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Las cuencas lecheras Sur Sureste
Las “cuencas lecheras” del Sur y Sureste del país, cuya creación fue uno de los ofrecimientos que hizo el presidente López Obrador desde su campaña, comenzaron a hacerse realidad a mediados de marzo al quedar listos los convenios para los estados de Tabasco, Chiapas y Veracruz, en los que participan el gobierno federal y los estatales, la banca privada, empresas lácteas nacionales de gran calado así como ganaderos, al protocolarizarse su firma en los dos primeros, quedando al parecer pendiente el tercero por la epidemia de covid-19. Como quiera, ya están puestas las bases para un nuevo intento de producir leche en el trópico a gran escala y con una “logística”, es decir, con procedimientos coordinados, que supuestamente ahora sí permitirán que sea un negocio rentable y sostenible en el largo plazo.
El proyecto abarca todo o la mayor parte de lo que es necesario para que funcione el negocio de la leche, desde el crédito y la asistencia técnica hasta los canales de comercialización del producto, incluyendo la inyección de genética para que se trabaje con las mejores razas y cruzas adaptables al medio.
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Sobre el crédito, no se ha informado de qué monto será para cada ganadero, pero sí que estará disponible para aquel que tenga de cinco vacas en adelante. El plazo será flexible y, para los pequeños y medianos productores, la tasa irá de 8.5% a 12% anual. El contrato será con bancos comerciales, pero éstos manejarán dinero aportado por los Fondos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) del Banco de México y por los gobiernos de los estados. ¿Cuánto habrá para cada estado?, eso dependerá de cada gobierno; por ejemplo, el de Chiapas puso para la primera etapa 15.3 millones de pesos, pero como el acuerdo fue que la banca aportaría 3.15 veces la suma que pusiera el gobierno estatal, la cantidad en ese estado llega a 48.5 millones. El crédito al productor podrá ser de avío (para los gastos diarios del alimento, el veterinario, etc.) y refaccionario (para infraestructura, equipo y animales).
Además de fondear a los bancos comerciales con tasas bajas, los FIRA aportarán la garantía de riesgo compartido a 50%, apoyarán la garantía del Fonaga, bonificarán dos puntos porcentuales a los ganaderos puntuales en sus pagos y darán recursos para capacitación, tecnología y asesoría técnica personalizada. El plazo para pagar el crédito será flexible, dependiendo de la tasa que se haya contratado y de los ingresos que vaya obteniendo el beneficiario.
Hasta el momento no se ha informado de algún procedimiento para que los ganaderos interesados se inscriban en los proyectos de “cuencas lecheras del Sur-Sureste”, pero en Chiapas, por ejemplo, se dijo que se tienen “identificados” a 127 productores que podrían integrarse, y que la meta para el año próximo será llegar a 4,500. Habría que aclarar que no se trata de lo que se conoce habitualmente como “cuencas”, que sería una concentración en un determinado punto geográfico (como son La Laguna en Coahuila-Durango y Tizayuca en Hidalgo), sino más bien de un conjunto de regiones de cada estado. En Chiapas esos 127 ganaderos –cuyas “necesidades de inversión inmediata”, se dijo,
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llegan a casi 44 millones de pesos– se distribuyen en las tres zonas consideradas lecheras: Norte (municipios de Tecpatán, Catazajá, Juárez, La Libertad, Oztoacán, Palenque, Pichucalco y Reforma); Centro-Fraylesca (Ángel Albino Corzo, Cintalapa, Jiquipilas, La Concordia, Ocozocoautla, Villa Corzo y Villa Flores), e Istmo-Costa (Arriaga, Tonalá, Pijijiapan y Mapastepec). Con 433.7 millones de litros anuales, cuyo valor a puerta de corral es de 2,257 millones de pesos, Chiapas es el octavo productor nacional de leche con 3.6% del total.
En la “inversión inmediata” que se requiere en ese estado, dijo la secretaria de asuntos agropecuarios, Zaynia Andrea Gil Vázquez, el día de la firma del convenio para la creación de la cuenca, el 24 de marzo, está la compra de ordeñadoras y tanques de enfriamiento, así como la contratación de médicos veterinarios que hagan el barrido de tuberculosis y brucelosis en los municipios de la zona “A”.
Comercialización con equipos de Grandes Ligas
El consumo “aparente” de leche en México, esto es, la cantidad que se requiere para satisfacer la demanda de la población en un periodo determinado, es de alrededor de 16 mil millones de litros anuales, de los cuales unos 12 mil millones se producen en el país y lo demás (25%) se tiene que importar, en su mayor parte en polvo para ser rehidratado aquí. A menudo se ha dicho que para que México sea autosuficiente en leche es necesario producir el faltante en las regiones tropicales, que cuentan con agua y pasto en abundancia, al contrario de lo que sucede en las tradicionales zonas lecheras. Aunque no se ha hablado acerca de si las nuevas cuencas del sur y el sureste basarán la producción en granos o en pastura, podríamos pensar que la dieta de las vacas tendrá una mayor proporción de forraje verde, pues, aunque los pastos tropicales no sean tan nutritivos como la alfalfa, sí son abundantes y se dispone de ellos durante todo o casi todo el año. No parecería rentable una lechería tropical a base de granos, porque además las vacas no los aprovechan igual que en las zonas templadas; ni siquiera es posible tener vacas tan altas productoras, porque no resisten el clima y los parásitos. Pero sí se pueden conseguir niveles aceptables de producción y rentabilidad con las vacas y la dieta adecuadas para el trópico, como se ha demostrado en algunas ganaderías. El escollo más importante en las regiones tropicales parece ser la comercialización. Hoy día la salida más común de la lechería tropical es a través de la elaboración de quesos. Se podrían añadir otros derivados y una promoción que lleve a un mayor consumo de leche fresca, pero aquí topamos con que el mercado de las regiones tropicales está limitado por el bajo ingreso de la población y también por la falta de costumbre de consumir una cierta variedad de lácteos. Por razones de distancia, falta de infraestructura industrial y también de calidad es difícil pensar en llevar pronto los lácteos del sureste a los grandes mercados del país; sin embargo, sí se puede incursionar en el mercado local y regional de las propias cuencas.
Tres grandes empresas privadas del sector se han sumado al proyecto de las cuencas del sur-sureste: Lala, Nestlé y Danone. Se espera que su experiencia y conocimientos técnicos acompañen a los ganaderos de las nuevas cuencas para que puedan resolver el problema de la comercialización, que está muy vinculado al de la calidad e inocuidad de la leche, dos aspectos que dichas firmas dominan ampliamente. Cada una de ellas trabajará de manera distinta. Nestlé
es una vieja conocida en el sureste, pues lleva más de 60 años comprando leche a los ganaderos, recibiendo por ello las gracias, pero muchas veces también acusaciones de “coyotaje” y de pagar precios miserables, denuncias no siempre justas ya que no se piensa en las rutas tan difíciles que se requiere seguir para llegar a puntos apartados, o en la calidad, en ocasiones más que dudosa, de la leche que se pretende vender. Esta empresa de origen suizo ha dicho que apoyará las cuencas incrementando sus compras a pequeños y medianos productores. En Chiapas, anunció Ramón Eduardo González, director de Agronegocios de la empresa, ampliará sus rutas para aumentar la compra de los actuales 1.3 millones a dos millones de litros anuales.
La francesa Danone, por su parte, comenzará en Tabasco un proyecto piloto de compra de leche a productores de escasos recursos, de manera similar a como lo ha hecho en los Altos de Jalisco con su programa Margarita, que otorga asistencia técnica y adquiere la leche de cerca de 400 pequeños ganaderos. Este programa ha sido premiado como el más sostenible de la empresa en todo el mundo. La mexicana Lala, por su parte, se asociará con la empresa Lácteos de Chiapas (Pradel) para implantar un sistema de acopio, procesamiento y comercialización de la leche de más de mil ganaderos de las regiones ya citadas del estado para alcanzar, en una primera etapa, la comercialización de entre 15 mil y 25 mil litros diarios. Según Antonio Hernández, vicepresidente de Manufactura de Lala, los ganaderos chiapanecos enviarán su producción para que sea procesada como leche
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ultrapasteurizada UHT con la marca Mileche, que será comercializada por la fuerza de ventas de la compañía en todo el sureste.
Durante la firma del convenio en Villahermosa, Tabasco, el 18 de marzo, el gobernador Adán López Hernández anunció que empresarios del estado construirán en el municipio de Cárdenas una deshidratadora de leche y que ganaderos de Macuspana, Balancán y Centro establecerán centros de acopio en dichos municipios.
Y en cuanto a la genética, varios criadores de registro están más que dispuestos a entrar al proyecto de las cuencas, como José Camacho del Rincón, de Ganamarca, y Jaime Mantecón, de la finca El Rosario (Arriaga, Chiapas). Este último dijo estar dispuesto a donar las dosis de material genético que hagan falta para que los ganaderos interesados dispongan de ganado adecuado para la producción de leche. En la firma del convenio en Tuxtla Gutiérrez estuvo presente, por parte de la oficina de la Presidencia de la República encabezada por Alfonso Romo, el señor Jaime Mijares. Él recordó que un año antes, junto con Mantecón y Luis Niño de Rivera, presidente de la Asociación de Bancos de México –quien atendía la reunión por teleconferencia desde la capital del país, pues ya se recomendaba no hacer viajes por la epidemia–, “estábamos aquí en Chiapas hace un año platicando sobre la posibilidad de una cuenca lechera en el estado, que hoy comienza a hacerse realidad”.
Como se ve, por entusiasmo no queda. El tiempo dirá si los proyectos funcionan como fueron planteados.