María Falcón: Enraizada a la Tierra Por: Cristina D. Olán Martínez
En un pasado no tan lejano, en lo que fueron fincas en Bayamón, jugaba una niña a ser maestra. Allí, solita, la menor de cuatro hermanos, les daba clases a las gallinas y a los perros y hacía apuntes en una pizarrita que tenía en el balcón. Su axis mundi, el eje, su ombligo, está literalmente anclado en aquel lugar. Rodeado por plátanos y yautías, donde se crecía comiendo pomarrosas y buscando tamarindos, el centro energético de María Falcón permanece prendido de la tierra. Es el lugar donde se une la esencia, la energía y el espíritu; es el origen de su intenso y apasionado amor por la naturaleza.
Fotos: Efraín Figueroa
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