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50.LOS MISTERIOS QUE PRUEBAN LA FE DEL HOMBRE

LOS MISTERIOS QUE PRUEBAN LA FE DEL HOMBRE

“Los misterios que prueban la fe del hombre” hace referencia a aquellas vivencias que en su momento todos experimentamos y que plantean un reto para nuestra fe.

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La Lectura Bíblica de Amós 4 es un resumen de la relación de Dios con Israel donde este último, a pesar de las advertencias y castigos divinos, endurecía la cerviz –por usar el término bíblico para la rebeldía mostrada– negándose a volverse hacia Dios, eso a pesar del dolor, el sufrimiento que esta actitud le acarreaba.

Amós 4 1 Oíd esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samaria, que oprimís a los pobres y quebrantáis a los menesterosos, que decís a vuestros señores: Traed, y beberemos. 2 Jehová el Señor juró por su santidad: He aquí, vienen sobre vosotras días en que os llevarán con ganchos, y a vuestros descendientes con anzuelos de pescador; 3 y saldréis por las brechas una tras otra, y seréis echadas del palacio, dice Jehová. 4 Id a Bet-el, y prevaricad; aumentad en Gilgal la rebelión, y traed de mañana vuestros sacrificios, y vuestros diezmos cada tres días. 5 Y ofreced sacrificio de alabanza con pan leudado, y proclamad, publicad ofrendas voluntarias, pues que así lo queréis, hijos de Israel, dice Jehová el Señor. 6 Os hice estar a diente limpio en todas vuestras ciudades, y hubo falta de pan en todos vuestros pueblos; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová. 7 También os detuve la lluvia tres meses antes de la siega; e hice llover sobre una ciudad, y sobre otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovió, y la parte sobre la cual no llovió, se secó.

8 Y venían dos o tres ciudades a una ciudad para beber agua, y no se saciaban; con todo, no os volvisteis a mí, dice Jehová. 9 Os herí con viento solano y con oruga; la langosta devoró vuestros muchos huertos y vuestras viñas, y vuestros higuerales y vuestros olivares; pero nunca os volvisteis a mí, dice Jehová. 10 Envié contra vosotros mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, con cautiverio de vuestros caballos, e hice subir el hedor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová. 11 Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis como tizón escapado del fuego; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová. 12 Por tanto, de esta manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel. 13 Porque he aquí, el que forma los montes, y crea el viento, y anuncia al hombre su pensamiento; el que hace de las tinieblas mañana, y pasa sobre las alturas de la tierra; Jehová Dios de los ejércitos es su nombre.

De igual forma, el Texto Áureo de Salmo 37:35 pone en boca de David algo que tal vez muchos de nosotros experimentamos: el reto que para nuestra fe significa el ver cómo es que en muchas ocasiones son los impíos, los que hacen el mal, precisamente los que parecen prosperar en esta vida, aquellos que por lo visto les va mejor: “Vi yo al impío sumamente enaltecido, y que se extendía como laurel verde”

La razón del sufrimiento, del dolor humano, es una incógnita que desde que el hombre existe ha tratado de responder. Muchas filosofías, corrientes de pensamiento y religiones han tratado de responder dicha incógnita, pero en el caso de los elegidos contamos con la verdad contenida en la Palabra de Dios la cual, como señala 2 Timoteo 3:16, es “útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”.

La Escritura señala ciertas pautas que permiten entender la razón del sufrimiento, del dolor humano. En ocasiones, sobre todo relacionado con los impíos, con los pecadores, eso es ocasionado como castigo o corrección por las transgresiones, como bien lo señala la Lectura Bíblica comentada al inicio; en otros casos, sobre todo ante el sufrimiento de los justos, de aquellos que se esfuerzan por vivir conforme a la voluntad de Dios, ese sufrimiento, ese dolor, está aunado a las pruebas que buscan edificar en uno el carácter perfecto y santo de nuestro Padre Dios como lo señala 1 Pedro 1:6-7, “en lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”, y 4:12-13, “amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría”, Revelación 3:9, “he aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado”, Proverbios 3:12, “Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere, por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso”, Job 5:17, “he aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga” , Salmos 119:67, “antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra”, y 1 Corintios 11:32, “más siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo” .

Con todo y todo hay casos, de hecho muchos casos, que no pueden englobarse en estas categorías, gente inocente, débil, desamparada que de igual forma sufre, por lo que el problema del sufrimiento, del dolor humano, requiere de una perspectiva a más amplia y esa perspectiva solo puede tenerse si uno parte desde o que originó esta situación y eso está en los primeros capítulos de la Escritura.

Cuando nuestros primeros padres fueron creados, se les puso en el Jardín de Edén y se les dispuso todo para que fueran creciendo en la verdad, con todo y todo, esa decisión debía de ser voluntaria, no impuesta, y para poder ser voluntaria requería de opciones, de ahí que Dios dispuso de dos opciones para acceder a la verdad: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y el mal, como es relatado en el Capítulo 2:8-9 y 18-25 de Génesis.

Génesis 2 8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. 9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.

… 18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; más para Adán no se halló ayuda idónea para él. 21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. 24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. 25 Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.

El árbol de la vida simbolizaba esa verdad plena, completa y total, a la que de la mano de Dios se hubiese podido acceder, “bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. Largura de días está en su mano derecha; en su izquierda, riquezas y honra. Sus

caminos son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz.

Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, y bienaventurados son los que la retienen” (Proverbios 3:13-18); por su parte el árbol de la ciencia del bien y el mal simbolizaba esa verdad corta, trunca y falta, a la que se podría acceder a través de la experiencia humana, “el que confía en su propio corazón es necio; Mas el que camina en sabiduría será librado” (Proverbios 28:26), “engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9). Tristemente, como lo señala Génesis 3:1-24, nuestros primeros padres, engañados por la serpiente, optaron por esto último.

Génesis 3 1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. 8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9 Más Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dió del árbol, y yo comí. 13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. 14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. 20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. 21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.

22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. 23 Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. 24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.

Ahora bien, aclaremos las diferentes naturalezas de ambos árboles: ¿Por qué el árbol de la vida permitía acceder a una verdad plena, completa y total mientras que el árbol de la ciencia del bien y el mal permitía acceder a una verdad corta, trunca y falta? Piensa en esto: Dios es eterno e infinito, de igual forma lo es Su verdad, “grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito” (Salmos 147:5), de esta manera sólo Él que es eterno e infinito puede acceder a esa verdad eterna e infinita y compartírnosla, por su parte, el ser humano es temporal y finito, “he aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive” (Salmos 39:5), así que por más que busque a través de su experiencia acceder a aquella verdad eterna e infinita siempre se quedará corto, trunco y falto, pero lo que es peor: mientras que de la mano de Dios se va creciendo en Su verdad, de gloria en gloria, “por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18), confiados en la experiencia propia para conocer la verdad en ocasiones se generan aciertos pero otras ocasiones, de hecho muchos errores, es en estos últimos donde reside el dolor y el sufrimiento, “el hombre nacido de mujer, corto de días, y hastiado de sinsabores” (Job 14:1).

Pero hay un factor adicional que complica el entendimiento de cualquier modelo que queramos hacer para explicar lo relativo al dolor y el sufrimiento: el libre

albedrío. Cuando Dios crea al hombre lo hace a Su imagen y semejanza, como señala Génesis 1:26, “entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”, siendo que Dios es libre, el ser humano también habría de serlo, pudiendo utilizar este último esa libertad para vivir en armonía con la verdad o bien para transgrediéndola acarrearse sobre sí sufrimiento y dolor. Dios siempre ha instado al hombre a optar la vida (Deuteronomio 30:15-19), tristemente la historia muestra que la generalidad de la humanidad ha rechazado ese llamado.

Deuteronomio 30 15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; 16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. 17 Más si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, 18 yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. 19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;

Entendamos esto: el dolor y el sufrimiento es la consecuencia de vivir contrariamente a la verdad. Dios crea algo para que funcione en cierta forma, de hecho para que funcione de manera perfecta, pero no solo eso sino que nos dice como interactuar de manera armónica con eso, si rechazamos su instrucción y si decidimos hacer ese algo funcionar de otra forma las consecuencias no son las esperadas, de hecho son adversas.

El ser humano, en la figura de nuestros primeros padres optó por conocer la verdad a través de la experiencia, esa experiencia trae aciertos en algunas ocasiones y errores en muchas otras ocasiones más, pero el libre albedrío maximiza la experiencia de ambos. Si todo fuera cuestión de acierto error hace mucho la humanidad hubiera aprendido lo adverso del homicidio, por ejemplo, de hecho desde el primero registra de Abel por parte de Caín, según lo relata Génesis 4:1-16, pero ¿qué ha pasado?, que durante miles de años la humanidad, a través de miles, de millones de experiencias, ha seguido experimentando el dolor, el sufrimiento aunado a ello.

Déjame hago aquí una pausa para ejemplificar todo lo dicho hasta este punto. ¿Cómo podríamos saber que una aguja causa dolor al clavarse en la piel?, si hubiésemos optado por el árbol de la vida Dios mismo nos habría instruido sin necesidad de experimentar el dolor en carne propia –esto no es tan difícil de comprender, me refiero a entender algo sin experimentarlo pues, por ejemplo, todos sabemos que no debemos de lanzarnos de un edificio so pena de morir al caer–, pero como optamos por el árbol de la ciencia del bien y el mal lo que como humanidad hemos hecho es que hemos agarrado la aguja y clavado en la piel sintiendo el dolor que eso acarrea, pero eso no es todo, con una sola vez que hubiéramos hecho lo hubiéramos entendido pero lo que hemos hecho es picar y picar y picar por todo el cuerpo para experimentar una y otra vez ese dolor y sufrimiento y concluir en lo mismo que desde el inicio sabíamos: picar la piel con una aguja trae dolor.

Pero bueno, con todo y todo hay muchos casos, miles de casos, millones de casos que plantean todo un reto para nuestro entendimiento: ¿por qué sufre este inocente?, ¿por qué sufre aquel débil?, ¿por qué sufre este desvalido?

Recuerda cómo empezó todo: decidimos como humanidad que sería la propia experiencia, el camino del árbol de la ciencia del bien y el mal, el que nos

conduciría a la verdad, esto a través del acierto y el error. Eso implica –pon atención en esto– que todas las diferentes combinaciones, todas las posibilidades relativas a la experiencia humana debían ser abarcadas: justos viviendo justamente y justos viviendo injustamente, impíos viviendo impíamente e impíos viviendo impíamente, justos disfrutando y justos sufriendo, impíos disfrutando e impíos sufriendo, acierto y error, acierto y error, con las consecuencias de todo ello, todas las experiencias debían ser conocidas, no podía quedar fuera ninguna combinación, ninguna posibilidad, es por ello que todo lo que vemos tiene cabida en esa decisión que se tomó.

A través de la experiencia estamos accediendo a través del acierto y el error a la verdad, pero, como ya se dijo, a una verdad corta, trunca y falta, si bien esto nos permite entender parte de lo que es la verdad –sobre todo al entender lo que no es la verdad– seguimos necesitando de Dios para acceder a la verdad plena, completa y total.

Los elegidos que hemos respondido al llamamiento del Padre para venir a salación en el presente siglo hemos comenzado a recibir ese entendimiento, a través del Espíritu de Dios, que permite entender Su verdad, plena, completa y total, y no quedarnos en la nuestra, corta, trunca y falta, “y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:12-14). Esto solo es posible aceptando el sacrificio redentor de nuestro Salvador, “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:13) y permitiendo que lo que nos guíe hacia las promesas que hemos recibido sean la Palabra escrita, la Biblia, “lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105), y la Palabra hecha carne, el testimonio de Jesús, “otra

vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros nos ilumine y fortalezca para vivir conforme a la Palabra escrita, a través de nuestra fe, y la Palabra hecha carne, a través de nuestras obras, sabiendo que si bien la rebeldía de todos nos ha hecho experimentar el acierto y el error, la verdad y la mentira, con sus consecuencias, a la puerta está el fin del sistema actual de cosas por lo que debemos permanecer fieles con la esperanza de ser encontrados dignos de estar en pie al regreso de nuestro Señor, con lo que iniciará esa era donde la verdad plena, completa y total sea en todos y para todos, conforme a la voluntad del Padre y para Su mayor gloria en Cristo Jesús.

CONCLUSIÓN

El estudio de la Palabra es de una felicidad inconmensurable ya que la misma nunca se agota por lo que aquello nunca termina. Si bien la suma de la Palabra de Dios es la Verdad (Salmos 119:160), esta es una fuente inagotable de comprensión sobre ello, esto es a aquello que Pablo se refería como la “multiforme sabiduría de Dios” (Efesios 3:10).

David reflexionando sobre lo anterior, de manera inspirada escribió “¡cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!, ¡cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo” (Salmos 139:17-18).

Es por eso que si bien uno puede, mediante el estudio, la oración y la meditación, sacar del tesoro que es la Palabra de Dios “cosas nuevas y cosas viejas” (Mateo 13:52), no por ello debe considerar que ya ha agotado dicho entendimiento, como Pablo lo señaló en su momento “y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo” (1 Corintios 8:2).

De esta forma corresponde a cada quien seguir estudiando en la Palabra esas verdades divinas que lleven nuestro entendimiento a cada vez una mayor compresión de la conciencia divina, después de todo “esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). Sea de esta forma, conforme a la voluntad de Padre y para Su mayor gloria en Cristo Jesús.

Paz a vos

Cosas nuevas y cosas viejas -Temas de estudio de los cuales uno nunca deja de aprenderLibro 1

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Primera edición

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