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RAZONES MÉDICAS PARA COMENZAR A PENSAR EL VEGANISMO

No es novedad que, si cambiáramos nuestros hábitos, mejoraríamos nuestra salud (y la del planeta…)

Cada año, millones de personas en el mundo se incorporan a las estadísticas más temibles en salud, como son las enfermedades metabólicas. Léase diabetes, hipercolesterolemia, hipertensión arterial, obesidad, diferentes tipos de cáncer, gota, etc. A ello deberíamos sumarle las complicaciones que inexorablemente producen como los ataques cardíacos, los accidentes cerebrovasculares, la ceguera, las amputaciones, la insuficiencia renal y la pérdida de más de una década de la vida en promedio.

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El costo para los sistemas de salud, tanto público como privado son elevadísimos y su crecimiento es exponencial, al igual que la pérdida de la calidad de vida. Todo lo expuesto tiene un denominador común, “los hábitos occidentales actuales”, encabezados por una inadecuada alimentación que a su vez se ve fomentada por las grandes empresas y corporaciones de productos alimenticios.

Esto último lamentablemente de vio favorecido porque las evidencias aportadas por el conocimiento científico llegaron muy tarde; cuando ya las principales empresas se habían instalado y comenzado a producir los alimentos que, a la larga, serían los responsables de haber generado esta verdadera epidemia de patologías no trasmisibles (como se la da en llamar).

Pero; ¿cuál es el papel del médico frente a una enfermedad que es causada principalmente por la mala alimentación, los hábitos y el estilo de vida? ¿Su papel debe quedar en simples recomendaciones genéricas, que sabemos son de escaso o nulo cumplimiento?; ¿o debe empujar a los pacientes a hacer cambios en su vida, en particular con aquellos que están más en riesgo?

El tema es, además de complejo, muy importante para la salud individual y pública y para ello basta con parangonarlo con lo ocurrido con la guerra contra el tabaco. En la década del 30 las propagandas de venta de cigarrillos eran encabezadas por profesionales de la medicina, en la década del 50 ya era evidente la relación entre el tabaco y las enfermedades. Los médicos sabían que fumar provocaba cáncer, pero la vida estresante y el hecho que fuera un proceso a largo plazo contribuyó a la inercia vivida para poner esfuerzo por combatir el tabaco y concientizar a las autoridades y a la población

en general. Demandó más de 30 años y aún no se ha ganado completamente la batalla; pero los médicos claramente pasaron de ser espectadores y en algunos casos facilitadores a dirigir la lucha contra el tabaquismo. Al tomar esta decisión consciente de hacer frente a una epidemia mortal, la comunidad médica ha salvado numerosas vidas; ¿se podrá gestar algo similar contra la mala alimentación?

La actual generación de médicos se enfrenta a una lucha aún mayor contra los alimentos poco o nada saludables; los cuáles responden a múltiples intereses económicos. Como ya hemos expresado, el conocimiento médico ha llegado tarde y ello implica que el intento de supresión de un producto que se sabe nocivo para el ser humano, estará necesariamente enfrentado a la industria que lo produce.

Desde estos sectores y respaldado en figuras mediáticas influyentes, se genera una importante cantidad de información contradictoria, que aporta a la confusión general de la población (incluida la propia comunidad médica) y contribuye al enlentecimiento de las acciones de prevención y posiciones encontradas entre los profesionales de la salud.

La realidad nos muestra que las enfermedades metabólicas prevalentes en todo el mundo occidental, son causadas por la ingesta en exceso de grasas saturadas, harinas y azúcar refinadas. La epidemia de obesidad, junto con el resto de las enfermedades que se han instalado en la población, se ha impulsado por la ingesta de alimentos poco o nada saludables.

¿Quién está en riesgo particular? Entre los hallazgos más consistentes de la epidemiología nutricional se demuestra que las poblaciones que han hecho de las carnes y los lácteos, los productos básicos de consumo tienen un mayor riesgo de enfermar de diabetes, obesidad, hipertensión arterial, afecciones cardiovasculares y varios tipos de cáncer, entre otros problemas; que aquellos cuyas dietas se basan en verduras, frutas, granos enteros y legumbres. Recién a partir de la década del 90 se comenzaron a realizar estudios nutricionales con grupos poblacionales de riesgo, y allí comienzan a demostrarse aquellas conclusiones y a ponerse en evidencia que las dietas basadas en vegetales son potentes para la prevención de la obesidad, las alteraciones de los lípidos y la diabetes.

Las dietas a base de plantas han sido puestos a prueba en ensayos clínicos aleatorios y lentamente cada vez más profesionales en el mundo empiezan a considerar que son el equivalente nutricional a dejar de fumar. Las corporaciones de alimentos y la industria alimenticia en general han establecido una batalla basada, como se expresó anteriormente, en opiniones encontradas y favorecidas por lo que a todas luces aparece como una confusión generalizada.

Lo cierto es que, a partir de numerosos estudios realizados sobre la dieta del mundo occidental y la salud de esas poblaciones, han emergido algunos puntos muy importantes a considerar:

1. Al igual que fumar, los hábitos alimenticios poco saludables afectan a toda la familia. Cuando los padres se alimentan mal, sus hijos también lo hacen.

2. Aquellos profesionales que mantienen un peso corporal saludable son más propensos a reconocer la obesidad y hacer frente a los problemas de peso en los pacientes; que aquellos médicos que tienen exceso de peso.

3. Los medicamentos no son sustitutos de las intervenciones dietéticas. En lugar de considerar las intervenciones farmacológicas como intervenciones "convencionales" y lo nutricional como una "alternativa", debería ser a la inversa.

4. Siempre habrá problemas para cambiar algún tipo de hábito de larga data; de igual forma en que lo fue la reincidencia en los pacientes que intentaban dejar de fumar. Muchos pacientes intensificaron el camino hacia el cambio cuando el profesional les hace identificar las recaídas como una parte integrante de ese camino. La publicidad de la comida poco saludable y ni que hablar de la populosa comida “chatarra” será una conspiración constante contra la buena conducta alimentaria.

5. La prevención debe ser universal, si bien es tentador trabajar sólo pacientes que tienen el colesterol alto o un índice de masa corporal elevado, diabetes, enfermedad coronaria, etc.; la enfermedad metabólica es “muda” y está presente mucho antes de que aparezcan síntomas.

6. Al igual que las prescripciones médicas en general, las indicaciones dietéticas deben basarse en pruebas sólidas de evidencia. Predicciones, modas y preferencias personales no son una base para guiar la terapia. En numerosos ensayos clínicos, una dieta basada en vegetales, frutos, cereales y granos en general es aceptable para los participantes como cualquier otra dieta terapéutica, y considerablemente muy eficaz clínicamente.

7. Muchos médicos se sienten mal informados sobre temas nutricionales y es por ello que deben delegar el trabajo en un buen nutricionista. El médico sólo tiene que saber que la nutrición es importante y debe comunicarlo claramente al paciente al tiempo de proporcionarle una referencia sólida.

Por lo expresado hasta aquí, los médicos tienen que cambiar sus propias dietas, tienen que compartir información de ello con los pacientes y alentarlos a hacer cambios en su vida, incluyendo a todos los miembros de la familia.

El Dr. Neal D. Barnard, profesor asociado adjunto de medicina en George School de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Washington, ha creado ya hace varias décadas; el Comité de Médicos por una Medicina Responsable (dc pcrm). Con su sede en Washington, ya cuenta con más de 15000 médicos asociados en todo el mundo. El pcrm proporciona pósters, folletos y programas de estudio a los profesionales, sin costo y constituye actualmente una fuente de conocimiento genuino equivalente a cualquier fuente de información profesional acreditada que brinda información a los médicos sobre medicina basada en evidencia. Conscientes de la epopeya que representa luchar contra las corporaciones y cuidando de no aportar a la confusión general, su trabajo es diario, paulatino y constante en defensa de una vida saludable.

A continuación, se transcriben algunos consejos del Comité a los médicos para mejorar la nutrición de sus pacientes:

• Aprovechar el tiempo de espera en el consultorio proveyendo revistas de información especializada. Colocar carteles y folletos en las paredes para interesarlos en el tema de nutrición. Más de un fumador fue motivado para dejar de fumar por un folleto en un consultorio médico.

• Hablar con los pacientes sobre el poder de los alimentos, y tener listo un modelo de dieta básica para empezar a cambiar y ante un reclamo genérico.

• Invitar a los pacientes a una clase de nutrición después de hora en la sala de espera del consultorio. Los pacientes con diabetes, problemas de peso, u otros problemas relacionados con la dieta se ven beneficiados con este tipo de enseñanzas.

• Procurar que nuestros establecimientos de salud tengan alimentos saludables y alternativas válidas que garanticen una alimentación de mejor calidad. Esto debería ser también extensivo a los vendedores de comida que utilizan los espacios de terreno en dichos establecimientos y para los concesionarios que proveen alimentos.

Es hora de que los médicos y los hospitales pasen de ser testigos de las enfermedades relacionadas con los alimentos para convertirse en modelos a seguir y líderes en la lucha por la salud. Al igual que en la guerra contra el tabaco, la victoria sobre los alimentos poco saludables salvará innumerables vidas, mejorará la calidad de vida y ahorrará mucho dinero.

Algunas referencias para consultar: 1. Asociación Americana de la Diabetes. Los costos económicos de la diabetes en los EE.UU. en 2007. Diabetes Care. 2008, 31 (3) :596-615. 2. Manuel DG, Schultz SE. La calidad relacionada con la salud de la vida y la salud-esperanza de vida ajustada de personas con diabetes en Ontario, Canadá, 1996-1997. Diabetes Care 2004; 27:407-414. 3. Sociedad Americana del Cáncer. Cancer Facts & Figures 2010. Atlanta: Sociedad Americana del Cáncer, 2010. http://www.cancer.org/acs/groups/content/ @ epidemiologysurveilance / documents/ document/acspc-026238.pdf. Consultado el 6 de enero de 2013. 4. Barnard ND. Tendencias en la disponibilidad de alimentos, 1909-2007. Am J Clin Nutr. 2010; 91 (5): 1530S-1536S. 5. Swinburn BA, Sacos G, Lo SK, et al. La estimación de los cambios en el flujo de energía que caracterizan el aumento de la prevalencia de la obesidad. Am J Clin Nutr. 2009; 89 (6) :1723-1728. 6. Tonstad S, Butler T, Yan R, Fraser GE. Tipo de dieta vegetariana, el peso corporal y la prevalencia de la diabetes tipo 2. Diabetes Care. 2009; 32 (5) :791-796. 7. Berkow S, Barnard ND. Las dietas vegetarianas y el peso. Rev. Nutr 2006; 64 (4) :175-188. 8. Ferdowsian HR, Barnard ND. Los efectos de las dietas basadas en vegetales sobre los lípidos plasmáticos. Am J Cardiol. 2009, 104 (7) :947-956. 9. Trapp C, Barnard ND, Katcher H. Una dieta a base de plantas para la diabetes tipo 2: apoyo científico y estrategias prácticas. Diabetes Educ. 2010, 36 (1) :33-48. 10. Ornish D, Brown SE, Scherwitz LW, et al. ¿Pueden los cambios de estilo de vida revertir la enfermedad de las arterias coronarias? El juicio del corazón Lifestyle. Lancet. 1990; 336 (8708): 129-133. 11. Ornish D, Scherwitz LW, Billings JH, et al. Cambios de estilo de vida intensivo de reposición de la enfermedad cardíaca coronaria. JAMA. 1998, 280 (23) :2001-2007. 12. Turner-McGrievy GM, Barnard ND, Scialli AR. Un ensayo aleatorizado de pérdida de peso de dos años comparando una dieta vegana para una dieta baja en grasa más moderado. Obesidad. 2007, 15 (9) :2276-2281. 13. Barnard ND, Cohen J, Jenkins DJ, et al. Una dieta vegetariana baja en grasas y una dieta convencional de la diabetes en el tratamiento de la diabetes tipo 2: un ensayo clínico aleatorizado, controlado, de 74 semanas. Am J Clin Nutr. 2009; 89 (5): 1588S-1596S. 14. Asociación Americana de la Diabetes. Los estándares de cuidado médico en diabetes - 2013. Diabetes Care. 2013, 36 Suppl 1: S11-S66. 15. Bleich SN, Bennett WL, Gudzune KA, Cooper LA. Impacto del IMC en el cuidado médico obesidad y creencias. Obesidad. 2012; 20 (5) :999-1005. 16. Enos WF, Holmes RH, J. Beyer La enfermedad coronaria entre los soldados estadounidenses muertos en combate en Corea. JAMA. 1953, 152 (12) :1090-1093. 17. Barnard ND, L Gloede, Cohen J, et al. Una dieta vegetariana baja en grasas provoca mayores cambios macronutrientes, pero es comparable en cumplimiento y la aceptación, en comparación con una dieta de la diabetes más convencional entre las personas con diabetes tipo 2. J Am Diet Assoc. 2009; 109 (2) :263-272. 18. Prácticas relacionadas con la nutrición Frank E, EH Wright, Serdula MK, Elon LK, Baldwin G. personales y profesionales de los médicos de sexo femenino de Estados Unidos. Am J Clin Nutr. 2002; 75 (2) :326-332. 19. Bleich SN, Bennett WL, Gudzune KA, Cooper LA. Encuesta nacional de perspectivas estadounidenses médicos de atención primaria sobre las causas de la obesidad y soluciones para mejorar la atención. BMJ abierto. 2012; 2 (6): e001871. 20. El Estudio de China, Colin Campbell, 5/11/2006.

Autor Juan Emilio Vidales

Dr. Juan Emilio Vidales Médico UBA. Diploma de Honor 1977. Especialista en Medicina Interna. Epecialista en Cardiología. Profesor Auxiliar de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad del Salvador. Titular docente de Psicofarmacología de la Cátedra de Psiquiatría del Hospital Borda. Jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas y de la Sección Cardiología del Hospital Borda. Presidente de la Asociación de Profesionales del Hospital Borda. Jefe de Departamento de Auditoría Médica de la Gerencia de Auditoría General del INSSJP. Vicepresidente de la Asociación de Ayuda al Paciente Diabético Dr. Cesar Brigante. Miembro de numerosas Asociaciones Científicas. Gerente de Auditoría Médica de la Prepaga CIM (Sanatorio Güemes), y Medicus SA. Director Médico del Plan de Salud del Hospital Británico de BA. Coordinador de Profiling de la Gerencia de Gestión de Prestadores de Swiss Medical. Miembro Fundador de la Asociación Médica Latinoamericana. Miembro Fundador del Consejo Superior Interdisciplinario de Oncología. Autor de numerosos trabajos científicos de investigación y bibliográficos. Jefe de Gestión de Servicios Médicos de la Dirección Médica de Swiss Medical. Director Médico de Cuidados Domiciliarios ECCO Swiss Medical Group. Autor del libro “Vegetariano”, Razones médicas para serlo.

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