Siendo de aquellos que hemos respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación en el presente siglo, si se nos preguntara sobre nuestra esperanza, creo que todos coincidiríamos en señalar que ésta es ser con Cristo reyes y sacerdotes en el reino venidero.
Esta meta, si bien es loable y de hecho es la que le da sentido a nuestro andar por el Camino, debe tener de igual forma objetivos a corto y mediano plazo que nos permitan ir creciendo en el conocimiento de Dios y Su Hijo y, poniendo por obra esa fe que se dice profesar, ir madurando hasta alcanzar la estatura perfecta de Cristo.
¿Se entiende la diferencia? Una cosa es tener en claro las promesas que se nos han dado, otra muy distinta, y a la vez considero indispensable para lo primero, es que sepamos qué debemos ir comprendiendo, qué debemos ir haciendo en nuestra vida para aquello. Pongo un ejemplo. Retomemos la pregunta inicial “¿cuál es la esperanza qué tienes como hijo de Dios?”, la respuesta que ya se dijo es “ser con Cristo reyes y 65