10 minute read
31.TIATIRA
from Comparto anexo mi más reciente libro en la línea del pensamiento cristiano “Cosas nuevas y cosas vie
TIATIRA
“Tiatira” hace referencia a lo que la Escritura consigna con relación a esa comunidad cristiana que pueden servir, como toda la Palabra, para nuestra instrucción, corrección, edificación, perfeccionamiento y santificación.
Advertisement
La Lectura Bíblica de Revelación 2:18-29 presenta, en palabras de nuestro Señor Jesucristo, aquellas cosas que Él tenía que reconocer de esta congregación así como aquellas otras que más bien eran merecedoras de reclamo.
Revelación 2:18-29 18 Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto: 19 Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras. 20 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. 21 Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. 22 He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. 23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras. 24 Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga; 25 pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga. 26 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,
27 y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; 28 y le daré la estrella de la mañana. 29 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
De igual forma, el Texto Áureo de Revelación 2:25 arroja luz sobre el tema al señalar, en palabra de nuestro Señor, la necesidad de retener lo que se tiene, esto es, la salvación y las promesas del Padre recibidas, hasta que Él regrese: “pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga”.
Sobre aquello que nuestro Señor le reconoce a la comunidad de creyentes en Tiatira están sus obras, su fe, su amor y su paciencia; por su parte entre aquello que de parte de nuestro Señor merece más bien rechazo es el tolerar a ciertas personas que —como la Jezabel mencionada en 1 Reyes 16:31, “como si fuera poco el andar en los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, tomó por mujer a Jezabel, hija de Et Baal, rey de los sidonios, y fue a servir a Baal y lo adoró”, y 1 Reyes 21:25, “ciertamente no hubo nadie como Acab que se vendiera para hacer lo malo ante los ojos del Señor, porque Jezabel su mujer lo había convencido” — , engañaban a algunos en aquella comunidad para que comieren lo sacrificados a los ídolos y a cometer fornicación, mismo pecado que estaban cometiendo algunos en la congregación de Pérgamo como menciona Revelación 2:14: “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación”.
La principal falta de aquellos de la comunidad de Tiatira que eran engañados consistía en comer lo sacrificado a los ídolos e incurrir en fornicación. Estos señalamientos puede referirse netamente a una cuestión material, pero dado que Pablo de manera inspirada en 1 Corintios 8 dice que no se incurre en falta si se consume en lo sacrificado a los ídolos –siempre y cuando esto no sea motivo de escándalo a los más débiles en la fe–, puede entonces considerarse que más bien
se refiere a cuestiones espirituales, a saber: el comer lo sacrificado a los ídolos al alimentarse de doctrinas ajenas a la iglesia de Dios e instruir con ellas a los miembros del Cuerpo de Cristo alejándolos de la verdad revelada, y el fornicar al hacer lo que es contrario a la voluntad de Dios, generalmente como consecuencia de lo anterior, es decir, por profesar una fe ajena a la verdad. Así el comer lo sacrificado a los ídolos se refiere a la fe, a una fe tergiversada, y el fornicar se refiere a las obras, a las obras que fundamentadas en una fe errada no son del agrado de Dios.
Si en la actualidad se le preguntase a alguien de la iglesia de Dios si él come lo sacrificado a los ídolos o si participa en actos de fornicación, seguramente después del asombro de la pregunta vendría una retunda negación de lo cuestionado, pero detengámonos a meditar un poco en esto antes de responder.
Comer lo sacrificado a los ídolos es alimentarnos de doctrinas, de ideas, contrarias a la verdad revelada, luego las acciones que surjan de esas creencias, al estar alejadas de la voluntad de Dios, son equiparables a fornicar. Los miembros del Cuerpo de Cristo, ¿nos estamos alimentando así?, ¿nuestras obras tienen un la fundamento?
¿Qué cosas son condenadas de manera clara por la Escritura? Pablo escribiendo a los de Galacia, en Gálatas 5:19-21, les dice “y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.
Ahora bien, veamos las películas que vemos en el cine, los programas de televisión con que nos entretenemos, las canciones que escuchamos y que cantamos, aquello que leemos, las pláticas en las que participamos, ¿tienen
algunos de los elementos que en las palaras anteriores de Pablo son condenables por Dios?, ¿si?, ¡y de eso nos estamos alimentando los miembros del Cuerpo de Cristo! “Bueno –dirá alguien–, eso que se señala, si bien no es del todo edificante, se hace sólo como diversión, como entretenimiento”, más sin embargo Pablo, escribiendo a los de Roma, en Romanos 1:32, después de señalar una serie de características de aquellos que están alejados de Dios los pinta de cuerpo entero al señalar que “quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican”, ¿te fijas?, “se complacen con los que las practican”; el complacerse, el divertirse, el entretenerse con aquello que desagrada a Dios es de igual forma condenable. Ahora de nuevo te pregunto: ¿estamos seguros los miembros de la iglesia de Dios de que no estamos comiendo lo sacrificados a los ídolos generando obras que desagradan a Dios?
Volviendo sobre Tiatira, si bien aquellas faltas eran referidas de manera exclusiva a aquellos miembros de esa comunidad que eran engañados por quienes tenían en sí el espíritu de Jezabel, hay un reclamo que es dado para la comunidad en general de Tiatira, de hecho, exclusiva para aquellos creyentes que seguían permanecido fieles: el tolerar estos a aquellos.
A partir del siglo XX en el mundo comenzaron nuevos aires de libertad, respeto y tolerancia que comenzaron a permear todos los ámbitos de la actividad humana. Los miembros del Cuerpo de Cristo no estamos ajenos al mundo, pero aunque somos parte de Él estamos llamados a no participar en sus pecados, lo cual debe llevarnos a estar alertas para no tener en nuestras comunidades esa tolerancia que permita avanzar el mal en ellas.
“Cada quien su vida”, “hay que respetar”, “que sea Dios quien lo juzgue”, “no hay que erigirnos jueces unos de otros”, “primero hay que quitar la viga propia antes de pretender quitar la paja ajena”, ¿te suenan algunos de estos argumentos?
Antes el Cuerpo de Cristo eran muy celoso respecto de las doctrinas y prácticas de sus miembros, esta nueva tolerancia ¿ha cambiado ello?
En efecto, la Escritura contiene mucha instrucción respecto de la manera en que los miembros del Cuerpo de Cristo deben tratarse entre sí resaltando la caridad, la mansedumbre, la humildad, entre otras, pero de igual forma –y pareciera que esta otra parte de la instrucción pasa de noche– también contienen mucha enseñanza e incluso ejemplos de la manera en que los miembros deben ser corregidos, con mucho tacto, con mucho amor, pero cada vez con mayor seriedad llegando incluso a sacarlos de la comunidad si se mantenían en su rebeldía, pregunto de nuevo: esta nueva tolerancia ¿ha cambiado ello?
Mateo 23:23 habla del juicio y la misericordia, ambos guiados por la fe, “¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”; juicio se refiere a diferenciar lo bueno de lo malo, misericordia a entender las flaquezas y debilidades de los demás. Pareciera que esta nueva tolerancia sólo toma lo referido a la misericordia olvidando la parte del juicio, es decir, las cosas que antes eran condenables ahora ya no lo son tanto. ¿Te acuerdas del relato de la mujer adúltera llevada ante Jesús relatada en Juan 7:53-8:11?, una vez que quienes la habían llevado ante Jesús se retiraron ¿qué le dijo Él?, ¿qué no había problema?, ¿Qué lo hecho no estaba mal?, ¿Qué respetaba su forma de pensar?, ¡para nada!, claramente una vez que le dice que no la condena, entiéndase: misericordia, le dice no peques más, entiéndase juicio, pero un juicio correcto donde al pecado se le dice pecado.
Juicio y misericordia no están reñidos ni es necesario obviar uno para poder practicar el otro, al contrario, la Escritura nos insta a desarrollar los dos como parte de ese carácter perfecto y santo que nuestro Padre por medio de Su Espíritu está formando en nosotros. Juicio es saber reconocer algo que está mal, conforme
Dios lo dice, señalándolo así, pero ejerciendo misericordia para entender las flaquezas y debilidades de quien estando en la lucha a veces tropieza y cae.
Si a lo malo comenzamos a decirle no tan malo, y a lo no tan malo comenzamos a decirle aceptable, y si a lo aceptable comenzamos a decirle bueno, ¿podemos decir que hemos desarrollado como miembros del Cuerpo de Cristo esa capacidad de ejercer juicio y misericordia? Ve de nuevo la lista de aquellas cosas listadas anteriormente que en Palabra de Pablo son condenables, ve ahora como es que esas literalmente inundan programas, películas, canciones, libros, revistas y conversaciones, ahora pregunta a los demás y pregúntate a ti ¿está bien o mal participar de eso sea haciéndolo o incluso viéndolo, oyéndolo, leyéndolo o hablándolo?, la respuesta, si está embebida dentro de esta nueva tolerancia que se ha venido comentando terminara por invalidar ese juicio que con base en la Palabra deberíamos tener en nosotros desarrollado para abrazar sólo la misericordia en un “no es tan malo”.
Nadie quiere ser como esos de Tiatira que engañados comían lo sacrificado a los ídolos, es decir, se alimentaban de doctrinas ajenas a la verdad revelada obrando de manera contraria a lo que de ellos se esperaba equiparable a fornicar, pero cuidado: no vayamos a ser como aquellos otros, los fieles de la comunidad, cuya falta era tolerar a los primeros ya que, como dice el dicho popular, para que el mal avance a veces lo único que requiere es que los buenos no hagan nada.
Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros nos ilumine y fortalezca para cuidar no alimentarnos de doctrinas ajenas a la iglesia de Dios ya que eso nos conduciría a obrar de manera contraria a lo que de nosotros se espera, pero de igual forma cuidar no caer en esa nueva tolerancia donde casi casi todo es aceptable sino crecer en juicio y misericordia, guiados por la fe verdadera, hasta alcanzar la estatura perfecta de Cristo, conforme a la voluntad del Padre y para Su mayor gloria en Cristo Jesús.