En cuanto al Cuerpo de Cristo, Su iglesia, ¿te gusta cantar?, canta en la congregación, es más ¡inventa canciones para Dios!, ¿te gusta enseñar?, apoya en los estudios, en la instrucción, ¿te gusta pintar, escribir, administrar, lo que sea?, siempre habrá algo que hacer para el Cuerpo de Cristo, algo que deberás encontrar que es y desarrollarlo, explotarlo, como dice Pablo escribiendo a los de Roma “si el de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que da, con liberalidad; el que dirige, con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría”, siempre y en todo momento considerando ese orden y decencia que también Pablo recomienda, en su primer carta a los de Corinto, para todo lo que se haga en la congregación
En cuanto a tu propia edificación, ¿tienes algún debilidad en tu vida espiritual?, fortalece ese aspecto de ella, ¿hay cuestiones doctrinales que no comprendes?, ponte a estudiar al respecto, ¿consideras te falta intimidad con Dios?, dedica más tiempo a la oración, ¿quieres crecer en algún aspecto, erradicar algo nocivo de tu vida espiritual, crecer en conocimiento de Dios y Su Hijo?, inventa las maneras de ello que se ajusten a ti y te permitan alcanzar aquello para lo que hemos sido llamados, sabiendo , como escribió Pablo a los de Filipo, “que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús”.
Esperar a que todo nos sea dado o bien a que todo sea hecho por otros, es tener una visión muy pobre de la vida espiritual, el camino hacia las promesas requiere esfuerzo, no un esfuerzo que nos haga digno de ellas ya que las mismas se nos han sido dadas de gracia, sino un esfuerzo que permita evidenciar ante Dios nuestro deseo de obtener aquello que nos ha prometido y que en el camino desarrolle nuestro carácter para reflejar a Cristo en nuestra vida tal como Él es a su vez imagen el Dios invisible, así que ya lo sabes: Si quieres algo encontraras el camino para alcanzarlo y si no lo hay ¡tú mismo lo trazaras!
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