1 minute read
Relato real de un niño a su abuelo
Tomás Crespo Martel
Mi abuelo vino un día para quedarse con nosotros desde un país lejano, hacía más de un año que no lo veía y cuando ese día aterrizó en el aeropuerto, emocionado desde la ventanilla, lo vi desembarcar. Observé que traía colgado en su hombro un maletín cuadrado de color gris donde guardaba una máquina que según él decía “era su tesoro” porque le permitía respirar.
Una noche que mis padres no estaban y que le pidieron que me cuidara, compartimos habitación para dormir. En el amanecer de ese día, recuerdo que era de estación primaveral, surgió una voz que expresaba:
– ¿Cariño mío, por favor me puedes decir la hora?
Era mi abuelo que me despertaba, y como es lógico preocupado por su estado de salud, en seguida le respondí
– Sí, Abuelito, ¿qué pasa?, ¿te sientes bien?
Él con claridad, exhibiendo una sonrisa en sus labios me dijo
– Si hijo, estoy bien, pero tengo dificultades para poder respirar, creo que a este cuarto con las ventanas cerradas no le entra el aire, ¿me puedes ayudar?
El abuelo con un comportamiento inusual producto de una vejez que no podía disimular, me hizo despertar para que abriera la ventana y entrara ese aire fresco para que le permitiera respirar. Sin embargo le dije,
– Abuelo, las ventanas ya están abiertas… ¿no te has dado cuenta que lo que tienes es que tu máquina de respirar está desenchufada y por esa razón no puedes respirar?
El abuelo me respondió:
– Gracias querido nieto, pero a este anciano no lo puedes reparar, ya son muchos los años que lleva ya, perdona por despertarte, pero no podía respirar.
A la mañana siguiente el abuelo reflexionó y me dijo:
– Año tras año, nos vamos envejeciendo, esa es una ley natural que no podemos ocultar, y el tiempo dirá qué nos tocará padecer en este mundo que fue creado, entre otras realidades, para que los humanos podamos vivir, por eso es necesario recordar que los elementos que existen en la naturaleza y nos permiten subsistir, se deben cuidar, y conservar. El mejor ejemplo que se puede citar para ilustrar esta explicación, es el elemento OXÍGENO, que necesitamos, para poder respirar.