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9. SEPARACIÓN/DIFERENCIAS E INSTRUCCIÓN

SEPARACIÓN/DIFERENCIAS E INSTRUCCIÓN

“Separación/Diferencias e Instrucción” hace referencia a aquello en lo que uno debe creer y a aquello que en consecuencia debe uno de actuar para considerarse hijo de Dios.

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La Lectura Bíblica de Levítico 11 presenta lo que se conoce como leyes dietéticas, es decir, aquellos animales, peces, aves e insectos que podían ser considerados aptos como alimentos, limpios pues, y aquellos que no se consideraban comida señalados como inmundos.

Levítico 11 (Dt. 14:3-21) 1 Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciéndoles: 2 Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra. 3 De entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, éste comeréis. 4 Pero de los que rumian o que tienen pezuña, no comeréis éstos: el camello, porque rumia pero no tiene pezuña hendida, lo tendréis por inmundo. 5 También el conejo, porque rumia, pero no tiene pezuña, lo tendréis por inmundo. 6 Asimismo la liebre, porque rumia, pero no tiene pezuña, la tendréis por inmunda. 7 También el cerdo, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero no rumia, lo tendréis por inmundo. 8 De la carne de ellos no comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto; los tendréis por inmundos. 9 Esto comeréis de todos los animales que viven en las aguas: todos los que tienen aletas y escamas en las aguas del mar, y en los ríos, estos comeréis.

10 Pero todos los que no tienen aletas ni escamas en el mar y en los ríos, así de todo lo que se mueve como de toda cosa viviente que está en las aguas, los tendréis en abominación. 11 Os serán, pues, abominación; de su carne no comeréis, y abominaréis sus cuerpos muertos. 12 Todo lo que no tuviere aletas y escamas en las aguas, lo tendréis en abominación. 13 Y de las aves, éstas tendréis en abominación; no se comerán, serán abominación: el águila, el quebrantahuesos, el azor, 14 el gallinazo, el milano según su especie; 15 todo cuervo según su especie; 16 el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán según su especie; 17 el búho, el somormujo, el ibis, 18 el calamón, el pelícano, el buitre, 19 la cigüeña, la garza según su especie, la abubilla y el murciélago. 20 Todo insecto alado que anduviere sobre cuatro patas, tendréis en abominación. 21 Pero esto comeréis de todo insecto alado que anda sobre cuatro patas, que tuviere piernas además de sus patas para saltar con ellas sobre la tierra; 22 estos comeréis de ellos: la langosta según su especie, el langostín según su especie, el argol según su especie, y el hagab según su especie. 23 Todo insecto alado que tenga cuatro patas, tendréis en abominación. 24 Y por estas cosas seréis inmundos; cualquiera que tocare sus cuerpos muertos será inmundo hasta la noche, 25 y cualquiera que llevare algo de sus cadáveres lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche. 26 Todo animal de pezuña, pero que no tiene pezuña hendida, ni rumia, tendréis por inmundo; y cualquiera que los tocare será inmundo.

27 Y de todos los animales que andan en cuatro patas, tendréis por inmundo a cualquiera que ande sobre sus garras; y todo el que tocare sus cadáveres será inmundo hasta la noche. 28 Y el que llevare sus cadáveres, lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; los tendréis por inmundos. 29 Y tendréis por inmundos a estos animales que se mueven sobre la tierra: la comadreja, el ratón, la rana según su especie, 30 el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camaleón. 31 Estos tendréis por inmundos de entre los animales que se mueven, y cualquiera que los tocare cuando estuvieren muertos será inmundo hasta la noche. 32 Y todo aquello sobre que cayere algo de ellos después de muertos, será inmundo; sea cosa de madera, vestido, piel, saco, sea cualquier instrumento con que se trabaja, será metido en agua, y quedará inmundo hasta la noche; entonces quedará limpio. 33 Toda vasija de barro dentro de la cual cayere alguno de ellos será inmunda, así como todo lo que estuviere en ella, y quebraréis la vasija. 34 Todo alimento que se come, sobre el cual cayere el agua de tales vasijas, será inmundo; y toda bebida que hubiere en esas vasijas será inmunda. 35 Todo aquello sobre que cayere algo del cadáver de ellos será inmundo; el horno u hornillos se derribarán; son inmundos, y por inmundos los tendréis. 36 Con todo, la fuente y la cisterna donde se recogen aguas serán limpias; mas lo que hubiere tocado en los cadáveres será inmundo. 37 Y si cayere algo de los cadáveres sobre alguna semilla que se haya de sembrar, será limpia. 38 Más si se hubiere puesto agua en la semilla, y cayere algo de los cadáveres sobre ella, la tendréis por inmunda. 39 Y si algún animal que tuviereis para comer muriere, el que tocare su cadáver será inmundo hasta la noche.

40 Y el que comiere del cuerpo muerto, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la noche; asimismo el que sacare el cuerpo muerto, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la noche. 41 Y todo reptil que se arrastra sobre la tierra es abominación; no se comerá. 42 Todo lo que anda sobre el pecho, y todo lo que anda sobre cuatro o más patas, de todo animal que se arrastra sobre la tierra, no lo comeréis, porque es abominación. 43 No hagáis abominables vuestras personas con ningún animal que se arrastra, ni os contaminéis con ellos, ni seáis inmundos por ellos. 44 Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra. 45 Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo. 46 Esta es la ley acerca de las bestias, y las aves, y todo ser viviente que se mueve en las aguas, y todo animal que se arrastra sobre la tierra, 47 para hacer diferencia entre lo inmundo y lo limpio, y entre los animales que se pueden comer y los animales que no se pueden comer.

El Texto Áureo de Levítico 10:10 establece el sentido de la instrucción anterior cuando señala que la misma es dada para discernir lo santos de lo profano y hacer distinción entre lo puro y lo impuro.

Dado que mucho de la Escritura, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, más bien instruye respecto con la conducta del creyente, ¿qué relación hay de esto con las leyes dietéticas de Levítico 11? Mucha, como ya veremos.

Lo primero es entender el sentido de Levítico 11, ¿para qué fueron dadas esas leyes dietéticas?, ¿qué instrucción entregan?, ¿cómo es que las mismas nos sirven para edificación?

Algunos, tratando de entender lo anterior, proponen que las leyes dietéticas tienen un carácter meramente material, es decir, fueron dadas para que pudiéramos alimentarnos de aquellos animales que eran más nutritivos y saludables para nosotros. Si bien esta explicación algo tiene de verdad la misma enfrenta tres grandes problemas que la vuelven improcedente: el primer problema que no necesariamente alimentándonos de una manera escritural uno garantiza la salud, por ejemplo, una hamburguesa y un refresco de cola no contiene nada inmundo, pero si uno se alimentara con eso mañana, tarde y noche diariamente, poco a poco vería mermada su salud; el segundo problema es que el comer con moderación alimentos considerados inmundos no daña la salud, por ejemplo, comer camarones una vez al mes; y el tercer problema es que incluso lo que se considera escrituralmente inmundo, con las actuales técnicas de producción, pueden llegar a ser más sanos y nutritivos que aquello que se considera apto para consumo humano, como por ejemplo cerdos provenientes de granjas con certificación TIF.

Pero además, la Escritura señala en 1 Corintios 15:46 que primero es lo natural, luego lo espiritual, así que si lo materialmente contenido en las leyes dietéticas es lo natural ¿qué será lo espiritual?; de igual forma Hebreos 10:1 señala que la ley era sombra de lo venidero, así que si lo materialmente contenido en las leyes dietéticas es la sombra de lo venidero, ¿sombra de qué sería?; por último 1 Corintios 3:2 señala que, en cuanto a instrucción, hay leche y hay alimento sólido, así que, considerando lo dicho anteriormente, si lo materialmente contenido en las leyes dietéticas es leche, ¿qué es el alimento sólido?

Así que la explicación meramente material respecto de las leyes dietéticas, dado que se queda corto en ello, permite inferir que debe haber algo más, pero ¿qué es?

Para responder las anteriores dudas, lo primero es entender que dado que las leyes dietéticas apuntan a la alimentación. Si uno come comida no nutritiva su

salud se demerita, si uno come comida sana esto se ver reflejado en su condición física; así, dado que uno se convierte en lo que se alimenta, ¿qué simbolismo entregan dichas leyes referido a lo que los llamados deben llegar a ser?

Respecto de los animales de tierra, los que se permite comer son aquellos que rumian y tienen la pezuña hendida, ¿en qué sentido uno al comer esos animales refrenda su intención de adquirir esas características en su vida cristiana? Los animales que rumian se alimentan de pasto, plantas, cosas que están vivas pues, a diferencia de los otros animales que no comparten estas características y que se alimentan de carroña o desperdicios, y ¿de dónde obtiene el cristiano alimento para su vida espiritual? Mateo 4:4, Hebreos 4:12, Romanos 8:16 señalan que el alimento para ello por excelencia es la Palabra de Dios, de igual forma Deuteronomio 6:7, 11:19 y 31:11 nos hablan de ese rumiar que de la Palabra se espera de nosotros leyéndola, estudiándola, meditándola una y otra vez. En cuanto a la pezuña hendida, la referencia de ello está dada con el andar, con el caminar, Génesis 17:1 respecto de esto señala que debemos caminar delante de Dios y ser perfectos, así ¿cómo debe ser el caminar de los llamados?, Romanos 2:13 y Revelación 14:12 señalan que nuestro andar debe estar evidenciado lo mismo por la fe que por las obras. Así los animales aptos para consumo cuyas características son que rumian y tienen la pezuña hendida se refieren a aquellas características que en nuestra vida debemos buscar respecto a la edificación que proviene de la Palabra de Dios y al testimonio que como creyentes debemos dar.

Los peces permitidos para consumo humano tienen aletas y escamas. Las aletas son el correspondiente acuático de las pezuñas en los animales tierra y señalan la dualidad anteriormente vista referida a ese caminar sustentado lo mismo en la fe y en las obras. Dado que las aletas tienen que ver con el andar, y siguiendo la misma línea dada por la comprensión inicial de Levítico 11, las escamas tendrían que ver con el comer, pero ¿cómo es eso? Lo peces con escamas se alimentan de igual forma que los animales que rumian de plantas, cosas vivas, mientras que los que no presentan esas características se alimentan de carroña o de

desperdicios, es así como de nueva cuenta la Escritura es reiterativa en cuanto a la manera en que el cristiano debe alimentarse y que ya se comentó anteriormente.

Luego vienen las aves, en este caso no se dan características sino una lista de aquellas que no debían ser comidas por considerarse inmundas, pero con la comprensión que se ha ido adquiriendo uno puede establecer que esto debe apuntar lo mismo al comer que al caminar, y en efecto así es. Del análisis de la lista de aves no permitidas para consumo humano uno puede ver esas dos diferencias: las aves inmundas se alimentan de carroña o de desperdicios, por ende las que no están en la lista son consideradas aptas para consumo humano siendo que estas se alimentan principalmente de semillas, siendo que el referente de la semilla, según Mateo 13:31-32, Marcos 4:2629 y Lucas 8:4-15, hacen énfasis el trabajo que en nosotros hace la Palabra de Dios para hacernos aptos para el reino, de igual forma las aves limpias tienen molleja que actúa como el rumiar en los animales de tierra, mientras que las inmundas no la tienen; en cuanto al andar, las aves listadas por Levítico 11 y señaladas como inmundas tienen garras diseñadas para cazar, para matar, para desgarrar, mientras que en las aves consideradas limpias sus patas no están hechas para eso sino principalmente para andar lo cual, según Proverbios 14:12, Salmos 119:105 e Isaías 2:5, en el creyente debe ser de perfección y santidad ante Dios.

Por último, en cuanto a los insectos, los permitidos son aquellos que además de sus patas para andar tienen un par de patas para saltar. De nueva cuenta, si se sigue la comprensión adquirida, uno debe esperar ver características replicables en el creyente en cuanto al comer y al andar y así es: estos insectos, declarados por la Escritura aptos para consumo humano, se alimentan de plantas, cosas vivas, mientras que los declarados como inmundos se alimentan de desperdicios; de igual forma, la característica nueva señalada respecto de los limpios en cuanto a que tengan patas para saltar hacer referencia a lo señalado en Salmos 18:19,

Malaquías 4:2 y Lucas 4:23, referido a la victoria, el triunfo de los llamados y el gozo que esto produce en ellos.

Así, las leyes dietéticas de Levítico 11, las cuales en su forma material sigue vigentes, apuntan a una realidad espiritual referida a la manera en que los creyentes deben alimentarse y la forma en que estos deben andar por el Camino.

Con esta comprensión, si uno lee aquella instrucción dada por la Escritura, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento que instruye respecto con la conducta del creyente, podrá ver reflejada en ella estas verdades espirituales: no se vuelvan ustedes inmundos como las naciones que no conocen a Dios, que se alimentan de carroña y desperdicios y que su andar es contrario a la voluntad de Dios, sean limpios, santos y perfectos alimentándose de la Palabra de Dios y andando con el testimonio de la fe y de las obras.

Con esta comprensión, no para juzgar a los demás sino para primero examinarnos a nosotros mismos, preguntémonos ¿sabemos distinguir entre lo limpio y lo inmundo en cuanto a lo que consumimos, sea música, lecturas, programas de televisión, películas, conversaciones?, ¿sabemos andar congruentemente expresando con obras la fe que decimos profesar? Si no es así, aunque cumplamos las leyes dietéticas, nos hemos quedado en lo natural de las mismas sin haber avanzado hacia lo espiritual que se nos es requerido para ser perfectos y santos.

Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros nos ilumine y fortalezca para vivir alimentándonos del alimento limpio, puro y santo que es la Palabra y a andar por el Camino sustentados lo mismo en la fe que en las obras, para ser considerados de esta forma hijos de Dios, conforme a la voluntad del Padre y para Su mayor gloria en Cristo Jesús.

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