Rolando Reyes López Esta vida será otra después del año 2020, los rostros serán otros, el tiempo, la risa, la vejez, las pretensiones, los estados de conciencia el concepto de cotidianeidad, el concepto de distancia... los conceptos de ausencia y realidad. El universo retrocedió, hoy supe que hay nombres que ya no existen; esos nombres no pertenecen a los soldados de la guerra; hablo de los nombres de personas que amé... y me amaron: enfermeras y doctores, recepcionistas, laboratoristas, médicos forenses, choferes de ambulancia, bibliotecarias, hermanos fraternos, voluntarios de la Armada, camilleros. Esas personas están lejos, muy lejos, la muerte me las arrebató. Esta vida perdió sus puntos cardinales; cayó en un silencio aterrador y enfermizo, está triste, demasiados gritos de agonía rompieron su quietud. Me duele este silencio inmortal, las ciudades lloran sus lágrimas y la carencia de aromas extrañan la suela de zapatos, los cuerpos de los enamorados en el parque, los bulevares con hombres y mujeres. Una eternidad de muerte disfrazada de covid escala hasta las azoteas, vierte el tiempo para la nostalgia y regresa a su antiguo e infinito universo del dolor. Me duele la sonrisa que se disuelve en la pantalla de mi móvil, ahora es un recuerdo que se reclina sobre el vidrio y no llega a la cama para vivir conmigo dentro de esta casa. 42