distintas especies como alternativa a los monocultivos de genética alterada y agroquímica intensiva. Todo sea dicho, resulta problemático en términos de impacto el método de la quema de bosque o selva que suele asociarse a la

Tengo la impresión de que el hecho de que hoy día nos podamos plantear estas preguntas es consecuencia directa de una visión que desarrolló originalmente Alexander von Humboldt. Respondiendo a su afán vital de conocimiento y de ampliación de horizontes, desde muy joven intentó colocarse en alguna expedición científica, -. 53 -


hasta que logró embarcarse junto con Aimé Bonpland en un viaje a América. Este viaje estimuló su insaciable curiosidad al darle la posibilidad de inagotables oportunidades de observación: posiciones estelares y mediciones en campo de variables físicas como el magnetismo, la temperatura, la altitud, longitud y latitud, velocidades del viento y comportamiento de corrientes marítimas; recolección de ejemplares botánicos, zoológicos y minerales; incluso la observación directa de formas de hacer política, de relaciones sociales, de historia, de lenguajes y costumbres de los habitantes del continente americano. Gracias precisamente a esa curiosidad que todo lo abarcaba, fue capaz de concebir que este en el que vivimos es un mundo interconectado, en donde las distintas partes establecen una compleja red de relaciones entre sí. A mayor mérito, esta visión sintetizadora del mundo ocurrió en un punto de la historia de las ciencias en el que la especialización de conocimientos se acentuaba.

Naturgemälde de Alexander Humboldt

Esta visión del mundo también le permitió comprender algunos fenómenos de cambios en microclimas provocados por la intervención humana. Un ejemplo de esto es la disminución del nivel de agua en el lago Valencia, en lo que hoy es Venezuela. Contra la creencia popular de que existía un arroyo subterráneo que absorbía el agua del lago, Humboldt midió, observó y llegó a la conclusión que el lago se estaba secando por el aumento en la evaporación de las aguas afluentes de las montañas debido a la tala de la selva. En ese sentido, planteó la hipótesis del cambio climático local como un efecto de la actividad humana y por ello puede considerarse como un precursor del ecologismo. Visto así, el viaje de cinco años de Humboldt y Bonpland por América vendría a ser tan relevante para la comprensión del mundo como lo resultaría después el viaje de Darwin en el Beagle. Podemos afirmar que Humboldt planteó la interacción dinámica e integral de los componentes de un ecosistema para entender su funcionamiento y su eventual deterioro (los procesos de interacción y cambio en una zona geográfica), mientras que Darwin encontró la evidencia y explicación de la variabilidad de las especies y el éxito de determinadas variaciones para adaptarse al resto del sistema (los procesos de interacción y cambio a lo largo del tiempo).

El reflejo de esta concepción del mundo se muestra de manera patente en su Naturgemälde, un extraordinario diagrama incluido en su “Ensayo sobre la biografía de las plantas”. Ahí apreciamos que sobre el perfil del volcán Chimborazo se encuentran anotados los nombres de las especies de plantas que observó y recolectó durante su ascenso, mientras que en los márgenes muestra sus observaciones que dan constancia de aspectos tan diversos como la refracción lumínica, la variación de la gravedad, la presión atmosférica, la temperatura de ebullición…

-. 54 -


en débiles e indeterminadas vislumbres, de una identidad con el Ser Divino del cual hablamos, una identidad con Dios”. Dejando de lado la cuestión teológica, resultan impresionantes dos intuiciones de Poe: la atribución de consciencia a seres distintos de los humanos y la preservación de la consciencia como una forma de trascender la muerte.

No debemos dejar de notar que tanto los planteamientos de Humboldt como los de Darwin son el resultado de un conjunto sistemático y amplio de observaciones en campo, que permitieron dar con una explicación en términos de una teoría, es decir, son frutos directos del método científico. Los descubrimientos de Susanne Simard necesariamente son descendientes de esa tradición de pensamiento científico.

Bajo esta línea revisaré algunas fuentes que exploran ya sea a través de mitos o sumergiéndose en el inconsciente colectivo, la consciencia del mundo vegetal y su influencia en los humanos, y aventuraré algunas especulaciones. Admito que éstas son meras hipótesis, y me curo en salud haciendo mía la afirmación de Michel de Montaigne en el sentido de que “quien reparase en mi ignorancia no hará descubrimiento mayor, pues ni yo mismo respondo por mis aserciones ni estoy tampoco satisfecho con mis discursos”.

II. Intuir y sentir El pensamiento ligado al método científico -esto es, la abundante observación objetiva de variables para establecer la relación entre las partes- no fue el único tipo de pensamiento que recibió inspiración de las ideas de Humboldt. Notoriamente, Edgar Allan Poe dedicó “Eureka”, su excéntrico texto que se lee simultáneamente como ensayo filosófico y como poema en prosa, al propio Humboldt. Casi al mismo tiempo que Humboldt redactaba el primer volumen de su “Kosmos”, Poe proponía una teoría del todo cosmológico. En su párrafo final plantea explícitamente la existencia de dos tipos de consciencia en todas las criaturas, la consciencia de sí y la de ser parte del todo:

De nuevo, debo atribuir el origen de estas reflexiones a la casualidad. En alguna noche de vagabundeo cibernético me encontré con una exposición del Camden Arts Center, cuya existencia desconocía hasta ese momento. A causa de la pandemia omnipresente -y subyacente en todas nuestras actuales conversaciones - dicho centro se encontraba cerrado al público, pero animaba a la visita virtual de la exposición “The Botanical Mind”, cosa que hice animado por el sugestivo título.

“El [Ser Divino] siente ahora su vida a través de una infinitud de placeres imperfectos, los placeres parciales, mezclados de dolor, de esas cosas inconcebiblemente numerosas que llamas sus criaturas pero que en realidad, no son sino infinitas individualizaciones de El mismo. Todas esas criaturas –todas: las que llamas animadas, así como aquellas a las que niegas vida por la sola razón de que no las contemplas en acción-, todas estas criaturas son también inteligencias más o menos conscientes, conscientes primero de su propia identidad; conscientes, en segundo lugar,

Las sucesivas salas virtuales recorren diversos aspectos que sugieren una exploración por lo que podría llamarse la consciencia vegetal. La primera sala, “El Árbol Cósmico” muestra al árbol como un ente simbólico, presente en multitud de culturas que recurren a él para representar un elemento comunicante entre lo -. 55 -


es un ser racional amparado por Venus y Marte, armado de un hacha y dispuesto a talar un árbol para convertirlo en objetos tecnologizados. Adolfo, por su parte, es un ser bajo el influjo de la Luna, Saturno y Júpiter, que aboga por el árbol poniendo de relieve sus propiedades de ser vivo. Inevitablemente vemos esta historia como una fábula del momento en el que nos encontramos como humanidad: un desarrollo tecnológico que desafía los límites de lo humano, enfrentada a la necesidad de responder a la amenaza a la sobrevivencia de los seres vivos.

terrestre, hundiendo sus raíces en lo oculto de la tierra mientras forma un soporte, y sus ramas que se expanden, en términos mitológicos, hacia el espacio infinito. En la siguiente sala virtual se indaga en las llamadas “Geometrías Sagradas”, fundamentalmente observaciones de las geometrías vegetales derivadas de la llamada proporción áurea, que como es sabido, deriva a su vez de la serie de Fibonacci y corresponde con algunos patrones de forma y de crecimiento de infinidad de plantas y animales.

Lo que nos lleva a la siguiente sala, “Así como es dentro, así es afuera”, en donde básicamente se revisan los efectos de las sustancias psicoactivas de las plantas. Para llegar finalmente a la sala dedicada a la “Ontología vegetal”, en donde se reflexiona sobre el hecho casi obvio de que las plantas no poseen un sistema nervioso central, pero en cambio un tipo de permanente crecimiento, un conocimiento almacenado sin necesidad de pensamiento, y un insaciable e inmanente persistir.

En la sala de las “Cosmologías Indígenas” las geometrías sagradas observadas en plantas selváticas se convierten en patrones dibujados en los cuerpos de las naciones que las habitan, como un reflejo de un tejido que intersecta el bosque con el cuerpo de la persona, y así le permite una conexión con el cosmos. En la sala llamada “Botánica Astrológica” se propone -a partir de los códices y estudios medievales de Hildegarde von Bingen, Athanasius Kircher y del desconocido autor del llamado Manuscrito Voynich- al reino vegetal como el enlace entre el mundo interior y el mundo exterior, lo de arriba y lo de abajo. Los mundos interiores y exteriores interactúan ya sea vía la alquimia vegetal que permite o bien recuperar la salud cuando las sustancias botánicas son un elíxir benéfico, o perderla cuando devienen en veneno. Pero también se observa la interacción interiorexterior vía las sustancias enteógenas que proporcionan experiencias chamánicas. Por otra parte, el mundo de arriba se conecta con el de abajo a través de un árbol místico que refleja las propiedades atribuidas a los cuerpos celestes: a algunos de estos se les atribuyen cualidades racionales y a otros creativas. Metáfora de esta dinámica es el diálogo de Senior y Adolfo. Senior

Relativo al “hecho casi obvio” de la falta de sistema nervioso central de las plantas, abro un paréntesis. En su libro “Fragmentarium”, Mircea Eliade comenta brevemente sobre los experimentos de Jagadish Shandra Bose y las implicaciones epistemológicas de su enfoque de estudio, en agudo contraste con el de occidente. Primer hecho que llama la atención: los ingeniosos instrumentos de medición desarrollados por Bose que permiten conocer los efectos de una serie de factores en el desarrollo y el comportamiento de las plantas. Los instrumentos miden el crecimiento extraordinariamente lento de las plantas y también las corrientes eléctricas que circulan en ellas. Necesariamente la detección de corrientes eléctricas nos remite a los sistemas nerviosos de -. 56 -


orígenes de las civilizaciones. Por ejemplo, en los capítulos IX a XI de “La rama dorada”, el extenso estudio de mitos, magia y religión que preparó J.G. Frazer -texto surgido como una explicación del mito de los reyes sacerdotes guardianes de los bosques de Diana en Nemi que serán asesinados por sus sucesores - hay un recuento extenso de diversos mitos que dan cuenta del carácter sagrado de los árboles, tanto en tiempos remotos como persistentes al menos a mediados del siglo XX. Si bien Frazer recopila ejemplos provenientes de pueblos europeos, americanos y asiáticos que muestran la reverencia por los árboles y el bosque, lo cierto es que se apresura a señalar que desde su perspectiva, “para el salvaje, el mundo en general está animado y las plantas y los árboles no son excepción de la regla” pero que una vez que “se llega a considerar al árbol, no tanto como el cuerpo del espíritu arbóreo, sino simplemente su morada…se ha hecho un avance importante en el pensamiento religioso; el animismo va caminando hacia el politeísmo”. Más allá de la seria crítica que hace Wittgenstein de la presentación de ejemplos mitológicos por Frazer (”La presentación que hace Frazer de las concepciones mágicas y religiosas del hombre es insatisfactoria: hace aparecer estas concepciones como errores.”), lo cierto es que su recopilación muestra una y otra vez que distintas civilizaciones otorgan a los árboles y a los bosques la posesión de un “espíritu” que tiene poder de influencia en la vida de los humanos, que puede sufrir y que reacciona frente a amenazas, todas ellas cualidades que podemos calificar como actos de consciencia. Tal vez por esta razón, existían castigos para aquellos que atentaran contra el árbol. Un ejemplo descrito por Frazer que resulta particularmente feroz es éste de las antiguas leyes germánicas: “para el que se atrevía a descortezar un árbol vivo: Cortaban el ombligo del culpable y lo clavaban a la parte del árbol que había sido

los animales. En contraste con la ciencia de occidente, que reduce la unidad de la vida a procesos físico-químicos, Bose plantea, de acuerdo con Eliade, la unidad de la vida demostrando vida nerviosa en las plantas antes que vida vegetativa en los animales; capricho y libertad en el mundo mineral antes que una conducta mineral en las plantas. No bien leo esto y vienen a mi mente los experimentos sonoros de Ariel Guzik que atestigüe en el año 2011 en el Charco del Ingenio, consistentes en la conexión de un sensible laúd a las señales eléctricas provenientes de plantas cactáceas. En efecto, probablemente las plantas no cuenten con un cerebro que actúe como sistema nervioso central, pero las redes eléctricas que las recorren permiten suponer la existencia de un sistema nervioso descentralizado.

Laúd Plasmaht en el conservatorio de plantas del Charco del Ingenio

Aunque no necesariamente coherente, el discurso de The Botanical Mind se inscribe en lo que podría llamarse “inconsciente colectivo”, que se manifiesta en la mitología de distintas civilizaciones. En ese sentido, la intuición del árbol como un elemento sagrado, que vendría a significar consciente de si y de ser parte del Ser Divino, como hemos visto que propone Poe, viene de los -. 57 -


mondada obligándole después a dar vueltas al tronco”. Bajo esta perspectiva, ¿podemos imaginar el castigo espiritual que espera a quienes arrasan con un bosque?

mitos populares: “Bajo innumerables variantes aparece en representaciones populares la idea de que ha de haber para cada individuo un doble espiritual o una vida paralela mágica, vegetativa”. Desde una perspectiva psicológica y religiosa (de nuevo pido recordar la etimología de la palabra, para desasociarla de sus interpretaciones más ordinarias: re-ligar o volver a unir) hay pues dos postulados: que en la etapa de gestación sentimos una compañía que nos abandona al nacer, y que en términos religiosos es posible restaurar la noción de pertenencia al establecer una relación con un árbol de la vida, que nos conecta con los demás y con el cosmos. ¿Cómo se logra la conexión entre persona y mundo vegetal?

La rama dorada, de J.M.W. Turner

Regresemos de nuevo a las mitologías, esa inagotable fuente de testimonios sobre el inconsciente colectivo. En el capítulo XXI de “El ardor” Roberto Calasso nos recuerda de los múltiples episodios en que los cantares brahmánicos y el Rig-Veda narran sobre el Soma (el zumo), la sustancia que producía ebriedad. De acuerdo con esto, Soma y Agni, una planta y el fuego, son los únicos dioses que viajan entre el cielo y la tierra (¿tal como lo hace el árbol mítico?). Lo que es más, nos encontramos en un mundo compuesto de soma y de fuego, una atroz metáfora del mundo que obliga a comer para sobrevivir. En ese mundo es necesario Agni como purificador en el sacrificio, y Soma como vínculo. Observa Calasso que no sabemos que era el soma, pero si sabemos de su efecto: una sensación de omnipotencia o soberanía. Convergentemente nos dice el canto 4.1 de los “Yogasutras” de Patanjali: “Los poderes surgen a raíz del nacimiento, las plantas medicinales (osadi), la recitación, el ascetismo y la contemplación”.

Por otra parte, en el Capítulo 5 del tomo I de “Esferas”, la magna obra filosófica de Peter Sloterdijk, (“El acompañante originario. Réquiem por un órgano desechado” y su correspondiente excurso “La plantación negra. Notas sobre árboles de vida y máquinas de animación”), se describe al órgano que nos acompaña durante la gestación, esto es, a la placenta, como un gemelo oculto, secreto y en última y obvia instancia ausente. La hipótesis que arriesga Sloterdijk es que la ausencia de la placenta requiere un suplemento: “Al parecer, el sujeto en devenir sólo puede desarrollarse íntegramente como él mismo cuando es posible la referencia a una vida paralela, íntimamente ligada, de la que fluyan hacia él signos nutricios, protectores, proféticos, que le permitan un desarrollo en compenetración y libertad”. Y aunque refiere a las “Vidas paralelas” de Plutarco como un ingenioso mecanismo de explicación de esta hipótesis, pasa de largo. Con sensatez, omite también la obviedad de la búsqueda romántica del ser complementario, para más bien exponer de nuevo

Es una observación trivial que nuestra relación -. 58 -


con las plantas es multidimensional. Son alimento, proporcionan cobijo, son fuente de belleza. Pero también son la fuente primaria de farmacopea, en donde de nuevo en las principales tradiciones hay constancia de textos que exploran las propiedades curativas de las plantas: la “Theriaka y Alexipharmaka” de Nicandro o el ya mencionado misterioso “Códice Voynich” en la tradición occidental; el “Códice De la Cruz-Badiano” como temprano testimonio de la herencia mesoamericana; o el “Canon de herbolaria del Soberano de la Agricultura” en la tradición china. Y también, claro, afectan la mente de distintas formas. Ya sea como fermentado o como destilado, el alcohol que nos causa la embriaguez proviene de las plantas; la uva, el trigo y la cebada, el arroz, el agave…

Cada objeto percibido por los sentidos parece revelar cualidades de una riqueza insospechada. Por momentos, según reporta el mismo Pollan, incluso agobiante.

También es cierto que las plantas actúan como filtros amorosos, cosa que pudiera parecer redundante dado el efecto psico-activo del enamoramiento.

Voy a concentrar mi atención en la tercera categoría de plantas de las que habla Pollan, aquellas que modifican la consciencia. Además del ya mencionado peyote, encontramos en esta categoría a la marihuana, los hongos alucinógenos, el floripondio y la ayahuasca. Es notable que muchas de estas plantas se encuentran proscritas en gran parte del mundo, si bien hay importantes movimientos que apuntan a la regulación de su uso, más que a su prohibición. Más allá de la explicación que refiere Pollan del prohibicionismo como instrumento de control político usado contra los oponentes de Nixon, es evidente que el potencial poder de las plantas sobre nuestras mentes causa curiosidad pero también temor.

Echinopsis pachanoi o planta de San Pedro

Pero no sólo eso. En “This is your mind on plants” Michael Pollan hace una exploración desde una perspectiva personal, histórica y social del efecto de las plantas en nuestras mentes, proponiendo tres grandes categorías por el tipo de efecto que causan. Para las plantas que tienen un efecto supresor de sensaciones sobre la mente, la planta que elige es la amapola y la sustancia el opio. Como ejemplo de plantas que causan una sensación de concentración y alerta, presenta al café y la sustancia es, claro, la cafeína. Y finalmente, como sustancia que modifica la percepción, habla de la mezcalina. La experiencia que narra en su libro deriva de la ingesta del San Pedro, una planta bastante más común que el peyote, pero que también contiene mezcalina. Curiosamente, lo que narra Pollan de su experiencia no es precisamente una alteración de la realidad, sino una sublimación de la realidad.

Iniciaré con la experiencia del uso de la ayahuasca que reportó mi gran amigo Pedro Flores en el número 19 de esta RLV (https://issuu.com/relv/docs/rlv_19_final). Después de releer el texto me surgieron algunas dudas y generosamente accedió a una conversación telefónica que ahora refiero: -. 59 -


fauces de una serpiente gigantesca. Me he convertido en un ser muy pequeño, he visto briznas de hierba gigantes, y no se diga de los árboles. Esas experiencias me han hecho sentir parte del todo, más que amenazado.

AH. ¿Crees que las visiones o alucinaciones provocadas por la ayahuasca tienen un mismo patrón para todas las personas y en todas las ocasiones? PF. Personalmente, en casi todas las experiencias se repite un patrón en donde primero veo figuras geométricas, luego hago un viaje vívido al pasado, y después percibo un contacto cercano con la naturaleza. Pero no todo el mundo lo vive igual. Por ejemplo, quien no tiene contacto previo con figuras geométricas o fractales, no las ve.

He visto en las ceremonias a algunas personas que si son presa de angustia, aunque se trata más bien por darse cuenta de acciones que han cometido que han afectado a otros. Por ejemplo, una mujer que se quejaba de no ser comprendida, le resultó sumamente perturbador encontrar en su experiencia a ella misma como la causa del conflicto con las personas en su vida.

AH. ¿Son similares o distintas las experiencias con otras plantas psiquedélicas? PF. No necesariamente son iguales. Con la “pastorcita” (damiana) se tiene una experiencia más potente, más intensa, pero más corta en duración.

AH. ¿Por qué crees que existen estas sustancias en las plantas? PF. Buena pregunta. No se entiende su necesidad evolutiva, o a primera vista no parece evidente.

AH. ¿Alguna experiencia te ha resultado amenazante o aterrorizante?

AH. En cuanto a los sonidos, ¿ocurre una mayor o mejor percepción?

PF. No en lo personal. He caminado por una selva o bosque lleno de ojos de animales. He entrado en las

PF. Todos los sonidos se escuchan como si tuvieras un aparato de alta fidelidad. -. 60 -


influencia de los hongos y la ayahuasca, entre otras sustancias, en la mente. Y naturalmente da cuenta de muchas de sus experiencias. Paul Stamets tiene un documental en Netflix (“Fantastic Fungi”) en donde entre otras cosas narra algunas de sus experiencias con el uso de hongos. Todos ellos tienen en común la descripción de un mundo vivo, una sensación de suspensión del tiempo, una sensación de comunión. Y además, reflejan a cada persona.

También ocurre que puedes ver los sonidos (sinestesia).

AH. Las experiencias que has narrado han sido en grupo. ¿Crees conveniente que pueda ser una experiencia vivida en solitario? PF. Si bien he conocido de curas aplicadas a personas específicas, en donde el ayahuasquero proporciona cierta ración de ayahuasca y otras plantas para procurar la cura de un mal específico, no es lo común.

Para ponerlo claro: el mundo botánico parece tener una o varias consciencias, y las mismas plantas mediante su influjo nos conectan a esa consciencia. La intuición de Poe parece confirmarse de una manera inesperada, y pareciera que si existe una vida si no eterna, perdurable, se encuentra en esa consciencia. Y como si fuera una especie de cielo e infierno, esa vida eterna reflejará lo vivido y lo actuado por cada persona.

En general es recomendable vivir la experiencia en grupo. Primero que nada, porque hay protección para evitar un accidente. Segundo, porque aunque la experiencia es individual, el ambiente de rito ayuda.

III. Especulaciones

Como proponen los modelos de redes neurales, una red con un número suficientemente grande de nodos y con mecanismos de retroalimentación, en los hechos demuestra un comportamiento de aprendizaje adaptivo. Cabe suponer que con el tiempo suficiente, y los bosques han tenido miles de millones de años, ese aprendizaje se convierte en consciencia.

Aldous Huxley en su libro “Las puertas de la percepción” describe detalladamente, casi científicamente su experiencia del uso de la mezcalina. El propio Pollan lo cita, y en general coinciden en cuanto a la percepción de un potenciador de la percepción de las sensaciones. Bernardo Esquinca, en su cuento “Golden Teachers”, refiere las experiencias de una pareja al ingerir diversas variedades de hongos. Dennis McKenna nos cuenta en “The Brotherhood of the Screaming Abyss” sus experiencias y las de su hermano Terence, en la exploración de la

Además de las redes micelares, la simple observación nos propone otras redes de carácter complejo. Las bacterias y demás vida microscópica, por una parte, mientras que los insectos de vida subterránea por la otra, se encargarían de crear axones de conexión entre los -. 61 -


buques, responde Rachel Carson con la descripción de una “Primavera silenciosa”, una primavera sin canto de pájaros debido a la disminución sustancial de la población de aves. Muy diferente, por cierto, del silencio que crea el denso bosque de sugis de la isla de Yakashima, en Japón, según reporta Hanya Yanagihara en un artículo del NY Times, y que probablemente se relacione con la concentración, en ciertas partes del bosque, de varios ejemplares milenarios que hacen sentir no sólo su consciencia, sino – aventuremos el término- su sabiduría.

múltiples nodos de las raíces de las plantas. Por otra parte, a plena vista es factible considerar a las flores como nodos aéreos conectados por la multitud de seres polinizantes que las frecuentan. Así, el número y variedad de redes relacionadas con las plantas y los árboles vendría a constituir un conjunto de consciencias. Evidentemente, de consciencias menguadas si vemos la disminución de superficies de bosques y selvas que han desaparecido ya sea por explotación, o en años más recientes, por fuegos fuera de control.

¿Se ha rebasado el punto límite de equilibrio? No sabemos, pero inevitablemente ha de alcanzarse o en todo caso de retomarse. La pregunta es si podrá hacerse sin padecimiento de ajustes violentos en forma de catástrofes ambientales. Y humanas.

Dicha disminución de superficie esta inversamente correlacionada con el aumento de la población humana. El llamado a combatir el cambio climático mediante la disminución de emisiones de carbono es loable y necesario, ya que está directamente relacionado con el aumento de la temperatura en nuestro mundo. De frenarse, se espera que haga evitable una catástrofe planetaria, si es que no hemos traspasado ya cierto umbral fatal. También es necesaria la cruzada un poco más reciente en pro de la preservación de la diversidad de especies. Pero en última instancia, el cuestionamiento de fondo va al papel de la humanidad en la tierra. El modelo de desarrollo económico actual sobre el que incluso eminentes economistas premios Nobel siguen planteando sus suposiciones, parece considerar un planeta inagotable. Esto no es así. Hay múltiples testimonios del progresivo y acelerado agotamiento del mundo. Al ruido omnipresente de la industria, los aviones, el escándalo de las fiestas y el sonido zumbante de los grandes

Mientras tanto, haciendo eco de la propuesta de mi querido Paco en este mismo número, me tiro en la hierba y veo danzar al mezquite que preside el jardín: mi par, mi doble y mi punto de equilibrio. Me habla. Le gusta este viento de otoño. Quiere seguir en este mundo.

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haciéndole Al Cuento Propósito. La semilla de una historia Anónimo – Recopilado por Paco Olvera

anonimato.

Podría haber pasado desapercibido, como una frase vacía de las épocas decembrinas, como un cartel más que no tenía mucho que decir o que mostrar, nada digno de llamar la atención.

Sin distraernos juzgando la ortografía, podemos apreciar la claridad de metas, misma que no nos priva del ejercicio de echar a volar la imaginación: no sabemos si sólo enunció un deseo desesperado o fue el preludio en el logro de un objetivo.

En principio no se percibe, pero si se mira con atención, este cartel es testimonio del claro propósito de un individuo que quedó en el

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Músicos Trompa De Hule ABC del Rock Alex Hernández, Gonzalo Duchén, Paco Olvera

diccionario musical o de alguna forma “los básicos” del rock.

Durante los intercambios de memes, noticias y curiosidades durante la pandemia, se hacen buenas discusiones en nuestros grupos de mensajes instantáneos. En el número 22 de la RLV, presentamos un artículo grupal que surgió de uno de esos intercambios espontáneos. Esta ocasión, digamos que hicimos algo similar, pero esta vez colocamos un tema como “carnada” o como “semilla generadora”. Alguien envió una entrada a un pequeño video titulado el “ABC del rock”, donde se colocaban pequeñas secciones de música de bandas de rock, cuyos nombres comenzaban con cada una de las letras del abecedario, para completar una especie de Letra A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z

Original AC/DC Beatles Creedence Doors Elvis Presley Foo Figthers Guns and Roses Hollies Iron Maiden Jimmy Hendrix Kiss Led Zeppelin Metallica Nirvana Oasis Pink Floys Queen Rolling Stones Scorpions Twisted sister U2 Van Hallen The Who Staic-x Yes ZZ Top

Alternativa 1 Aerosmith Boston Chicago Deep Purple Eagles Foghat Greatful Dead Geroge Harrison INXS Journey Kinks Little Richard Metallica Naftalina Roy Orbison The Police Queen of the Stone Age Rush Styx Toto Uriah Heep Velvet Underground Edgar Winter X the Band / XTC Yardbirds Frank Zappa

La invitación o el reto fue, buscar bandas o grupos alternativos, para generar otras versiones del ABC inicial, mismo que fue aceptado por varios Letrónicos. Les presentamos el resultado de varias vistas adicionales, luego de un intercambio de mensajes y propuestas.

Grupo / Banda / Artista Alternativa 2 Alternativa 3 Otros AMERICA Artic Monkey ANIMALS Black Sabbath David Bowie /Blackfoot / B52 Chuck Berry THE CARS Café Tacuba CREAM Def Lepard Deftones BOB DYLAN ELO Emerson, Lake & Palmer EUROPE Fleetwood Mac Franz Ferdinand Grand Funk Railroad Genesis Humble Pie Héroes del Silencio HERMAN HERMITS /HEART IZAKMAN Iron Butterfly BILLY IDOL Billy Joel J Giles Band JANS JOPLIN KIX Kansas THE KNACK Lynyrd Skynyrd Leonar Cohen / Los Lobos Jerry Lee Lewis MAMAS AND THE PAPAS Muse MOODY BLUES NO DOUBT Nazareth OZ OMD (Orchestra Manouvers in the Dark) POINTER SISTERS Pretenders POISON QUINCY JONES Quiet Riot Ram Jam Radio Futura R.E.M SUI GENERIS Stray Cats Santana EL TRI Traffic TRAVELLING WILLBURYS UB40 La Union THE VERVE Van Morrison / The Ventures Ritchie Valens RICK WAKEMAN War WINGS Xombie Los Xochimilcas Yokozuna ZACK KING The Zombies

Estos los colocó Paco utilizando el apellido Paco hizo trampa buscando en Internet, aunque luego recordó a XTC Chalo confesó que se ayudó un poco con Spotify Alex Confesó que en ocasiones usó el orden alfabético del nombre, y en otras el del apellido (todos lo hicimos) Al momento de cerrar la edición, lo pude evitar colocar a la "Trinidad del Rock": Buddy Holly, Big Bopper Richardson y Ritchie Valens

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Otros Más ANTHRAX Big Bopper CAT STEVENS DIRE STRAITS

Buddy Holly JETHRO TULL Huey Lewis & the News MÖTLEY CRÜE

PAUL McCARTNEY RED HOT CHILLI PEPPERS Steppenwolf JAMES TAYLOR


Como cierre temporal de este ejercicio, las variantes pueden ser muchas: hacer una lista de artistas, otra de grupos, de rock en español, o más específico de rock mexicano. Confieso que al final, viendo que Alex y Gonzalo agregaron grupos en español, coloque a “Los Xochimilcas” que, si bien no eran un grupo de rock, llegaron a hacer covers de piezas de rock&roll, además que es de los pocos grupos que inicia con “X”. También agregué a la “Trinidad del Rock”, de quienes se considera a los primeros rocanroleros muertos: Buddy Holly, Ritchie Valens y al “Big Bopper” Richardson. Epílogo. Cuando estaba escribiendo esta introducción, recordé que cuando menos hay dos canciones que comienzan su nombre con “ABC”: “ABC of love”, de “Frankie Lymon & the teenagers” (mejor conocido por “¿Por qué los tontos de enamoran?”), y “ABC” de “Jackson Five”. Aunque ambas son baladas de música “juvenil”, una de los 50 y otra de los 70, ninguna es exactamente considerada dentro del género del Rock y sus variantes. El caso es que, ninguno de ambos artistas está en la lista previa. No hallé ninguna que se llamara el “ABC del rock”.

Coda. Siempre me pasa, que me acuerdo de alguna memoria extraña y disímbola, pero que se relaciona con el tema en mi intrincada mente, esta vez, en un capítulo de “Don Gato”, cuando este la pide a “Espanto”, el intelectual del grupo que le diga que es lo que está leyendo, y este le responde: “una historia loquísima”, que comienza con Abraham, y termina con la zurra, que le dan a Zacarías el zorro”. Cuando extrañado, “Don Gato” toma el libro, le dice, “¡con razón!, si lo que estás leyendo es el diccionario”.

Hallazgo inesperado. Al momento de buscar ilustraciones, hallé la imagen de la portada de un disco llamado el “ABC del Rock”, de Peerles – ECO, que recopila a varios grupos. No sé si es este disco aislado, o pretendieron hacer una enciclopedia completa, no encontré más información, pero no deja de ser un dato interesante.

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La Vitrina De Los Monitos De Azúcar El Quiote y el Xoconostle Paco Olvera

Este artículo fue creado como parte del curso de escritura humorística impartido por Cecilia Sotres, integrante del grupo de Cabaret “Las Reinas Chulas”

Tomás Iriarte, en el cual el autor, hace una bonita rima para recordarnos que nadie “es profeta en su tierra”, en un diálogo sostenido entre las dos plantas viajeras, que cruzando destinos entre China y Europa, una se sabe más apreciada en un lado por su aroma y sabor, la otra por sus poderes curativos.

Primera copla. “El sauce y la palma se mecen con calma, alma de mi alma, que linda eres tú”. Supongo que mi mente proclive a los juegos de palabras, me podrían haber llevado a intentar la formación una pareja botánica casi tan exitosa que, primero hecha verso, y luego canción, fue llevada a la fama por Luis Pérez Meza y la “Banda del Recodo”, en azarosa ruta desde los versos originales de un poeta en Murcia España, hasta nuestra costa norte del Océano Pacífico, pero no tengo tan buena cepa poética1.

La verdad, lo que podemos decir de este par vegetales, es que tienen en primera instancia sendos nombres que resultan curiosos a menos que hayas vivido en zonas aledañas o que formen parte de la huasteca, donde son íconos de su agricultura, sus costumbres, su cultura y la gastronomía de esta zona, que se extiende ocupando parte de los estados de Hidalgo, Veracruz, San Luis Potosí y de refilón Querétaro. Yo como muchos otros que allí vivimos nuestra infancia, nos topamos con esos nombres como parte de una normalidad que, en otras partes de nuestro país y del mundo, resultan una extravagancia.

Siguiendo con mis juegos mentales que en ocasiones toman la forma de sencillas e inocuas trampas en forma de memorias un poco borrosas e inciertas, esta vez, se materializaron en el recuerdo de una lección de mi libro de español de primero de secundaria, en el cual se presentaba un sencillo verso llamado “El Té y la Salvia”, de

Recuerdos distantes. -. 66 -


de pulque, y la cutícula de sus pencas envuelven al guiso de carne de borrego, picante y achiote que integran el “mixiote”, sin dejar a un lado que las pencas sin cutícula, ya destinadas a secarse y morir, se usan como cubierta para sellar la cocción de la carne del borrego en el horno de la barbacoa.

Yo recuerdo de niño, que mi abuela un par de veces llegó a la casa llevando lo que ella clasificaba como un manjar: flores de maguey. ¿Flores de maguey?, recuerdo que pensamos mi hermano Nacho y yo, ¡si esas chingaderas lo único que tienen son púas, y pa’ lo que sirven es pa’ dar pulque y pa’ sacar mixiotes! Como es frecuente a edades tempranas, nuestra ignorancia era basta, y expresada con candidez, cosa que luego de unos minutos de pasar por ignorantes, nos permitía la sagrada oportunidad de aprender. Resulta que no sólo dan flores, sino que, además, la vida de las mismas es de alguna forma trágica, como muchas otras historias en torno al agave pulquero: estas florecen sólo una vez en toda la vida de un maguey, ¡lo cual lleva unos quince años! Una vez que esto acontece, todo el maguey comienza un decaimiento que lo llevará a su muerte en otro espacio similar de años. Estas raras flores, crecen en la punta del “Quiote”, que es un poste que crece en el centro del maguey, alcanzando alturas hasta de diez metros. De hecho, la forma correcta de llamar estas flores es “hualumbos”, que son apodados por quienes las cultivan como “patas de gallina”. “Hay que desflemar el quiote pa’ quitarle lo amrgo, y de los ‘hualumbos’, dejar las puras yemas (pétalos), si no se agrian y no quedan las quesadillas”, eran las instrucciones que repetía mi abuelita cuando las preparaba, sin esperar en realidad una réplica de nosotros, pero si buscando perpetrar el conocimiento, mientras nos ponía a separar las dichosas yemas o “dedos de gallina”. La verdad es que de niño no me gustaron tanto, no les hallaba gran diferencia con sus homólogos gastronómicos, como son las quesadillas de flor de calabaza, pero ciertamente no eran desagradables. Vale la pena aclarar, que el “quiote” y sus flores, son la única parte comestible del maguey en forma directa, pues en forma indirecta, el aguamiel se puede beber, luego que se fermenta, también se bebe en forma

Buscando sustento en el campo. Cuando éramos niños, mi tío Beto y mi tío Gustavo, hermanos y agrónomos por formación y por vocación, nos invitaba a acompañarlos a diversas ocupaciones en el campo. En ocasiones fuimos a ayudarlos a levantar censos de la población para documentar algún préstamo para construir un pozo, o bien a saltar en las cañas ya desprovistas de mazorcas, apisonándolas en un silo, para así formar forraje que serviría en el futuro para el escaso ganado de estas -. 67 -


inesperado a quién la consumía sin saberlo, pero, por esto mismo, era utilizado como tratamiento contra la diarrea en la medicina tradicional de la región. Conseguir las tunas no era una labor necesariamente sencilla, por lo menos para nosotros citadinos o, mejor dicho, pueblerinos urbanos que íbamos al campo de vez en vez. Las que podrían haber estado más bajas y al alcance de la mano, ya habían sido “cultivadas” por alguien más, las que estaban en las partes altas del nopal, generalmente estaban maduras y dulces, pero las espinas impedían tomarlas con la mano, por lo cual había que intentar hacerlo por otros medios, el más directo, pero ineficaz, erar tirar piedras, para tratar de derribarlas, lo cual resultaba muy dependiente de la puntería, además que, en aquellas escasas ocasiones en que se acertaba, el fruto terminaba muy magullado y difícil de consumir. Los locales casi siempre tenían una vara de gran longitud, que estaba rematada por una horqueta, que permitía bajar los frutos con elegancia y sin maltratarlos, digamos que sus espinas protegen a las tunas de muchos depredadores, entre ellos, los chamacos canijos que iban a tomarlas sin permiso de los dueños. Una vez que lográbamos tener las tunas al alcance, debíamos ser cuidadosos para limpiarlas, cosas que igualmente requería de pericia, como la que demostraban los rancheros que las cultivaban: con la punta del machete, le quitaban las espinas, cortaban los extremos, y con un corte longitudinal, con la profundidad precisa, dejaba la gruesa cáscara lista para ser retirada en una sola maniobra, dejando la parte carnosa de la tuna, como un pequeño “barrilito” de pulpa y semillas, listo para comerse.

empobrecidas localidades. Durante estas aventuras, aprendimos a disfrutar de manjares poco comunes en nuestra pequeña pero ya urbana comunidad en Tulancingo, por ejemplo, a sacarle el jugo a los “garambullos” para quitar la sed (conocidos desde los tiempos de los otomíes, nos decían mis tíos), a reunir “quintoniles” para hacer una sopa, o comer mazorcas hervidas a la lumbre de la leña, sin más condimento que un poco de sal de grano, como parte de una “elotada”, donde eran invitados los miembros de la comunidad, que luego de prestar sus servicios para levantar la cosecha, éramos convidados con generosidad de la ganancia, que si bien era escasa, siempre tenía espacio para el agradecimiento.

Pero de todos estos alimentos, las que resultaban un verdadero manjar, eran las tunas. Casi todas ellas eran verdes, jugosas y de dulce sabor, que luego de superar la sensación de su gran cantidad de semillas en el paladar, aprendías a ignorar e incluso a disfrutar esta nueva textura alimenticia. Pero de entre la gran cantidad de tunas verdes, podrían encontrarse variantes, de entre ellas, una que en el campo le llamaban “tuna tapona”, que era de color rojo, y tenía más semillas aún, característica de la que procedía su denominación (o mejor dicho, su apodo), pues se dice que por esta gran cantidad de semillas, tiene un efecto astringente, generando un estreñimiento -. 68 -


aprendo que, además de su importancia para los ecosistemas de por mi tierra, los “xoconostles” aportan importantes cantidades de fibra, minerales, vitamina C y antioxidantes3. Las espinas que las protegen las hacen más resistentes a los depredadores, y su cáscara conserva el agua y la dulzura de este fruto, que lo hace más apto para sobrevivir en climas extremos, característica que comparten con el “garambullo”, que crecen en otro tipo de cactácea semidesértica. La Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo reporte que el “xoconostle” contiene pectina, un polisacárido que se ha demostrado tiene efetos antitumorales, antimicrobianos y prebióticos4. También es muy apreciado en la dieta de los que padecen diabetes por sus propiedades hipoglucemiantes, mi compadre Chalo me contó que el desayuna licuados de toronja con “xoconostle”. Por esa razón es que Estados Unidos es el principal importador de los “xoconostles” mexicanos.

Al paso de los años, aprendimos a bajar tunas, y con el cuchillo de “pata de corzo” de mi papá, a quitar la cáscara de este dulce manjar. Esta habilidad no hacía muy feliz a mis progenitores: a mi madre por el riesgo que representaba cortarnos la mano, y a mi padre, por utilizar la hermosa hoja de acero toledano de su “navaja campera” en estas rudas tareas. Fue en una de esas ocasiones que bajamos lo que pensábamos eran unas “tunas taponas”, que al quitarles la cáscara resultaron ser más “carnosas”, y al probarlas, ¡que sorpresa!, eran muy, pero muy amargas, tanto que escupimos el bocado. Cuando mi tío Beto dio cuenta de ello, nos dijo: “¡no sean bobos, no las desperdicien!, son ‘xoconostles’, hay que guardarlos para hacer una buena salsa”. Así fue como descubrimos esta singular variedad de tunas, que son producidos por cierto tipo de nopal, que es indistinguible de los otros para los ojos no entrenados como los nuestros. La salsa resultante es de buen sabor, bajo el mismo principio del tomatillo verde, esa mezcla de ácido con picante, genera un sabor muy singular y disfrutable, pero con el “xoconostle”, tiene un toque de dulzura que lo hace diferente. Alex me cuenta que en San Miguel se prepara una rica sopa de “xoconostle” con queso, frijoles y chiles.

Por su lado los magueyes, y en este caso los “quiotes” y los “hualumbos”, crecen con pocos cuidados directos, situación que los hace de alguna forma silvestres, y disponibles para la alimentación de los peones, campesinos y otros pobladores con escasos recursos (o así era). Es uno de los ritos gastronómicos más antiguos y endémicos de las regiones aledañas a la huasteca, se preparan en quesadillas (como las de mi

La nobleza de las plantas semidesérticas Al paso del tiempo, y como parte de algunas lecturas que hice para preparar esta meditación, -. 69 -


abuelita), capeados o rellenos de queso, entre otras formas2. Su consumo menos famoso que otros manjares prehispánicos, pero considero que comparte con el huitlacoche, los tamales, los chinicuiles y los gusanos de maguey, manjares que deben haber sido disfrutados por reyes y sacerdotes de linajes otomíes y aztecas. Cómo ya se mencionó, del maguey por su puesto, además del “quiote”, es preponderante la extracción de los “mixiotes”, y sus pencas para barbacoa, que resultan pilares de la gastronomía de estas regiones (en sus regiones endémicas, se llama “mixiote” a la piel seca de las pencas del maguey, ya lista para preparar el guiso que hereda su nombre, pero en otras partes del país se usa el término para referirse al guiso con que se rellenan las “bolsitas”, que a veces, por falta insumos, se llega a preparar con papel encerado e incluso bolsas de nylon, que para los que somos oriundos de esas zonas, es algo barbárico).

el primer nopal nació del corazón de Copil, el hijo de Malinalxóchitl, quien, al tratar de vengarse de su tío Huitzilopochtli por dejar sola a su madre, fue mandado a matar por este. Según cuenta la leyenda, Huitzilopochtili mandó sacarle el corazón a Copil, y que luego fuera enterrado en unos peñascos. Al día siguiente apareció el primer nopal: con espinas de valiente guerrero y flores de un hijo que defiende a su madre.5 Me parece interesante comentar que, en otra entrada de Wikipedia, referente a “Malinalxóchitl”, se hace una referencia que relaciona a “Copil” con la leyenda fundacional de México – Tenochtitlán.

Raíces históricas Si bien es claro de esta plática escrita, se trata de flora endémica y propia de la región desde tiempos prehispánicos, para confirmarlo, basta recurrir a la etimología náhuatl de los nombres.

Conforme a la Crónica Mexicáyotl, en Malinalco [Malinalxóchitl] se unió al rey Chimalcuauhtli con quien procreó a Copilli, que luego comandaría a varios pueblos en contra de los aztecas, quien tras ser vencido fue sacrificado y su corazón extraído. Según el mito, del corazón de Copil, hijo de Malinalxóchitl, nació el nopal donde los aztecas vieron al águila devorar una serpiente sobre el lago de que fue la señal

En el caso del “quiote”, este nombre viene del náhuatl “quiotl”, tallo o brote, también escrito “jiote”6. Aprovechando el viaje, las manchas blancas en la piel de los niños, que también son llamados “jiotes”, tienen su origen etimológico también en el náhuatl, pero en la palabra “xiotl”, que quiere decir “enfermedad de la piel”. Por su parte “xoconostle”, también por supuesto proviene del náhuatl: “Xococ” que significa agrio y “Nochtl” que es el nombre que se la daba a la tuna. Se menciona en la bibliografía de Wikipedia, una leyenda que habla del origen de las tunas. Según los mitos mexicas, -. 70 -


para fundar Tenochtitlan7

decir), estas expresiones cobran fuerza. Eso habrá que averiguarlo.

En muchas versiones coloreadas del Escudo Nacional Mexicano, así como en sus versiones en códices, el nopal donde está posada el águila que devora a la serpiente, luce unas tunas que son de color rojizo, “quién quita”, igual y eran “xoconostles”.

Un ecosistema resistente Las espinas de nopales y “xoconostles”, así como las púas de las pencas de los magueyes que igual hacen inexpugnable para muchas especies al “quiote” y sus flores, estas variedades de la flora, tienen capacidad de subsistir en climas agrestes, con marcada escasez de agua y altamente expuestas a temperaturas extremas, motivo por el cuál, las han hecho motivo de estudio, para quienes viendo los efectos del cambio climático, buscan especies que sean resilientes a cambios fuertes y puedan ser fuente de alimento y nutrientes para una humanidad que, a través de muchos de sus miembros, se comporta como si nunca nada les fuera a resultar escaso, o como si las consecuencias de sus actos no pudieran tener consecuencias (tan sólo tomemos la pandemia del coronavirus como un ejemplo). Esta pareja de sencillos habitantes de ecosistemas agrestes, como por ejemplo el “Valle del Mezquital”, contribuyen con sencillez y modestia, a buscar soluciones de un mundo que, aun siendo nuestro hogar, en ocasiones es maltratado y olvidado, lo cual, en ocasiones, notamos hasta que el daño es irreparable.

Integración a la cultura reciente (o no tanto) Debo incluir, como parte de mis recuerdos, como para nosotros el uso de ambos vegetales se incluía en la vida diaria, por su puesto en forma de desmadre: apodos y albures. Un apodo genérico de la región era el de “Xoconostle”, para referirse a alguien medio “baboso”, por herencia del linaje del nopal, y que, en ocasiones, además era “cerrado, amargo y espinoso”, como las ya descritas frutas. Por otro lado, en el ámbito del albur, no es difícil relacionar al altísimo “quiote”, con un símbolo de estructura fálica, por lo que una forma de designar a quienes, sin importar su género, se les achacaba el gusto por el aparato sexual masculino, se les llamaba “adoradores del quiote”, o simplemente se decía que les “gustaba el quiote crudo”. Claramente nadie que no hubiese crecido en las regiones de donde son endémicas estas especies, hubiera podido entender dichas picardías. Lo que no sé, es si estos decires han soportado el paso del tiempo, pues en muchos casos, estos decires se vuelven anacrónicos, pero en otros, por defensa de lo originario (o “vintage”, como ahora se usa mucho -. 71 -


Tomar espinas con la mano es malo En vez de la mano, se usa siempre un palo8

Bibliografía 1

“El Misterio de ‘El Sauce Y La Palma’: de Murcia A Sinaloa, pasando por Michoacán”

Coda: Enseñanzas en las caricaturas. Edgar Amador

Durante toda mi infancia, las caricaturas y sus doblajes siempre fueron una fuente de cultura y sabiduría para mí y muchos de mi generación. Aprendí historia de Norteamérica en las “Looney Tunes”, muchas palabras cultas, melodías, geografía y de varios otros temas. En este caso en particular, cuando recordaba nuestras peripecias al bajar las tunas, me recordé que la canción “Busca lo más vital”, que Tin Tán cantó dándole voz al oso “Baloo”, en la versión de “El Libro de la Selva” que hicieron los estudios Disney, viene clara y muy bien explicada la técnica (misma que por cierto difiere de su versión en inglés)

Círculo de Poesía. Revista Electrónica de Literatura. https://circulodepoesia.com/2011/05/el-misterio-deel-sauce-y-la-palma-de-murcia-a-sinaloa-pasando-pormichoacan/

2

“El quiote y sus flores, las delicias del maguey”

Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera – SEGOB Fecha de Publicación: 30 de enero de 2018 https://www.gob.mx/siap/articulos/el-quiote-y-susflores-las-delicias-del-maguey?idiom=es

3

“Xoconostle, una tuna maravillosa”

Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural – SEGOB Fecha de publicación: 21 de agosto de 2016 https://www.gob.mx/agricultura/es/articulos/xoconos tle-una-tuna-maravillosa

Cuando tomas un fruto 4

“¿Qué es el xoconostle?”

Con espinas por fuera (¡Ay!) El Universal en línea

Y te pinchas la mano Fecha de Publicación: 24 de junio de 2006

Te pinchas en vano -. 72 -


https://www.eluniversal.com.mx/menu/que-es-elxoconostle-como-se-prepara-y-beneficios-la-salud

7

“Malinalxóchitl”

Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Malinalxochitl

5

“Opuntia ficus-indica” (Nopal)

Wikipedia

8

“Busca lo más Vital”

https://es.wikipedia.org/wiki/Opuntia_ficus-indica

Letra: AD Santos Canción de la banda sonora de la película de dibujos animados “El Libro de la Selva”

6

“Quiote”

Wikipedia

Estudios Disney, 1967

https://es.wikipedia.org/wiki/Quiote

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WRItEr HeRO Siempre que veas un árbol Padma Venkatraman/Trad. Alex Hernández

Piensa cuantos largos años este árbol esperó, siendo semilla a que un animal o ave o el viento o la lluvia tal vez le llevase al lugar que tal vez sea el correcto donde de nuevo esperó por mese, incluso por estaciones para cambiar hasta que el tiempo y la temperatura fueron suficientemente buenas para persuadirle de hincharse y reventar la dura cáscara para poder sacar finísimas raíces a engarzarse con granos de tierra y lanzar tiernos brotes que anhelan llegar al sol Piensa por cuantas décadas o siglos engrosó y trepo y creció más alto y más profundo sin nunca saber si encontraría suficiente agua o luz o las condiciones fuesen suficientemente buenas para seguir lanzando hojas y florecer y bailar La próxima vez que veas un árbol piensa cuanta esperanza nos entrega

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“Río de Janeiro”, Septiembre 2009, colección Paco Olvera

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