Fragmentos- 1 de marzo

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Junta Editora: Alexandra Pagán Vélez { Directora Anto Gamunev Sonia Cabanillas Martín Cruz Santos Eloísa Gordon María José Moreno Hugo R. Viera Vargas y Mónica Lladó Ortega { Lectorxs externos

Junta Asesora: Mariveliz Cabán Montalvo { Presidenta Roxanna D. Domenech Sugelenia Cotto

Portada: La hoja de la espada, José Ballester de la serie Caribe Fractal

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ÍNDICE Caribe fractal muestra de fotografía José Ballester

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La estampida recrea la perfección del círculo: comentario sobre el libro Nota de duelo de Melissa Figueroa Jotacé López De la tradición a lo monstruoso en Nota de duelo, de Melissa Figueroa

Daniel Torres Rodríguez Muestra de piezas: cronología de un pasado en el futuro

Georgie Flores Méndez Del macho hegemónico al masculino alterno: conceptos y definiciones

Heriberto Ramírez-Ayala Breves motivos de la exposición “Aravind Enrique Adyanthaya: Libros e Impresos: 2016-2018”

Aravind Enrique Adyanthaya Colette: Liberación

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Manuel Martínez Maldonado Víctimas

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Edjanga Divendu Jones Ndjoli somos [las cosas perdidas en el silencio] Selección de poesía

Ana María Fuster Lavín Ricardo Alegría: su voz como docente

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Nelson Arnaldo Vera Hernández

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Caribe fractal muestra de fotografĂ­a JosĂŠ Ballester


Como a casi todo boricua, perdí mucho después del paso del huracán María. Tuve que recurrir a mis manos, a mis ojos y a mi fortaleza interna para reinventarme. Lo que no sabía es que mi reinvención iba a implicar a todos los aspectos de mi vida: el espiritual, el creativo y el material. Soy un “jíbaro” de la montaña, nacido y criado en el pueblo de Adjuntas. Sin embargo, he vivido en el Área Metro por más de 30 años. Mientras vivía en San Juan, sentía una extraña desconexión que no podía nombrar. De igual forma, continué explorando mi potencial como artista visual y diseñador gráfico. Estudié artes visuales y diseño gráfico en San Juan. Proseguí la exploración en Marruecos, Londres y Madrid. Participé en exposiciones, trabajé como director creativo. Viví en Miami por un tiempo. Regresé a Puerto Rico. Seguí trabajando y exhibiendo. Entonces, llegó María. De repente, me encontré en Saint Thomas y Saint John, ayudando en la reconstrucción de esas islas que quizás sufrieron una devastación mayor que la de Puerto Rico. Desde ese otro Caribe finalmente entendí qué es lo que debía hacer como artista puertorriqueño; nuestra profunda conexión con la Naturaleza y cómo Ella nos destruye y nos dispersa, pero nos recoge en un sistema de conexiones inmenso y fractal. CARIBE FRACTAL es un proyecto de fotografía e instalación en proceso que explora esa conexión profunda con la Naturaleza y abre un nuevo diálogo con las artes visuales contemporáneas del Caribe y de Puerto Rico. Mezcla fotografía, tecnología y paisaje para contar el proceso de cómo vivimos en estas islas repetidas pero no idénticas, tanto a niveles sociales como naturales.

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Matriz de Isla


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Corrosiรณn

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La estampida recrea la perfección del círculo: comentario sobre el libro Nota de duelo de Melissa Figueroa Jotacé López

Ilustración de Luisa Rivera para ‘Cien años de soledad’ en su edición publicada por Penguin Random House Grupo Editorial (España, 2017) para conmemorar los 50 años de su publicación. Foto: luisarivera.cl. lustermagazine.com

En más de una ocasión he oído que Puerto Rico se parece a Macondo. Ese pueblo mítico y colorido que Gabriel García Márquez creó e inmortalizó en las páginas de sus novelas. Si bien esta comparación es una reacción, generalmente producto de los absurdos políticos, sociales y económicos que diariamente suceden en la Isla, no es menos cierto que, más allá de las coordenadas caribeñas que ambos lugares comparten, son muy pocas o casi escasas las semejanzas. Diría, si de indagar en pueblos ficcionales se trata, que Comala, ese mítico y lúgubre pueblo mexicano creado por Juan Rulfo, es una opción más atinada para hablar de nuestra isla caribeña en clave de aridez y desierto, de indiferencia y miseria. Ese pueblo de muertos que hablan sin escuchar, sin ni siquiera percatarse de que ya están enterrados, nos revela luces, sombras y colores más afines con nuestras costumbres y modos de ser, que el mágico Macondo.

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Tomado de Ecos de la Costa

Ya para 1893, Francisco Oller había vislumbrado las tonalidades mortuorias de su Puerto Rico y, sin demora, las plasmó en su obra: “El velorio”. Algarabía, pobreza, sombras, flores pisoteadas, tumulto de rostros felices, son las señales que nos brinda el cuadro para mostrarnos cuánta indolencia cabe en la sociedad puertorriqueña de entonces. Sin embargo, en el centro del cuadro, frente al cadáver del niño está un mendigo, el único personaje capaz de compadecerse del infortunio de la criatura, como bien lo ha señalado Edgardo Rodríguez Julia en su ensayo “Puerto Rico y el Caribe: historia de una marginalidad”. Si contemplamos detenidamente la escena pintada descubriremos que la muerte en sí misma no es atroz y mucho menos monstruosa, como lo es la actitud de los que rodean el cadáver. Así, a través del contraste entre la indiferencia habitual y la compasión inesperada, Oller nos deja una reflexión sombría sobre la relación de la muerte con las tradiciones de la sociedad puertorriqueña. Los ecos de esa mirada de Oller la encontramos en la literatura producida en la isla en el siglo XIX y aún en nuestros algorítmicos días del siglo XXI. Costumbres, tradiciones, vida cotidiana; miserias y esplendores humanos, son algunos de los aspectos de los que se han nutrido los escritores y escritoras de la isla a lo largo de la historia. En sus libros la tradición no es solamente ese corpus de ritos, celebraciones y prácticas trasmitidas de generación en generación dentro de una comunidad, sino un modo en el que los individuos se definen a sí mismo frente a los otros. Desde el caleidoscópico Manuel Alonso; desembocando en la hermosa anomalía que es el Póstumo Transmigrado de Tapia y Rivera, y el mundo enfermo de Zeno Gandía; pasando por las pequeñas calamidades para fomentar el turismo de Emilio S. Belaval y las masculinidades amenazadas de René Marqués; recorriendo los coqueteos lingüísticos y sabrosos de Luis Rafael Sánchez y Ana Lydia Vega; atisbando la hondura de un Ramos Otero, adentrándose en las reflexiones históricas de Marta Aponte Alsina, hasta la ficción especulativa 24

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de Pepe Liboy, Pedro Cabiya y Vanesa Vilches, encontramos mil y una manera de escribir y representar ese esquivo y siempre cambiante monstruo de las tradiciones puertorriqueñas. No obstante, y a pesar de todo lo escrito, el tema de las tradiciones está lejos de agotarse. Solo basta echar una mirada a la calle, a las fiestas que celebramos, a las maneras de llorar a los muertos, en fin, a esas estrategias con las que mantenemos remendamos esa herencia colectiva a la que llamamos cultura. Del mismo modo lo demuestra el reciente y primer libro de cuentos, Nota de duelo (2018) de la escritora Melissa Figueroa. Este libro, compuesto por quince cuentos, explora diferentes aspectos de la cultura y las tradiciones puertorriqueñas a partir de una mirada desenfadada, sin nostalgia, atenta a los resquicios que la parafernalia de lo cotidiano y los aires festivos intentan pasar por alto. El libro abre con una ‘nota preliminar’ que dice: “Esta colección de cuentos intenta explorar algunas prácticas de eso que llamamos ‘cultura puertorriqueña’. Al escribirlos, no pretendía crear una especie de tratado sociológico ni una fuente de consulta histórica. Los cuentos no quieren evocar tradiciones desde la nostalgia, sino desde la monstruosidad” (9). Esta advertencia sirve como una pequeña trampa para distraer al lector o lectora. Y al hablar de trampa no hablo de mentira, sino de una estrategia sutil para distraer la atención del lector o la lectora, para hacer que reflexione sobre esas tradiciones que ha vivido desde la infancia y se pregunte: ¿Acaso he practicado tradiciones monstruosas? ¿Pero si lo único que hago es trabajar y pagar cuentas? Entonces, en el peor de los casos, esa persona se adentrará en la lectura convencida de que esas tradiciones monstruosas nada tienen que ver con ella o, por el contrario, se acercará a los párrafos inmersa en una nube de dudas, temerosa de descubrir lo inevitable. En fin, no importa la actitud asumida de quien avance en la lectura, se topará con escenas, situaciones y prácticas que le serán familiares, aunque vistas como a través de un espejo torcido. Los pilares de las tradiciones puertorriqueñas se tambalean desde los primeros cuentos, en particular me refiero a “Tras la huella de tu ombligo”. En este cuento nos presenta esa antigua práctica de guardar el ombligo de los recién nacidos. Con un tono detectivesco este cuento invita a cuestionarse ese tenue balance entre lo práctico y el valor simbólico, cuando de guardar un ombligo se trata. Ante la repentina desaparición de ombligos guardados comienza una investigación que culminará en un macabro y sabroso descubrimiento. Siguiendo esta misma línea de prácticas relacionadas con infantes en la intimidad del hogar encontramos el cuento: “Una prueba de amor”. A través de las diferentes llamadas que recibe un programa radial de frecuencia AM, nos enteramos de las consecuencias sufridas por un joven, por su familia no haber cumplido con los ritos pertinentes al momento de su nacimiento. Este cuento expone una serie de voces que alternan en sus discursos razones políticas, sociales y personales que pretenden explicar los motivos que generaron la situación. Más que aclarar los eventos, vemos cómo la desinformación logra su cometido. Estos cuentos presentan las tradiciones desde una óptica íntima en la que el individuo confronta las tradiciones que el colectivo impone. Las tradiciones en estos cuentos son la excusa para hablar de las condiciones materiales y emocionales que arrastran a las personas a destinos insospechados. Tal es el caso de lo que ocurre en el cuento “Manivela”. Las fiestas patronales de Yabucoa, sus picas y su miedo colectivo a los haitianos que venden artesanías, serán el 1 de marzo de 2019

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telón de fondo para hablarnos de lo lúgubre, terrible y traumático que puede ser la adolescencia. Gira la pica con sus jinetes y caballos y la narradora nos dice: “Se podría decir que es un arte comenzar una estampida que recrea la perfección del círculo” (47). La pica se vuelve metáfora cuando se descubre esa cualidad circular, de repetición, que tienen las tradiciones, en este caso las fiestas patronales y todo lo que estas acarrean. De igual modo, el cuento “Fuegos” plantea una reconfiguración a nivel metafórico del Día de la Candelaria. El fuego ya no es un elemento purificador, sino punitivo, injusto y cruel. La protagonista, una joven llamada Candelaria, será la víctima de los métodos tradicionales de crianza en un país donde la tradición pesa más que lo humano. Como todas las tradiciones, con el pasar de las generaciones, se olvidan sus orígenes y por consiguiente, se resignifican sus símbolos revelando la ostensión con la que cargamos nuestros más viles defectos. El país que estos cuentos ilustran le niega la posibilidad de existencia a cualquier práctica, conducta o condición humana que atente contra lo habitual. Las masculinidades tóxicas como elemento central en la crianza tradicional en la isla serán despojadas de todo romanticismo y pretexto para mostrar sus capacidades destructivas. Tal es el caso de los cuentos “Fuegos” y “Sobre héroes y otras criaturas”. Sobre este último, su protagonista, un policía, se ve amenazado por rechazar la corrupción y aspirar a otra manera de servir su país. De una manera distinta, en el cuento que da título al libro, “Nota de duelo”, un hombre celebra la muerte de su padre con un cigarrillo de marihuana, quien lo negó al enterarse que era homosexual y travesti. En ambos cuentos tanto la honradez en uno, como la homosexualidad y el travestismo en el otro, se conciben como factores hostiles que perjudican el curso de ciertas tradiciones. El Puerto Rico que hallamos en estas páginas dista mucho de parecerse a Macondo y, de igual modo, se aleja de Comala. Esta Isla, como cualquier otro país, está plagado de cadáveres vivos y muertos, de injusticias y atrocidades que desafían la imaginación, de costumbres y tradiciones que cuestionan cualquier lógica para la sana convivencia comunal, pero a su vez podemos dar con hermosos milagros, con atisbos de esperanza que inflaman y serenan el corazón, bondades que retan el status quo del egoísmo. Melissa Figuera con su libro Nota de duelo nos acerca a ese Puerto Rico de luz, muerte, sombra y milagro, que bien representó Oller en su obra “El velorio”. La escritora nos invita para que al igual como el méndigo del cuadro mira al niño, miremos con otros ojos nuestra realidad como pueblo.

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Francisco Oller, El velorio (ca. 1893)

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De la tradición a lo monstruoso en Nota de duelo, de Melissa Figueroa Daniel Torres Rodríguez

Los quince cuentos de Notas de duelo, de Melissa Figueroa no tienen desperdicio. Recrean la vida en Yabucoa, Puerto Rico, “el pueblo del Nuevo Amanecer”, cuyo santo patrono son los Santos Ángeles Custodios. Como advierte la “Nota preliminar”: “Esta colección de cuentos intenta explorar algunas prácticas de eso que llamamos ‘cultura puertorriqueña’… no quieren evocar tradiciones desde la nostalgia, sino desde la monstruosidad” (9). La intención deliberada de la narradora es poner la llaga en los puntos neurálgicos de las tradiciones y nuestra cultura para desenmascarar lo que de verdad nos cuentan esas anécdotas sobre nosotrxs mismxs. Las tres citas que sirven de epígrafe, de una canción navideña, de Manuel Fernández Juncos y Karl Popper, enmarcan el texto preparándonos para su lectura. Hay una intención didáctica en el libro porque nos quiere enseñar a mirar la tradición en lo que de monstruosidad tiene. La canción navideña nos dice que tenemos que preservar la tradición porque si no, el coquí no canta. Fernández Juncos nos advierte acerca de que no pinta la sociedad puertorriqueña sino su parte defectuosa. Popper habla de la doble función de la tradición, no solo para crear un orden, sino para darnos algo con lo que podamos operar, criticar y cambiar (11). Esa es la mirada que Figueroa nos pide que sigamos en la elucidación de sus historias. Desde “Nacimiento” hasta “Nota de duelo”, el cuento que da título al libro, viajamos al pueblo de Yabucoa, Puerto Rico y se nos presenta la práctica de las comadronas para traer hijos al mundo (“Nacimiento”), el caso macabro del comercio con ombligos de bebés (“Tras la huella de tu ombligo”), un programa de radio donde se comenta, por medio de llamadas a “Radio Pueblo 860 AM”, el caso del joven que se circuncida en la plaza del pueblo (“Una prueba de amor”), el ratoncito que se lleva el primer diente de leche de lxs niñxs (“De ratones y hombres”), la visita de los Testigos de Jehová o “los Atalayas” (“Los visitantes”), el juego de las picas en las fiestas patronales (“Manivela”), el abuso intrafamiliar (“Varita mágica”), el problema del mantengo (“Instrucciones para recibir los WIC”), el Día de Acción de Gracias (“Réquiem de otoño”), un “asalto” navideño (“Aguinaldo puertorriqueño”), la lesbofobia y el machismo (“Fuegos”), la muerte de Filiberto Ojeda y la militancia política (“Atabales de septiembre”), cómo nos preparamos para un huracán (“Temporal”), la aparición del chupacabras (“Sobre héroes y otras criaturas”), y la práctica de anunciar los funerales con altoparlantes por las calles del pueblo (“Nota de duelo”). En cada uno de estos cuentos la narradora hurga en el lado macabro y monstruoso de la tradición que encarna 28

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cada historia para presentarnos esa “parte defectuosa” de la sociedad como pedía Fernández Juncos, y mostrarnos algo que podemos criticar y cambiar, como dice Popper. Lo magistral en la prosa de Melissa Figueroa es la ironía del discurso narrativo en off que asume la narradora objetiva que muestra una realidad con la mayor naturalidad del mundo: “Para ser exactos, ella nunca se propuso recopilar el surtido de criaturas infantiles que producían leche en sus pechos anualmente, ni las botellas con los agujeros en la punta, ni los juguetes extraídos de las cajitas en negocios de comida rápida” (61). Esta cita de “Instrucciones para recibir los WIC” ilustra muy bien el caso de Amanda Santiago, quien debe conseguir a toda costa que le renueven un año más el sustento que el programa WIC (Women, Infants and Children) le proporciona como modus vivendi en una cultura del mantengo. Figueroa narra la seducción de Amanda Santiago al recepcionista para asegurarse añadir “un nuevo miembro a su colección de niños” (68) y así poder seguir recibiendo esa ayuda para llegar a fin de mes. La crítica es mordaz y precisa y ahonda en una de las grandes fallas que se le ha señalado al pueblo de Puerto Rico por su condición colonial. En cada una de estas historias encontramos este análisis que hace la narradora de todas las tradiciones que narra y su lado monstruoso. Aborda problemas sociales como los feminicidios, la lesbofobia, las violaciones y otras atrocidades que a veces se aceptan con la mayor naturalidad en los pueblos de la Isla. Se trata de esos secretos a sotto voce que las familias callan para proteger a los culpables en una sociedad cerrada donde todo el mundo se conoce, y por eso, “de eso” no se habla abiertamente. En Nota de duelo, Melissa Figueroa nos pide romper el silencio y calibrar lo que de verdad nos pasa como pueblo para que podamos reescribir nuestra historia desde otras perspectivas menos tóxicas y mucho más humanas. Este primer libro de la autora viene apadrinado en su dedicatoria por tres escritores de tres géneros: Marta Aponte Alsina (novela), Jotacé López (cuento) y Tania Anaid Ramos (poesía) e inaugura una nueva voz literaria en nuestro medio a la que habrá que seguirle la pista.

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Georgie Flores MĂŠndez

Muestra de piezas: cronologĂ­a de un pasado en el futuro

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Mi cronología de un pasado en el futuro, es una contestación para visitantes humanos que llegan a un nuevo mundo. Esta arqueología extraterrestre representa arte antiguo influenciado por artefactos que nosotros hemos dejado. Los materiales son aquellos de mis empleos diarios, la gloriosa y adictiva realidad tecnológica, y las fundaciones de una estructura de vivienda. Los símbolos hacen referencia a interacciones electrónicas, e invasivas y arte indígena antigua reaccionaria. El espectador descubre influencias antiguas y desconocidas dentro del arte futurístico. Esta es una historia de creencias contemporáneas que accidentalmente colonizan mitologías extraterrestres inconcebibles venideras. Esta representación de una idea cultural colonizadora, conecta con mi experiencia personal colonizada. En un mundo colonial, las decisiones sobre apreciación son basadas en las reglas de los colonizadores. Este control manipulativo del progreso y la autonomía también devalúa fundamentalmente a los colonizados. Las ideas coloniales ayudan a los colonizadores y son incompatibles con el respeto humano mutuo. Las obras demuestran ideas de progreso no logradas, incompatibles, y pegadas por las historias de sus mundos particulares. Cemento y arena son la fundación y poder de combinación que une la mayoría de estos elementos. A menudo ellos son reforzados con alambre. Los alambres actúan como tendones y venas que conectan diferentes órganos artificiales del artefacto. Los dispositivos inteligentes están hechos con elementos artificiales y elementos raro-peligrosos, que una vez se extraen de la tierra, impiden la evolución de la Tierra. Estos dispositivos contienen sílice. Con preparación adecuada, tiempo e infiltración, los componentes de sílice del cemento, arena, piedra, y electrónica son fusionados hostigosamente hacia una existencia unificada.

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Del macho hegemónico al masculino alterno: conceptos y definiciones Heriberto Ramírez-Ayala

Durante décadas los estudios feministas han producido herramientas de análisis para comprender la sociedad, las relaciones humanas y desarrollar estrategias para facilitar la equidad de género y la solidaridad en nuestro país. Hemos avanzado, pero las estadísticas confirman que no solo las féminas pierden derechos en nuestro sistema social, sino que los hombres en muchos casos pagan con su vida. En Puerto Rico las estadísticas señalan que los propulsores de conductas violentas como bullying, robos, suicidios, agresiones sexuales, violencia doméstica y asesinatos, son hombres, los cuales en su mayoría culminan en los sistemas correccionales del país (Perfil de la Violencia en Puerto Rico: 1984-2004”, Colegio de Médicos Cirujanos). Propongo entonces una mirada desde los estudios sobre los hombres y las masculinidades para ampliar la visión, acceder a nuevas herramientas de análisis, para trazar rutas de educación transformadora y operar cambios significativos en el tejido social. 1 de marzo de 2019

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En el argot puertorriqueño cuando una persona realiza un comentario o conducta en detrimento de las mujeres o subjetividades femeninas se le llama machista o macharrán. Tres sílabas, una doble erre contundente. Un significado y un valor simbólico violento (Toro A., 2017). En la década de los noventa la socióloga australiana R.W. Connell, desarrolla el término, masculinidad hegemónica1 (1995), inspirada en el concepto hegemonía cultural de Antonio Gramsci, para describir la posición dominante de los hombres y subordinación de las mujeres. Según la antropóloga francesa, Elisabeth Badinter (1993) la construcción de esa identidad masculina estará basada en la triple negación: no ser un niño, no ser una mujer y no ser homosexual. Por tanto, las frases: “Aguante como un macho”, “No llore como niña”, “No seas tan pato”, se convierten en algunos de los dispositivos sociales que se utilizan cotidianamente para sostener esa identidad que puede desembocar en conducta misógina, homófoba y adultocentrista. En el proceso de socialización, estas ideas son sostenidas y transmitidas por la familia, los medios de comunicación y los centros educativos, donde terminan por ser internalizadas por el individuo, hasta formar parte del sentido de lo común (Gramsci). Esta identidad macharrana o hegemónica, deberá tener el control, ser heterosexual y proveedor, suprimir públicamente emociones como la tristeza, el miedo, no demostrar afecto ni ejercer tareas de cuido o autocuido. Estos mandatos de género ponen en juego la virilidad constantemente y para muchos tendrá que ser defendida. Bajo esta perspectiva podemos explicar por qué luego del Huracán María, los casos de suicidios en hombres y agresiones sexuales han aumentado en Puerto Rico. Según los datos del rotativo El Vocero, durante 2018 se han registrado 633 asesinatos, de los cuales 50 de las víctimas son mujeres y de ese número 23 son por violencia de género. En el libro Lo masculino en evidencia: Investigaciones sobre la masculinidad, el sicólogo puertorriqueño José FelicieMejía (2009) concluye que esas conductas están relacionadas directamente con la socialización cultural machista, y plantea que 1 La configuración de práctica genérica que encarna la respuesta corrientemente aceptada al problema de la legitimidad del patriarcado la que garantiza (o toma para garantizar) la posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres. 46

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a mayor identificación con la masculinidad hegemónica, mayor la probabilidad de que los hombres se involucren en conductas de riesgo. Luego de más de 30 años de investigaciones sobre el tema, la Asociación Americana de Sicología (APA), ha publicado recientemente una guía para la práctica sicológica con niños y hombres, y menciona que se ha demostrado que la ideología tradicional masculina limita el desarrollo sicológico de los hombres, restringe su comportamiento, da como resultado tensiones y conflictos del rol de género e influye negativamente en la salud mental y la salud física (2018). Los estudios mencionados hasta la fecha advierten el riesgo de sostener este modelo de masculinidad tradicional o hegemónica. Entonces nos preguntamos, ¿es posible romper los mandatos sociales internalizados de dicha masculinidad?, ¿otras masculinidades son posibles? Al desarrollar el concepto de masculinidad hegemónica, Connell (1995) puntualiza que dicha masculinidad no es la única, coexiste junto a la masculinidad cómplice, hipermasculina, subordinada y contestaria. Nos detendremos en esta última, para responder a las preguntas formuladas anteriormente. La masculinidad contestataria es la representación de las identidades masculinas que activamente retan, cuestionan y rechazan la masculinidad hegemónica. Los hombres que encarnan esta masculinidad promueven en su cotidianidad rasgos no hegemónicos como son la demostración pública de emociones como la afectividad, la compasión la ternura. Rechazan la violencia y los dispositivos de dominación en todas sus manifestaciones. Son tiernos, afectuosos, comprensivos y tolerantes. Los hombres que encarnan esta m a s c u l i n i d a d propulsan activamente el desarrollo de formas alternas de relaciones entre los géneros y al interior de su propio género (Ramírez, García -2002). Con esta descripción podemos dibujar un nuevo panorama -otras masculinidades son posibles. Del macho hegemónico al 1 de marzo de 2019

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masculino alterno hay un largo trecho por recorrer, al presente no existe en Puerto Rico una mirada institucional o política sobre la violencia, basada en los estudios sobre las masculinidades, que aborde la conducta violenta en hombres de manera preventiva y no punitiva. Por tanto, para lograr la equidad y la adhesión de aliados, es necesario continuar reflexionando de manera transdiciplinaria y activa. Les invito a continuar esta serie de textos reflexivos sobre las masculinidades en las próximas ediciones. Bibliografía American Psychological Association (2018). APA guidelines for psychological practice with boys and men. Badinter, Elizabeth (1993) XY: Sobre a identidade masculina. Rio de Janeiro: Nova Fronteira. Connell, Raewyn and James W. Messerschmidt (2005). Hegemonic masculinity: rethinking the concept. Gender and Society, vol. 19 no. 6, 829-859. Connell, RW. 1995. Masculinities. Cambridge, Polity Press; Sydney, Allen & Unwin; Berkeley, University of California Press. Toro-Alfoso, José. (2009). Lo masculino en evidencia: Investigaciones sobre a masculinidad. Puerto Rico: Publicaciones puertorriqueñas. Toro, Ana T. (2017). Macharrán la palabra que es una sentencia. Buscapie. El Nuevo Dia. https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/macharranlapalabraqueesunasentencia-columna-2349383/ Ramírez L. Rafael, García Toro, Victor I. (2002). Masculinidad hegemónica, sexualidad y transgresión. Centro Journal. Volumen XIV. Num 1. 5-25. Enlaces: Coprevi Recuperado el 8 de diciembre de 2016 http://coprevi.cayey.upr.edu/joomla/index.php/las-estadisticas.html El Nuevo Día Recuperado el 8 de diciembre de 2016 http://www.elnuevodia.com/estudiorevelaelperfildeldelincuentejuvenil-1577839.html El Vocero Recuperado 10 de diciembre de 2019 https://www.elvocero.com/ley-y-orden/nuevas-pistas-en-caso-de-valerie-ann/article_2d5bb10c-0c9a-11e99d2f-1fbcf2e77312.html ___________ Fotos de Enrique Rottenberg

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Breves motivos de la exposición “Aravind Enrique Adyanthaya: Libros e Impresos: 2016-2018” Aravind Enrique Adyanthaya

1. “La quema de los libros”, obra y detalles, 2018 I. Del escritor polaco Bruno Shulz en Księga listów (Libro de letras): “Me parece que el tipo de arte que me interesa es precisamente una regresión, una infancia reintegrada. Si fuese posible llevar hacia atrás el desarrollo, alcanzar de nuevo la infancia por un camino tortuoso – poseerla otra vez, ilimitada –, sería hacer realidad la “edad genial”, los “tiempos mesiánicos” que todas las mitologías nos han prometido y jurado. Mi ideal es “madurar” hacia la infancia. Ésta sería la verdadera madurez.”1 II. En el cuento “El Viejo Pensionado” de Bruno Shulz, un hombre viejo, retirado de su labor, regresa a la escuela 1

Citado en Madurar hacia la infancia: Relatos, inéditos y dibujos de Bruno Shulz, Editorial Siruela, Madrid, 2008, pág. 39. 50

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para pedir admisión a los grados primarios. Una vez matriculado, la instrucción lo hace ignorante, el trato con otros niños, aniñado. Es una instancia que no está así presente – que no está presente de esta misma forma (como una suerte de bendición) – en mis sueños. Regreso a la primaria, a la universidad, a la secundaria (más frecuentemente) pero con el conocimiento de que ya he ido sobre esa etapa, que ya lo he aprendido todo, que es una reiteración [un ejercicio para experimentar la juventud (la edad genial) pero estando, en conciencia, completamente fuera de comunidad (distinto en mi naturaleza a otros estudiantes, a maestras)]. Anclándome solo en los espacios, en algunas cosas –arquitecturas, muebles, objetos – en las que siento que el destiempo no es uno de los accidentes de la relación.

2. Haciendo “La línea roja” (“The Red Line”), 2016 III. “La línea roja” (2016). La construcción de un juego infantil, un crankie o cantastoria donde se operan manijas para rodar un papel entre dos cilindros. [iii] En el papel: una línea roja. Primero es una línea de pintura, después, mientras rueda el papel, cambia su materialidad: sangre de animal, mi sangre. Al principio, pintura de óleo; al final, color de agua. En algún momento se rompe lo recto de la línea para garabatear: “& we lived happ-y” (“y vivimos felices”), para dejar ver en un recuadro un ratón pequeño, taxidermizado con alas de luciérnaga: un hada. La referencialidad a esta fantasía de niño. La materialidad (en algún segmento del movimiento) del interior de mi cuerpo (la sangre). 1 de marzo de 2019

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IV. En mis obras de teatro, era común la presencia de animales muertos y vivos. Actores vestidos, hipervestidos y desnudos. Ahora, en la exposición, hay animales muertos y partes de mí. Cierta confusión o continuidad entre lo interno y lo externo (carcasas de cucarachas, sapos, ratones; mis uñas, mi pelo, mis fluidos). Esta confusióncontinuidad entre lo externo y lo interno es la estructura secreta de un libro.

3. “The Malefice”, libros alterados, detalle, 2016 V. “The Malefice” (“El maleficio”), una de las obras más tempranas de la exhibición, basada en dos ejemplares encontrados de The Western Educated Man in India de John y Ruth Useem (New York, The Dryden Press, 1955).

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El texto (el original) traza sociológica y estadísticamente el movimiento de esa generación de clases pudientes indias de mediados del Siglo XX que viajan al extranjero (Inglaterra, Estados Unidos, Escocia) para educarse en los trabajos propios de la misma (medicina, abogacía, ingeniería). Después de la familia haber perdido tierras en la reforma agraria socialista de Indira Gandhi, mi padre es el primero de la familia en salir del país, hacia Edimburgo. El Maleficio es la muerte. A sus 37 años. Nunca regresó a vivir a la India. Nunca regresó a vivir en familia (en occidente o allá). Nunca crecí en una familia extranjera en un país extranjero. Una copia del libro contiene esta historia (esta dedicatoria). Sus páginas están clausuradas, pegadas. La otra copia está excavada, con un sapo disecado enterrado en las páginas bajo cristal. Tampoco legible. Mi semen está dentro del sapo. ¿Cómo acercarse a la memoria de la muerte sino con estos ritos ambiguos? El libro como el libro que carga su doble, sus doblajes. El libro como un rito nunca completamente consumado (nunca completamente en paz, como los muertos). El libro y la extranjería. El sapo es de una especie que, aunque la encontramos en Puerto Rico, no es autóctona.2

4. “Contención”, muro, audio-grabaciones y papeles escritos a lápiz, 2018 VI. Un libro es siempre un contenedor. En su estructura más común (el códex): las páginas entre las tapas. Lo contenido no es siempre finito (recordamos “El libro de la arena” de Borges o simplemente nuestra experiencia al leer un libro). El espacio teatral de Calle Luna con la Calle de la Cruz en San Germán, de la casa, ahora prácticamente sin objetos. Contenido por sus superficies estructurales (paredes, ventana, escalera, plafón de 2 Osteopilus septentrionalis, también conocida como la rana arbórea cubana. 1 de marzo de 2019

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tabloncillo). Una de estas paredes es un muro de contención decimonónico, de ladrillo, muy grueso, el cual sostiene la cuesta completa. En el espacio, grabaciones hablan sobre la memoria de este muro, sobre lo que las personas ven en él (hay una ristra de papelitos con palabras y dibujos contra la base del muro sobre lo que asistentes anteriores han visto). El espacio es alto. Nunca había estado tan vacío. Ya no hay teatro. Conecto una frase de un cuento terrible de Lovecraft “el vacío audiente” (“the audient void”).3 Muchas personas ven monstruos en la pared. Grotescos. La pieza (el espacio) pretende ser un libro, una tentativa ante el reto: ¿Cómo hacer libros que contengan vacíos? (o dicho de otra forma: ¿Cómo escribir verdaderos libros?) Libros-flujos. Todas las piezas de esta exposición contienen mis textos, en fragmentos, pero también otras escrituras no propias; se trata un poco de cómo descubrir entramados físicos para dejarse ir, para relacionarse (en ausencia). La espacialidad del texto que se desarrolla como una escultura, oyendo la materia. Y entonces, el darse cuenta que esto (esta materia) permanece, aún sin uno, aún sin público. Que se empieza a regodear en su propio posicionamiento (en su mitificación). Cierto showcasing de lo que ya estaba (materia, materiaespíritu). 5. “S. Antonio y el Niño”, detalle, 2015-16 VII. Notas guías al entrar a la exhibición. Esta exposición es una de libros u objetos que han sido conceptualizados como libros, por lo cual, para los efectos presentes, son. Las piezas contienen texto, por lo que se les invita a leer, a requedarse. Muchos de los libros están destinados para que los toquen, les pasen las páginas, los sostengan (para esto proveemos guantes de tela adjuntos a las piezas). Otras obras se pueden oír, oler o invitan a otras interacciones (en duda referirse a los rótulos que las acompañan). Favor de dejar bultos voluptuosos en el zaguán y tener cuidado al transitar la sala biblioteca (especialmente cerca de la pieza “S. Antonio y el Niño” que contiene pulpos y cabezas de yeso alcoholizados en un pote de cristal sobre un pedestal angosto). De tener consigo bebida o comida pueden consumirlas en el salón azul o dejarlas en este mientras disfrutan las demás galerías. El artista puede estar presente o no en la exhibición. Para fechas y horas de “Aravind Enrique Adyanthaya: libros e impresos, 2016-18” en Casa Cruz de la Luna, Calle Luna, Esquina de la Cruz en San Germán, Puerto Rico consulte el calendario del 2019 en: www.casacruzdelaluna. com

3 “Nyarlathotep... the crawling chaos... I am the last... I will tell the audient void...” de “Nyarlathotep”, en The Dream Cycle of H.P. Lovecraft: Dreams of Terror and Death, antología de H.P. Lovecraft, Del Rey Books, New York, 1995, pág. 52. 54

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Colette: Liberación Manuel Martínez Maldonado Debemos estar de plácemes. Ante la producción de películas aparatosas que excitan por sus efectos especiales, en los últimos cuatro o cinco meses se han puesto en San Juan películas que versan sobre ¡libros y literatura! Abrió el Festival Internacional de Cine de San Juan con “The Library”1; luego hemos visto en cartelera “The Wife” y “Can you ever forgive me?”, en la que Melissa McCarthy, y el actor inglés Richard E. Grant rinden dos actuaciones expertas y brillantes, y que tiene que ver con la falsificación de correspondencia de escritores famosos, entre los que brillan Nöel Coward y Dorothy Parker. La falsedad y el abuso parecen haber aflorado en las historias que han llegado a la pantalla. En la apócrifa “The Wife”, un ganador del premio Nobel de literatura ha usado a su mujer para que escriba las novelas que le han dado fama y poder a él. En la sutil, pero franca, “Colette”, sucede lo mismo, pero es un caso verídico que refleja el estado civil y legal de la mujer en la Francia —particularmente, París— de fines del siglo XIX y principios del XX. “La Belle Époque”, que comenzó con el fin de la guerra Franco-Prusiana y duró hasta el comienzo de la primera guerra Mundial, estaba centrada, sin ninguna duda, en París. El arte, la literatura, la arquitectura (la entonces controvertible torre Eiffel), los inventos como el cine, surgían de un lugar que atraía el talento del resto del país y el extranjero. A esa capital acude una joven llamada Sidonie-Gabrielle Colette (Keira Knightley), luego que contrae matrimonio con el autor y editor Henry Gauthier-Villars (Dominic West), que usa el nombre Willy como nom de plume. No trae dote a su unión, de modo que está a la merced del hombre, que es más de diez años mayor que ella. Un libertino, jugador, bebedor, y despilfarrador, tenía un grupo de escritores a quienes, básicamente, explotaba. Entre ellos estaba Marcel Schwob, quien eventualmente habría de influenciar con sus cuentos cortos a Borges y a Bolaño. De todos modos, los hábitos de Willy lo 1

Mi reseña en https://issuu.com/revistacruce/docs/20_septiembre 56

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mantienen en una situación económica precaria. Se le ocurre que su mujer escriba unos libros en los que se relatan sus memorias y aventuras de cuando era una niña y principiaba la adolescencia. Los libros resultan ser una sensación, y su narradora, Claudine, se convierte en un modelo femenino para todas las mujeres jóvenes, primero de París y, según pasa el tiempo, del país.

Gustave Caillebotte, Les raboteurs de parquet

A pesar de que muchos sospechan quién escribe los libros, Willy se lleva la gloria y la mayoría del dinero. Aunque quiere mucho a su esposa, Willy continúa sus conquistas y su “libertades” con otras. Como muestra de su cariño, le regala una casa de campo a Colette, pero las mujeres no podían poseer propiedades en esa época en Francia, de modo que él lo controla todo. Lo que no puede controlar es a Colette. Ella desarrolla una serie de relaciones lésbicas que, para poder seguir haciendo lo suyo, él fomenta. De hecho, en una ocasión, comparten amante: una americana de Luisiana casada con un viejo multimillonario rico de petróleo.

La película es hermosa. El cinematógrafo Giles Nutgens, quien fotografió una de las mejores películas de 2016 “Hell or High Water”, le ha dado al filme una superficie visual que recuerda los cuadros de Gustave Caillebotte, no solo en su composición y colorido, sino en las actitudes y las poses de las personas que se mueven ante la cámara, y, en una escena en que unos trabajadores pulen los pisos de la casa de campo que Willy le ha regalado a Colette, casi duplica un cuadro realista de este impresionista “light” (me refiero a sus temas, no a su talento). 1 de marzo de 2019

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The Reading. Henri Fantin-Latour

Me refiero al espectacular “Les raboteurs de parquet”, que tanto he admirado en el Musée d’Orsay. Hay también toques de Édouard Manet y Fantin-Latour que, complementados como están con el vestuario de Andrea Flesch, nos remontan a las calles y los parques del París en la bella época. La magia de la puesta en escena es magnífica, ya que la cinta se filmó en Budapest.

La narrativa del filme es bastante tradicional, tal vez tratando de que contraste con las muchas escenas lésbicas, pero se cuida de no restarle a estas su impacto e inmediatez, ni al hecho incontrovertible de que fue una de las expresiones sexuales de la autora. A pesar del enfoque tradicional, el mensaje de la cinta—liberación personal— , su belleza, y las actuaciones hacen necesario verlo. Keira Knightley parece haber nacido para representar heroínas de los siglos XVIII, XIX y principios del XX. No que no pueda hacer papeles de mujeres que viven en nuestra época, pero pocas actrices habitan esas fechas antiguas tan bien como ella. Hay algo en su rostro hermoso que inmediatamente que la vemos aceptamos que no es del momento que vivimos. Uno no se la imagina escuchando rap o reguetón, sino bailando un vals o un minué, o montándose en un globo durante la exposición mundial de París en 1900, después de haber ido por los 58

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Champs Elysees en una carruaje acompañada de Sarah Bernhard, y haber posado para Nadar. Su actuación en esta cinta es una de las mejores de su carrera e, intuimos, que aún quedan muchas por venir. La revelación del filme es Dominc West como Willy. Este magnífico actor que contribuyó enormemente al éxito artístico de la serie de HBO “The Wire” (2002-2008) hace de su personaje un compendio de contradicciones: tierno y cruel, amoroso y odioso, ambicioso y autodestructivo, talentoso y pueril, que parcialmente explican porque Colette se mantuvo a su lado por tanto tiempo. La actuación de West es, para mí, una de las mejores del año. Muchos tal vez no conozcan a Colette como escritora, pero se le considera como la más grande escritora francesa de todos los tiempos. Su obra más conocida es “Gigi”, que tal vez puedan ver su versión musical fílmica en las redes. Lo más importante es que la autora abrió puertas para que a las mujeres se les respete por su talento, y que, igualmente, se respete la orientación sexual de todos.

Sidonie-Gabrielle Colette 1 de marzo de 2019

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VÍCTIMAS Edjanga Divendu Jones Ndjoli

Hablaré para que me escuches y luego…desapareceré para que existas Cuesta asumir la intrahistoria de un cuerpo demolido y hecho añicos. Pedazos de carne, piel lisa estirada hasta desgarrarse, morados en la tez, mirada perdida hervida en la sangre… Cuesta escuchar lo que dice alguien que ha sido arroyado por una fuerza superior a sí mismo. Descarnado, fusilado en la mente por esa memoria que le azota en la que empezó a dejar de ser él o ella misma. Pero lo que más cuesta asumir es que uno mismo ha sido objeto de tal barbaridad. ¿He sido una víctima? Podría repetirme esta pregunta un millón de veces, y tal vez lanzar un sí porque en algún momento sentí un agravio por ser hombre, por ser mujer, por negro, asiático, blanco, piel linaza. Y asumiría el catálogo victimario con relajación sabiendo que hay una historia que me ampara: la de las injusticias, la de los muertos en campos de concentración, la de los estudiantes en Tiananmen... Y podría decir que soy víctima con el pecho hinchado al ser depositario del rigor y verdad que nadie me puede quitar. MI POTESTAD Y DERECHO. ¿Pero somos nosotros los que decidimos definirnos como víctimas? Puede parecer una pregunta poco importante, pero lo cierto es que la historia de los que han sufrido atropellos durante siglos no es fácil de escuchar y siempre señala con el dedo a unos frente a otros. Los hijos de los hijos crecen rehuyendo la vergüenza o la idea de que no tuvieron nada que ver: ellos no fueron los culpables de los crímenes “justificados” o no. Tal que así, que al final debe ser una institución a temporal por encima de la finitud de la existencia de nuestras vidas que pueda dirimir justicia en pro del equilibrio entre “hombres y mujeres” iguales. Pero en realidad el Estado, sus leyes y las instituciones que nos amparan solo nos cuentan parte de la historia entre dos de sus grupos protagonistas: los vencedores y los vencidos. El Estado solo reconoce como víctimas a aquellos que han sido depositarios simbólicamente de ser los damnificados de una guerra o disputa.

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Foto por Edjanga Divendu Jones Ndjoli


Foto por Pieter Hugo

La guerra solo confiere el estatus de víctima aquellos que han Estado al lado del bando ganador desde el inicio o en perjuicio de ello, los ganadores se apropian de las víctimas para introducirlas en su discurso “ganador” como prueba o herramienta moral dentro de su argumentario. Hay muchas más víctimas de las que oficialmente se dicen, hay millones de fosas comunes llenas de huesos calcificados que se unen como esquejes de árboles formando un solo cuerpo. Las víctimas solo pueden ser reconocidas en un discurso ganador, donde se ratifican los valores “del conquistador”. El relato se deforma y todos creemos ser partícipes de este “triunfo”. Sin embargo, un ejemplo, después de 500 años de esclavitud, colonización, y ahora neo-colonización ¿Qué somos los africanos, los negro-africanos? 62

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Es evidente que somos perdedores. Y es tan evidente que somos los perdedores porque no tenemos en la memoria registrado el momento de una guerra que se inició contra nosotros, contra nuestra existencia. Algunos ni siquiera asumen que hubo tal guerra, y que hubo y hay unos bandos que nosotros no creamos porque ni siquiera nos identificábamos con ellos. Ser negro o ser blanco. Podría mirar a un blanco con odio, como queriendo abalanzarme sobre su yugular y sacarle la sangre como un vampiro. Si alguien me preguntara diría, “él se lo buscó…”, pero lo víctima nunca sería yo, claro que no. Tengo miles de llagas, de esas que en cada latigazo hacían saltar las chispas de piel rojiza sobre el suelo, no las ves, pero las siento como pequeños gusanos de seda sobre mi espalda, y no las verás. Puede que nunca hayamos estado en el bando ganador, pero vendría bien recordar que nosotros no creamos ningún bando, no creamos ninguna guerra. 1 de marzo de 2019

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Pero sí que hemos participado en guerras, en favor o en contra de, en Cuba, Estados Unidos, en Francia en la Guerra Mundial, en Haití, Congo, Angola, Sudáfrica… ¿Siempre hemos estado en el bando perdedor? Sinceramente eso no me preocupa tanto… “1º regla para ser una víctima debes ser reconocido como un ser humano” Volviendo a las víctimas, creo que el tema de las víctimas tiene un doble sentido, como si fuera una figura ambivalente en el discurso político actual. Creo el Estado al apropiarse de la figura de la víctima y asimilarla en su discurso ganador de vencedores y vencidos los dota de un poder que tiene a su vez un sentido ambiguo, como devolver el golpe o agravio con la fuerza del poder del Estado para sentirse superior. Y aun siendo con las herramientas que preconiza todo Estado democrático, ¿qué clase de convivencia podría sustentarse en el olvido de unos sobre otros o con la acción del Estado de derecho con todo su poder como un mazo? El dolor es el gran ausente de este proceso, queda relegado a una prueba de un papel de un sumario, recopilado en números y datos. Pero al final, ¿quién escucha a quién? ¿quién asume el dolor de las víctimas? Tal vez ni siquiera ellas mismas, pero menos nosotros, individualmente, que estamos lejos o cerca. Hay una gran diferencia entre decir que algo ha pasado y asumir que ha pasado. El empoderamiento político de las víctimas tiene un punto que les dota no solo de una forma moral, sino como instrumento o razón coercitiva, de reclamación de recursos dentro del Estado y “poder”. En realidad, de esta forma “el débil” se convierte en fuerte. Lo creo porque creo que los Estados no están concebidos de un razonamiento plural de posiciones de forma natural, capaz de ser trascendente y generoso con todas las partes. Es más, estamos en un estado de competencia constante por los recursos que existen y presentarnos como “víctimas” es una parte más del argumentario: Yo, como mujer, en mí residen los años de la opresión, donde no podías trabajar o educarte. A expensas de una estructura patriarcal que me diera “el permiso” sin potestad de nada, los cuerpos violados, prostituidos… Yo como hombre siempre he sido parte del discurso ganador así que no puedo quejarme de nada. Aun siendo parte de este sistema, que ha explotado la vida que ha hecho de los hombres personas útiles de su sistema de explotación perverso, reduciendo en gran parte nuestra actitud a un instinto depredador. Al final todos somos víctimas del sistema porque el sistema no nos escucha. El sistema alimenta nuestra sed de compensación, entre vencedores y vencidos. Solo buscamos obtener el rédito de sentirnos reconocidos, a través de recompensas y gestos. Y en realidad, lo que importa, que es el dolor de cada uno, ese tenebroso relato, nunca llegamos a escucharlo. 64

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Es el dolor el gran ausento en este proceso de la composición política de una legitimidad institucional de una víctima, y sí está presente la ratificación de las estructuras de poder y sus señas. Así que hay tantas víctimas que lo son, como tantas que no lo son y cualquiera podría enfundarse el traje de defensor de las víctimas en busca de recursos, rédito público o lo que sea: feminismo, racismo, homofobia... Escucharnos y aceptar el dolor del otro es la gran tarea pendiente es el verdadero ejercicio que queda aparcado, tutelados por este Estado redentor que quiere a “todos por igual” seamos ganadores o perdedores. En realidad, solo queremos ganar, todos queremos ganar frente a otros; disputas personales o familiares; de trabajo; los blancos sobre los negros; los negros sobre los blancos; las mujeres sobre los hombres; los hombres sobre las mujeres; israelís sobre palestinos, asiáticos… En realidad, nadie quiere ser una víctima, porque a las víctimas de verdad nadie las escucha y su dolor es indisoluble e insoportable. Su relato no nos conmueve, nos genera miedo, pavor, pero, sobre todo, nos espeta la responsabilidad de tener que hacer algo y eso no nos gusta, para nada. “Yo no puedo asumir lo que me ha pasado, y si lo asumiera, si tuviera el valor, debería reconocer que no hay una fuerza superior que me escuche, que me ampare. Esperas que las cosas sean de otra forma, pero no. ¿Qué me pidan perdón? solo puedo quedarme con esa idea y asumir que todo pasó y asumir que la vida continua, aun lisiado, continua y no hay más…”

Foto por Pieter Hugo

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somos [las cosas perdidas en el silencio] Selección de poesía

Ana María Fuster Lavín II las cosas perdidas

The Banquet, Joshua Flint, oil on canvas, 48” x 60”

escucha tus voces con tanta calma y afán como sentarte frente a una hoja que, antes de morir, te cuenta la historia del árbol...

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what’s in a name? a veces un pétalo es una esperanza pintada de colores y recuerdos traviesos y un nombre es otro calendario para mi corazón. recorro sílabas, escalo sustantivos unos van, otros regresan por pequeñas treguas salgo a la calle cuando nadie me ve busco la montaña más alta de la ciudad y entro para preguntarle a todos ¿quién soy? como ayer, ¿o fue hoy? abrí mis alas sobre uno de los edificios sé que estuve allí cuando tuve el novio colorao ¿o era mi maestro de español? ¿estuve aquí? abajo algunos llegaron a observarme mientras arrojaba sueños como sonrisas sobre todos los chiquitines que van y vienen abajo, también, una niña me decía adiós con las manos bajé cantando mi canción de cumpleaños y le regalé una flor y ella a mí, un nombre ¿acaso el mío? llámame por cualquier nombre al fin de cuentas, ya perdí el mío.

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Del olvido y la tristeza “Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy. Peregrina de mí, he ido hacia la que duerme en un país al viento”. Alexandra Pizarnik

despertar de mi cadáver descubrir mi reflejo cada día más joven escuchar risas que muerden mi pecho hasta llorar sin saber por qué es como el olvido del amor, casi azul es un manojito de recuerdos perdidos antes de darme cuenta de que fui feliz escúchame, ¿fue la herida o el poema? buscar quién soy, qué fui, tal vez el vértigo que se escapa de cada palabra desertada de mi diario del arte de vivir, o morir, que son lo mismo que ser sombra cuando la mente se vuelve espuma evaporada minutos antes de recuperar un zigzag de cordura disculpa, ¿sabes quién soy?

cada día despierto niña en una habitación de nubes mi soledad es una jaula sin pájaros donde peregrino desde mí misma mientras los versos se suicidan en cada olvido en cada tristeza voy muriendo sin adjetivos sin abrazos hasta quedar dormida en una isla de humo ya te vas, ¿te acordarás de mí?

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Bright Reflections=, Joshua Flint, Oil on Wood, 24” x 24”

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Memory Palace, Joshua Flint, oil on wood panel, 24” x 24”

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este abismo canta grietas

resisto este abismo canta grietas por el que caen los trocitos de mí hacia las ventanas cerradas de mis manos otros, impregnados de ojos y torturas, se incrustan en las esquinas de mi habitación los observo para que no vuelvan a mí arrinconada los dejo ir, no tengo destino mi mente es una telaraña cansada y raída cada vez que quebró mi rostro y mi sexo cada vez como mi sangre y palabras sí, él me rompió la cabeza y el vientre intento entender por qué me pegaba fractura craneal, desgarro uterino, daños irreversibles, mi niña murió, me convertí en su memoria niña libre, niña madre, niña feliz, eterna tregua este abismo amnesia los golpes en la foto 5 x 7 él no está, ella, tal vez yo misma lo recortó cuando me pegó los huesos rotos masticaron mi masa encefálica dicen que soy catatonia de hembra ¿quién soy? soy tú que no naciste, somos nosotras, dicen que las mujeres nacieron para estar solas somos un papelito amarillo mi nombre y el suyo, hoy balbuceo ma má, ven, ma má, ven tengo una careta de vieja cuando me miro, espejándome labios ojos manos ella me sonríe y dice mami, soy tu hija me desviste, me mete en la bañera y río mientras cae el agua sobre mi espalda como lluvia sobre mujeres de papel empoderada 1 de marzo de 2019

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Sandcastles, Joshua Flint, oil on canvas, 48” x 48”

mañana ya no tendré nombre ni seré esa muñeca perdida calendario tras calendario seré astronauta o poeta, seré niña otra vez chapoteando cada recuerdo de esa mujer de la foto hasta quedar acurrucada en el último olvido y desaparecer ma má, ven, ma má, vencí los abismos ella me sonríe y dice mami, soy tu hija abrázame fuerte, que hoy no hay clase me enseña la foto y aplaudo risas somos pedacitos de sueños perdidos como lágrimas en la lluvia ma má, me digo frente al espejo sé que no existe él te mató en mí pero te invento cada día que muero hoy soy confeti con letras, y mañana, silencio

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Convocatoria Edición Especial Asuntos de Género La revista Cruce se encuentra en este momento recibiendo colaboraciones para la Edición Especial Asuntos de Género. Contamos con la colaboración de la Dra. Roxanna Domenech como editora invitada. Consideraremos reseñas de libros relacionados, así como todo tipo de texto o pieza artística que explore temas afines desde las siguientes disciplinas u otras (como acercamientos propios de la Arqueología, Teología, Antropología…):

Política y sociedad Arte Letras Cine El plazo para someter las colaboraciones es hasta el 8 de marzo de 2019. Invitamos a todxs lxs interesadxs en participar en esta convocatoria a enviarnos sus manuscritos y piezas. Las fotos, pinturas, entre otros formatos de imagen deben ser enviados en alta resolución. Los textos deben presentarse con el siguiente formato: Letra Times New Roman, 12 puntos, doble espacio, tamaño carta, en formato de Word, identificado con el o la autor(a). Los artículos no deben exceder de las 12 páginas. Las reseñas de libros no deben superar las 6 páginas. Los textos creativos tendrán un límite de 8 páginas. No se recibirán manuscritos que superen estos tamaños. Debe incluir una foto y una biografía del autor que no exceda las 200 palabras. Los textos y piezas deben enviarse a editorescruce@suagm.edu. Si se incluyen mapas, ilustraciones, tablas o cualquier tipo de gráfico explicativo dentro del documento, deben estar en alta resolución (en formato jpg o png con el título con el cual será identificado en la publicación) y el o la suscribiente debe contar con los permisos de uso o regirse por la Ley de Derechos de Autor. Para más información sobre la revista pueden visitar contactar editorescruce@suagm.edu.


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Ricardo Alegría: su voz como docente Nelson Arnaldo Vera Hernández

Homenaje póstumo al Prof. Leonardo López López1

Una de las universidades puertorriqueñas de estudios doctorales en Puerto Rico es el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y del Caribe (Centro). Este lugar ha contado con grandes personalidades puertorriqueñas formando estudiantes. Una de estas figuras lo fue el Dr. Ricardo Alegría. Estas letras tratan sobre la aportación del doctor Alegría como docente del Centro durante el periodo del 1985 al 1986. El asunto que presentamos, lo consideramos de valiosa aportación porque, al momento, se carece de estudios más allá de los realizados por la Dra. Carmen Dolores Hernández (2002) y el Dr. Pedro Reina (2003). El primero de los trabajos de referencia lleva como título Ricardo Alegría una vida. La doctora Hernández se centró en Alegría como administrador y antropólogo. Menciona algunos aspectos generales de su paso por el Centro. El segundo, bajo el título La semilla que sembramos, presenta una serie de entrevistas transcritas que le realizó el autor al estudioso. El doctor Reina enfoca la atención en las aportaciones de Alegría, desde diferentes aspectos de la vida profesional, personal, académica y hasta política. No obstante, 1 El colega falleció el 28 de enero de 2019 y este trabajo representa un homenaje póstumo quien fue uno de los discípulos de Don Ricardo. 76

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podemos abundar y ampliar en su faceta como docente del salón de clases, tanto en el caso de Hernández como en Reina. Hernández comenta poco sobre el profesor Alegría en el salón de clases. Prácticamente limita sus observaciones al aspecto administrativo del doctor Alegría en el proceso de desarrollo, dirección y propuestas sobre el Centro. No obstante, indica que Alegría buscaba una “institución pequeña en donde la enseñanza fuera especializada y que los profesores tuvieran una relación cercana con los estudiantes” (p. 370). Este elemento es importante al momento de analizar el por qué el Dr. Alegría había autorizado la grabación de sus clases. Es una muestra del acercamiento estudiantado profesor en el salón y de la relevancia de su rol como educador. Además, según Hernández, aunque el doctor Alegría fungía como Director Ejecutivo del Centro, se mantenía ofreciendo cursos en el salón.2 El curso principal que se menciona que siempre estuvo dictando era la primera parte del curso Cultura de Puerto Rico. En conversación con el profesor Leonardo López nos confirmó que ese fue uno de los cursos que tomó con el docente. Situación similar se observa en el trabajo del doctor Pedro Reina, en cuanto al rol de Alegría como docente 2

Alegría se mantuvo como Director Ejecutivo del Centro desde 1982 hasta el 2001.

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universitario. De hecho, el propio Alegría menciona su nombramiento y participación en el Museo de la Universidad de Puerto Rico, sin penetrar en aspectos como docente universitario del salón de clases. Aclaramos que en las preguntas de Reina no encontramos una alusión directa a la función como docente de Don Ricardo. Este aspecto en nada quita el mérito y lo extraordinario de las entrevistas que marcan con voz propia, el pensar de Alegría. Es observable cuando Reina especifica cuál era la motivación y objetivos que perseguía. Ante ello el trabajo que presentamos aporta al de Reina. Como hemos mencionado, este escrito toma de referencia al Dr. Ricardo Alegría. El trabajo realizado fue dirigido a un rescate de unas grabaciones en casetes. Deseábamos conocer exactamente qué se encontraba en las grabaciones y cuál era el objetivo del doctor Ricardo Alegría en cada una de estas clases registradas. Partimos del supuesto que estaban relacionadas con las clases de Historia y Cultura Puertorriqueña, preparación académica del profesor. El Prof. Leonardo López López, colega del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla había estudiado un bachillerato Sociología, realizó una maestría en Trabajo Social (era licenciado) y había iniciado estudios doctorales en el campo de la Historia. Previo a su retiro, nos hizo llegar una serie de casetes de sus cursos doctorales con el Dr. Alegría, quien había autorizado se grabaran sus sesiones de clases por entender que era material que debía ser de conocimiento general.3 López López es un conocedor y rescatista de materiales históricos, como fue el caso de películas de los años 60 con material didáctico para sus estudiantes. Nos conversó que 3 Esta forma de pensar del Dr. Ricardo Alegría es confirmada en el trabajo biográfico realizado por la Dra. Carmen Dolores Hernández cuando el antropólogo constantemente mencionó que era material de discusión y conocimiento de todo un pueblo. En el trabajo de Reina, por su parte, aunque no hay una mención directa, Don Ricardo hace saber la importancia de conocer sobre la historia y cultura puertorriqueña por todo el pueblo. 78

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tenía esas casetes y representaba un objetivo sin culminar: rescatar el sonido de referencia por ser fuente directa del Dr. Ricardo Alegría. Este es uno de esos casos en la vida que merecía ser escuchado porque son pocos los rescates de sonidos sobre figuras ilustres puertorriqueñas fuera de lindes políticos y por ser relevantes al desarrollo histórico cultural de un país. El Dr. Ricardo Alegría fue profesor, arqueólogo, antropólogo e historiador de Puerto Rico. Entre sus aportaciones principales a la cultura puertorriqueña fue crear el Centro. Con ello demostró su compromiso con la educación puertorriqueña. El profesor entendía que el Centro podría proyectar hacia el futuro su eterno compromiso con preservar, estudiar y afirmar la identidad puertorriqueña. Parte del trabajo del Departamento de Ciencias Sociales y de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla como entidades de producción de saber, es necesario rescatar del olvido este material inédito. Con ello en mente, se procedió a perseguir los objetivos siguientes: identificar y solicitar propuestas que fortalezcan este tipo de metodología de preservación de material; coordinar estudios de investigación socio-humanística con otras entidades gubernamentales, privadas y del sistema de la Universidad de Puerto Rico sobre el trabajo de Ricardo Alegría; poner a disposición de la dirección de UPRAg, otras unidades del sistema UPR, otras instituciones de educación primaria, secundaria y superior, entidades gubernamentales o empresa privada del peritaje de la facultad en el rescate y desarrollo de materiales pedagógicos; divulgar en actividades académicas, culturales, humanísticas y de creación donde se haga hincapié en el trabajo y obra del Dr. Ricardo Alegría. Los objetivos enumerados están a tono con propuestas de trabajos similares de rescate y protección de materiales inéditos de personalidades. De hecho, organizaciones internacionales han abierto propuestas para el desarrollo 1 de marzo de 2019

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de este tipo de ejercicios. Ante ello, procedimos a presentar una propuesta a la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades (FPH). La propuesta a la Fundación buscaba conseguir fondos para convertir el sonido de una plataforma análoga (casetes) a una digital en discos compactos. Algunos de los objetivos que se perseguían con la propuesta eran, primero, el proteger el material en una tecnología avanzada al siglo XXI; segundo, rescatar del olvido la forma de pensar del Dr. Ricardo Alegría como profesor universitario; tercero, aumentar el conocimiento de la obra de Don Ricardo Alegría; cuarto; y, sexto, fomentar inserción en la protección de material inédito de personalidades ilustres puertorriqueñas, entre otros. No obstante, luego de pasar por la presentación del proyecto, una entrevista con personal de la Fundación y el primer proceso de revisión, carecimos de éxito ante la cantidad de muy buenos proyectos a esta convocatoria, según indicado el Director Ejecutivo de la Fundación, el Dr. César Rey. A pesar de ello, el deseo del Departamento de Ciencias Sociales y nuestro, fue la motivación necesaria para continuar con el proyecto. Hacemos constar, que los sonidos están crudos y necesitan de una revisión técnica profesional que elimine ruidos y otros elementos, labor que hay que realizar en un estudio de grabación de sonido del cual UPR Aguadilla carece, pero rescatamos los sonidos a través de apoyo fuera de UPR Aguadilla. Por ello, reconocemos la cooperación brindada por el Sr. Esteban Butler de la Oficina de Audiovisuales de la UPR Arecibo y del Sr. Andrés Cucho Pérez Camacho de WRTU Radio Universidad de Puerto Rico. Estos recursos humanos y técnicos brindaron el apoyo ante las limitaciones existentes en la oficina de Audiovisual de UPR Aguadilla. De hecho, el Sr. Edwin Tavárez, técnico de la oficina de audiovisuales del recinto aguadillano, nos indicó que poseían el equipo pero que él desconocía cómo se utiliza y que le presentaron dudas relacionadas al derecho de autor de las casetes (al momento de consultar). Le aclaramos que sabíamos utilizar el equipo y que teníamos autorización del autor de los casetes. No obstante, decidimos continuar con el proyecto. En agosto de 2017, nos encargaron el curso SOCI 3265 Métodos de Investigación en las Ciencias Sociales. En este curso el estudiantado realiza un ejercicio práctico sobre cómo llevar a cabo una investigación social. Valeria Barreto y Celimar Pádua se dedicaron al proyecto en torno a don Ricardo Alegría. Ellas diseñarían una investigación bibliográfica bajo la mentoría del Dr. Carlos Mendoza Acevedo, catedrático asociado en Historia del Departamento de Humanidades de la UPR Aguadilla. Las jóvenes hicieron varios ejercicios a saber: 1) entrevistaron a un estudiante doctoral del Dr. Alegría, 2) buscaron datos biográficos del Dr. Alegría y, 3) escucharon una de las casetes para comprender el significado y conocer qué se discutió en la clase en ese día en particular. Sin embargo, a inicios de febrero de 2018, nos comunicamos con UPR Arecibo y Radio Universidad (WRTU) para realizar el ejercicio de rescate. El material de sonido entregado, categorizado y rescatado son 38 casetes del docente Ricardo Alegría. Constatamos que existen sobre 80 casetes de otro personal docente doctoral del Centro (Prof. Carmelo Rodríguez, Dr. Marcelino Canino Salgado, Dr. Luis Manuel Díaz Soler, entre otros) para 80

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el periodo del 1980 al 1990. Estos otros casetes serán trabajados por el personal docente del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla. Aclaramos que en este ejercicio el objetivo es directo sobre Ricardo Alegría, el profesor universitario y los demás están fuera en este momento, pero que esperamos poder trabajar con ellos en el futuro. Los temas se discuten en la forma universitaria graduada manteniendo la objetividad. Todos son sobre la cultura e historia de Puerto Rico. Incluye el periodo precolombino hasta la invasión estadounidense de 1898. Destacamos que el Dr. Alegría estaba muy comprometido con acabar con la deserción escolar. Como nos mencionan Barreto y Padua (2017), Alegría desarrolló un estudio (1988) con el propósito de determinar los factores críticos que propician la deserción escolar y la actitud hacia la escuela que poseen los desertores escolares puertorriqueños. Para realizarlo se seleccionó una muestra aleatoria de 1.000 sujetos del sistema público. Para recoger la información se utilizaron dos instrumentos o cuestionarios preparados por el investigador en las regiones de San Juan, Caguas y Ponce. Uno de ellos se le denominó actitud hacia la escuela (AHE) que medía los aspectos o áreas de leyes y reglamentos escolares y el otro se le denominó localización de causa o fracaso o deserción escolar. (Burgos, 1988) La cita previa muestra parte de las aportaciones de Alegría. Por ello analizaremos uno de los casetes rescatados. Utilizaremos el de la clase del 5 de junio del año 1986. Como mencionamos, se carece de recopilación de sonidos inéditos y directos del doctor Alegría como docente. De hecho, este trabajo representa el primero que trabaja con esa función de Alegría. Esto lo comprobamos al hacer una búsqueda de sonido en bibliotecas tradicionales, digitales y de medios. Ese día discutió los intereses estadounidenses de la política expansionista, que buscaban convertir en estados federados lugares del Caribe y Centroamérica. Interesante resulta el planteamiento del profesor, quien a través de datos, eventos y hechos históricos, demuestra que ello representaba la expansión de la esclavitud. El profesor esbozó que estos planes se detuvieron al llegar la guerra civil estadounidense, renovándose luego de terminada. Menciona la compra de Alaska por 7 millones 200 mil dólares ($7,200,000.00) y bromea sobre cuánto valdría hoy día con dos asuntos principales: los depósitos de petróleo, minerales y la posición militar estratégica. También menciona el interés de adquirir posiciones en el 1 de marzo de 2019

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Caribe, como fue la oferta de la compra de la isla de Culebra a España en 1876. España lo rechazó. Luego le ofrecen a Dinamarca la compra de Islas Vírgenes, pero también es rechazada. Al estar estos desaires, “aprovecha” la situación en República Dominicana donde el presidente Bienaventura Báez, considerado como “dictador” por Alegría, coincide con la política expansionista norteamericana. El objetivo que se buscaba era la anexión de Dominicana a Estados Unidos, como parte de la estrategia del presidente estadounidense Ulises Grant de “dejar su huella en la historia”. En ese momento el profesor Alegría menciona cómo la oposición dominicana utilizó varias imprentas del oeste borincano para preparar manifiestos 82

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que serían llevados a Dominicana. Entre las personalidades que destaca Alegría figura Lola Rodríguez de Tió. Asimismo, indica que en Nueva York y Washington la figura que más aporta a la oposición dominicana es Ramón Emeterio Betances. Explicaciones similares y detalladas son subsiguientes en la clase sobre la expansión hacia Cuba, al Pacífico dirigido a Hawái y hacia Europa. Indica que Estados Unidos realizó estos ejercicios para ponerse en condiciones similares y demostrar que es igual a los países poderosos de ese momento: Alemania e Inglaterra. Para ello era necesario, tener lugares fuera de su territorio continental para abastecer los barcos del combustible principal para los barcos de vapor: el carbón. Este ejercicio se realizaba a través de la invasión y conquista de territorios. Para ello era necesario preparar una marina mercante y militar, que le permitiría alcanzar su meta de convertirse en un país poderoso. Algunos datos interesantes de la clase del día son: primero, que para cada uno de estos eventos presenta datos precisos y explicativos de cada hecho histórico. Segundo, las constantes preguntas al estudiantado a través de un proceso socrático. Tercero, la comparación continua de la situación de ese momento histórico con lo que estaba ocurriendo en Puerto Rico. Cuarto, la aportación del estudiante doctoral López López al comentar sobre dos aspectos principales: 1) la concepción de Estados Unidos de sentirse la nación elegida, confirmado por el doctor Alegría, quien abunda al respecto; 2) una teoría sociológica que hablaba de las especies poderosas o el “Darwinismo Social”. Como conclusión del análisis de esta grabación, el doctor Alegría preparó al estudiantado, a través de un marco histórico, lo que va a ser el asunto de discusión más adelante: la invasión estadounidense a Puerto Rico en 1898. Una de las aportaciones principales de toda biblioteca es ser centro custodio de materiales históricos de diferentes medios. Nos consta que la Biblioteca Enrique A. Laguerre de la UPR Aguadilla posee una colección única de fotografías, sonidos, vídeos, colecciones personales, colecciones particulares e investigaciones académicas. También que sus servicios van a una colección inmensa de circulación y referencia que aportan a la comunidad interna y externa al campus universitario. Ante ello, consideramos que debe ser la Biblioteca Laguerre, la que custodie el material que ha sido convertido y rescatado de manera digital para las futuras generaciones de estudiantes e investigadoras. Hoy hemos rescatado el sonido de una fuente primaria, original y directa de una de las figuras puertorriqueñas de mayor valor cultural. Don Ricardo Alegría será recordado por su aportación histórico cultural nacional e internacionalmente. Las 38 casetes con duración entre una y tres horas cada una, representa un legado para las futuras generaciones de puertorriqueños y puertorriqueñas. Recomendamos el transcribir la totalidad de las grabaciones a través de un proyecto investigativo colaborativo y presentar propuestas de fondos para continuar con en estudio del trabajo de Dr. Ricardo Alegría como docente. Con ello aportaremos a preservar el legado de este estudioso y prócer puertorriqueño. 1 de marzo de 2019

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Referencias Alegría, Ricardo. (1981). El uso de la incrustación en la escultura de los indios antillanos. San Juan: Centro de estudios avanzados de Puerto Rico y el Caribe. ________ (1984). Descubrimiento, conquista y colonización de Puerto Rico. San Juan: Colección de Estudios Puertorriqueños. ________. (1986). Curso de Cultura Puertorriqueña. San Juan: Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y del Caribe, 5 de junio. ________. (2006). “El Cincuentenario del Instituto de Cultura Puertorriqueña”. Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Álvarez, J. R. (1974). Diccionario de Literatura Puertorriqueña. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña. Barreto, Valeria y Celimar Pádua. (2018). Estudio sobre las aportaciones del Dr. Ricardo E. Alegría a la educación del país en la época del 1980. Propuesta de Investigación Subgraduada de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla. Burgos López, V.M. (1988). Factores críticos que promueven la deserción escolar en la educación Puertorriqueña. Cancel, J. L. (2010). “Ricardo E. Alegría: Fundador de institutos y políticas culturales”. Revista del Instituto Cultura Puertorriqueña. Hernández, C. (2002). Ricardo Alegría una vida. San Juan: Editorial Plaza Mayor. Primera Hora. (2011). “Su nombre es la cultura en vida”, Primera Hora, disponible en su versión digital en el enlace http://www.primerahora.com/entretenimiento/farandula/nota/ ricardoalegriasunombreeslaculturaenvida-524321/ Reina Pérez, Pedro A. (2003) La semilla que sembramos: autobiografía del proyecto nacional. San Juan: Editorial Cultural. Vera Hernández, Nelson. (2017). Propuesta a la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades ________. (2010) Entrevista a Leonardo López López en oficina docente en la UPR Aguadilla.

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1 de marzo de 2019

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SYLVIA BOFILL, ARIADNA GODREAU, IRIS ALEJANDRA MALDONADO

7 DE MARZO, 1 - 2:20 PM ANFITEATRO MUÑIZ SOUFFRONT 1 de marzo de 2019

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ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES, HUMANIDADES Y COMUNICACIONES

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