Hay quienes creen que por el solo hecho de haber venido a salvación, de haber bajado a las aguas del bautismo, de haber recibido del Espíritu Santo mediante la imposición de manos, su salvación está garantizada, pero la Escritura no dice eso. Pablo escribiendo a los hebreos les dice que “si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios”, de igual forma Pedro en su segunda carta señala lo mismo al decir “ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero”.
La Escritura al contrario nos exhorta, como en el caso de Josué, a esforzarnos y ser valiente cuando Dios a aquel le dijo “esfuérzate y sé valiente. No temas ni desmayes, que yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas”.
Es por eso que aquellos que en Revelación son presentados regresando con el Señor a someter a las naciones en la fase de guerra no son solamente designados 92