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Opinión: Georgina Gutierrez Rodríguez

Se busca culpable

Georgina Gutiérrez Rodríguez Mujer Ganadera lavidalactea1@gmail.com

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Sigue siendo noticia que en días pasados, varios estados anunciaron que seguirían los pasos del Congreso de Oaxaca en torno a la Ley de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, y varias leyes relacionadas, para que se sancione, con multa o arresto, la venta, donación o regalo de alimentos chatarra y bebidas azucaradas a menores de edad, y no tardará en llegar al Senado para que esta idea se aplique a nivel federal, aprovechando que durante los últimos días se ha repetido hasta el cansancio que los alimentos de alto contenido calórico son culpables de que México sea el tercer país con más muertes por la enfermedad Covid-19, aunque menos de la mitad de las personas fallecidas hayan tenido una condición de obesidad o padecido diabetes o hipertensión. Estamos muy por arriba del promedio en la tasa de letalidad (3.6% es la tasa mundial, en México es más del 10%) y a la gente se le dijo que no se atendieran, que no acudieran a los hospitales, pero el gobierno ya señaló a un culpable, punto. No quiero entrar en los detalles de esto, porque seguramente han visto esta noticia en todos los medios, pero una vez más, el populismo, la improvisación y la falta de análisis han ganado, pues merecerás ir a la cárcel por darle a tu hijo, en tu casa, unas papitas y un refresco, pero no por darle una torta de tamal acompañada por un atole de masa y unas quesadillas fritas de tierritas. Desconozco cómo vigilarán cada rincón del país, a cada uno de los más de 120 millones de habitantes que son completamente libres de comprar y consumir los productos que el mercado ofrece. Han encontrado un culpable y no es el consumidor, que decide sobre su cuerpo y su salud, y la de sus dependientes, sino quienes venden y fabrican o producen dichos productos. Es decir, las empresas, sean las grandes multinacionales o el tendero de la esquina, pero también puede ser quien se quedó sin trabajo y decide no delinquir y mejor vender dulces o pan en la calle.

Además, se está aprovechando que se aproxima la entrada en vigor de la nueva ley de etiquetado de alimentos que considero incompleta, pues hay muchos más elementos a considerar para consumir o no un producto. No es posible que un refresco sin calorías y obviamente, sin nutrientes, sólo lleve la recomendación de que no es apto para niños, mientras que una leche saborizada, que aporta proteína y otros nutrientes esenciales, llevará sellos como si se tratara de una golosina. El queso, que también aporta proteína y es benéfico para la salud, llevará sellos de alerta por sodio, como lo harán las frituras. Ahora, las empresas tendrán que buscar maneras de reformular sus productos, lo que nos llevará a tener una oferta de productos aún más procesados, aunado a un alza en el precio al consumidor por los costos de reformular o por la disminución en las ventas y gracias a ello, más personas podrían quedarse sin empleo. En el número pasado escribí sobre el decálogo del Presidente, donde nos invitaba a no enfermarnos, pero también a comer mejor, y comenté que para eso estamos los ganaderos y agricultores, porque somos responsables de proveer de proteínas, cereales, frutas y verduras al país, pero no podemos hacer maravillas. El campo necesita mucha inversión y dentro de la crisis en la que ya estamos, el campo se mantiene con resultados positivos, porque todos tenemos que comer, seamos presidentes, ciudadanos, médicos, merolicos o bandidos. Para producir más, para que más gente tenga acceso a alimentos más saludables, se necesita impulsar la productividad de miles de productores. El gobierno podría haber ayudado al campo al no recortar el presupuesto, para empezar, y podría ayudarnos a tener acceso a herramientas como la ingeniería genética y a no prohibir productos que, de acuerdo a la ciencia, son seguros de usar, como el glifosato. Al rato nos van a echar la culpa de que no producimos lo suficiente, o de que estamos subiendo los precios, pero no se van a detener a pensar que tooooodos nuestros insumos están subiendo de precio, que los intereses son carísimos en comparación a otros países, que si nos quitan herramientas tenemos que sustituirlas por otras más caras,y que desde hace mucho tiempo, hacemos lo que podemos.

Debería gustarnos esta iniciativa, porque aunque lo dudo, podría generar más consumo de nuestros productos, pero debo destacar que, si bien nosotros ofrecemos alimentos saludables y de calidad, no somos responsables de la forma en que se consuman, porque producimos maíz, un producto que el Presidente promueve como la base de la dieta mexicana, pero nosotros no somos los culpables de que este cereal se convierta en tortillas, pan, tamales, fritangas y garnachas, ni que la carne de cerdo se convierta en carnitas, y lo digo para que luego no nos echen la culpa de esto también.

Está por iniciar el ciclo escolar y la programación incluye una nueva materia que se llama “vida saludable”. Ojalá sea el inicio de una educación hacia los niños y la formación de una cultura diferente, en la que se enseñe no sólo a comer mejor y a tener más actividad física, sino a crear un balance, porque las prohibiciones nunca han dejado nada bueno y por ello necesitamos una cultura de libertad en la toma de decisiones y aceptación de la responsabilidad de cada elección que hacemos, porque si yo me como un pastelito, será mi responsabilidad y no de quien me la vendió, ni regaló, ni de quien la produjo, una cultura donde no haya necesidad de lanzar ideas populistas y absurdas al aire que tendrán repercusiones más allá de la disminución del consumo de ciertos productos que en primera instancia, afectan a las empresas y sus empleados, pero también contribuyen a generar incertidumbre en cuanto a las inversiones privadas, que tanto vamos a necesitar en esta recesión.

Mientras tanto, se ha encontrado un culpable y es el sector privado, porque es más fácil acusar a alguien más que asumir la responsabilidad de no tener un plan integral para enfrentar los problemas que quienes aspiran al poder ya deberían conocer, porque durante la campaña se critica todo lo que hacen aquellos a quienes quieren reemplazar. Quienes nos gobiernan ahora, ofrecieron soluciones para todo y mucha gente creyó en ellos, y siguen teniendo esperanza, porque sí, las pasadas administraciones tampoco es que hayan hecho mucho, pero este gobierno sabía, por ejemplo, que en muchas comunidades no hay agua potable y que por ello, se consumen refrescos y jugos en lugar de agua. Existe un impuesto que ya pagamos por el consumo de alimentos y bebidas chatarra, medida que en su momento criticaron, y este gobierno pudo haber diseñado un plan para de verdad ejercer esos recursos en la atención de los pacientes de enfermedades relacionadas a su consumo, pero lo que hemos visto es que hay escasez de muchos medicamentos y tratamientos para todas las enfermedades, porque es mejor tener un tren, que niños con quimioterapias, y es más fácil culpar a las farmacéuticas.

Termino con dos preguntas que todos debemos hacernos, porque es el principio de uno de los males que más nos afecta como sociedad, además de querer culpar a otros de todo como hace este gobierno, que es no respetar la ley: Vender o regalar una golosina a un niño será violar la ley, pero si se hace cuando no haya nadie vigilando, dentro o fuera de casa, porque es imposible que se vigile a todos, ¿no se le está enseñando a ese niño que se puede violar la ley?, y entonces, si desde niño aprende ésto, ¿qué le impedirá violar otras leyes mientras no lo “cachen” a lo largo de su vida?

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