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LA GASOLINA EN MÉXICO

La historia de las gasolinas en México ha tenido varios cambios a través del tiempo. Desde la Expropiación Petrolera hasta el momento actual, México ha venido modificando la composición de los combustibles, por un lado, con fines ecológicos y por el otro con objetivos prácticos.

El 18 de marzo 1938, Lázaro Cárdenas llevó a cabo la Expropiación Petrolera, unos meses después (7 de junio), se creó la empresa estatal llamada Petróleos Mexicanos (Pemex). A partir de esa fecha, México inició actividades produciendo su primer combustible para motores, una nafta destilada del petróleo que en 1940 se llamaría Mexolina, con un octanaje de 70 octanos.

En los años 50, con la llegada a México de gran cantidad de autos americanos y alemanas, se especificó que el tipo de combustible que estos automóviles necesitan debe tener un mayor octanaje que el que hasta entonces había ofrecido Pemex, por lo que la petrolera, lanzó al mercado la Supermexolina, llegando así, por primera vez, a una gasolina de 80 octanos.

Con el boom automotriz, las necesidades fueron cambiando para dar más poder a recién diseñados automóviles; en 1956 salió a la venta Gasolmex, combustible de 90 octanos, en los 60, se introdujo en el mercado la Pemex 100, de 100 octanos. Hasta aquí, Pemex y el mercado mundial buscaban una gasolina que diera más potencia a los motores, dejando de lado la parte ecológica y la salud de las personas. De 1966 a 1973 se comercializaron cuatro tipos de combustibles, con los que el conductor hacía una mezcla para llegar al octanaje deseado por su automóvil.

En los 70, con el fin de homologar la producción y la demanda del mercado, se descontinuaron estas cuatro gasolinas, dejando solo dos: Nova, de 85 octanos y Gasolina Extra, de 94. La medida se tomó más por cuestiones de mercado y producción que por temas ecológicos, ya que seguían conteniendo altos niveles de plomo.

En temas de contaminación México demostraba poco interés, ya que al ser la potencia y el octanaje lo importante al

Notas

momento de producir estas gasolinas, se descuidaba la salud y el medio ambiente, con emisiones nocivas para la salud.

En los años 80 se tomó conciencia del daño al medio ambiente; Pemex decidió introducir un producto con menor contenido de plomo, reduciendo en sus gasolinas el Tetraetilo de plomo, todo esto después de conocer el daño provocado en la capa de ozono de la atmósfera. Se reformuló la Nova. En los siguientes cuatro años, alrededor de 1986, Pemex presentó la Nova Plus y la Extra Plus; con el mismo octanaje, pero menos plomo.

El gran cambio se dio en 1990 con la publicación de un estudio sobre la calidad del aire en la Ciudad de México. La gasolina de manufactura nacional contaba con concentraciones intolerables de contaminantes, pues al momento de quemar la gasolina, el humo salía con las partículas de plomo y, al llover, éstas caían con el agua. Se decidió eliminar el plomo en la gasolina, lo que originó la presencia en el mercado de la gasolina Magna Sin (sustituyendo a Extra plus).

Al disminuir el uso de plomo en las gasolinas, se tuvo que encontrar un sustituto para mantener los niveles de octanaje; para ello se utilizó un químico llamado Metil-trebutil-eter (MTBE), líquido inflamable e incoloro que se añadía a la gasolina para aumentar la eficiencia del combustible y reducir la contaminación. El MTBE tiene 110 octanos por lo que su mezcla permite aumentar el octanaje y disminuir la contaminación que era común con otros compuestos más nocivos.

En 1991, con la llegada de la gasolina Magna hubiera sido necesario dejar de utilizar la gasolina Nova; pero no es hasta 1997 cuando esta última sale del mercado, a tiempo que apareció la Premium. Estas dos llegaron con la novedad de que son libres de plomo: Magna, de 87 octanos y Premium, de 92 octanos, pero, aún tenían un contenido elevado de azufre, por lo que en 2003 comenzó la producción de gasolina con bajo contenido de azufre.

En 2017 vienen a México, por primera vez, gasolinas que no pertenecen a Pemex con diferentes tipos de calidades, por ello se emitió la la NOM-016-CRE 2016, para regular el mercado actual y el que se avizora.

Entre los tipos de gasolinas que hay en México, se pueden encontrar:

• Gasolina Pemex Premium a 91 octanos.

• Gasolinas con biocombustibles que usan hasta 10% de Bioetanol, haciéndolas más limpias.

• Gasolinas con octanajes de hasta 93 octanos.

• Gasolinas de 91 octanos, pero que ya no usan MTBE, sino que obtienen su octanaje a través de un proceso más puro de refinación.

Hoy el panorama es más complejo, debido a que la alta demanda de gasolina y la falta de importadores ajenos a Pemex complica el conseguir el producto, lo que ha provocado un mercado ilícito, combustible adulterado que bien puede generar problemas a los autos y la salud de los habitantes.

Mientras que en otras regiones la electrificación va avanzando poco a poco, en los países como México tenemos un alto rezago en producción de electricidad limpia y de transmisión eléctrica. En un escenario hipotético uno se pregunta ¿qué ocurriría si el 10% del parque vehicular en México se conectara a la luz?; seguramente no tendríamos la energía suficiente para so- portar la demanda. Por eso, lo que se visualiza es que los autos eléctricos no avanzarán a la misma velocidad que en países más desarrollados, lo que traerá la necesidad de seguir dependiendo de la gasolina, por al menos 40 años más; pero ¿qué hay de la reducción de gases emitidos por combustibles fósiles? Para esto se deberán tomar medidas similares a las siguientes:

1. Ampliar la comercialización de vehículos a motor de combustión interna más eficientes.

2. Empezar a probar el uso de biocombustibles mezclados con gasolinas.

3. El uso de autos híbridos.

Si bien el uso del MTBE fue revolucionario en su tiempo, en la actualidad se conoce más a fondo, y se sabe que contamina los mantos acuíferos. Por esta razón, el manejo de compuestos como el Etanol podría ser el futuro, a corto y mediano plazos, para reducir la contaminación del aire y del agua.

La calidad de las gasolinas, el medio ambiente y la salud de las personas dependerán de las políticas públicas que regulen en el país este combustible.

Flory Anette Dieck Assad Luis E. González Piceno

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