/ Issue No. 34 ‘YOAKE: EL ETERNO AMANECER MUSICAL’/
Cierto es que se reconoce dentro de la cultura popular que la música de un opening de anime usualmente tiene ciertas características que encajan dentro del J-Rock, incluso dentro del metal. Pero eso se debe a que los animes más populares son del género shōnen (estilo dirigido a adolescentes hombres), los cuales usualmente son de peleas y acción. Entonces su música será de esas características. La música en un opening es tan variada como sus temáticas; habrá música más rápida, guitarrosa para las series de acción pura (Saint Seiya, Full Metal Alchemist) y habrá música romántica para series más enfocadas en temáticas mágicas o amorosas (Card Captor Sakura, Sailor Moon).
-“LOS OPENINGS SE
VUELVEN UNA PIEZA EN SÍ MISMA: PUEDEN LLEGAR A SER INCLUSO MEJORES QUE EL ANIME”Es importante también notar que la música se puede usar para el efecto contrario. Se puede musicalizar el opening de un anime en extremo violento y gore con un aria de una ópera (Elfen Lied). Lo que sí se puede generalizar es que un opening buscará ser épico, grandilocuente y capaz de permanecer en tu memoria para siempre. Varios openings ya se encuentran en el material genético de varias generaciones de mexicanos, incluso me atrevería a decir que muchas de esas canciones tienen repercusiones a nivel mundial. Es interesante observar cómo es que el anime y la cultura japonesa en general se vuelve influencia de lo que acontece en la música a nivel mundial y responde a una cuestión cíclica; muchas expresiones artísticas japonesas son respuesta directa de lo que sucede en occidente. El ejemplo que salta a la mente en este momento es la colaboración en diversas ocasiones del artista visual japonés Takashi Murakami y el rapero estadounidense Kanye West. Así el círculo se cierra al darnos cuenta que la respuesta de lo que alguna vez fue influencia en oriente se vuelve ahora influencia para occidente. ¡Qué ironía!
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Desde hace más de 40 años la televisión infantil mexicana se ha visto sutilmente invadida por productos provenientes de la tierra del sol naciente. La transmisión como experimento de Astroboy a mitad de la década de los 70 y su éxito, abrió la puerta a animaciones niponas como Meteoro o Mazinger Z. Desde entonces la dosis de animes se ha mantenido constante en la juventud mexicana. Hay quienes quedan atrapados y se adentran mucho más en ese mundo; esto ha propiciado la proliferación de convenciones y eventos en torno a la cultura de Japón. En general la influencia de oriente ha dejado su semilla en todos los que fuimos niños desde esa década de 1970 hasta la actualidad. ¿Qué es lo primero que te atrapa en un anime? Hay varios elementos que pueden ser los que te llamen la atención. Podrá ser el diseño de los personajes, la historia, alguna escena que viste por ahí o incluso que alguien te la haya recomendado. Pero en definitiva lo que captura tu atención es que cuando la pongas, el opening te atrape y te amarre a tu asiento por los siguientes 24 minutos y lo haga de nuevo cada vez que veas un nuevo capítulo. La importancia de la introducción de la serie es tan vital para el anime que tiene la capacidad de adherirte a su historia y, finalmente, te conviertas en un fiel seguidor. Los openings se vuelven una pieza en sí misma: pueden llegar a ser incluso mejores que el anime como producto general. ¿No crees que un intro sea tan trascendental? Hagamos un experimento: En alguna reunión de amigos, si volvemos a tenerlas, comienza a cantar “El amor siempre va sin razón…” (Ranma ½) o “Shala, head shala…” (Dragon Ball Z). Verás cómo todos comienzan a cantar al unísono. Esto se puede sustituir con el anime de tu elección, según la edad promedio de los asistentes de dicha reunión; incluso podría ser: “Tengo que ser siempre el mejor…” (Pokémon). Un opening normalmente es en extremo pegajoso y se incrusta en lo más profundo de nuestra mente, hayas visto dicha serie o no. Es necesario destacar que una parte fundamental de cualquier producción audiovisual es la música, no podríamos pensar la escena de la muerte de la protagonista en Psicosis (de Alfred Hitchcock) sin esos violines tan memorables. La música es tan incisiva en nuestra memoria que cada que vemos una aleta de tiburón nos viene a la mente una tonada con un chelo. De igual forma, la construcción de un opening para un anime echa mano de la música de forma muy acertada. Las piezas musicales que se usan para un anime responden directamente a diversos factores. Desde la historia de la serie, al género y tono que tenga la producción, hasta el contexto histórico, pues no es lo mismo Dragon Ball (1986) o One Punch-Man (2015).