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LOS RETOS DE LA SOSTENIBILIDAD Y LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA DE PEMEX
El Comité de Riesgos de Pemex publicó en octubre de 2021 un programa de tres años para atender 225 riesgos de cumplimiento sobre su desempeño ESG (Environment,SocialandGovernance) con un costo de más de 450 millones de dólares que implica el reto de modernizar instalaciones, implementar sistemas y mecanismos de monitoreo y control de la contaminación, adquirir equipos para hacer frente a derrames de petróleo, entre otros.
Ya en su plan de negocios actualizado para 2023 a 2027, Pemex comentaba que su historial ambiental, social y de gobierno corporativo corría el riesgo de perjudicar su financiamiento. “Las limitaciones del financiamiento ESG representan una amenaza, al igual que la aceleración en la transición energética que está disminuyendo el mercado de petróleo crudo, así como los productos de la empresa”. En fin, Pemex se enfrenta a un reto mayúsculo.
Factores de riesgo específicos de Pemex
A Pemex no le ha ido nada bien en las evaluaciones sobre su desempeño socioambiental: en 2022 Sustainalytics le colocó una calificación de 56.7, lo que se traduce en que la empresa presenta “obstáculos severos” en su operación. En el ranking , Pemex sólo tuvo un mejor puntaje que Guanghui Energy de China y Parsley Energy de Estados Unidos.
Si bien Pemex presenta una agenda de riesgos amplia, es relativamente sencillo identificar los puntos que engloban la mayor parte de los retos: un modelo de negocio poco flexible ante la transición energética y la falta imperiosa de modernización sistémica de las operaciones.
Primero, una parte importante de la problemática se centra en la gestión y visión que se tiene del Sistema Nacional de Refinación, especialmente Tula y Cadereyta, y su impacto ambiental en las zonas metropolitanas de Ciudad de México y Monterrey. Las emisiones de la filial de refinación de Transformación Industrial han aumentado considerablemente en la medida en que la empresa intenta aumentar la producción de gasolinas para reducir las importaciones. A lo que se suman el aumento significativo en la producción de combustóleo y el impacto de la entrada en operación del proyecto de Dos Bocas. En este contexto de transición energética y descarbonización, es importante que Pemex aumente su resiliencia e implemente cambios en la gobernanza para enfrentar los riesgos de muy largo plazo y la incertidumbre y volatilidad de los mercados. En ese sentido, invertir en refinación, una actividad con un futuro incierto, y dificultar la colaboración con empresas privadas en nuevos proyectos que impulsarían la inversión de capital y la capacidad operativa y técnica aumenta el riesgo de que las reservas de México terminen varadas una vez que su extracción no sea necesaria ante una transición energética global.
Segundo, Pemex también enfrenta riesgos en términos de accidentes y una percepción de falta de inversión en prevención y mantenimiento. Se recordará que la empresa saltó a la fama internacional en 2022 debido a una explosión catastrófica en la plataforma E-Ku A2 del Ku-Maloob-Zaap en la Bahía de Campeche, causada por un descuido en los protocolos de seguridad, lo cual es muestra de una larga lista que suma una tasa de accidentes en las instalaciones por más de 86% interanual.
Estos dos elementos principalmente han desembocado en una crisis de calificaciones internacionales: Moody’s Investors Service ha rebajado la calificación de la petrolera mexicana a B1 desde Ba3, por lo que el acceso a recursos financieros se ve severamente limitado. Esto en buena medida ha motivado cambios drásticos por adoptar una postura más proactiva sobre sus estrategias. Sin embargo, no se puede perder de vista que Pemex tiene una deuda por más 115 mil millones de dólares. Por lo que, a medida que el mercado se enfoca más en este tipo indicadores ESG, lo que solía ser un problema de largo plazo ahora será un tema de mediano plazo y con poco espacio para maniobrar con una liquidez tan estrecha.
En ese mismo sentido, la estructura completamente estatal y el alto apalancamiento derivan en desafíos para cualquier evaluación de gobernanza. Algunos inversionistas atribuyen el bajo rendimiento de los bonos de Pemex a estas preocupaciones, que representan riesgos operativos, regulatorios y de reputación.
Paradójicamente, las restricciones de liquidez se traducen en pocas inversiones en las estrategias de descarbonización (la empresa gastará 0.2% de sus ingresos en medidas de transición energética) las cuales le permitirían un acceso más barato y amplio al mercado de deuda.
Panorama global ESG para las petroleras
Pemex no está solo ante los retos y obstáculos que enfrentan las petroleras a nivel global. Inversionistas, gobiernos y ciudadanos están cada vez más atentos al desempeño de las compañías, pues cada vez se esperan operaciones más responsables y sostenibles.
En ese sentido, ya se han dado pasos para evaluar de manera transparente a las empresas. Por ejemplo, Bloomberg anunció el lanzamiento del índice Bloomberg SASB ESG que pondera los índices de valor, crecimiento y dividendos, con el objetivo de que se tomen decisiones basadas en la materialidad de las empresas. Por su parte, la Transition Pathway Initiative (TPI) publicó una evaluación de las empresas que operan en el sector energético. Este informe evaluó a 109 compañías de energía, señalando una brecha importante entre los discursos y los hechos, pues solo 31 habían implementado programas alineados con los compromisos del Acuerdo de París para combatir el cambio climático.
Sin embargo, la transición energética está ganando más tracción que las tendencias anteriores porque la influencia de los inversionistas en este juego es tremenda y no adoptar un modelo de negocio con un claro compromiso ESG desbanda la atracción de recursos necesarios para crecer sostenidamente.
Por último, la Global Sustainable Investment Alliance (GSIA) estima que las inversiones con enfoque ESG representan a nivel mundial más de 30 billones de dólares. Y más allá, GSIA, Deutsche Bank y Blackrock esperan que este número se duplique en los próximos tres años, por lo que pronto todas las empresas del sector de petróleo y gas (Pemex incluido) deberán adoptar medidas contundentes en términos de la transición energética y la descarbonización.
Conclusiones
Sin lugar a duda, la agenda de riesgos socioambientales de Pemex representa un desafío enorme para la empresa y para el gobierno. Si bien muchas cosas no se han logrado colocar en la sintonía de los retos nacionales y globales, es importante destacar el rol de la petrolera: Pemex es el actor energético dominante en México, y los ingresos relacionados con el petróleo generan 15% de los recursos totales del gobierno. A su vez, la compañía emplea a más de 100 mil personas y opera escuelas y hospitales en todo el país, al tiempo que de manera activa coloca inversiones sociales en muchas de las comunidades cercanas a sus activos. Y más allá, en algunas de las regiones donde opera, trabajar para Pemex es uno de los pocos caminos viables para lograr un sentido de movilidad social. Comprender el papel social que desempeña la empresa es fundamental para comprender su impacto y sobre todo la necesidad de mejorar el desempeño socioambiental y de gobernanza de la mayor empresa del país.