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22.CONOCIMIENTO

CONOCIMIENTO

“Conocimiento” hace referencia a la necesidad espiritual existente en cada redimido de crecer en el entendimiento de Dios, como señala Efesios 1:17, “para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él”, y de Su Hijo Jesucristo, como dice 2 Pedro 3:18 p.p., “antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” .

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La Lectura Bíblica de Proverbios 1 es clara, enfática y contundente respecto de la necesidad que inherentemente tenemos de conocimiento, pero aclarando: de conocimiento verdadero.

Proverbios 1 1 Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel. 2 Para entender sabiduría y doctrina, para conocer razones prudentes, 3 Para recibir el consejo de prudencia, justicia, juicio y equidad; 4 Para dar sagacidad a los simples, y a los jóvenes inteligencia y cordura. 5 Oirá el sabio, y aumentará el saber, y el entendido adquirirá consejo, 6 Para entender proverbio y declaración, palabras de sabios, y sus dichos profundos. 7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Amonestaciones de la Sabiduría 8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre;

9 Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, y collares a tu cuello. 10 Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas. 11 Si dijeren: Ven con nosotros; pongamos asechanzas para derramar sangre, Acechemos sin motivo al inocente; 12 Los tragaremos vivos como el Seol, y enteros, como los que caen en un abismo; 13 Hallaremos riquezas de toda clase, llenaremos nuestras casas de despojos; 14 Echa tu suerte entre nosotros; tengamos todos una bolsa. 15 Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas, 16 Porque sus pies corren hacia el mal, y van presurosos a derramar sangre. 17 Porque en vano se tenderá la red ante los ojos de toda ave; 18 Pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas, Y a sus almas tienden lazo. 19 Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, la cual quita la vida de sus poseedores. 20 La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas; 21 Clama en los principales lugares de reunión; en las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones. 22 ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores desearán el burlar, y los insensatos aborrecerán la ciencia?

23 Volveos a mi reprensión; he aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras. 24 Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, 25 Sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis, 26 También yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis; 27 Cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino; Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. 28 Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán. 29 Por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, 30 Ni quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía, 31 Comerán del fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios consejos. 32 Porque el desvío de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder; 33 Mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal.

De igual forma el Texto Áureo de Oseas 4:6 arroja luz sobre el tema al señalar también clara, enfática y contundentemente que si el pueblo perece siempre es a causa de falta de conocimiento, “mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos”. ¿Ves problemas en la iglesia?, ¿hay contiendas?, ¿hay rebeldía?, ¿hay

enfriamiento?, ahora ¿a qué crees que se deba?, vuelve a leer Oseas 4:6. ¿Ves la importancia del conocimiento que de arriba viene?, ¿ves la importancia de crecer en ese conocimiento y de hacer partícipe del mismo a los demás?

Esto es mucho muy importante tenerlo en mente pues el haber respondido al llamamiento que del Padre hemos sido objeto no termina con el entendimiento básico de las verdades contenidas en la doctrina de la iglesia sino que requiere, sobre esas bases, seguir creciendo en la comprensión de las verdades reveladas, en otras palabras, y usando la misma analogía que Pablo presenta en 1 Corintios 3:2, “os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía”, pasar del alimento líquido, las verdades de salvación, al alimento sólido, las verdades de comprensión

Sobre esto, y con relación a la Lectura Bíblica, es interesante prestar atención que la misma presenta dos visiones del conocimiento: aquel que deviene del mundo y aquel que deviene de Dios. En la misma ambos argumentos son presentados, el primero en la persona del inicuo que busca convencer para ir con la corriente del mundo, el segundo en la persona de la sabiduría divina que exhorta a buscar el conocimiento que emana de Dios.

Esto es importante tenerlo en mente pues no todo conocimiento, ni siquiera el que es presentado como explicativo de las verdades reveladas por Dios, debe tenerse como verdadero, sino sólo aquel que conforme a la Escritura y a la verdad contenida en la iglesia, permite entender lo que Dios desea comprendamos.

Se menciona que esto es importante ya que, acorde con la profecía entregada por Daniel 12:4, “pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará”, si algo sobra en los tiempos actuales es conocimiento, pero no todo conocimiento es acorde con la verdad. Libros, revistas, audios, videos, y un sinfín de información que circula por la red busca entregar conocimiento al mundo, conocimiento que en muchas

ocasiones de igual forma aborda verdades divinas pero que éstas, al no verse de manera correcta tomando como fundamento la doctrina contenida en la iglesia, deviene en mayor confusión poniendo en riesgo el llamamiento al que se ha respondido, después de todo, como señala Gálatas 5:9, “un poco de levadura leuda toda la masa” .

De igual forma hay que aclarar, que el conocimiento al que hace referencia la Palabra no es sinónimo de estudios realizados, libros leídos o títulos académicos obtenidos, sino que más bien se refiere a esas verdades que el Espíritu de Dios revela, no a los sabios e inteligentes según el mundo, sino a aquellos que como pequeños, dócil y humildemente, piden esa comprensión al Padre, como bien señala Jesús en Mateo 11:25, “en aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños”.

Así, respecto de ese conocimiento que todo hijo de Dios debe tener y aplicar, resaltan las verdades de salvación, las doctrinas de la iglesia, las cuales son firmes y vigentes y no admiten cambio o reinterpretación, verdades que, como mencionad Judas 3, uno debe estar dispuesto a contender por ellas, “amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”; pero de igual forma incluye esas verdades de comprensión que es el conocimiento adicional que a través del estudio, la meditación, y la oración deviene de lo alto, pero que, como menciona Pablo en 1 Corintios 8:2 “y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo” y 13:9 “porque en parte conocemos, y en parte profetizamos”, apenas es conocimiento parcial por lo que no debe ser considerado al mismo nivel que los principios doctrinales al estar aquellos aún en proceso de entendimiento por lo que no deben dar pauta para disensiones o contención.

La Gran Comisión contenida en Mateo 28:19-20, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones […] enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”, obliga a todo elegido a proclamar el Evangelio, lo cual implica a ser herramienta de instrucción, tanto de las verdades de salvación como de las verdades de comprensión, para los demás en manos de Dios, pero esto, más que un privilegio implica una responsabilidad, una grave y delicada responsabilidad, ¿por qué?, porque más allá de que la instrucción que entreguemos puede acercar o alejar a los demás de las verdades reveladas por Dios, la Escritura misma señala en Lucas 12:47-48 que aquel que sabe se le exigirá más y que si sabiendo no hizo mayor castigo recibirá, “Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”, lo cual está expresado en el mismo sentido por Santiago 3:1 cuando señala que estos, es decir, los que enseñen a los demás, recibirán un juicio más severo, “hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.”, ¿y por qué habría de ser así?, pues por que en ambos casos se trata de gente que dice conocer la verdad ¡y que mejor ejemplo de esto que quienes conformamos la iglesia de Dios y tenemos acceso a la verdad en ella contenida!, pero como al Escritura no sólo se requiere el decir, es decir, expresar la fe, sino también el hacer es decir, el poner por obra esa fe que se dice profesar.

Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros nos ilumine y fortalezca para vivir buscando día con día ese conocimiento que deviene de lo alto, no conformándonos con lo que sabemos, las verdades de salvación, la doctrina contenida en la iglesia, sino reconociendo lo que aún nos falta por entender, las verdades de comprensión, agradeciendo por el conocimiento que a nuestro entendimiento vaya agregando el Padre y respondiendo en consecuencia enseñando a los demás, gentiles y salvos, sabiendo que por habérsenos dado

mucho, mucho se nos exigirá y por ende obrando en consecuencia, conforme a la voluntad del Padre y para Su mayor gloria en Cristo Jesús.

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