ESCENAS:
El teatro, los afectos y el virus Por David Gaitán* Fotos de Jero Morales / Festival de Mérida
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omo a quien se le invita a colocarse en el ojo del huracán más grande, una extraña mezcla de circunstancias permitió que -durante los meses de junio y juliopudiera ensayar una obra de teatro y estrenar frente a más de dos mil personas, todas de carne y hueso. La obra fue Antígona, el mismo texto que en 2015 produjo la UNAM y que tuvo una larga vida tanto en temporadas de la Ciudad de México como girando por distintas latitudes. Domingo Cruz, productor extremeño al frente de El Desván Producciones, la vio en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón en aquella primera temporada y, cinco años después, finalmente se dieron las circunstancias para que pudiera hacerse en España; elenco, producción, equipo creativo, coro de jóvenes tebanos y puesta en escena… todo nuevo. El contexto fue el Festival de Teatro Clásico de Mérida, quienes junto con el Teatro Español y la embajada de México en España produjeron el montaje. En febrero, cuando la noticia de la pandemia empezó a monopolizar los noticieros, la conversación con Domingo giraba en torno a: “Está fuerte, cerrarán los teatros por ahora, pero no hay manera de que nos afecte en julio para Antígona. El virus no resistirá el calor.”
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A mediados de mayo: “Sería un milagro si la obra ocurre, no hay elementos para imaginar un escenario positivo. Qué mierda.” El 30 de mayo: “Vuelas mañana, tienes que hacer 14 días de cuarentena al llegar a Madrid, empiezas ensayos el 15.” De estar durante poco más de dos meses prácticamente sin salir de casa al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México; aterrorizado de subirme a un avión y llegar al país que en México se utilizaba para ejemplificar lo que no podía pasarnos. Curioso que ahora que estoy a punto de regresar a casa, México es el país que se utiliza para ejemplificar eso mismo. El primer ensayo fue, por decir lo menos, extraño. Un grupo de personas que no nos conocíamos, todxs con la cara cubierta por telas y plásticos, saludándonos a distancia mientras con la mirada nos pedíamos disculpas por no ser un poco más cálidos. La pregunta obsesiva: ¿ensayaremos con estas cosas en la cara? Antes de ese día nos habíamos hecho la prueba de COVID-19; fuera de una de las actrices que ya había